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Conflictos
Lu
Xun
Diario de un loco (1918)
Traducción:
Luis César Bou
Dos
hermanos, cuyos nombres no necesito mencionar aquí, eran buenos amigos míos en
la universidad; pero luego de una separación de muchos años perdimos
gradualmente contacto. Hace algún tiempo me enteré que uno de ellos estaba
gravemente enfermo, y como estaba en camino hacia mi viejo hogar me desvié para
visitarlos, encontré solamente a uno de ellos, que me dijo que el inválido era
su hermano menor.
“Aprecio
que vinieras desde tan lejos para vernos”, dijo, “pero mi hermano se recobró
hace algún tiempo y se ha ido a algún lado a asumir un puesto oficial.” Luego,
riendo, me mostró dos volúmenes del diario de su hermano, diciendo que en ellos
podía verse la naturaleza de su pasada enfermedad, y que no había ningún
problema en mostrárselos a un viejo amigo. Tomé el diario, lo leí, y encontré
que mi amigo había sufrido de una forma de complejo de persecución. El escrito
era en su mayor parte confuso e incoherente, y allí el había hecho solamente
afirmaciones absolutas; sin embargo había omitido colocar fechas, de manera que
únicamente por el color de la tinta y las diferencias en la escritura podía uno
decir que no había sido escrito todo al mismo tiempo. Ciertas secciones, sin
embargo, no estaban desconectadas entre sí, y he copiado una parte para servir
como objeto de investigación médica. No he alterado una sola de todas las
irracionalidades que aparecen en el diario y solamente he cambiado los nombres,
aún cuando las personas allí referidas son todos gente del campo, desconocidas
para el mundo y sin importancia. En cuanto al título, fue escogido por el autor
del diario luego de su recuperación, y yo no lo modifiqué.
Esta
noche la luna es muy brillante.
No
la he visto por cerca de treinta años, de manera que hoy cuando la vi me sentí
inusualmente estimulado. Comencé a comprender que durante los pasados treinta
años había estado en la oscuridad; pero ahora debo ser extremadamente
cuidadoso. De otra forma ¿por qué ese perro en la casa de Chao me miraría dos
veces?
Tengo
motivos para mi miedo.
Esta
noche no hay luna en absoluto sé que esto presagia enfermedad. Esta mañana
cuando salí cautelosamente, el señor Chao tenía una mirada extraña en sus ojos,
como si tuviera miedo de mí, como si quisiera matarme. Hay otros siete u ocho,
que hablaban acerca de mi persona cuchicheando. Y tenían miedo de que yo los
mirara. Toda la gente con la que me crucé era así. Los más feroces de ellos me
mostraban los dientes; con lo que yo temblaba de pies a cabeza, sabiendo que
sus preparativos estaban completos.
Sin
embargo, no tenía miedo y continué mi camino. Un grupo de niños también
hablaban de mí, y la mirada en sus ojos era igual a la del señor Chao en tanto
que sus rostros eran también de una palidez cadavérica. Me pregunté qué encono
podían tener esos niños hacia mi persona, para comportarse de esa manera. No
podía increparlos: ¡Díganme! Sin que salieran huyendo.
Me
preguntaba qué encono tendría el señor Chao en contra mía, qué encono tendría
la gente en el camino en contra mía. No puedo imaginar nada excepto que, veinte
años atrás, pisé los libros de cuentas de muchos años del señor Ku Chiu [ku
chiu=tiempos antiguos, juego de palabras con Kun Chiu=Confucio] y el señor Ku
se sintió muy disgustado. A pesar de que el señor Chao no lo sabía, debe haber
oído hablar de esto y decidido vengarlo, de manera que está conspirando en
contra mía junto con la gente del camino. Pero ¿por qué los niños? En ese
momento ellos todavía no habían nacido, de manera que ¿por qué me mirarían hoy
de una manera tan extraña, como si me tuvieran miedo, como si quisieran
matarme? Esto realmente me atemoriza, es tan raro y turbador.
Ya
lo sé. ¡Deben haberlo aprendido de sus padres!
No
puedo dormir en la noche. Todas las cosas requieren una consideración cuidadosa
para que uno pueda entenderlas.
Esas
personas, algunas de las cuales han sido humilladas por el magistrado,
abofeteadas en la cara por los letrados, los oficiales de justicia les han
quitado sus mujeres, o los usureros han conducido a sus familiares al suicidio,
sin embargo nunca se mostraron tan asustadas y feroces como ayer.
