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Semitas y antisemitas, ese es el problema

Por: Joseph Massad

Al-Ahram Weekly,  9 - 15 December 2004, Issue No. 720

Traducción: Luis César Bou

Hay mucha incomprensión, respecto al término "antisemitismo", entre los judíos, árabes y cristianos europeos. El término es catalogado como una descripción de actitudes profundamente anti-judías, y en ocasiones anti-árabes, pero este uso es en gran medida anacrónico y ahistórico. En tanto los sionistas y sus patrocinadores han estado utilizando el cargo de antisemitismo en contra de todos y cada uno de los que se oponen a Israel y a sus políticas, especialmente aunque no exclusivamente, en el mundo árabe, los árabes han respondido que ellos son "semitas" y, en consecuencia, por definición, no pueden ser antisemitas. ¿Cuáles son los méritos de tales argumentos?

Quizá ayude hacer alguna historia: El término "semita" fue inventado por los filólogos europeos del siglo XVIII para distinguir los idiomas unos de otros agrupándolos en "familias" descendientes de una lengua "madre" a la que todos ellos estaban relacionados. En este contexto, los idiomas fueron clasificados en "indoeuropeos", "semitas", etc. Los filólogos alegaban que el árabe, el hebreo, el arameo, el amharico, etc., eran idiomas semitas, aun cuando nunca pudieron encontrar una lengua semita madre de la que todos ellos derivaban.

En el siglo XIX y con el ascenso del racismo biológico europeo, los que odiaban a los judíos no pudieron recaer más sobre la diferencia religiosa para marcar a los judíos de la época posterior a la Ilustración como los objetos de su odio. Como la religión no era más parte de la argumentación que podía utilizarse en una Europa "racional y científica", tenía que encontrarse una nueva base para el odio a los judíos. Esto no significa, sin embargo, que ciertas ideas religiosas no hayan sido racionalizadas. Frecuentemente lo fueron. En acuerdo con la aceptación protestante de la Biblia hebrea dentro de su nueva religión y su ubicación de los judíos europeos modernos como descendientes directos de los antiguos hebreos, los que odiaban a los judíos en la época posterior a la Ilustración comenzaron a identificar a los judíos como "semitas" debido a que sus supuestos ancestros habían hablado el hebreo. De hecho, los judíos antiguos hablaron arameo, el idioma en el cual fue escrito el Talmud, así como parte de la Biblia. Basados en esta nueva taxonomía filológica y sus clasificaciones raciales correlativas en las ciencias biológicas, los judíos fueron endosados con esta categoría lingüística que pronto se transformó en una categoría racial. En consecuencia, los que odiaban a los judíos comenzaron a identificarse a sí mismos como "antisemitas". Así, el objeto de odio del antisemitismo europeo han sido siempre los judíos europeos.

Las afirmaciones hechas por muchos hoy en día de que cualquier manifestación de odio contra los judíos en cualquier lugar geográfico de la Tierra y en cualquier período histórico es "antisemitismo" surge de una gran incomprensión de la historia europea del antisemitismo. En tanto la opresión de, la discriminación hacia, y el odio a las comunidades judías en tanto judías se pueden encontrar en muchos períodos de la historia europea, la base para este odio es distinta del antisemitismo moderno, y sus fuentes de inspiración no son la ciencia racional ni la biología o la filología de la Ilustración, sino religiosas además de otras consideraciones políticas y económicas que convierten a los judíos en chivos emisarios. Esto puede no ser importante para los que solamente quieren producir una historia lacrimosa de los judíos europeos, pero es crucial para la comprensión de cómo las identidades producidas a partir de la Ilustración europea son distintas a las de los períodos precedentes, y de su función como nuevas bases para el nacionalismo, el racismo, la opresión, la discriminación y la liberación, y para los mecanismos modernos puestos en marcha para institucionalizar tales identidades y categorías humanas.

