LUDO MARTENS, DEL LIBRO

"OTRA VISION DE STALIN"

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CAPITULO IX

Stalin y la guerra antifascista.

Después de la depresión económica de 1929, todo el orden capitalista mundial se tambaleó y se agitó. La atmósfera estaba fuertemente cargada presagiando una nueva guerra mundial. Y ésta no tardo mucho en estallar. Pero, ¿en qué lugar? ¿Qué amplitud alcanzaría? ¿Quien lucharía contra quién? Todas estas preguntas estuvieron mucho tiempo sin respuestas. Incluso después de la declaración "oficial" de esta catástrofe, en 1940, la cuestión no estaba completamente zanjada. Estas preguntas sin respuestas permiten comprender mejor la política exterior de Stalin en el curso de los años treinta.

El Pacto germano-soviético

Hitler llegó al poder el 30 de enero de 1933. Sólo la Unión Soviética comprendió el peligro para la paz que ello significaba. En enero de 1934, Stalin declaró en el Congreso del Partido que "la nueva política (alemana) recordaba en sus grandes líneas la política del ex-Káiser, que hizo ocupar, durante un tiempo, a Ucrania y emprendió una campaña contra Leningrado, después de haber transformado a los Países Bálticos un una base de operaciones para esta campaña". Declaró también que: "Si los intereses de la URSS precisan de un acercamiento con tales o cuales países que no tengan intereses en violar la paz, lo vamos a hacer sin dudar" (1)

Hasta la llegada de Hitler, Inglaterra dirigía la cruzada contra la URSS. Churchill había sido en 1918 el instigador principal de la intervención militar que movilizó a 14 países. En 1927, Inglaterra había roto sus relaciones diplomáticas con la Unión Soviética y decretó un embargo sobre sus exportaciones. En 1931 Japón había invadido el Norte de China y sus tropas habían llegado a la frontera soviética, por la parte de Siberia. La Unión Soviética tuvo que decretar un embargo sobre sus exportaciones. En 1935 la Italia fascista ocupó Etiopía. Ante la expansión fascista, la Unión Soviética propuso desde 1935 un sistema de seguridad en Europa. En esta perspectiva, concluyó tratados de asistencia mutua con Francia y Checoslovaquia. Trotski lanzó folletos emponzoñados contra Stalin que acababa con estos tratados, de "traicionar" al proletariado francés y a la revolución mundial... Al mismo tiempo que voces autorizadas de la burguesía francesa afirmaban que el país no estaba obligado a ayudar a la Unión Soviética, en caso de que fuese atacada...En 1936, Italia y Alemania nazi enviaban sus tropas de élite a España para combatir contra el gobierno legal de la República. Francia e Inglaterra adoptaron una política de "no intervención", dejando plena libertad de acción a los fascistas, mientras los barcos de guerra y submarinos italianos hundían a los barcos soviéticos que traían material militar y alimentos a la República española.

En noviembre del mismo año, Alemania y Japón firmaban el Pacto Antikomintern, al cual se adhirió Italia más tarde. La URSS se encontró cercada. El 11 de marzo de 1938, Radio Berlín anunciaba una "sublevación comunista en Austria" y la Wehrmacht invade este país que es anexionado dos días más tarde. La Unión Soviética toma la defensa de Austria y hace un llamamiento a Inglaterra y a Francia para estudiar una defensa colectiva. "Mañana pudiera ser tarde", subraya la declaración soviética. A mitad de mayo Hitler concentra sus tropas en la frontera checoslovaca. La URSS, ligada por un tratado al país amenazado, agrupa más de 40 divisiones en su frontera occidental y llama a filas a 330.000 reservistas. Pero, en septiembre, Inglaterra y Francia se reúnen en Munich con las potencias fascistas, Alemania e Italia. Ni Checoslovaquia ni la URSS fueron invitadas. Las grandes "democracias" deciden entregar a Hitler la región de los Sudetes, parte integrante de Checoslovaquia. En la locura de este acto tan criminal, Inglaterra firma el 30 de septiembre una declaración con Alemania en donde se dice que las dos potencias expresan su deseo "de jamás entrar en una nueva guerra la una contra la otra". (2) Francia sigue el ejemplo en diciembre. No obstante, la Unión Soviética propone a Checoslovaquia su ayuda en caso de agresión alemana, pero esta oferta es desestimada. El 15 de marzo de 1939, la

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Wehrmacht ocupa Praga. Desmembrando a Checoslovaquia, Hitler ofrece un pedazo del pastel al gobierno reaccionario polaco, que muerde el anzuelo con avidez...Una semana más tarde, el ejército alemán ocupa el territorio lituano de Klaipeda, importante puerto del sur del Báltico. Stalin sabe que el monstruo se lanza hacia el Este y que Polonia será la próxima víctima. En mayo de 1939, el Ejército japonés invadió Mongolia, aliada de la URSS por un tratado de asistencia militar. Al mes siguiente, las tropas soviéticas, dirigidas por un oficial desconocido, Zhukov, entran en batalla con el Ejército japonés. Es un enfrentamiento militar de envergadura: Japón perdió unos 200 aviones y más de 50.000 soldados fueron muertos o heridos. El 30 de agosto de 1939, las últimas tropas japoneses se retiran de Mongolia. A la mañana siguiente, otra frontera de la Unión Soviética se incendió: Alemania invade a Polonia. Todo el mundo conocía esta agresión inminente: para obtener una posición óptima y declarar la guerra sea contra Inglaterra y Francia, sea contra la URSS, Hitler debía "ajustar el destino" de Polonia. Volvamos algunos meses hacia atrás. En marzo de 1939, la Unión Soviética inició negociaciones para formar una alianza antifascista. Inglaterra y Francia dejan correr la cosa, maniobrando. Por esta actitud, las dos grandes "democracias" hacen comprender a Hitler que puede marchar contra Stalin sin ser inquietada por el Oeste. De junio a agosto de 1939, hay negociaciones secretas anglo-alemanas en el curso de las cuales, a cambio del respeto e integridad del imperio británico, los ingleses prometen a Hitler libertad de acción en el Este. El 29 de julio, Charles Roden Buxton, del Labour Party, realiza una misión secreta para el primer ministro Chamberlain, en la embajada alemana. Y propone el plan siguiente: "Gran Bretaña se declara presta a concluir con Alemania un acuerdo delimitando sus esferas de influencia. (...) 1) Alemania promete no inmiscuirse en los asuntos del imperio británico. 2) Gran Bretaña promete respetar enteramente las esferas de intereses alemanes en el Este y el Sud-Este de Europa. Esto tendría como consecuencia que la Gran Bretaña renunciaría a las garantías que ella había acordado a ciertos estados situados en la esfera de los intereses alemanes. Gran Bretaña se pondría enseguida a trabajar para que Francia rompiese su alianza con la Unión Soviética. 3) Gran Bretaña pondría fin a las conversaciones actuales llevadas con la Unión Soviética en vista de la conclusión de un pacto." (3)

Los servicios de inteligencia soviéticos pusieron a Stalin al corriente de todas estas maniobras. En agosto de 1939, las negociaciones entre Inglaterra, Francia y la URSS entraron en la fase final. Pero las dos potencias occidentales enviaron a Moscú delegaciones de segundo rango, sin mandato para concluir una convención. Vorochilov exigió el compromiso contractual y preciso para que en caso de una nueva agresión alemana, los aliados entrasen en la guerra juntos. Quería saber cuantas divisiones inglesas y francesas opondrían a Hitler en caso de agresión contra la URSS. No obtuvo respuesta alguna. Quiso concluir un acuerdo con Polonia para que las tropas soviéticas pudieran batallar contra los nazis en territorio polaco en caso de agresión alemana. Polonia lo rechazó, dejando imposible todo acuerdo militar efectivo. Stalin comprende perfectamente que tanto Francia como Inglaterra preparan un nuevo Munich, que están dispuestas a entregar a Polonia con la esperanza de hacer marchar a Hitler contra la Unión Soviética. Harold Ickes, ministro encargado de los Asuntos interiores de los Estados Unidos, anotó en la época en su diario: "Inglaterra acariciaba la esperanza de provocar un enfrentamiento entre Rusia y Alemania y no de comprometerse a sí misma." "Francia deberá renunciar a la Europa central y oriental en favor de Alemania con la esperanza de verla entrar en guerra contra la Unión Soviética. Así, Francia podría

quedarse segura detrás de la línea Maginot." (4) La Unión Soviética se encontraba frente a un peligro mortal al ver como iba constituyéndose un frente único anti-soviético de todas las potencias imperialistas. Con el sostén tácito de Inglaterra y Francia, Alemania podría, después de ocupar Polonia, continuar sobre la marcha y llevar a cabo su "guerra relámpago" contra la URSS, mientras que el Japón atacaría por Siberia. En este momento, Hitler había llegado ya a la conclusión de que tanto Francia como Inglaterra no tenían ni capacidad ni voluntad de resistir. Y decidió ocupar Europa occidental antes de su ataque a la URSS.

