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Definici�n: Deseo que ha logrado tomar el control de las acciones bajo la forma de im�genes mentales que visualizan metas a lograr. Biotermodin�micamente pareciera ser un atractor "barranca abajo" que compensa los esfuerzos "barranca arriba" por madurar la intenci�n.
Consideremos la historia siguiente:
Thomas Gladwin (1964) ha escrito un art�culo brillante contrastando la forma de navegar de los Truqueses con la de los Europeos. Indica que el Europeo comienza con un plan, un derrotero, que ha marcado en el mapa de acuerdo con principios universales y desarrolla su viaje contrastando la diferencia entre los movimientos y el plan. Su esfuerzo se centra en disminuir la diferencia y permanecer en su derrotero. En caso de contingencias inesperadas, primero reconstruye su plan y luego act�a. El navegante Truqu�s comienza con una meta en lugar de un plan. Parte con ese objetivo y responde en forma ad hoc a las contingencias a medida que se presentan. Utiliza la informaci�n del viento, las olas, la marea, la corriente, la fauna, las estrellas, las nubes, el sonido del agua golpeando al borde del nav�o y timonea de acuerdo con todo. Su esfuerzo se dirige hacia realizar su objetivo en cada momento. Si se le pregunta, puede marcar su objetivo en cada momento, pero no puede describir su curso.(Berreman, 1966, p.347)
�Nuestras intenciones no son siempre como las Truquesas y nuestras explicaciones de nuestras intenciones no son siempre Europeas? Todos tenemos la intenci�n de los Truqueses con el antifaz de una explicaci�n de nuestras intenciones como si fu�ramos Europeos.
Un principio aceptado es que las causas preceden a los efectos, que las intenciones preceden a los actos. La tesis plausible del orden de causas y efectos es que nuestras "percepciones concientes" son causadas por acontecimientos de nuestro sistema nervioso. Luego nuestros actos concientes, a su turno, causan eventos en nuestros sistemas nerviosos que sin duda controlan nuestros actividades corporales: ida y vuelta en bucles. Creer en estos dos mecanismos superpuestos pone en duda el principio logicamente necesario del orden de las causas y los efectos. Pareciera que nuestras intenciones concientes ocurren demasiado tarde para llegar a ser las causas de las expresiones corporales. Pareciera tambi�n que las percepciones ocurren demasiado temprano como para haber sido motivadas por sus est�mulos.
En muchos casos, causas y efectos se presentan confusamente. Quiz�s se pueda sugerir una "alternativa vertiginosa" por la cual algo en el cerebro "exhibe trucos en el tiempo" consistentes en "proyectar eventos mentales hacia atr�s en el tiempo" para cubrir la necesidad l�gica de tener la "intenci�n" de percibir la percepci�n. Los ramales de ida y vuelta de ojo a cerebro cumplir�an as� con una tarea "vertiginosa". (D. Dennett)
Searle profundiza el concepto de intencionalidad. Un estado mental tiene intencionalidad si se refiere a algo distinto. La mayor�a de nuestros estados mentales tienen intencionalidad. En cambio una computadora no tiene intencionalidad. No tiene creencias, deseos ni intenciones. Searle est� explicando que aunque nuestros pensamientos se refieren a cosas externas a nuestra cabeza (nuestro despertador, nuestro autom�vil), los "pensamientos" de la computadora no escapan de sus l�mites.
Searle concede que se le pueden escribir a la computadora un conjunto de reglas para que su conducta sea humana. Pero no concede que un sistema que opere con dichas reglas llegue a lo �ntimo de la comprensi�n humana.
14.ene.1999
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Glosario de Carlos von der Becke.