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Carlos von der Becke - Biolog�a 78

MODULO IV UNIDAD 3 CAPITULO 4

BIOLOGIA DE LA CONCIENCIA

El tema m�ximo de las ciencias naturales es el de tratar cientificamente a la conciencia. �Es que la conciencia cae dentro del campo biol�gico o dentro del campo metaf�sico o metabiol�gico? Por ahora, con modestia, se busca una aproximaci�n a lo que se puede hacer en el contexto de la ciencia, lo cual ya de por s� deja abierto un campo apasionante. La ciencia es un cierto m�todo que huye de lo subjetivo. Se puede anular la conciencia con anestesia y se pueden estudiar las respuestas de patolog�as, relacionadas con la conciencia, provocadas por accidentes. El m�todo, as� llamado "cient�fico", a aplicar, no incluye volcarse cada uno de nosotros hacia dentro nuestro por introspecci�n subjetiva, aunque s� el de usar como punto de partida las manifestaciones, presumiblemente honestas, de terceras personas a cuyas declaraciones se las puede procesar friamente como datos cient�ficos bastante objetivos, bastante aceptables por el principio de objetividad de la ciencia. Si pese a lo mucho que se descubre, adem�s hay algo adicional, fuera de lo cient�fico, metaf�sico o metabiol�gico, que est� contribuyendo al fen�meno de la conciencia, esto no queda descartado de antemano, pero no lo frena al investigador en sus preocupaciones por saber. Metido en averiguar, el cient�fico no filosofa en ese momento ni se encasilla.

Hay tres funciones cerebrales que se complementan en dar a un cerebro humano la sensaci�n de estar conciente durante las horas de vigilia. Son, en el modelo triune,
SISTEMA DE ANIMACI�N

Librado a sus solas fuerzas, no logra nada parecido a una actividad mental, pero excita y mantiene excitado el sistema normal del comportamiento conciente. Las ant�tesis son el sue�o y el estado de s�ncope o de coma. El sue�o es provocado por un conjunto de toxinas ("Valium biol�gico"), a�n desconocidas, que lo provocan como recurso para detoxificar al cerebrol

SISTEMA LIMBICO

Formado sobre todo por el hipot�lamo, la am�gdala cerebral y el c�rtex piriforme. Contribuye con la atenci�n, el soporte auton�mico, el tono emocional y la memoria (mediante el hipot�lamo).

SISTEMA COGNITIVO

Involucra la autopercepci�n o percepci�n de s� mismo y el autorreconocimiento. La conciencia del autorreconocimiento proviene de la comparaci�n entre lo que se est� percibiendo con la memoria pasada.

MODELO DE DENNETT

Cada uno de estos sistemas es an�logo a un mapa o a varios de ellos en el sentido que podemos imaginar reentradas asincr�nicas entre todos ellos hasta lograr la sensaci�n de conciencia. Esto ser�a la explicaci�n m�nima para dar una cierta consistencia a una realidad virtual, que es la ficci�n de que hay un yo. Uno de los estudiosos de la conciencia m�s talentosos, Dennett, llega a la conclusi�n que la conciencia no tiene una ubicaci�n concreta en el cerebro. La conciencia es visualizable como un parlamento democr�tico de estructuras mentales, cada una de las cuales aporta con su voto la sensaci�n de que hay un yo interno y hay una realidad externa al yo. Tambien, con su voto, realiza en el plano conciente o inconciente la toma de decisiones con la que el cerebro amortigua los problemas o perturbaciones que se le presentan para su soluci�n o logro de m�nima energ�a de c�mputo.

Para hacerse entender, Dennett apela a un t�rmino de la computaci�n contempor�nea, la realidad virtual, por la cual se le puede sugerir a los sentidos una realidad que no existe pero que puede ser casi palpable (un viaje, una aventura, una transformaci�n no real). Esa realidad virtual que llamamos yo, es una ficci�n magn�fica que Dennett compara con el centro de gravedad definido en mec�nica. El centro de gravedad de una esfera hueca donde se ha hecho el vac�o no tiene nada, pero reduce para los c�lculos el problema de una figura tridimensional a un punto sin dimensiones. Esto es magn�fico. El centro de gravedad de un motor en marcha, con poleas y manivelas y vibraciones es un punto que puede coincidir con nada, que se desplaza con m�nimo recorrido cada vez que da vuelta una manivela. Es una realidad que no existe pero que simplifica todo lo pr�ctico que se necesita hacer en ingenier�a. Lo mismo, sugiere Dennett, pasa con el yo. Los antiguos aseguraban que en la gl�ndula pineal resid�a el esp�ritu, el yo. Pero no hay suficientes axones que salgan de all� para verificar la hip�tesis.

As� como el esp�ritu de una colonia de termitas est� distribuido entre el juego de genes comportamentales de 100000 peque�os agentes, logrando que cada uno sepa qu� papel le toca, "nuestra conciencia humana y nuestra mismidad narrativa", es m�s el resultado de lo que nos decimos nosotros mismos y le decimos a los dem�s que de un sitio determinado dentro nuestro. Al f�sico le sirve el centro de gravedad. A nosotros nos sirve el yo, el centro de gravedad narrativa, en el sentido que narramos experiencias de ese yo.

El mundo es un sitio sin letreros ni casilleros, sin divisiones que resulten ser necesarias y suficientes, aunque est� acotado por la f�sica. El cerebro y su conciencia asociada, son los que perciben esa ausencia de letreros y encasillan y generalizan el mundo externo, evidenciando que esa es su principal actividad. (Edelman)

Una pregunta crucial es c�mo sensaciones, percepciones y sentimientos surgen del tejido cerebral, al mascar un cracker, al escuchar una sinfon�a o al detenernos frente a la Gioconda.

�Por qu� no? Una abeja es atra�da por la flor, que coevoluciona hacia la hermosura y hacia la palatabilidad del n�ctar. Esa abeja coevoluciona hacia la atracci�n que le provoca esa hermosura y hacia el est�mulo supranormal que le provoca ese mismo n�ctar. En el insecto provisto de sistema nervioso, los pulsos el�ctricos asociados con la visi�n de la hermosura y con la degustaci�n del sabor azucarado le provocan gratificaciones del centro del placer de su cerebro, que lo llevan en forma innata a repetir la experiencia otra vez m�s. En esta coevoluci�n ambos participantes cumplen, con una explicaci�n por causas, sus objetivos de los cuales nada pueden saber: la planta recombina sus genes sin intenci�n de hacerlo y la abeja prepara el alimento para la nueva generaci�n que no imagina.

LECTURA 74 DENNETT


CONCLUSIONES RACIONALES

Tambien en este campo la biolog�a tiene proyecciones fuera de serie, incluso para el t�cnico en alimentos. Entender por qu� a trav�s de una combinaci�n de sucesos electroqu�micos se rechaza o se acepta "concientemente" a un alimento, es un objetivo tan poderoso como otros de contenido similar. El planteo de las grandes preguntas de la biolog�a est�n llegando a su fin en este corto texto. �Tendr� la conciencia, que se puede autodescubrir, tambien el poder de comprenderse del todo a s� misma?

MODULO IV UNIDAD 3 CAPITULO 4 FINAL

AUTOEVALUACION

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