SAYYID QUTB

Sin lugar a dudas, Sayyid Qutb es el principal ideólogo del islamismo político en el mundo árabe. Pasó gran parte de su vida en las prisiones del régimen de Nasser, donde finalmente fue ejecutado. En su libro “Señales de Ruta” describe lo que entiende como la verdadera sociedad islámica.

 

Señales de Ruta: capítulo 3:

 Las características de la sociedad islámica y el método correcto para su conformación

 

El mensaje del Islam traído por el Mensajero de Dios, Mahoma –la paz sea con él- fue el último eslabón de una larga cadena de invitaciones hacia Dios por parte de los nobles Profetas. A través de la historia, este mensaje ha permanecido igual: que los seres humanos deben reconocer que su verdadero Sustentador y Señor es Dios, que deben someterse a Él solamente, y que el señorío del hombre sea eliminado. Excepto por unos pocos pueblos aquí y allí en la historia, la humanidad en su conjunto nunca ha negado la existencia de Dios y Su soberanía sobre el universo; más bien ha fallado en comprender los reales atributos de Dios, o en el tomar a otros dioses junto a Dios como Sus asociados. Esta asociación con Dios ha sido tanto en la creencia y en el culto, como en el aceptar la soberanía de otros junto a Dios. Ambos aspectos son Shirk [término árabe que se refiere a adscribir los atributos, poder o autoridad de Dios a otros junto a Él y/o adoración de otros junto a Él] en el sentido de que ellos llevan a los seres humanos lejos de la religión de Dios, que ha sido traída por los Profetas. Luego de cada Profeta, hubo un período durante el cual la gente comprendió esta religión, pero luego gradualmente las generaciones subsiguientes la olvidaron y retornaron a la Yahiliya [barbarie, período anterior al Islam]. Comenzaron nuevamente el camino del Shirk, a veces en cuanto a su creencia y culto y a veces en su sumisión a la autoridad de otros, y a veces en ambos aspectos. A través de todos los períodos de la historia humana la llamada hacia Dios ha tenido una sola naturaleza. Su propósito es “Islam”, que significa llevar a los seres humanos a la sumisión a Dios, liberarlos de la servidumbre hacia otros seres humanos de manera que ellos puedan hacerse devotos del Único Dios Verdadero, liberarlos de las garras del señorío humano y de las leyes hechas por el hombre, sistemas de valores y tradiciones de manera que ellos reconocieran la soberanía y autoridad del Único Dios Verdadero y siguieran Su ley en todas las esferas de la vida.  El Islam de Mahoma –la paz sea con él- llegó para este propósito, al igual que los mensajes de los Profetas anteriores. El universo entero está bajo la autoridad de Dios, y el hombre, siendo una pequeña parte de él, necesariamente obedece las leyes físicas que gobiernan el universo. Es necesario también que la misma autoridad sea reconocida como quien da las leyes para la vida humana. El hombre no debe apartarse de esta autoridad para desarrollar un sistema separado y un esquema de vida separado. El crecimiento de un ser humano, sus condiciones de salud y enfermedad, y su vida y muerte están bajo el esquema de esas leyes naturales que vienen de Dios; aún en las consecuencias de sus acciones voluntarias él está indefenso ante las leyes universales. El hombre no puede cambiar la práctica de Dios en las leyes prevalecientes en el universo. En consecuencia, es deseable que él siga el Islam en aquellos aspectos de su vida en los que se le da la ocasión y haga de la Ley Divina el árbitro en todas las cuestiones de la vida de manera que pueda estar en armonía con el resto del universo.

