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Carlos von der Becke - Biología 22

#22

MODULO I UNIDAD 4 CAPITULO 4

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4. COEVOLUCION


  • LECTURA 17-Rosenthal - Coevolución

  • Cuando dos o más organelos o tejidos deben funcionar juntos, suceden mecanismos de coparticipación en tareas que exigen que todos o casi todos los componentes funcionen bien (Reglas 9 y 17). En este sentido, uno de los hallazgos más espectaculares es la evidencia de las homeocajas de regulación de los mensajes genéticos. Estas homeocajas requieren la colaboración de bastante más de diez señales químicas distintas para taponar una zona del mensaje genŠtico u obligarlo a estar en 0 en lugar de estar en 1 (o viceversa): o sea que una transición impotante de la vida necesita un acuerdo de muchas circunstancias y así está ya preprogramado. Para mayor asombro, pueden faltar algunas señales y entre el resto dan la orden para que los genes se apaguen (o enciendan, en otros casos). En concreto, se necesita la coevolución de distintos mecanismos con señales de variado orígen para resolver un proceso de transición desde un estadio a otro.

    En escala mucho mayor, en los hábitats de mucho mayor tamaño comparativo, hallamos dos o más poblaciones interactuando entre ellas donde cada una influye sobre la supervivencia de la otra (ecología de poblaciones). Con el tiempo se introducen ajustes espontáneos que producen coevolución.

    Sean dos ejemplos de plantas y de insectos, que son dos antiguos aliados (a veces) y enemigos (otras):

    * la coevolución de plantas con flores y de sus correspondientes insectos polinizadores, que requieren que el polen (proteínas) y el néctar (azúcares) les sirvan de alimento (*)

    * la coevolución de las mariposas y orugas monarcas y algunas plantas eufiorbáceas (parecidas a los cactos de Méjico pero que viven en Asia y Africa). Sea una eufiorbácea que ha desarrollado una savia muy amarga y tóxica (con un glucósido cardíaco del tipo de la digitalina) para evitar su ingesta por la mayoría de los herbívoros. En el mismo desierto vive la monarca, que pasa por diversos estados metamórficos (oruga joven, mariposa adulta). Por coevolución la monarca ha sintetizado una enzima que le permite, como joven, nutrirse de esa savia sin envenenarse. Pero como no puede excretar la toxina, la acumula. Asombrosamente, el almacenaje por parte de la oruga del glucósido cardíaco resulta en una consecuencia inesperada para la mariposa adulta. Las aves insectívoras encuentran amarga y tóxica la ingesta de la mariposa monarca. Ahora aparece en el tiempo una estrategia selectiva muchas veces repetida: a los seres vivos pequeños, amargos y tóxicos les conviene llamar fuertemente la atención de sus eventuales depredadores. Hay pequeños reptiles, anfibios y pájaros de carnes venenosas y externamente muy coloridos, para que nos alejemos de ellos.

    (*) cap 23 Curtis

    La mariposa monarca lo es tambien y los pájaros insectívoros prueban una de ellas, la vomitan y de allí en adelante se abstienen de volver a hacerlo. Es un nuevo caso de aprendizaje pavloviano, como el denominado perro de Pavlov, que al oir la campana empieza a segregar jugo gástrico porque se ha acostumbrado a que el sonido sea una señal asociada con el acceso a su comida.

    Si bien una mariposa ha muerto, sus congéneres quedan a salvo. A estos colores fuertes y diferentes de los miméticos se los denomina mimetismo mülleriano, descripto por Fritz Müller, 1879. Casos similares se presentan con avispas y con vívoras.

    En gastronomía se aplica la regla de Hugh B. Cott, basada en los resultados de una fiestaen Africa, donde la esposa de un colega preparó doscientos tipos de pájaros para ser degustados por los comensales, que luego se confirmó más cientificamente con ensayos doble-ciegos. La regla señala que son más sabrosos los pájaros de plumas coloreadas cripticamente, esto es, camuflados como el ambiente en que viven.(*)

    (*) Margherite Holloway,Sci Am. Enero 1993 p. 9 y 10.
    Las toxinas de los animales muy coloreados pueden provenir tanto de la dieta como de síntesis bioquímica interna. El primate Hapalemur aureus, que pesa apenas un kilogramo, ingiere diariamente pimpollos de bambú con cianuro suficiente como para matar a seis seres humanos, trescientos kilogramos.(*)

    (*) Ian Tattersall, Madagascar Lemurs, Sci Am. Enero 1993 p90

    Y ahora una convergencia de la coevolución. Otras mariposas no emparentadas, que no son ni tóxicas ni amargas, encuentran que si por azar se mimetizan de tal manera que sus colores se parezcan a la monarca, esto les confiere una mayor probabilidad de supervivencia. Las otras mariposas no emparentadas que se disfrazan (mimetismo batesiano descripto por H.W. Bates, 1862) como la monarca sobreviven a los depredadores: los miméticos quedan protegidos. Esto fue verificado en ensayos de laboratorio cuidadosamente planeados con gorgojos artificialmente vueltos amargos con un barniz con quinina coloreada, que se les ofreció para comer a pájaros de experimentación enjaulados.

    CONCLUSIONES RAZONADAS

    Una dada especie decae y es dominada por otras, cuando no logra una exitosa coevolución de las novedades durante su período de especiación, con el resto de los atributos heredados sin cambio. El resultado de una coevolución es entonces sinónimo de logro de una autoorganización biológica, que tendrá que mostrar su valía en un dado ecosistema. Ese ecosistema, a su vez, muestra diversos procesos de coevolución en marcha, en búsqueda de un climax (*) entre las diferentes especies. Por lo que sabemos de ranas y moscas (capítulo previo), esa coevolución que buscaría un climax no se detiene y sigue buscando otras soluciones en forma dinámica.

    (*) estado estacionario de un ecosistema, que puede ser oscilatorio (distinto de día que de noche, diferente en el invierno que en el verano) y que refleja que las especies que lo forman han encontrado una buena solución de compromiso para todas las participantes exitosas, segun el principio de Gause, regla 32.
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