El 20 de agosto, Hitler propone a la Unión Soviética un Pacto de no-agresión. Stalin reacciona inmediatamente y, el 23 de agosto, el Pacto es firmado. El 1 de septiembre, Hitler ataca a Polonia. Inglaterra y Francia son pilladas en su propia trampa. Estos dos países han facilitado todas las aventuras de Hitler con la esperanza de utilizarla contra la Unión Soviética. Desde 1933, no cesaron de airear los méritos de Hitler en su combate contra el comunismo.

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Ahora se veían obligadas a declarar la guerra a la Alemania nazi... sin tener la menor intención de hacerla efectiva. Su rabia estalló en una virulenta campaña anti-comunista bajo el tema: "El bolchevismo es aliado natural del fascismo". Medio siglo más tarde, esta propaganda estúpida se encuentra siempre consignada en los libros de escuela como una verdad incontestable. No obstante, la historia ha demostrado que el pacto germano-soviético constituyó la clave de la victoria en la guerra antifascista. Esto parece paradójico, pero el pacto fue un momento crucial que permitió la preparación de las condiciones para la derrota alemana. En efecto, la URSS firmó este pacto con la clara conciencia de que, pronto o tarde, la guerra contra la Alemania nazi era inevitable. Una vez que Alemania decidió concluir su acuerdo con la URSS, Stalin arrancó a Hitler las máximas concesiones a fin de colocarse en las mejores posiciones para la guerra por venir. PRAVDA del 23 de septiembre de 1939 escribía: "La única cosa que era aún posible, era preservar a Ucrania occidental y a Bielorrusia occidental de la invasión alemana (las dos provincias que habían sido arrancadas a la URSS en 1920) así como a los países Bálticos. El gobierno soviético ha obligado a Alemania a comprometerse a no franquear la línea formada por el Thasse, el Narew el Boug y el Vístula." (5) En occidente, aquellos que siempre simpatizaron con la política anticomunista de Hitler, gritan ahora: "El fascismo y el bolchevismo, estos dos totalitarismos, se han repartido Polonia." Pero el avance de las tropas soviéticas se correspondía con los intereses de las masas populares de los territorios concernidos, ya que permitían desembarazarse tanto de los fascistas, como de los terratenientes y los capitalistas. Este avance corresponde también a los intereses del conjunto del movimiento anti-hitleriano mundial. Las burguesías más realistas vieron claramente que haciendo avanzar a sus tropas, la URSS se colocaba en una posición de partida mejor para la guerra futura. Así fue como Churchill declaró el 1 de octubre de 1939: "Hacer que las armas rusas se mantengan sobre esta línea es claramente necesario para la seguridad de Rusia frente a la amenaza nazi. En todo caso, la línea está allí y se ha creado un frente del Este al que Alemania no osa atacar". (6) Equivocados en sus esperanzas de ver avanzar al ejército nazi a través de Polonia contra la URSS, Francia e Inglaterra se vieron en la obligación de declarar la guerra a Alemania... Pero, sobre el frente Oeste, ninguna bomba vino a turbar la tranquilidad de los nazis... En revancha, una verdadera guerra política interna se declaró contra los comunistas y el 26 de septiembre, el PCF fue prohibido y millares de sus miembros fueron encarcelados. Henri de Kerillis, escribió: "Una tempestad indescriptible sublevó a la conciencia burguesa. El espíritu de cruzada sopló con furia. Sólo había una grito: guerra a Rusia. Fue en este momento cuando el delirio anticomunista llegó a su paroxismo". (7) En estos momentos, Stalin dijo con gran perspicacia a Zhukov: "El gobierno francés, que preside Daladier, y el gobierno inglés de Chamberlain no querían entrar en guerra de manera seria contra Hitler. Esperaban siempre empujar a Hitler a una guerra contra la Unión Soviética. Si rehusaron en 1939 realizar con nosotros un bloque anti-hitleriano, es porque no querían atar las manos de Hitler, no querían llevarle a renunciar a su agresión contra la URSS. Pero de nada les valdrá todo ello. Les hará falta pagarlo ellos mismos debido a su miope política." (8) Sabiendo que la guerra con Alemania era inevitable, el gobierno soviético se inquietó seriamente por la suerte de Leningrado, situada a 32 kilómetros de la frontera finlandesa. El 14 de octubre de 1939, Stalin y Molotov enviaron al gobierno finlandés un memorándum sobre el problema de la defensa de Leningrado.

La URSS quería asegurar "la imposibilidad del bloqueo de la entrada al golfo de Finlandia". Pedía que Finlandia le cediese en alquiler el puerto de Hanko y le dejase cuatro pequeñas islas. Para hacer posible la defensa de Leningrado, pedían una parte del istmo de Carelia perteneciente a Finlandia. A cambio, la URSS ofrecía a Finlandia una parte de la Carelia soviética, dos veces más grande (9). Empujada por Alemania, Finlandia rehusó y el 30 de noviembre de 1939, la URSS le declaró la guerra. Algunos días más tarde, Hitler dio instrucciones para la guerra futura contra la Unión Soviética. En ellas se decía entre otras cosas: "Sobre el flanco de nuestra posición, se podrá contar sobre la intervención activa de Rumania y de Finlandia en la guerra contra la Rusia soviética." (10) Inglaterra y Francia, preocupadas por no meterse en la "drôle guerre" ("la extraña guerra"), se lanzaron inmediatamente en una guerra a sangre y fuego... ¡contra la amenaza bolchevique! En tres meses, Inglaterra, Francia, los EE.UU. y la Italia fascista enviaron 700 aviones, 1.500 cañones y 6.000 ametralladoras a Finlandia, "víctima de la agresión" (11) El general francés Weygand fue a Siria y Turquía para preparar un ataque a la URSS a partir del Sur. El plan del Estado mayor general francés preveía el bombardeo de los pozos petrolíferos de Bakú. En estos momentos el general francés Serrigny, escribió: "En realidad, Bakú, con su producción de 23 millones de toneladas de crudo, domina la situación. Si llegamos a dominar el Cáucaso, o si sus refinerías las

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abrasásemos por nuestras fuerzas aéreas, el monstruo se hundirá exagüe." (12) ¡Cuando aún no había dado órdenes de disparar ni un solo tiro contra los hitlerianos a los que había declarado la guerra, el gobierno francés reunió un ejército expedicionario de 50.000 hombres, ¡para combatir a los Rojos! Chamberlain declaró que Inglaterra enviaría a 100.000 soldados.(13) Estas tropas no llegaron Finlandia porque antes el Ejército Rojo había derrotado a los finlandeses: un acuerdo de paz fue firmado el 14 de

marzo de 1939. Mas tarde, en plana guerra, una publicación gaullista que aparecía en Río de Janeiro, afirmaba: "A fines del invierno del 39-40, fracasado el complot político y militar de Chanberlain y Daladier que tenía como fin provocar un cambio de alianzas en la guerra para dirigirla contra la Unión Soviética, poniendo fin al conflicto entre la alianza franco-inglesa y Alemania por un compromiso y una alianza anti-Komintern. Este complot consistía en enviar un cuerpo expedicionario franco-inglés para ayudar a los finlandeses, cuya intervención debía provocar un estado de guerra con la Unión Soviética." (14) Así fue como el pacto germano-soviético y la derrota de Finlandia habían preparado las condiciones de la victoria del Ejército Rojo contra los nazis. Estos dos acontecimientos tuvieron 4 consecuencias primordiales: Por un lado, impidió la formación de un frente unido de las potencias imperialistas contra la URSS socialista. Un ataque alemán en 1939 habría llevado también a una intervención japonesa en Siberia. Por el contrario, la URSS consiguió un éxito al consolidarse y firmar con el Japón un pacto de no-agresión que mantuvo hasta la derrota del fascismo. Francia e Inglaterra, que habían rechazado a lo largo de años constituir un sistema de seguridad colectivo, se vieron obligadas a entrar en una alianza militar efectiva con la URSS en el momento en que Alemania rompía el pacto germano-soviético.