Por otra parte, Yahiliya es el señorío de un hombre sobre otro, y en este aspecto está contra el sistema del universo y lleva al aspecto involuntario de la vida humana a entrar en conflicto con su aspecto voluntario. Esta fue esa Yahiliya contra la que luchó cada Profeta de Dios, incluyendo al último Profeta –la paz sea con él- en su llamada hacia la sumisión al Único Dios. Esta Yahiliya no es una teoría abstracta; de hecho, bajo ciertas circunstancias no tiene teoría en absoluto. Siempre toma la forma de un movimiento vivo en una sociedad que tiene su propio liderazgo, sus propios conceptos y valores, y sus propias tradiciones, hábitos y sentimientos. Es una sociedad organizada y hay una estrecha cooperación y lealtad entre sus individuos, y está siembre pronta y viva para defender su existencia consciente o inconscientemente. Aplasta a todos los elementos que parecen ser peligrosos para su personalidad.

Cuando la Yahiliya toma la forma, no de una “teoría” sino de un movimiento activo, entonces cualquier intento de abolir esta Yahiliya y llevar a la gente de nuevo hacia Dios que presente al Islam meramente como una teoría será indeseable, además de inútil. La Yahiliya controla el mundo de lo práctico, y para su sostén hay una organización viva y activa. En esta situación, los esfuerzos meramente teóricos para combatirla no pueden igualarla, mucho menos superarla. Cuando el propósito es abolir el sistema existente y reemplazarlo con un nuevo sistema que en sus principios característicos y en todos sus aspectos generales y particulares, es diferente del sistema yahili vigente, entonces es razonable que este nuevo sistema debe también entrar en el campo de batalla como un movimiento organizado y un grupo viable. Debe entrar en el campo de batalla con la determinación de que su estrategia, su organización social y las relaciones entre sus miembros deben ser más firmes y más poderosas que las que existen en el sistema yahili.

El fundamento teórico del Islam, en todo período de la historia, ha sido dar testimonio de que la ilaha illa Allah [no hay divinidad sino Dios] lo que significa testimoniar que la única divinidad verdadera es Dios, que Él es el Sostenedor, que Él es el Gobernante del Universo, y que Él es el Verdadero Soberano; creer en Él en el propio corazón, adorarlo a Él solamente, y poner en práctica Sus leyes. Sin esta completa aceptación de la illaha illa Allah, que diferencia a quien la dice como musulmán de un no-musulmán, no puede haber ninguna significación práctica de este recitado, ni habrá ningún acuerdo sustancial a la ley islámica. Teóricamente, establecerla significa que la gente debe dedicar sus vidas enteras a la sumisión a Dios, no debe decidir ningún asunto por sí misma, sino que debe remitirse a los mandatos de Dios concernientes a esa cuestión y seguirlos. Conocemos la guía de Dios a través de una sola fuente, esto es, a través del Mensajero de Dios –la paz sea con él. Así, en la segunda parte de la profesión de fe islámica, debemos dar testimonio: Wa ashadu anna Muhammadar Rasul Allah” [Y doy testimonio de que Mahoma es el Mensajero de Dios].