La
cosa más extraordinaria fue esa mujer ayer en la calle, que golpeó a su hijo y
dijo: “¡Pequeño demonio! ¡Me gustaría morderte y comer varios bocados de ti
para descargarme!” Sin embargo todo el tiempo me miraba a mi. Di un salto,
incapaz de controlarme; entonces todas esas personas de caras grises y dientes
largos comenzaron a reír burlonamente. El viejo Chen me empujó por detrás y me
arrastró a casa.
Él
me arrastró a casa. La gente en casa toda pretendía no conocerme; tenían la
misma mirada en sus ojos que los otros. Cuando entré al estudio, cerraron la
puerta por detrás como si enjaularan una gallina o un pato. Este incidente me
dejó aún más confundido.
Unos
pocos días atrás un arrendatario nuestro de la aldea Pequeño Lobo vino para
informarnos del fracaso de las cosechas, y dijo a mi hermano mayor que un
personaje notorio de su aldea había sido golpeado hasta la muerte; luego alguna
gente había extraído su corazón y su hígado, los había freído en aceite y los
había comido, como forma de incrementar su coraje. Cuando yo interrumpí, el
arrendatario y mi hermano fijaron la vista en mi persona. Recién hoy comprendí
que tenían exactamente la misma mirada en sus ojos que esa gente de afuera.
Sólo
pensarlo me hace temblar desde la punta de mis pelos hasta las plantas de mis
piés.
Ellos
comen seres humanos, de manera que ellos pueden comerme.
Comprendo
que el “comer varios bocados de ti” de esa mujer, la risa de esa gente de cara
gris y dientes largos y el relato del arrendatario el otro día son obviamente
signos secretos. Comprendo todo el veneno en sus palabras, todas las dagas en
su reír. Sus dientes son blancos y relucientes: son comedores de hombres.
Me
miran, a pesar de que no soy un mal hombre, siempre desde que pisé las cuentas
del señor Ku ha sido un tocar e irse. Ellos parecen tener secretos que yo no
puedo adivinar, y desde el momento que están enojados pueden denominar a
cualquiera una mala persona. Recuerdo cuando mi hermano mayor me enseñó a
escribir composiciones, no importa cuan bueno sea un hombre, si yo producía
argumentos contrarios él marcaría ese pasaje para mostrar su aprobación;
mientras si me excusaba de hacerlo, él diría: “Bueno para ti, que muestras
originalidad.” ¿Cómo puedo adivinar sus pensamientos secretos, especialmente
cuando ellos están preparados para comer gente?
Todo
requiere una consideración cuidadosa si uno quiere entenderlo. En los tiempos
antiguos, según pude averiguar, la gente comía frecuentemente seres humanos,
pero estoy bastante confuso acerca de esto. Traté de estudiar la cuestión, pero
mi libro de historia no tenía cronología, y garrapateadas en todas las páginas
estaban las palabras: “Virtud y Moralidad.” Como de cualquier manera no podía
dormir, leí aplicadamente la mitad de la noche, hasta que comencé a ver
palabras entre líneas, el libro entero estaba lleno de dos palabras: “Come
gente.”
Todas
estas palabras escritas en el libro, todas las palabras habladas por nuestro
arrendatario, me miraban extrañamente con una sonrisa enigmática.
¡Yo
también soy un hombre, y ellos quieren comerme!
Esta
mañana me senté tranquilamente un rato. El viejo Chen me trajo el almuerzo: un
tazón de vegetales, un tazón de pescado hervido. Los ojos del pescado eran
blancos y duros, y su boca estaba abierta de la misma manera que esas personas
que quieren comer seres humanos. Luego de unos pocos bocados no pude discernir
si se trataba de pescado o de carne humana, de manera que arrojé todo.
Dije,
“Viejo Chen, dile a mi hermano que me siento muy sofocado y quiero pasear por
el jardín.” El viejo Chen no dijo nada pero salió, y al poco tiempo volvió y
abrió la puerta.
No
me moví, sino que miré de que forma ellos podían amenazarme, estando convencido
como estaba de que ellos no me dejarían ir. ¡Con certeza! Mi hermano mayor vino
lentamente, conduciendo a un hombre mayor. Había un brillo asesino en sus ojos,
y temiendo que yo pudiera advertirlo inclinó su cabeza, mirándome desde el
costado de sus anteojos.