La Unión Soviética pudo avanzar sus defensas en unos 150 a 300 kilómetros. Este factor tuvo una gran influencia en la defensa de Leningrado y Moscú en 1941. La Unión Soviética ganó 21 meses de paz que le permitieron reforzar de forma decisiva su industria de defensa y a sus fuerzas armadas.

¿Preparó mal Stalin la guerra antifascista?

Cuando Khruschev tomó el poder, rompió completamente la línea del Partido. Por este hecho tuvo que denigrar a Stalin y a su política marxista-leninista. Con una serie de calumnias inverosímiles, llegó hasta negar los inmensos méritos de Stalin en la preparación y en la conducción de la guerra antifascista. Así, Khruschev, tergiversando la realidad "denunció" que durante los años 1936-41, Stalin había preparado mal al país para la guerra.

He aquí sus intenciones: "Stalin avanzó la tesis según la cual la tragedia era el resultado del ataque sorpresa de los alemanes contra la Unión Soviética. Pero, camaradas, esto es completamente inexacto. Desde que Hitler tomó el poder en Alemania, se asignó la tarea de liquidar al comunismo. (...) Muchos hechos del período de preguerra muestran que Hitler preparaba una guerra contra el Estado soviético."(15) "Si nuestra industria hubiese sido movilizada de forma adecuada y en el tiempo preciso para abastecer al Ejército del material necesario, nuestras pérdidas de guerra habrían sido netamente inferiores. (...) Nuestro Ejército estaba mal equipado. (...) La tecnología soviética había producido en la preguerra excelentes modelos de tanques y piezas de artillería. Pero la producción en serie de estos modelos no fue organizada." (16)

Que los participantes al XXº Congreso hayan podido escuchar esto sin que se levantaran airadas protestas por todas partes, dice mucho sobre la degeneración política ya en curso. Sin embargo, en la sala se encontraban decenas de mariscales y generales que sabían hasta que punto estas declaraciones eran ridículamente falsas. En su momento no abrieron la boca. Su profesionalismo estrecho, su exclusivismo militar, la negación de la lucha política en el seno del Ejército, el rechazo de la dirección ideológica y política del Partido sobre el ejército: todo ello los aproximaba al revisionismo de Khruschev. Zhukov, Vasilievski, Rokossovski y prácticamente todos los grandes jefes militares que nunca aceptaron la necesidad de la depuración del ejército en 1937-38. Ni tampoco habían comprendido lo que políticamente estuvo en juego durante el proceso de Bujarin... Por estas razones, apoyaron a Khruschev cuando éste reemplazó el marxismo-leninismo por tesis rebuscadas entre los mencheviques, los trotskistas y los bujarinistas. Esto explica por qué los mariscales han avalado las mentiras de Khruschev concernientes a la Segunda Guerra Mundial. Estas mentiras las refutaron más tarde... en sus memorias, cuando ya no se trataba de apuestas políticas y estas cuestiones eran ya puramente académicas. En sus Memorias, publicadas en 1970, Zhukov subraya a justo título, ante las alegaciones de Khruschev, que la verdadera política de defensa se inició con la decisión de Stalin de lanzar la industrialización en 1928. "Era posible aplazar en cinco o siete años el desarrollo acelerado de la industria

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pesada, a fin de darle al pueblo los productos de consumo corrientes más pronto y en mayor cantidad. ¿No era esto acaso una tentación?" (17) Stalin preparó la defensa de la Unión Soviética construyendo más de 9.000 empresas industriales entre 1928 y 1941 y tomando la decisión estratégica de implantar en el Este del país una potente base industrial completamente nueva (18). A propósito de la política de industrialización, Zhukov rinde un homenaje a la "sabiduría clarividente" de Stalin, que fue "sancionada de una manera definitiva por el juicio supremo de la Historia" en el curso de la guerra. (19) En 1921, en casi todos los dominios de la producción militar fue necesario partir de cero. Durante los años del primer y segundo plan quinquenales, el Partido había previsto para las industrias de guerra una tasa de crecimiento superior a la de las otras ramas de la industria. (20)

Veamos las cifras significativas de los dos primeros planes. La producción anual de tanques era de 740 unidades en 1930. Subió a 2.271 unidades en 1938. (21) En el mismo período, la construcción de aviones había aumentado de 860 a 5.500 unidades por año. (22) En el curso del tercer plan quinquenal, entre 1938-40, la producción de la industria progresó un 13% por año, pero la producción de la industria de defensa lo hizo en un 39%. (23) El respiro obtenido gracias al pacto germano-soviético fue explotado por Stalin para impulsar la producción militar al máximo. Zhukov lo testimonia: "A fin de que las fábricas de defensa de una cierta importancia pudieran recibir todo aquello que les era necesario, delegados del Comité Central, de organizaciones experimentadas y especialistas conocidos, fueron nombrados a la cabeza de sus organizaciones del Partido. Debo decir que José Stalin realizó un trabajo considerable ocupándose personalmente de empresas que trabajaban para la defensa. Conocía bien a decenas de directores de fábrica, de organizadores del Partido, de importantes ingenieros, los veía a menudo y obtenía, con la perseverancia que le caracterizaba, la ejecución de los planes previstos." (24) Las entregas militares efectuadas entre el 1º de enero de 1939 y el 22 de junio de 1941 son impresionantes. La artillería recibió 92.578 piezas, de las que 29.637 eran cañones de campaña y 52.407 morteros. Nuevos morteros del 82 y del 120 mm fueron introducidos justo antes de la guerra. (25) Las Fuerzas Aéreas fueron equipadas 1939 a 1941 con 17.745 aviones de combate, de los que 3.719 eran modelos nuevos. En cuanto a la aviación: "Con las medias tomadas desde 1939 a 1941 fueron creadas las condiciones requeridas para obtener rápidamente en el curso de la guerra la superioridad cuantitativa y cualitativa." (26) El Ejército Rojo recibió más de 7.000 tanques. En 1940 comenzó la producción del tanque medio T-34 y del pesado KV, superiores a los tanques alemanes. Había producidos ya, cuando estalló la guerra, 1.851. (27) A propósito de estas realizaciones, como forma de expresar su menosprecio por las acusaciones de Khruschev, Zhukov realizó una autocrítica reveladora: "Recordando lo que nosotros, los militares, exigíamos de la industria en el curso de los últimos meses de paz y de cómo lo exigíamos, veo que no teníamos bastante en cuenta las posibilidades económicas reales del país." (28) La preparación militar propiamente dicha, fue también impulsada con el máximo vigor por Stalin. Los enfrentamientos militares con el Japón, en mayo-agosto de 1939, y con Finlandia, entre diciembre de 1939 y marzo de 1940, estaban directamente ligados a la resistencia antifascista. Estas experiencias de combate fueron analizadas en profundidad para poder llenar las lagunas y las debilidades del Ejército Rojo. En marzo de 1940, una reunión del Comité Central examinó las operaciones contra Finlandia. "Los debates fueron muy violentos. La instrucción y la formación de nuestras tropas fueron severamente criticadas", afirma Zhukov. (29) En mayo Zhukov fue recibido por Stalin que le dijo: "Usted tiene ahora la experiencia del combate. Tome el mando de la zona de Kiev y utilice su experiencia para la instrucción de las tropas." (30)

A ojos de Stalin, Kiev revestía una significación militar particular. Es allí donde se esperaba el golpe principal cuando se produjera la agresión alemana. "Stalin estaba persuadido de que los hitlerianos, en el curso de la guerra contra la Unión Soviética, intentarían en primer lugar ocupar Ucrania y la cuenca del Donetz, a fin de privar a nuestro país de estas regiones económicamente importantes, perdiendo el trigo ucraniano, el carbón de Donetz y más tarde el petróleo del Cáucaso. En el curso de ejecución del plan opcional, en la primavera de 1941, J. Stalin nos dijo: "Sin poseer estos recursos de importancia vital, la Alemania fascista no podrá llevar a cabo una guerra duradera"." (31) Durante el verano y otoño de 1940, Zhukov sometió sus tropas a una intensa preparación para el combate. Constata que disponía de oficiales jóvenes y de generales capaces. Les hizo asimilar las lecciones que se desprendían de las operaciones alemanas contra Francia. (32)