Es por lo tanto necesario que la creencia fundacional teórica en el Islam se materialice en la forma de un grupo organizado y activo desde el mismo principio. Es necesario que este grupo se separe de la sociedad yahili, volviéndose independiente y distinto de la sociedad yahili activa y organizada cuyo objetivo es bloquear al Islam. El centro de este nuevo grupo debe ser un nuevo liderazgo, el liderazgo que primero vino en la persona del Profeta –la paz sea con él, y luego de él fue delegado en aquellos que lucharon por llevar a la gente bajo la soberanía de Dios, Su autoridad y Sus leyes. Una persona que da testimonio de que no hay divinidad excepto Dios y de que Mahoma es el Mensajero de Dios debe cortar sus relaciones de lealtad para con la sociedad yahili, que ha abandonado, y para con el liderazgo yahili, ya sea que este tenga la forma de sacerdotes, magos o astrólogos, o la de un liderazgo político, social o económico, como fue el caso de los Quraish en la época del Profeta –la paz sea con él. Tendrá que dar su completa lealtad al nuevo movimiento islámico y al liderazgo musulmán. Este paso decisivo debe ser tomado en el mismo momento en que una persona dice “La ilaha illa Alla, Muhammadar Rasul Allah” con su boca. La sociedad musulmana no puede entrar en existencia sin esto. No puede entrar en existencia simplemente como un credo en los corazones de musulmanes individuales, a pesar de lo numerosos que estos puedan ser, a menos que se conviertan en un grupo activo, armonioso y cooperativo, distinto en sí mismo, cuyos diferentes elementos, como los miembros de un cuerpo humano, trabajen juntos para su formación, su fortalecimiento, su expansión y su defensa contra todos aquellos elementos que atacan su sistema, trabajando bajo un liderazgo que sea independiente del liderazgo yahili, y que organice sus variados esfuerzos hacia un propósito armonioso, que prepare para el fortalecimiento y ampliación de su carácter islámico y lo dirija a abolir las influencias de su oponente, la vida yahili. El Islam fue fundado de esta manera. Fue fundado sobre la base de un credo que, a pesar de ser conciso, incluía la vida en su totalidad. Este credo inmediatamente puso en acción a un grupo de gente viable y dinámico que se volvió independiente y separado de la sociedad yahili, cambiándola de inmediato, nunca vino como una teoría abstracta vacía de existencia práctica. Y, en el futuro sólo podrá poner en práctica de esta manera. No hay otro camino para el restablecimiento del Islam a la sombra de la Yahiliya, en cualquier época o país en que ocurra, excepto seguir su carácter natural y desarrollarlo en un movimiento y un sistema orgánico.

Cuando el Islam, de acuerdo al método antes descrito, pone en marcha una comunidad musulmana sobre esta base, la convierte en un grupo activo, y hace a esta fe la base única para las relaciones entre los individuos de este grupo, su objetivo último es despertar la “humanidad del hombre”, desarrollarla, hacerla fuerte y poderosa, y hacerla el factor más dominante entre todos los aspectos del ser humano. Busca implementar este propósito a través de sus enseñanzas, reglas, leyes y preceptos. Algunas características humanas son comunes con aquellas de los animales, e incluso con las de la materia inorgánica. Esto ha hecho que los exponentes de la Yahiliya científica se desvíen hasta considerar que el hombre no es nada más que un animal, ¡o incluso que materia inorgánica! Pero a pesar de las características que el hombre comparte con los animales y la materia inorgánica, el hombre posee ciertas otras características que lo distinguen y lo hacen una creación única. Aún los exponentes de la “ignorancia científica” fueron forzados a admitir esto, habiéndolos impactado la evidencia de factores visibles; pero aún entonces, su admisión de este hecho no es sincera ni inequívoca.