“Pareces
estar muy bien hoy,” dijo mi hermano
“Si,”
contesté yo.
“He
invitado al señor Ho a que venga hoy aquí,” dijo mi hermano, “para examinarte.”
“Muy
bien,” dije yo. ¡En realidad yo sabía muy bien que ese hombre mayor era el
verdugo disfrazado! Él simplemente utilizó el pretexto de tomarme el pulso para
comprobar cuán gordo estaba; porque al hacerlo recibiría una parte de mi carne.
Todavía no tenía miedo. Como yo no como hombres, mi coraje es mayor que el de
ellos. Levanté mis dos puños, para ver qué hacían ellos. El hombre mayor se
sentó, cerró sus ojos, se frotó las manos durante algún tiempo y así permaneció
todavía un tiempo más; luego abrió sus ojos sagaces y dijo, “No deje a su
imaginación ir lejos. Descanse tranquilamente por unos días, y estará bien.”
¡No
deje a su imaginación ir lejos! ¡Descanse tranquilamente por unos días! Cuando
haya engordado, naturalmente ellos tendrán más para comer; pero ¿qué bien me
hará eso, o cómo podré “estar bien”?
Toda esta gente queriendo comer carne humana y al mismo tiempo tratando
furtivamente de guardar las apariencias, no atreviéndose a actuar prontamente,
realmente casi me hacía morir de risa. No pude sino rugir de la risa, estaba
tan sorprendido. Sabía que en esa risa había coraje e integridad. Tanto el
hombre mayor como mi hermano empalidecieron, asombrados por mi coraje e
integridad.
Pero
justamente porque soy valiente ellos están más impacientes por comerme, para
así adquirir algo de mi coraje. El viejo salió por la puerta, pero antes de que
se hubiera ido muy lejos dijo a mi hermano en voz baja, “¡Para ser comido
inmediatamente!” Y mi hermano asintió. ¡De manera que tu también estás en eso!
Este descubrimiento estupendo, a pesar de que llegó como un relámpago, no es
más que lo que había esperado: ¡El cómplice en esto de comerme es mi propio
hermano mayor!
¡El
comedor de carne humana es mi hermano mayor!
¡Soy
el hermano menor de un comedor de carne humana!
¡Seré
comido por otros, pero también soy el hermano menor de un comedor de carne
humana!
Estos
días he estado pensando nuevamente: supongamos que el viejo no fuera un verdugo
disfrazado, sino un médico verdadero; de cualquier manera podría ser un comedor
de carne humana. En ese libro sobre hierbas, escrito por su predecesor Li
Shih-chen [famoso farmacólogo, 1518-1593] está establecido claramente que la
carne humana puede ser cocinada y comida; de manera que ¿puede él decir que no
come hombres?
En
cuanto a mi hermano mayor, tengo buenas razones para sospechar de él. Cuando me
estaba enseñando, dijo con sus propios labios, “La gente vende a sus hijos para
comer.” Y una vez hablando de una mala persona, dijo que no sólo merecía ser
muerto, sino que debía “tener comida su carne y su piel dormida...”[cita de un
texto clásico] Yo era joven todavía, y mi corazón latió más fuerte por algún
tiempo, él no fue sorprendido en absoluto por la historia que nuestro
arrendatario de la aldea Pequeño Lobo nos dijo el otro día acerca de comer el
corazón y el hígado de un hombre, sino que se quedó moviendo la cabeza.
Evidentemente es tan cruel como antes. Desde que es posible “vender hijos para
comer,” cualquier cosa puede ser vendida, cualquiera puede ser comido. En el
pasado yo simplemente escuchaba sus explicaciones, y las dejaba pasar como
tales; ahora sé que cuando él me explicaba eso, no solamente estaba allí la
grasa humana en la esquina de sus labios, sino que su corazón entero estaba
puesto en comer hombres.
Gran oscuridad. No sé si es de día o de
noche. El perro de la familia Chao ha comenzado nuevamente a ladrar.
La
ferocidad de un león, la timidez de un conejo, la astucia de un zorro...
Conozco
como son; no desean matar a nadie completamente, ni se atreven, por miedo a las
consecuencias. En cambio se han congregado y cuesto trampas por todas partes,
para obligarme a matarme. La conducta del hombre y la mujer en la calle hace
unos días, y la actitud de mi hermano mayor estos últimos días, lo hace obvio.