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Del 23 de diciembre de 1940 al 13 de enero de 1941, todos los oficiales superiores fueron reunidos para una segunda conferencia. El centro del debate: la futura guerra con Alemania. La experiencia acumulada por los fascistas con grandes cuerpos blindados fue estudiada con atención particular. Al día siguiente de la conferencia, un gran ejercicio operacional y estratégico sobre el mapa tuvo lugar. Asistió Stalin. Zhukov escribe: "El ejercicio abundó en peripecias dramáticas por el partido "rojo". Las situaciones que se presentaron después del 22 de junio de 1941 se parecían mucho a las de este ejercicio...", anota Zhukov. Paulov había perdido la guerra contra los nazis. Stalin lo amonesta vivamente: "El comandante de las tropas de una región debe de dominar el arte militar y saber encontrar la solución en no importa que situación. Este no es vuestro caso". (34)

La construcción de sectores fortificados a lo largo de la nueva frontera occidental fue abordado en 1940. Al principio de la guerra, se logró construir cerca de 2.500 instalaciones de cemento. 140.000 hombres trabajaban cada día. "Y Stalin nos presionada para terminarlo", dice Zhukov. (35) La XVIIIª Conferencia del Partido, del 15 al 20 de febrero de 1941, fue íntegramente consagrada a la preparación de la industria y de los transportes en previsión de la guerra. Los delegados llegados de toda la URSS eligieron a un cierto número de militares como miembros suplentes del Comité Central. (36) A principios de marzo de 1941, Timoshenko y Zhukov pidieron a Stalin que se llamaran a filas a los reservistas de la infantería. Stalin rehusó para no dar a los alemanes el pretexto para iniciar la guerra. Finalmente, a fines de marzo, aceptó a llamar a unos 800.000 reservistas que fueron dirigidos hacia las fronteras. (37) En abril, el Estado Mayor General informó a Stalin que las tropas de las regiones militares del Báltico, Bielorrusia, Kiev y Odessa no eran suficientes para rechazar el ataque. Stalin decidió hacer avanzar hacia las fronteras a 28 divisiones, reagrupadas en cuatro armas y señaló la necesidad de proceder con extrema prudencia para no provocar a los nazis. (38) El 5 de mayo, en el gran palacio del Kremlin, Stalin habló delante de los oficiales acabados de salir de las academias militares. Este fue su tema central: "Los alemanes están equivocados si creen que su ejército es invencible." (39) Todos estos hechos permiten rechazar las críticas malévolas, habitualmente lanzadas contra Stalin: "Había preparado al Ejército para la ofensiva y no para la defensiva"; "Tenía confianza en el Pacto germano-soviético y en Hitler, su compinche". "No pensaba llegar a una guerra contra los nazis". Estas calumnias pretendían denigrar los éxitos históricos de los comunistas y en consecuencia, aumentar el prestigio de sus adversarios. Zhukov, que jugó un papel esencial en la toma del poder de Kruschev entre 1953 y 1957, tuvo en sus memorias que desmentir de forman dura el famoso Informe secreto de Khruschev: Sobre la preparación del país para la guerra lo precisa así: "La obra de la defensa nacional, en cuanto a sus rasgos y orientaciones fundamentales y esenciales, fue conducida de la forma deseada. Durante años, se hizo todo o casi todo lo que se podía hacer, tanto en los sectores económicos como en los sectores sociales. En cuanto al período que se extiende entre 1939 hasta la mitad del 1941, fue una época en la que tanto el pueblo como el Partido han suministrado, para reforzar la defensa, esfuerzos particularmente importantes, esfuerzos que exigían la aplicación de todas las fuerzas y de todos los medios. Una industria desarrollada, una agricultura colectivizada, la instrucción pública extendida a todo el conjunto de la población, la unidad de la nación, la potencia del Estado socialista, el nivel elevado del patriotismo del pueblo, la dirección del Partido, estaba presta a realizar la unidad entre el frente y la retaguardia, todo este conjunto de factores fue la razón principal y primera de la gran victoria que debía coronar nuestra lucha contra el fascismo. El solo hecho de que la industria soviética pudiera producir una cantidad colosal de armamento, cerca de 490.000 cañones y morteros, más de 102.000 tanques y cañones autopropulsados; más de 137.000 aviones de combate, todo ello prueba que los fundamentos de la economía, desde el punto de vista militar, habían sido puestos en pie de la forma requerida y eran sólidos." "En todo lo que era esencial y fundamental, el Partido y el pueblo supieron preparar la defensa de la patria. Por lo tanto, esto es lo esencial y fundamental, que a fin de cuentas es lo que decide la suerte de un país en guerra." (40)

El día del ataque alemán

Para atacar el inmenso prestigio de Stalin -que incontestablemente fue el mejor gran dirigente militar de la guerra anti-fascista-, sus enemigos desean discurrir sobre "el error fundamental" que cometió al no prever la fecha exacta de la agresión. Khruschev, en su Informe secreto, afirma: "Los documentos demuestran que el 3 de abril de 1941 Churchill advirtió personalmente a Stalin que los alemanes habían

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procedido a un reagrupamiento de sus fuerzas armadas con la intención de atacar a la URSS. (...) Mientras tanto, Stalin no tomó en serio estas advertencias." (41) Khruschev prosiguió diciendo que los agregados militares soviéticos en Berlín le habían informado de rumores según los cuales el ataque contra la URSS comenzaría la noche del 14 de mayo o la del 15 de junio. "A pesar de estos avisos particularmente graves, las medidas necesarias no fueron tomadas para preparar al país para defenderse." "Cuando los ejércitos fascistas, efectivamente, habían invadido nuestro país, Moscú ordenó que no se respondiese a ningún disparo alemán" (...) "Cierto ciudadano alemán franqueó nuestras líneas e indicó que los ejércitos alemanes habían recibido la orden de lanzarse a la ofensiva en la noche del 22, a las 3 horas. Stalin fue informado inmediatamente, pero incluso esta advertencia fue ignorada." (42) Esta versión es propagada por toda la literatura burguesa y revisionista. Elleinstein, por ejemplo, escribe que "en el sistema dictatorial y personal que Stalin había instaurado, nadie osaba el hacerle cambiar de idea sobre este error de juicio." (43) ¿Qué podemos decir a propósito de ese primer día de guerra? Stalin sabía perfectamente que la guerra sería de una crueldad extrema, que los fascistas exterminarían despiadadamente a los comunistas soviéticos y, por un terror sin precedentes, reducirían a los pueblos soviéticos a la esclavitud. La Alemania hitleriana se había reforzado con todo el potencial económico europeo. Cada mes, cada semana de paz, aportaba un reforzamiento notable para la defensa de la URSS. El mariscal Vassilevski nota: "La dirección política del país veía la proximidad de la guerra y emprendía el máximo de esfuerzos por retardar el tiempo de entrada de la URSS en el conflicto. Era una línea sabia y realista. Su puesta en práctica exigía ante todo una hábil conducción de las relaciones diplomáticas con los países capitalistas particularmente agresivos." "El Ejército recibió instrucciones muy estrictas de "no emprender ninguna acción que los dirigentes hitlerianos pudieran utilizar para envenenar la situación, a través de provocaciones militares." (44) La situación en las fronteras era muy tirante desde los meses de mayo de 1941. Era necesario tener la sangre fría y no dejarse llevar por provocaciones alemanas. Vassilievski dijo sobre esto: "La puesta en alerta de las tropas de la zona fronteriza es en si mismo un acontecimiento excepcional. La puesta en alerta prematura de las Fuerzas armadas puede causar tanto mal como su retraso. De la política hostil de un estado vecino hasta la guerra abierta, a menudo sólo hay una corta distancia." (45) Hitler no había podido invadir Inglaterra ni quebrantarla. Ahora bien, el imperio británico seguía siendo la primera potencia mundial. Stalin sabía que Hitler evitaría a todo precio una guerra en dos frentes. Tenía buenos argumentos para creer que Hitler lo haría todo para vencer a Inglaterra antes de abrir las hostilidades contra la URSS. Después de muchos meses, Stalin recibía muchas informaciones de los servicios secretos soviéticos anunciando la agresión alemana en una o dos semanas. Cada medida de reforzamiento de la defensa en las fronteras soviéticas era explotada por los medios de derecha de los EE.UU. para anunciar un ataque inminente de la URSS contra Alemania. (46) Zhukov anota: "En la primavera de 1941, se vio en los países occidentales una profusión de informaciones de carácter provocador concernientes a preparativos militares importantes que la URSS habría emprendido contra Alemania." (47) La derecha anglo-americana empujaba pues a los fascistas contra la URSS. Además, Stalin no tenía ninguna garantía concerniente a la actitud inglesa y americana en caso de agresión nazi contra la URSS. En mayo de 1941, Rudolf Hess, el número dos del partido nazi, había sido lanzado en paracaídas sobre Inglaterra. Sefton Demler, que dirigía una estación de radio inglesa especializada en la intoxicación hacia Alemania, anota en su libro: "Hess afirma que el objetivo de su viaje es ofrecer la paz a los ingleses "sobre no importa qué condiciones" para que Gran Bretaña acepte participar en un ataque contra la URSS al lado de Alemania (...) Una victoria de Inglaterra, aliada a los rusos -declaraba Hess- significaría la victoria del bolchevismo. Llegaría pronto o tarde la ocupación de Alemania y del resto de Europa por los rusos." (48) En Inglaterra, la tendencia a entenderse con Hitler contra la URSS tenía raíces muy profundas. Un acontecimiento muy reciente ha venido a testimoniarlo. A principios de 1993 estalló en gran Bretaña una controversia a propósito del libro The End of Glory, una biografía de Churchill, de John Charmley. Alán Clarc, antiguo ministro de Defensa cuando Thatcher, intervino para decir que Churchill debiera haber pactado la paz con los nazis alemanes en la primavera de 1941. Alemania nazi y la Rusia bolchevique se hubiesen devorado mutuamente e ¡Inglaterra podía haber mantenido su imperio! (49)