La afirmación defensiva que hacen algunos de que los árabes no pueden ser "antisemitas" porque ellos mismos son "semitas" es igualmente errónea y superficial. Primeramente, afirmaré que no creo que nadie sea un "semita" de la misma manera que creo que nadie es un "ario", y no creo que los árabes o los judíos deban declarar orgullosamente que son "semitas" porque los racistas europeos los clasificaron de tal forma. Pero si la historia del antisemitismo cristiano europeo es mayormente una historia de focalizar a los judíos como los objetos de discriminación y exclusión, la historia del orientalismo y el colonialismo europeo es una que focaliza a los árabes y a los musulmanes, entre muchos otros. Esto no significa que los árabes no son considerados semitas por las clasificaciones raciales y filológicas europeas; de hecho lo son. Ni significa que hoy mucho del odio hacia los árabes no deriva de un previo antisemitismo que focalizó a los judíos. De hecho así es. La historia del orientalismo europeo muestra su total complicidad con el antisemitismo del cual derivan muchas de sus representaciones de los árabes antiguos y modernos y de los antiguos hebreos y los judíos modernos. Como demostró Edward Said hace un cuarto de siglo en su clásico libro Orientalismo, "lo que no ha sido afirmado suficientemente en las historias del antisemitismo moderno ha sido la legitimación de tales designaciones atávicas por el orientalismo, y ... el modo en que esta legitimación intelectual y académica ha persistido a través de la época moderna en las discusiones sobre el Islam, los árabes, y el Próximo Oriente." Agrega Said: "La transferencia del ánimo popular antisemita desde un objetivo judío hacia otro árabe fue realizada fácilmente, desde el momento que la forma era esencialmente la misma." En el contexto de la Guerra de 1973, Said comentó que los árabes vinieron a ser representados en occidente como teniendo "rasgos claramente 'semitas': narices grandes y ganchudas, la mirada maliciosa y los bigotes en sus caras, eran recordatorios obvios (para una población mayormente no-semita) de que los "semitas" eran en el fondo 'nuestros' problemas."

Esto es importante, en tanto mucha gente en el mundo árabe y fuera de él piensa que los judíos europeos son los que se autodenominaron "semitas", en lugar de los racistas cristianos europeos que inventaron el término. Por supuesto esta equivocación es entendible, dado el hecho que el sionismo, que adoptó la totalidad de las ideologías antisemitas, también denominaría "semitas" a los judíos y comenzaría a considerarlos racialmente semitas desde fines del siglo XIX hasta el presente. En este sentido, no sólo muchos árabes piensan que "semitas" es una categoría de invención judía, sino que también lo hacen muchos judíos europeos que fueron (y en algunos contextos siguen siendo) víctimas de esta designación antijudía.

Pero esto es diferente al alegato espurio de que "los árabes no pueden ser antisemitas porque son semitas." Hay árabes hoy en día que son anti-judíos, y extraen su retórica anti-judía no de la experiencia palestina sino de la retórica europea del antisemitismo. El punto es que los cristianos y musulmanes árabes pueden ser anti-judíos de la misma manera que los judíos pueden ser, y los judíos norteamericanos e israelíes frecuentemente son, racistas anti-árabes, aún cuando muchos de estos judíos y árabes utilizan la categoría de "semitas" para su auto-clasificación. De hecho un número grande y desproporcionado de difusores del racismo anti-árabe en los Estados Unidos e Israel así como en Europa son judíos. Pero también hay un número desproporcionado de judíos entre quienes defienden a los árabes y musulmanes contra el racismo y antisemitismo euro-americano e israelí. La mayoría, sin embargo, de los que odian a los árabes y musulmanes en occidente siguen siendo cristianos europeos y americanos.

Frecuentemente los sionistas y sus simpatizantes señalan que la negación del holocausto en el mundo árabe es la principal evidencia del "antisemitismo árabe". He escrito en muchos sitios sobre cómo cualquier árabe o palestino que niega el holocausto judío cae dentro de la lógica sionista.

