Introducción a Elric: Song of the Black Sword
Eternal Champion Series #5, White Wolf

Divisor

Michael Moorcock

Querido Lector,

Para el año en que Elric nació, dudo que haya habido algún libro publicado dentro del género que hoy llamamos "espada y brujería" y "fantasía épica", aunque el 'Señor de los Anillos' de Tolkien estaba apareciendo y muchas de las historias de Howard sobre 'Conan' habían aparecido en ediciones de pequeñas tiradas. Produje a Elric en consciente contraste con ambas series, que en aquellos días tenían pequeñas audiencias de aficionados (así como Elric) y eran considerados extremadamente poco comerciales por las editoriales. Había sido defraudado con Tolkien y me pareció que Howard era un poco simple (aunque continué admirando su vivaz estilo de escritura) y, desde que Fritz Leiber había abandonado la serie del Ratonero Gris luego de las primeras historias, C.L. Moore ya no escribía sus historias de Jirel de Joiry y las implacables ironías de James Branch Cabell comenzaron a aburrir, empecé a hacer bosquejos de mis propias ideas alrededor del personaje de Elric quien fue probablemente un producto tanto de mi entusiasmo por los American Beats o los Existencialistas franceses como de mi amor juvenil por Edgar Rice Burroughs o A. Merritt, teniendo más cosas en común con las escenas de James Dean y el temprano Elvis Presley que, por ejemplo, las adorables palabras de los semi-humanos pre-pubescentes de las historias del Hobbit. Van a encontrar pocas cosas adorables en estos libros y probablemente no puedan ofrecer las consolaciones que se pueden encontrar en la mayoría de la fantasía heroica, ya que son esencialmente tragedias y Elric es generalmente descripto como un anti-héroe.

Nunca concebí a Elric como un anti-héroe. Prefiero pensar de él como un simple héroe. Mientras yo crecía, mis héroes favoritos (que incluían a Tarzán, Zenith el Albino, Jo March, Philip Marlowe, Ivanhoe y Finn MacCool) parecían personas luchando por la libertad e identidad, forzados a depender de su propia astucia y valores pero listos, en algún momento, para realizar un serio, aunque reacio, sacrificio por el interés común. Existe, según mi modo de verlo, un nivel en el que el héroe puede volverse levemente ridículo, generalmente porque fundamentalmente nunca cuestiona las reglas. Por ejemplo, los personajes de John Wayne estuvieron siempre básicamente a favor del antiguo paternalismo, sin importar cuánto intentaran aparecer como duros individualistas.

Posteriormente, me fascinaron los tipos de libros que examinaban los mitos que convierten a esos héroes en atractivos (Lord Jim, por ejemplo) y logré comprender que hay un nivel en el que el ideal heroico puede ser utilizado como una mera propaganda manipulativa diseñada por ejemplo para hacer que jóvenes mujeres sacrifiquen sus futuros por causa de casamientos injustos o que jóvenes varones sacrifiquen sus vidas en guerras injustas.

El héroe o heroina "alienado" puede de vez en cuando retroceder un poco y descubrir qué es lo que está pasando realmente. La ficción de la que son protagonistas le otorgan el poder (generalmente contra terribles fuerzas superiores) para realizar acciones dramáticas y correr el tipo de riesgos que la mayoría de nosotros estaríamos preparados a correr si tuvieramos sus recursos o sus amigos. En la vida real tal poder llega solo a través de acciones civiles, la corte marcial y la urna de votos, pero sin embargo todos estamos familiarizados con ejemplos locales de horoismo, el coraje de individuos comunes en situaciones aterrorizantes.

No veo nada malo en los héroes que reflejan lo mejor que uno podría desear hacer y ser. Todavía tengo, sin avergonzarme,  afecto por mis propios héroes que permanecen escépticos ante la autoridad, sus declaraciones y motivos.

Comencé las historias de Elric a mediados de los 50. Evolucionaron gradualmente, generalmente con correspondencia de James Cawthorn, el artista, quien me enviaba sus ideas en forma de pinturas, hasta que en 1959 se me pidió que escribiera la serie para la revista SCIENCE FANTASY de Ted Carnell.

Elric fue creado en consciente oposición a las tendencias infantiles y machistas del momento. Apareció por primera vez en La Ciudad Durmiente y solo después retomé y escribí algunas de sus aventuras anteriores. Elric, como he dicho en otro lado, reflejaba la persona que yo era cuando escribí por primera vez sobre él. Sus conflictos y búsquedas tenían gran parte en común con los míos. De alguna forma todavía lo hacen.

Elric fue mi primera creación heroica que creciera más allá de la infancia y es con él con quien más me identifico. Aunque he puesto sus historias en este orden final y he realizado unas revisiones menores, he hecho solo unos pocos cambios a la prosa, que ha perdurado como un duro perro callejero a través de las idas y venidas de algunas buenas temporadas literarias, y cumple el trabajo que debía realizar con, espero, un poco de entretenido entusiasmo.

Mis deudas con Anthony Skene (Monsieur Zenith), Fletcher Pratt (Well of the Unicorn), James Branch Cabell (Jurgen), Lord Dunsany, Fritz Leiber y Poul Anderson, así como El Castillo de Otranto, Ivanhoe, Melmoth, y otros, han sido expuestas en otro lado. Elric fue publicadocomo un libro por primera vez en 1963 y fue dedicado a mi madre. Esta edición la dedico con considerables agradecimientos a John Davey, cuya ayuda ha demostrado ser invaluable.

Suyo,
Michael Moorcock
Lost Pines,
Texas.
Julio de 1995

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