Volvamos a principios de 1941. Stalin recibía a menudo en su despacho informaciones venidas del mundo entero, anunciando un ataque inminente de Alemania contra Inglaterra. Y Stalin leía, al mismo tiempo informes provenientes de Inglaterra, que anunciaban una agresión inminente de los nazis contra la

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URSS. Debía preguntarse: ¿en qué medida se agita la intoxicación inglesa, intentando desviar un ataque hitleriano contra Gran Bretaña? Después de la guerra, supimos que el mariscal Keitel, aplicando una instrucción de Hitler del 3 de febrero de 1941, había organizado lo que se llamó "la maniobra de intoxicación más importante de la historia". Zhukov escribió: "Una vez Stalin me dijo: 'Un hombre nos hace llegar informaciones muy importantes sobre las intenciones del gobierno hitleriano, pero tenemos ciertas dudas'... Pudiera ser que hablara de Sorge." (51)

Según Zhukov, los servicios de información soviéticos se llevaron una buena parte de la responsabilidad en los errores de apreciación sobre la fecha de la agresión. El 20 de marzo de 1941, su jefe, el general Golikov, remitió a Stalin un informe conteniendo informaciones de una importancia excepcional. Indicaban sobre todo que la agresión se situaría entre el 15 de mayo y el 15 de junio. Pero, en sus conclusiones, Golikov, anotaba que se trataba de "una intoxicación proveniente de los servicios secretos ingleses o quizás alemanes". Golikov estimó que la agresión tendría lugar "en el momento que seguirá a la victoria de Alemania sobre Inglaterra". (52)

El 13 de junio, Timoshenko le pedía a Stalin poner las tropas en estado a de alerta. "Reflexionaremos" le contestó Stalin. A la mañana siguiente, Timoshenko y Zhukov volvieron a la carga. Stalin les dijo: "Me proponéis efectuar la movilización. ¡Pero esto equivale a la guerra! ¿Lo comprendéis?" Zhukov replicó que según los servicios de información, las divisiones alemanas habían sido completadas. Stalin le respondió: "No podemos creer a todos los servicios de información". En este momento sonó el teléfono y era Khruschev. "Sobre sus respuestas -escribirá más tarde Zhukov- comprendimos que se trataba de agricultura". "Está bien" le contestó Stalin. Khruschev le explicaba sin duda en rosa las perspectivas de una buena cosecha." (53) Por parte de Zhukov, esta remarque es de una ironía exquisita. Sabemos que Khruschev era considerado por Stalin como "falto de vigilancia" e "irresponsable". Pero en el mismo momento en que Zhukov, Timoshenko y Stalin evaluaban las posibilidades de una agresión inminente, el "vigilante" Khruschev hablaba de legumbres y cereales...

La noche del 21 de junio, un desertor alemán informó que el ataque alemán comenzaría la noche siguiente, Timoshenko, Zhukov y Vatutin fueron convocados por Stalin que les preguntó: "¿Y si los generales alemanes nos envían este desertor para provocar un conflicto? Timoshenko: -"Este desertor dice la verdad".

Stalin: -"¿Qué vamos a hacer, pues?

Timoshenko: -"Es necesario poner a las tropas en alerta".

Después de una breve discusión, los militares redactaron un texto al cual Stalin aportó algunas correcciones. He aquí lo esencial:

"Ordeno:

a) ocupar secretamente durante la noche del 21 al 22-6-41 los emplazamientos de fuego de los sectores fortificados a lo largo de la frontera del Estado;

b) dispersarse antes del alba del 22-6-41 sobre los aeródromos de campaña a toda la aviación, comprendida la aviación de sostén, y camuflarla con cuidado;

c) poner a todas las unidades en estado de alerta. Poner las tropas en estado de dispersión y de camuflaje" (54) Firmado por Timoshenko y Zhukov. La transmisión a las regiones terminó cerca de la media noche. Ya era el 22 de junio de 1941.

A propósito de los primeros meses de guerra, Khruschev escribió: "Después de las primeras derrotas y los primeros desastres en el frente, Stalin pensó que todo estaba perdido. (...) Stalin no dirigió efectivamente -y durante mucho tiempo- las operaciones militares y cesó de hacer cualquier cosa. No volvió a coger la dirección activa más que después de haber recibido la visita de ciertos miembros del Buró político." (55) "Tuvo una tentativa de convocatoria del pleno del Comité Central en octubre de 1941, cuando los miembros del Comité central habiendo sido llamados a Moscú. (...) Stalin no quiso ni encontrarse con los miembros del Comité Central ni hablar con ellos. Esto demuestra hasta que punto Stalin estaba desmoralizado en los primeros meses de la guerra." (56)

Y Elleinstein añade: "Del 22 de junio al 3 de julio, Stalin desapareció totalmente. Bebió mucha vodka y sólo logró salir de su borrachera a los 11 días." (57)

Retornemos pues a Stalin, borracho como un muerto durante 11 días y desmoralizado cerca de cuatro meses.

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Cuando el 22 de junio de 1941, a las 3 horas y 40 minutos de la mañana, Zhukov le anunció que aviones alemanes habían bombardeado ciudades fronterizas, Stalin le ordena convocar al Buró político. Sus miembros se reunieron a las 4'30. Vatutin les explica que unidades terrestres alemanas han tomado la ofensiva. Poco después, se anunció la declaración de guerra a Alemania. Stalin comprende mejor que nadie a qué salvajada será sometido su país. Guarda un largo silencio. Zhukov se acuerda de este instante dramático: "Stalin era un hombre voluntarioso que, como se suele decir, no tenía frío en los ojos. Sola una vez lo vi abatido. Fue en el alba del 22 de junio de 1941: su convicción en la posibilidad de evitar la guerra acababa de ser destruida." (58) Zhukov propuso entonces atacar inmediatamente a las unidades enemigas. Stalin le habla de editar unas instrucciones. Se marchó a la 7'15. "No correspondía a la realidad y no fue aplicada", anota Zhukov. (59)

La afirmación de Khruschev según la cual Stalin "ordenó que no se respondiera a los disparos alemanes" es pues un pura falsedad. (60) Sí, Stalin se estremeció en el momento de saber el estallido de la guerra. "Desde el 22 de junio de 1941 y durante toda la duración de la guerra J. Stalin aseguró la firme dirección del país, de la guerra y de nuestras relaciones internacionales." (Zhukov. op,cit. pp.395-396) Por otra parte este mismo 22 de junio, Stalin toma decisiones de gran importancia. Zhukov lo testimonia: "Hacia las 13 horas del 22 de junio, Stalin me llamó: "Nuestros comandantes de los Frentes no tienen suficiente experiencia en la conducción de las operaciones militares y, manifiestamente, muchas veces son derrotados. El Buró político ha decidido enviarle al frente Sud-Oeste en calidad de representante de la Stavka. Sobre el frente del Oeste enviaremos al mariscal Shaposhnikov y al mariscal Kulik." (62) (La Stavka era el colegio de los jefes militares y políticos que rodeaban al comandante supremo, a Stalin).