Mientras que en occidente la negación del holocausto es ciertamente una de las manifestaciones más fuertes de antisemitismo, la mayoría de los árabes que niegan el holocausto lo hacen por razones políticas y no racistas. Este punto incluso es aceptado por el orientalista anti-árabe y anti-musulmán Bernard Lewis. Esta negación está basada en la falsa afirmación sionista de que el holocausto justifica el colonialismo sionista. La afirmación sionista es la siguiente: Desde el momento que los judíos fueron víctimas del holocausto, tienen el derecho a colonizar Palestina y establecer un estado de asentamiento colonial allí. Aquellos árabes que niegan el holocausto aceptan la lógica sionista como correcta. Desde el momento que estos negadores rechazan el derecho de los sionistas a colonizar Palestina, el único argumento que les dejan es negar que el holocausto haya tenido lugar, lo cual, según su pensamiento, sustrae a los sionistas su argumento supuestamente "moral". Pero el hecho de que los judíos fueran masacrados no les da a los sionistas el derecho a apropiarse de la patria de algún otro y masacrar al pueblo palestino. La opresión de un pueblo no lo provee del derecho de oprimir a otros. Si aquellos negadores árabes rehúsan aceptar la lógica criminal sionista que justifica el asesinato y la opresión de los palestinos apelando al holocausto, entonces estos negadores no necesitarán más producir tales argumentos espurios. Todos aquellos que en el mundo árabe niegan el holocausto judío son en mi opinión sionistas.

Cualquiera que crea en la justicia social y se oponga a la opresión racista debe ser solidario con todas las víctimas del holocausto, especialmente los judíos europeos, el 90 por ciento de los cuales fueron exterminados por un régimen genocida y criminal. Tal persona igualmente debe estar en contra de la utilización sionista del holocausto para justificar las políticas coloniales y racistas de Israel. El intento por parte de los negadores del holocausto de bajar el número de víctimas del holocausto es obsceno, ya que hayan sido asesinados un millón o diez millones de judíos, el resultado es todavía genocidio y esto nunca justifica la opresión israelí hacia los palestinos. Tal obsceno juego de números por parte de los negadores del holocausto difiere poco de la negación sionista de la nakba palestina y también es similar a los intentos sionistas continuos de bajar las cifras de los refugiados palestinos. Mientras la nakba y el holocausto no son equivalentes en ningún sentido, la lógica de negarlos es de hecho la misma. Debo afirmar aquí que la Organización para la Liberación de Palestina y la mayoría de los intelectuales palestinos han hablado y escrito desde la década del 60' respecto a su solidaridad con las víctimas judías del holocausto y han atacado a aquellos que niegan que haya tenido lugar. A diferencia de la negación oficial y extraoficial israelí de la expulsión de los palestinos y de las cifras de los refugiados, los que niegan el holocausto entre los palestinos no tienen ningún lugar dentro de la OLP ni ninguna legitimidad entre los intelectuales palestinos.

Hoy vivimos en un mundo en que el odio anti-árabe y anti-musulmán, derivado del antisemitismo, está en evidencia en todas partes. No son los judíos los que están siendo muertos por miles por el antisemitismo árabe, sino más bien los árabes y musulmanes los que están siendo muertos por decenas de miles por el antisemitismo cristiano euro-americano y por el antisemitismo judío israelí. Si los antisemitas señalaron a los judíos como los abastecedores de la corrupción, en tanto banqueros financistas que controlaban el mundo, en tanto subversivos comunistas violentos, como envenenadores de las fuentes cristianas, los árabes y musulmanes de hoy son considerados como teniendo el control del mercado petrolero y en consecuencia del mercado financiero mundial, los proveedores de odio y corrupción a las sociedades cristianas y judías civilizadas, en tanto terroristas violentos, y como posibles asesinos de masas, no con algún veneno judío semita sino con las armas nucleares, químicas y biológicas, árabes semitas (que no se encuentran en ninguna parte). Así Michael Moore se siente vindicado al hablarnos en su reciente filme, Fahrenheit 9/11, acerca de la parte de la economía norteamericana controlada por dinero saudita, dejando de mencionar la mucho, mucho mayor parte de la economía saudita controlada por Norteamérica. El antisemitismo está vivo y bien hoy día en todo el mundo y sus principales víctimas son los árabes y musulmanes y ya no más los judíos. La lucha entonces debe ser contra todo antisemitismo no importa cuál sea el objeto de su opresión, árabe o judío.

Joseph Massad enseña historia política e intelectual árabe en la Universidad de Columbia en Nueva York.

 

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