A este respecto el servicio prestado por la pura forma de vida del Islam ha producido resultados concretos y valiosos. El Islam basa a la sociedad islámica en la asociación de creencia solamente, en lugar de las bajas asociaciones basadas en la raza y el color, la lengua y el país, los intereses regionales y nacionales. En lugar de fortalecer esos caracteres que son comunes tanto al hombre como al animal, promueve las cualidades humanas del hombre, las promueve y las hace el factor dominantes. Entre los resultados concretos y brillantes de esta actitud está el que la sociedad islámica se vuelve una comunidad abierta e inclusiva, en la que la gente de variadas razas, naciones, lenguas y colores son miembros, no permaneciendo traza de esas cualidades animalescas. Los ríos de los más altos talentos y variadas habilidades de todas las razas de la humanidad desembocan en este vasto océano y se mezclan en él. Su combinación da lugar a un alto nivel de civilización en un muy corto período de tiempo, deslumbrando al mundo entero, y mezclando las esencias de todas las capacidades, ideas y sabiduría humanas de ese período, a pesar de que en esos tiempos los viajes eran difíciles y los medios de comunicación eran lentos. En esta gran sociedad islámica árabes, persas, sirios, egipcios, marroquíes, turcos, chinos, indios, romanos, griegos, indonesios, africanos estuvieron juntos –en resumen, pueblos de todas las naciones y todas las razas. Sus variadas características fueron unidas, y con cooperación mutua, armonía y unidad tuvieron parte en la construcción de la comunidad islámica y la cultura islámica. Esta civilización maravillosa no fue una “civilización árabe”, ni por un solo día; era puramente una “civilización islámica”. Nunca fue una “nacionalidad” sino siempre una comunidad de fe. Así ellos fueron juntos en pie de igualdad en la relación de amor, con sus mentes puesta en un solo objetivo; Así ellos usaron sus mejores habilidades, desarrollaron las cualidades de su raza al máximo, y trajeron la esencia de sus experiencias personales, nacionales e históricas para el desarrollo de esta comunidad única, a la cual ellos pertenecieron en pie de igualdad y cuyo lazo común fue a través de su relación con su Sostenedor. En esta comunidad su “humanidad” se desarrolló sin ningún impedimento. ¡Estas fueron las características que nunca fueron alcanzadas por ningún otro grupo de gente en la historia entera de la humanidad! La sociedad más distinguida y mejor conocida en la historia antigua se considera que es la del Imperio Romano. Pueblos de variadas razas, lenguas y temperamentos estuvieron juntos en esta sociedad, pero todo esto no estaba basado en la “relación humana” ni había ninguna fe sublime como factor unitario entre ellos; más bien su sociedad estaba ordenada en un sistema de clases, la clase de los “nobles” y la clase de los “esclavos”, a través del Imperio. Además, la raza romana –en general- tenía el liderazgo y las otras razas eran consideradas sus súbditos. En consecuencia esta sociedad no pudo alcanzar el peso que fue logrado por la sociedad islámica y no pudo conseguir las bendiciones que logró la sociedad islámica.

También aparecieron varias sociedades en los tiempos modernos. Por ejemplo, el Imperio Británico. Es igual a la sociedad romana, de la cual es un heredero. Está basado en la codicia nacional, en la cual la nación británica tiene el liderazgo y explota a aquellas colonias anexadas por el Imperio. Lo mismo es válido para otros imperios europeos. Los imperios español y portugués en sus tiempos, y el Imperio Francés, son todos iguales con respecto a la opresión y explotación. El comunismo también quiere establecer un nuevo tipo de sociedad, demoliendo las barreras de raza y color, nación y región geográfica, pero esto no está basado en las “relaciones humanas” sino en un “sistema de clase”. En consecuencia la sociedad comunista es como la sociedad romana con el énfasis reverso; allí los noble tenían distinción, mientras aquí el proletariado tiene distinción. El sentimiento principal de esta clase el odio y envidia de las otras clases. Tal sociedad egoísta y vengativa no puede sino excitar las emociones básicas en sus individuos. La verdadera base de ella está en excitar características animalescas, y en desarrollarlas y fortalecerlas. En consecuencia, en esta forma de ver, las necesidades más fundamentales de un ser humano son aquellas que son comunes con los animales, esto es, comida, abrigo y sexo. Desde este punto de vista, ¡la historia humana entera no es sino una lucha por la comida!

El Islam, entonces, es el único modo de vida divino que saca a la superficie las características humanas más nobles, desarrollándolas y usándolas para la construcción de la sociedad humana. El Islam ha permanecido único en este respecto hasta hoy. ¡Aquellos que se desvían de su sistema y quieren algún otro sistema, sea que esté basado en nacionalismo, color y raza, lucha de clases, o teorías corruptas similares, son los verdaderos enemigos de la humanidad! Ellos no quieren que el hombre desarrolle aquellas características nobles que le han sido dadas por su Creador ni desean ver a una sociedad humana beneficiada por la bendición armoniosa de todas sus capacidades, experiencias y características que han sido desarrolladas entre las distintas razas de la humanidad.

 

Traducción: Luis César Bou

 

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