Antigüedad de las partidas "brillantes"
Emanuel Lasker, en la primera conferencia de las que forman su libro El sentido común en
Ajedrez, expone que se ha representado al ajedrez erróneamente como un juego, es decir,
como algo que no puede llenar un fin serio, creado únicamente para disfrutar de una hora de
ocio. Si el ajedrez no fuera más que un juego -agrega el maestro- en modo alguno hubiera
sobrevivido a las rudas pruebas a que se ha visto sujeto en su larga existencia.
No es no una cosa ni otra -enfatiza el filósofo profesor- sino que su carácter distintivo es
de aquellos en que más se complace la naturaleza humana: un combate. No un combate en verdad,
de aquellos que crispan los nervios de los temperamentos más enardecidos, en que los golpes
dejan huellas bien visibles en los combatientes por su carácter cruento, sino una lucha en
que los elementos científicos, artísticos, puramente intelectuales imperan unidos y en lo
absoluto.
Admite Lasker la presencia del factor artístico en el ajedrez sin despojarlo del carácter
esencial del mismo que, según él, es la lucha, y en este punto coincide Le Lionnais en su
libro Premios de Belleza donde afirma que, efectivamente, "existe una belleza ajedrecística
del mismo modo que existe una belleza femenina, una belleza floral, musical o geométrica".
Qué es una partida "brillante"?
A este respecto surge enseguida la pregunta: ¿Qué es una bella partida de ajedrez? La respuesta
la brinda el propio autor cuando afirma que los aficionados, lo mismo que los maestros, están
lejos de haberse puesto de acuerdo en la cuestión de esclarecer que signos caracterizan una
partida de ajedrez artística. Muchas de las reglas dictadas. Lionnais, por ejemplo, expone
seis: Corrección; Dificultad; Vivacidad; Originalidad; Riqueza y Unidad Lógica. Este culto
a la belleza ajedrecística es tanto má fácil de cultivar por cuanto no es necesario,
para admirar las proezas de los grandes jugadores, ser tan fuertes como ellos.
No es menester que exista un espectacular sacrificio de dama seguido de un mate en breves
movidas. Explica Le Lionnais que "una partida es tanto más bella cuando los dos adversarios se
crean mayor número de dificultades y frustran las maniobras que le son opuestas. Cuanto más el
perdedor comete errores groseros, tanto más desluce el éxito del vencedor, sobre todo si las
primeras combinaciones han sido posibles debido a fallos de bulto. Recíprocamente, una victoria
es tanto más elegante cuando se obtiene por medio de maniobras que se desarrollan en medio de
grandes riesgos".
Puede existir la belleza fría, meticulosa, chata, sin emoción, calculada, graduada, uniforme;
esclava del orden, de la economía y de la utilidad. Puede también manifestarse el sentido
estético en ajedrez en la forma manifestada por los maestros del romanticismo, que así podría
llamarse a la era que corre del año 1820 a 1860, también conocida como la Edad de Oro.
La antigüedad de estos Premios de Belleza no está todavía esclarecida de un todo. Una cosa es
cierta no existían en 1851 ni en 1852; pero de facto, el primero de los premios que en este
aspecto recoge la historia, aunque sea de modo extraoficial se otorga ex-cathedra a la
célebre partida conocida como La Inmortal, en la que Anderssen vence a Kieseritzky en Londres,
1851, y parejamente tiene vigencia aún La Siempreviva, con la que se bautizó aquella otra en
que el propio Anderssen vence a Dufresne en Berlín, 1852.
A partir de tales épocas el apelativo Inmortal se ha otorgado varias veces. Podemos citar
La Inmortal de Najdorf (contra Glucksberg, en Varsovia, 1935); La Inmortal de Nimzowitsch
(contra Saemisch, Torneo de Copenhague, 1923, donde el gran maestro danés instituye el tema
del Zugswang); y por último La Inmortal de Rubinsein (contra Rotlevi, en Lodz, 1907).
En realidad, como una especie de "licencia literaria" podríamos conferir ese calificativo a la
partida más brillante -o la más profunda- de cada jugador o de distintos jugadores. La lista
en ese caso sería y es enorme.