Al final de la jornada, encontrándose Zhukov ya en Kiev, se enteró allí que Stalin acaba de dar una orden para lanzar operaciones de contraofensiva. Zhukov lo juzgó prematuro, ya que el Estado mayor general no dispone aún de información segura de lo que pasa realmente en los frentes. No obstante, desde el 24 de junio, Zhukov lanzó al 8º y 15º cuerpo mecanizado a la ofensiva. Este fue "uno de los primeros contraataques lanzados con éxito." (63) Tenía razón Zhukov al atraer la atención sobre la "grandiosa batalla de las fronteras del período inicial de la guerra" que había sido muy poco estudiado. Y a causa de sus intrigas políticas, Khruschev tenía necesidad de tomar este período inicial como una continuación de "los errores criminales por parte de Stalin" que, según él, habían desorganizado completamente la defensa. Ahora bien, ante la guerra relámpago de los nazis, la desorganización y las derrotas, las pérdidas importantes eran en gran parte inevitables. El hecho primordial era que, emplazados en circunstancias extremadamente difíciles, el Ejército y sus cuadros dirigentes han librado una resistencia encarnizada, implacable y, en combates heroicos, han empezado a crear desde los primeros días las condiciones del fracaso de la guerra relámpago. Y todo ello fue posible, en gran parte, gracias a la dirección enérgica de Stalin. Desde el 26 de junio, Stalin toma la decisión estratégica de constituir un ejército de reserva, a unos 300 kilómetros detrás del frente, para parar al enemigo si, por desgracia, éste último consigue perforar la defensa.

Este mismo día, el frente del Oeste fue roto y los nazis entraron en Minsk, capital de Bielorrusia. Esa noche, Stalin convocó a Timoshenko, a Zhukov y a Vatutin y les dijo: "Reflexionen conjuntamente y digan qué se puede hacer en la situación que se ha creado" Zhukov informa: "Todas nuestras propuestas fueron aprobadas por Stalin: crear sobre los itinerarios que llevan a Moscú posiciones defensivas escalonadas en profundidad, agotar al enemigo y, después de frenarlo sobre las líneas de defensa, montar una contraofensiva cuando podamos reunir las fuerzas necesarias, gracias al Extremo Oriente y a las nuevas formaciones." (64)

El 29 de junio, una serie de medidas fueron fijadas: Stalin las anunció al pueblo en su célebre discurso radiofónico del 3 de julio de 1941. Su contenido dejó una profunda huella en todos los soviéticos por su sencillez y su voluntad feroz de vencer. Stalin les dijo especialmente: "El enemigo es cruel e inexorable. Se ha asignado como objetivo adueñarse de nuestras tierras regadas con el sudor de nuestra frente, de adueñarse de nuestro trigo, de nuestro petróleo, frutos de nuestro trabajo. Se ha asignado como objetivo restablecer el poder de los terratenientes, restaurar el zarismo, aplastar nuestra cultura y la independencia nacional de rusos, ucranianos, bielorrusos, lituanos, letones, estonianos, uzbecos, tártaros, moldavos, georgianos, armenios, azerbayanos y de otros pueblos libres de la Unión Soviética, germanizándolos y haciéndolos esclavos de príncipes y barones alemanes. Se trata así de la vida o la muerte del Estado soviético; se trata de la libertad o de la esclavitud de los pueblos de la Unión Soviética.

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(...) Que nuestros hombres no tengan miedo a la lucha y marchen con abnegación en nuestra guerra de liberación por salvar a la Patria, contra los esclavistas fascistas. El gran Lenin, que creó nuestro Estado, dijo que la cualidad esencial de los hombres soviéticos debe ser el coraje, la vigilancia, la intrepidez en la lucha, la voluntad de batirse al lado del pueblo contra el enemigo de nuestra Patria. (...) El Ejército y la Flota rojas así como todos los ciudadanos de la Unión Soviética deben defender cada palmo de la tierra soviética, batirse hasta la última gota de su sangre por nuestras ciudades y pueblos. (...) Nos es necesario afirmar la retaguardia del Ejército Rojo, subordinando a esta obra todo nuestro trabajo; asegurar el intenso funcionamiento de todas las empresas; fabricar en mayor cantidad fusiles, ametralladoras, cañones, cartuchos, obuses, aviones. (...) Es necesario organizar una lucha implacable contra los desorganizadores de la retaguardia, los desertores, los sembradores del pánico, los propagadores de bulos de toda clase, aniquilar a los espías, a los agentes de diversión, a los paracaidistas enemigos. (...) En caso de retrocesos forzados de unidades del Ejército Rojo, es necesario llevarse todo el material rodante de los ferrocarriles, no dejar al enemigo ni una sola locomotora, ni un solo vagón; no dejar al enemigo un solo kilo de trigo, ni un litro de carburante. (...) En las regiones ocupadas por el enemigo, hay que formar destacamentos de partisanos a caballo o a pie, grupos de sabotaje para luchar contra las unidades enemigas, para atizar la guerrilla en todo lugar. (...) ¡Adelante hasta la victoria!." (65)

El 10 de julio comenzó la batalla de Smolensk. Después de la toma de esta ciudad estratégica, los hitlerianos pensaban poder llegar a Moscú, situado a menos de 300 kilómetros. Pero, ¡la batalla por Smolesk causó estragos durante dos meses! "Jugó un papel importante en el período inicial de la Gran Guerra nacional.(...) Los hitlerianos habían perdido 250.000 soldados y oficiales. (...) Nuestros aviones nos ayudaros a ganar tiempo y tomar medidas defensivas en dirección a Moscú (Zhukov, o.cit, pp.406). Vassilievski hizo el comentario siguiente: "La batalla de Smolensk marca el inicio de fracaso de la "guerra relámpago". (...) Constituyó una excelente escuela, pero ¡a qué precio!, es verdad, para dominar el arte militar, tanto para los soldados y los oficiales soviéticos, como una rigurosa escuela para los mandos soviéticos e inclusive para Stalin como Comandante Supremo." (67)

El 30 de septiembre, los nazis comenzaron su ofensiva final para tomar Moscú. 450.000 habitantes de la capital, entre los que el 75% eran mujeres, fueron movilizados para edificar fortificaciones y defensas antitanques. Las tropas del general Panfilov llevaron a cabo batallas memorables en la defensa de Moscú. La carretera de Volokolamsk, inmortalizada en la novela del mismo nombre de Alexandre Beck. (68) Moscú fue bombardeado por la aviación alemana. Los nazis estaban a 80 km. Una parte de la administración fue evacuada. Pero Stalin se quedó en Moscú. Las batallas cada vez fueron más encarnizadas y, a principios de noviembre, la ofensiva nazi fue parada en seco. Después de haber consultado con Zhukov, Stalin tomó la decisión de organizar la parada militar tradicional del 7 de noviembre sobre la Plaza Roja. Fue un auténtico desafío a las tropas nazis acampadas delante de las puertas de Moscú. Stalin pronunció un discurso que fue difundido por todo el país. "El enemigo está en las puertas de Leningrado y de Moscú. Piensa que en el primer choque, nuestro Ejército se dispersará y nuestro país será puesto de rodillas. Pero el enemigo está cruelmente equivocado. Nuestro país, todo nuestro país, ha formado un sólo campo militar para asegurar, junto con nuestro Ejército y nuestra Flota, la debacle de los invasores alemanes. (...) ¿Dudamos de que podemos vencer a los invasores alemanes? El enemigo no es tan fuerte como lo presentan ciertos intelectuales acobardados. El diablo no es tampoco tan negro como lo pintan. (...) ¡Camaradas soldados y marinos rojos, comandantes y trabajadores políticos, partisanos y partisanas! El mundo entero ve en vosotros una fuerza capaz de aniquilar a las hordas de invasión de los bandidos alemanes. Los pueblos sojuzgados de Europa, caídos bajo el yugo alemán, os miran como libertadores. Una gran misión libertadora se os adjudica. Sed pues dignos de esta misión. ¡Que la bandera victoriosa del gran Lenin os acoja entre sus pliegues!." (69)