Aparte de los brillancy prize, en inglés, o schonheitspreis en alemán, como
internacionalmente se anuncian estos galardones, ha proliferado a través de los tiempos otros
premios, unos a las partidas "mejor defendidas ante una situación apurada" o "el mejor ataque
en el flanco rey", etc. etc. como nuevos alicientes en la conducción de las mismas; temas
sobre lo cual trataremos en otra ocasión.
La "primera", oficialmente
La referencia más antigua a los Premios de Brillantez aparece como originada en 1876. Se trata
del Torneo de New York de esa fecha, competencia en verdad secundaria que no aparece
"registrada entre los Grandes Torneos de la Historia". En aquella ocasión buenos jugadores
americanos como Baird, Delmar, MacCutcheon, etc., se enfrentaron a los excelentes maestros
ingleses Bird y Mason, de paso hacia su país.
Organizado por el periódico New York Clipper el torneo se jugó en el Café Internacional de
aquella ciudad, y el premio fue instituido por el propietario del café, un aficionado de
apellido Lieders. Los jueces fueron Barnes y Brenzinger, quienes decretaron que el premio fuera
concedido a Bird por su soberbia partida contra Mason.
Silueta de los actores
No con la personalidad cimera de un Joseph Henry Blackburne, jugador de ejecutoria magnífica y
"estilo brutal"; ni con la vigorosa maestría de un Howard Stauton, literato de fuste a la par
que campeón nacional; pero sí entre los más notables de Inglaterra puede considerarse a los
dos protagonistas de esta histórica partida.
Harry (o Henry) E. Bird (1830-1908) fue uno de los más brillantes jugadores británicos entre
1850-1900, y señalan sus biógrafos que "su poco gusto por la teoría le impidió llegar a gran
maestro". De 1851 a 1899 participó en 22 torneos importantes, dentro y fuera de Inglaterra,
siendo su mayor éxito el primer lugar que ganó en Gouda, 1880 y tambiém primero en Londres,
1899. Publicó varias obras: Chess Masterpieces, Londres, 1875; The Chess
Openings, Londres, 1878; Modern Chess and Masterpieces, Londres, 1884-1888;
A Manual for Beginners, 1891; Chess History and Reminiscences, Londres, 1893;
pero la obra que más renombre le dió fue Chess Practice, 1882. Desde 1870 a 1908
Bird adoptó la aperura 1. f4 contra todos sus adversarios y en 1885 el Hereford Times
la bautizó como Apertura Bird, nombre que aún ostenta hoy día.
James Mason (1849-1905) Campeón y teórico nacido en New York se estableció en Londres después
del Torneo Internacional de París, 1878 y adoptó la ciudadanía inglesa. Fue un excelente
jugador que precisamente derrotó en un match al mismo Bird en 1876. A Mason se le consideró un
rutinario; no obstante, ganó el primer lugar en el Torneo de Philadelphia, 1876, segundo lugar
en Hamburgo, 1885 (empatado con Blackburne, English, Tarrasch y Weiss); primer lugar en
Londres, 1892 (ex-equo con Gunsberg); primer lugar en Londres, 1900; tercero en Viena, 1882 e
igual puesto en Nuremberg, 1883 y Amsterdam, 1889. En total participó en 27 torneos
internacionales. Los últimos quince años los dedicó a escribir obras teóricas. Sus libros más
notorios fueron The Principles of Chess, Londres, 1894, 1896, 1902; The Art of Chess, Londres,
1895, 1898, 1905 y la cuarta edición en 1914; y Social Chess, Londres, 1900. En el Gambito Rey
Aceptado hay una variante llamada Gambito Mason, en ocasiones jugada por Keres: 1. e4 e5
2. f4 exf4 3. N3c Q5h+. La idea de las blancas es aceptar una posición inconfortable para su
Rey, pero procurando en cambio la desviación de la Dama negra y aprovechar esto para atacar el
punto "c7" con el Caballo vía "d5".
Autor: Carlos A. Palacio
Publicación original: Revista Jaque Mate (Cuba)
Fecha: Febrero / Marzo, 1971
Nota: Partida Bird-Mason, New York, 1876. Comentada por S. Tartakower y J. Du Mont.
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