El 15 de noviembre, los nazis iniciaron su segunda ofensiva contra Moscú. El 25, algunas unidades avanzadas penetraron en los barrios del sur de Moscú. Pero, el 5 de diciembre, el ataque fue contenido. Durante todo este tiempo, nuevas tropas venidas de todo el país llegaron prestas a Moscú. Inclusive en los momentos más dramáticos, Stalin guardó sus fuerzas estratégicas en reserva. Rokossovski escribió: "Esto exigía un cálculo riguroso y un gran dominio de sí mismo." (70) Después de haber consultado con todos los mandos, Stalin decide lanzar un gran contraataque que se inició el propio 5 de diciembre y en el curso del cual 720.000 soldados rojos rechazaron a 800.000 hitlerianos hasta 100 y 300 Km. "Por primer vez, las 'invencibles' tropas alemanas habían sido derrotadas y bien derrotadas. Frente a Moscú, los fascistas habían perdido más de 500.000 hombres, 1.300 tanques, 2.500 cañones, más de 15.000 vehículos automóviles y mucho otro material. El ejército de Hitler no había sufrido nunca tales pérdidas." (71)

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Muchos consideran la batalla de Moscú como el verdadero giro de la guerra antifascista. La famosa "guerra relámpago" sólo sobrevivió seis meses cuando se desarrolló contra la URSS. La voluntad inquebrantable, la enorme capacidad de organización y la maestría en la solución de los grandes problemas estratégicos de Stalin contribuyeron mucho para conseguirlo.

Stalin frente a la guerra de exterminio nazi

Cuando se habla de la Segunda Guerra Mundial, es necesario siempre recordar que no sólo ha habido una guerra, si no muchas. La guerra que llevaban los imperialistas anglo-americanos y franceses contra sus competidores alemanes no tenía nada en común con la guerra nacional antifascista que libró la Unión Soviética. La guerra en Occidente fue una guerra entre dos ejércitos burgueses. En sus combate contra la invasión hitleriana, la clase dirigente francesa ni quiso ni pudo movilizar y armar a las masas trabajadoras para una lucha a muerte contra el nazismo. Después de la derrota de sus tropas, Pétain, el héroe de la Primera Guerra mundial, firmó el acta de capitulación y entró sin dilación en el colaboracionismo. Casi en bloque, la gran burguesía francesa se alineó bajo las órdenes de Hitler, intentando sacar el mayor provecho de la Nueva Europa alemana. La guerra en el Oeste fue, de alguna manera, una guerra más o menos "civilizada" entre burgueses "civilizados". Nada comparable a esto en la Unión Soviética. El pueblo soviético tuvo que hacer frente a una guerra de toda otra naturaleza. Y uno de los méritos de Stalin es haberlo comprendido a tiempo y haberse preparado en consecuencia.

Antes de iniciarse la operación Barbarroja, ya Hitler había anunciado claramente el color. En su Diario, el general Halder consignó notas de un discurso que Hitler dio a sus generales, el 30 de marzo de 1941. El führer hablaba de la próxima guerra contra la Unión Soviética: "Lucha de las dos ideologías. Juicio aplastante respecto al bolchevismo: es como un crimen social. El comunismo es un peligro horroroso para el porvenir. (...) Se trata de una lucha de aniquilamiento. Si no tomamos la cuestión sobre este ángulo, venceremos a ciertos enemigos, pero, en treinta años, el enemigo comunista se opondrá de nuevo contra nosotros. No hacemos la guerra para guardar a nuestros enemigos. (...) Luchar contra Rusia: destrucción de los comunistas bolcheviques y de la inteligencia comunista" (72)

Se habrá remarcado que era cuestión aquí de "solución final" -pero no contra los judíos-. Pues las primeras promesas de "guerra de aniquilamiento" y de "destrucción física" ¡iban dirigidas contra los comunistas soviéticos!. Y efectivamente, los bolcheviques, los Soviéticos, han sido las primeras víctimas del exterminio en masa. El general Negel escribió en septiembre de 1941: "Contrariamente a la alimentación de otros prisioneros (es decir ingleses y americanos) no tenemos ninguna obligación en alimentar a los prisioneros bolcheviques." (73) En los campos de concentración de Auschwitz y de Chelmno, "los prisioneros soviéticos eran los primeros, o entre los primeros en ser deliberadamente asesinados por inyecciones mortales y por el gas." (74)

El número de prisioneros de guerra soviéticos muertos en los campos de concentración, "en curso de desplazamiento" o en "circunstancias diversas" ¡se cifra en 3.289.000 hombres! Mientras que cuando las epidemias se declaraban en las barracas de los soviéticos, los guardias nazis no penetraban, salvo con equipos lanzallamas cuando, "por razones de higiene", los moribundos y los muertos eran quemados en conjunto en sus camastros de harapos llenos de miseria. Pueden contarse unos 5.000.000 de prisioneros asesinados, si se tiene en cuenta los soldados soviéticos "simplemente abatidos sobre el terreno" en el momento en que se rendían. (75)

Así, las primeras campañas de exterminio y también las más amplias, han sido dirigidas contra los pueblos soviéticos, incluidos los judíos soviéticos. Los pueblos de la URSS son los que más han sufrido, cuentan con un gran número de muertos -23 millones-, pero dieron también pruebas de su feroz determinación de vencer y del heroísmo más ardiente. Hasta la agresión contra la URSS, no había habido masacres de población judía. Hasta ese momento, los nazis no habían encontrado en ninguna parte una resistencia seria. Pero, desde sus primeros pasos en la Unión Soviética, estos "nobles" alemanes tuvieron que afrontar a adversarios dispuestos a librar combates hasta su última gota de sangre. Desde las primeras semanas, los alemanes sufrieron severas pérdidas, y esto contra una raza inferior, contra eslavos, y peor aún, ¡contra bolcheviques! La rabia

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exterminadora de los nazis nació con sus primeras bajas masivas. Cuando la bestia fascista comenzó a sangrar bajo los golpes del Ejército Rojo, decidió "la solución final" para el pueblo soviético. El 26 de noviembre de 1941, el 30º Cuerpo de Ejército, ocupando un vasto territorio soviético, había ordenado encerrar en campos de concentración como rehenes "a todos los individuos que tengan familiares entre los partisanos", "todo individuo sospechoso de estar en relación con los partisanos", "todos los miembros del Partido o del Komsomol, así como a los simpatizantes", "todos los antiguos miembros del partido" y "todos los individuos que ocupasen funciones oficiales". (76) Por cada soldado alemán muerto, los nazis decidieron ejecutar al menos dos rehenes. El 1º de diciembre de 1942, durante una discusión con Hitler sobre la guerra partisana soviética, el general Jold resumió la posición alemana en estos términos: "En el combate, nuestras tropas pueden hacer lo que quieran: ahorcar a los partisanos, cortarles la cabeza o descuartizarlos." (77) La bestialidad con la que los hitlerianos han acosado y liquidado a todos los miembros del Partido, a todos los partisanos, a todos los responsables del Estado soviético y a sus familias nos hace comprender mejor el sentido de las Grandes Purgas de los años 1937-38. En los territorios ocupados, los contrarrevolucionarios irreductibles que no habían sido liquidados en 1937-38 se pusieron a las órdenes de los hitlerianos, denunciando sobre todo a los bolcheviques, a sus familias y a sus compañeros de lucha.

A medida que la guerra en el Este tomó un carácter más y más encarnizado, la locura asesina de los nazis contra todo un pueblo se intensificó. Himmler, dirigiéndose a los dirigentes SS, habló en junio de 1942 de una "guerra de exterminio" entre dos "razas y pueblos" que se han lanzado a un combate "incondicional". Había de un lado "esta materia bruta, esa masa, esos hombres primitivos o mejor dicho esos sub-hombres dirigidos por comisarios políticos" y por la otra parte "nosotros, los alemanes". (78) Un terror sanguinario, jamás practicado antes: tal fue el arma con la cual los nazis querían llevar a los soviéticos a la capitulación moral y política. "Durante los combates por la toma de Jarkov -dijo Himmler – nuestra reputación de despertar el miedo y sembrar el terror nos precede. Es un arma extraordinaria que será necesario reforzarla siempre." (79) ¡Y los nazis reforzaron el terror!

El 23 de agosto de 1942 a las 18 horas precisas, un millar de aviones comenzaron a tirar bombas incendiarias sobre Stalingrado. En esta ciudad en donde vivían 600.000 habitantes, había muchos inmuebles de madera, depósitos de gasolina, reservas de carburante de las fábricas. Eriomenko, que mandaba el frente de Stalingrado, escribió: "Stalingrado fue anegado en sus incendios, rodeado de humo y de hollín. Toda la ciudad era una llamarada. Enormes nubes de humo y fuego se remolineaban por encima de las fábricas. Los depósitos de petróleo parecían volcanes vomitando lava. Centenares de miles de desgraciados habitantes perecían. El corazón estallaba de compasión por las víctimas inocentes del canibalismo fascista." (80)

Es necesario tener una visión clara de estas realidades insoportables para comprender ciertos aspectos de eso que la burguesía llama "el estalinismo". Cuando la depuración, burócratas incorregibles, derrotistas y capituladores fueron detenidos; muchos de ellos fueron enviados a Siberia. Un Partido roído por el derrotismo y el espíritu de capitulación jamás habría podido movilizar y disciplinar al pueblo para contrarrestar el terror nazi. Y es esto lo que hicieron los Soviéticos en las ciudades cercadas, en Leningrado y en Moscú. ¡E incluso en el brasero de Stalingrado, los supervivientes jamás se rindieron y participaron finalmente en la contraofensiva!

Cuando se inició la agresión alemana, en junio de 1941, el general del ejército Pavlov, estuvo a la cabeza del frente del Oeste, dando pruebas de incompetencia grave y de negligencia. El 28 de junio, la pérdida de la capital Bielorrusa, Minsk, sufrió las consecuencias. Stalin convocó a Pavlov a su estudio de Moscú. Zhukov anota que "sobre propuestas del Consejo militar del frente del Oeste", fue juzgado sumariamente y fusilado. (81) Elleinstein se apresuró a decir que era así como "Stalin continuaba aterrorizando a su entorno". (82) Ahora bien, ante la barbarie nazi, la dirección soviética debía exigir una actitud inquebrantable y una firmeza a toda prueba y todo acto de irresponsabilidad grave debía ser castigado con el rigor necesario.

Cuando la bestia fascista empezó a recibir heridas mortales, quiso tomar coraje abrevándose en la sangre, practicando el genocidio contra el pueblo soviético caído entre sus garras. Himmler declaró, el 16 de diciembre de 1943, en Weimar: "Cuando me he visto obligado a dar en una pueblo la orden de marchar contra los partisanos y los comunistas judíos, he dado sistemáticamente la orden de matar a las mujeres y los niños de estos partisanos y de sus comisarios. Sería un cobarde y un criminal ante nuestros descendientes, si dejaba crecer a estos niños llenos de odio por estos sub-hombres muertos en el combate

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del hombre contra el sub-hombre. Debemos siempre tener conciencia del hecho de que nos encontramos en un combate racial, primitivo, natural y original." (83) El jefe de las SS había dicho en otro discurso en Jarkov el 24 de abril de 1943: "¿Por qué medio llegaremos a quitar a los rusos la mayoría de los hombres muertos o vivos? Llegaremos matándolos, haciéndolos prisioneros, haciéndoles de verdad trabajar y dejando (ciertos territorios) vacíos de sus habitantes. Dejar hombres en Rusia sería un grave error." (84)

Esta realidad, del terror inicuo que los nazis practicaban en la Unión Soviética, contra el primer país socialista, contra los comunistas, es sistemáticamente ocultado o minimizado en la literatura burguesa. Este silencio tiene un fin preciso. A las personas ignorantes de los crímenes monstruosos cometidos contra los soviéticos, se les puede fácilmente hacer avalar la idea de que Stalin fue también un "dictador" comparable a Hitler. La burguesía escamotea el verdadero genocidio anticomunista para poder fijar más libremente lo que tiene en común con el nazismo: el odio irracional hacia el comunismo, el odio de clase hacia el socialismo. Y para ocultar el mayor genocidio de la Segunda Guerra mundial, la burguesía saca exclusivamente a la luz otro genocidio, el de los judíos.

En un libro remarcable, Arno J. Mayer, cuyo padre era sionista de izquierdas, demuestra que la exterminación de los judíos sólo comenzó, en el momento en que los nazis han, por primera vez, sufrido graves pérdidas. Fue en junio-julio de 1941, contra el Ejército Rojo. La bestialidad ejercida contra los comunistas, después las derrotas inesperadas que rompían el sentimiento de invencibilidad de los ubermenschen, han creado el ambiente que permitió el holocausto. "El genocidio judío fue forjado en el fuego de una guerra formidable para conquistar en Rusia un "espacio vital" ilimitado, para aplastar al régimen soviético y para liquidar al bolchevismo internacional. (...) Sin la operación Barbarrosa, no habría habido y no podría haberse dado la catástrofe judía de la `solución final'." (85) Cuando los nazis fueron confrontados a la realidad de los desastres sobre el frente ruso, fue cuando decidieron la "solución global y definitiva" del "problema judío" durante la conferencia de Wannsee el 20 de enero de 1942.

Los nazis pregonaban desde hacía largos años su odio contra el "judeo-bolchevismo", el bolchevismo era según ellos la peor invención judía. La resistencia feroz de los bolcheviques impedía a los hitlerianos acabar con su enemigo principal. Entonces desviaron sus frustraciones contra los judíos, que exterminaron en un movimiento de venganza ciega. Como la gran burguesía judía era conciliadora hacia el Estado hitleriano -y en ciertos casos hasta cómplices- la mayoría de los judíos se dejaron detener con resignación por sus verdugos. Pero los judíos comunistas, que se movían por un espíritu internacionalista, combatieron con las armas en la mano a los nazis arrastrado a una parte de la izquierda judía hacia la resistencia. La gran masa de los judíos pobres fue gaseada. Pero muchos ricos consiguieron saltar hacia Estados Unidos. Después de la guerra se pusieron al servicio del imperialismo americano y de Israel, su cabeza de puente hacia el Medio Oriente. Hablan con profusión del holocausto de los judíos, pero bajo una óptica pro-israelita; al mismo tiempo, dan libre curso a sus sentimientos anti-comunistas, insultando de ese modo la memoria de los judíos comunistas que se enfrentaron realmente a los nazis.

Para terminar, unas palabras sobre la forma en que Hitler preparó el espíritu de los nazis para masacrar con indiferencia a 23 millones de soviéticos. Para transformar a sus hombres en máquinas de matar, les inculcó que un bolchevique no era más que un sub-hombre, un animal. "Hitler advertía a sus tropas que las fuerzas enemigas estaban 'ampliamente compuestas de animales y no de soldados', condicionados a luchar con una ferocidad animal." (86) Para empujar a las tropas alemanas al exterminio de los comunistas, Hitler les decía que Stalin y los otros dirigentes soviéticos eran "criminales mancillados por la sangre (¡quien habló...!) que habían exterminado a millones de intelectuales rusos en su sed salvaje de sangre... (y) que han ejercido la tiranía más cruel de todos los tiempos." (87) "En Rusia, el judío sanguinario y tiránico ha matado, incluso con torturas inhumanas, o ha exterminado por el hambre con una salvajada verdaderamente fanática a cerca de 30 millones de hombres." (88) Así que, en boca de Hitler, la mentira de los "30 millones de víctimas del estalinismo" sirvió para preparar psicológicamente a la barbarie nazi y al genocidio de los comunistas y partisanos soviéticos. Remarquemos en el pasaje que Hitler había metido estos "treinta millones de víctimas" sobre la cuenta de... Lenin. En efecto, esta mentira escandalosa figura ya en el Mein Kampf, escrito en 1926, ¡mucho antes de la colectivización y la depuración. Atacando a los judío-bolcheviques, Hitler escribe: "Con una ferocidad fanática, el judío ha matado en Rusia poco más o menos treinta millones de hombres, a veces bajo torturas atroces." (89)

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Medio siglo más tarde, Brzenzinski, el ideólogo oficial del imperialismo americano retomará, palabra por palabra, todas la infamias nazis: "Es absolutamente razonable (!) estimar las víctimas de Stalin poco más o menos en veinte o puede que cuarenta millones." (90)