Lo que les gusta más es que un hombre se quite el cinturón, y se ahorque
colgándose de una viga; de manera que
puedan disfrutar de lo que desean de todo corazón sin ser acusados de
asesinato. Naturalmente algo así los pone a rugir con una risa de placer. Por
una parte, si un hombre está asustado o temeroso de la muerte, a punto tal de
hacerlo adelgazar, así y todo mueven la cabeza en aprobación.
¡Ellos
comen solamente carne muerta! Recuerdo haber leído en alguna parte acerca de
una bestia odiosa, con una fea mirada en sus ojos, llamada “hiena” que
usualmente come carne muerta. Incluso parte los huesos más grandes en
fragmentos y se los traga: el sólo pensar en esto es suficiente como para
aterrorizarlo a uno. Las hienas están asociadas a los lobos, y los lobos
pertenecen a la especie canina. El otro día el perro de la casa Chao me miró
varias veces; obviamente está en el complot y se ha convertido en su cómplice.
Los ojos del viejo estaban cerrados, ¡pero eso no me engaña!
Lo
más deplorable es mi hermano mayor. Él es también un hombre, entonces ¿por qué
no tiene miedo, por qué está complotándose con los otros para comerme? ¿Es que
cuando uno está acostumbrado a ello no piensa más que se trata de un crimen? ¿O
es que ha endurecido su corazón lo suficiente como para hacer algo que sabe que
es incorrecto?
En
el maldecir a los comedores de hombres, comenzaré con mi hermano, y en el
disuadir a los comedores de hombres, también comenzaré con él.
De
hecho, tales argumentos lo habrían convencido hace mucho...
Súbitamente
llegó alguien. Él era solamente de unos veinte años de edad y no vi muy
claramente sus facciones. Su cara estaba cubierta de sonrisas, pero cuando se
volvió hacia mi su sonrisa no parecía genuina. Le pregunté “¿Es correcto comer
seres humanos?”
Todavía
sonriendo, replicó, “Cuando no hay hambre cómo puede uno comer seres humanos?”
Comprendí
al instante, él era uno de ellos; pero todavía junté coraje para repetir mi
pregunta:
“¿Es
correcto?”
“¿Qué
lo lleva a preguntar tal cosa? Usted realmente está... haciendo una broma...
Está muy lindo el tiempo hoy.”
“Está
lindo, y la luna muy brillante. Pero quiero preguntarle: ¿Es correcto?
Él
miró desconcertado, y musitó: “No...”
“¿No?
¿Entonces por qué lo hacen?”
“¿De
qué está usted hablando?”
“¿De
qué estoy hablando? Ellos están ahora comiendo hombres en la aldea Pequeño
Lobo, y usted puede verlo escrito en los libros, en fresca tinta roja.”
Su
expresión cambió, y se puso mortalmente pálido. “Puede ser,” dijo, mirándome.
“Siempre ha sido así...”
“¿Es
correcto porque siempre ha sido así?”
“Me
rehuso a discutir estas cosas con usted. De cualquier forma, usted no debe
hablar acerca de eso. ¡Quien lo hace está equivocado!”
Yo
salté y abrí mis ojos a más no poder, pero el hombre se había desvanecido. Yo
estaba mojado de transpiración. Él era mucho más joven que mi hermano, pero aún
así él estaba en eso. Debe haber sido enseñado por sus padres. Temo que ya le
haya enseñado a sus hijos: por eso es que los niños me miraban tan ferozmente.
Deseando
comer hombres, y al mismo tiempo temiendo ser comidos ellos mismos, todos se
miran mutuamente con la más profunda sospecha...
Cuán
confortable sería para ellos la vida si pudieran alejarse de tales obsesiones e
ir a trabajar, caminar, comer y dormir tranquilamente. Tienen que dar solamente
un paso. Sin embargo, padres e hijos, maridos y mujeres, hermanos, amigos,
maestros y estudiantes, enemigos acérrimos e incluso extranjeros, se han unido
todos a esta conspiración, desalentando y previniéndose mutuamente de dar este
paso.
Esta
mañana temprano salí para ver a mi hermano mayor. Estaba parado en el umbral de
la entrada mirando el cielo, fui hacia él, me ubiqué entre él y la puerta, y
con una postura y delicadeza excepcional le dije:
“Hermano,
tengo algo que decirte.”
“Bien,
¿qué es?” preguntó, volviéndose rápidamente hacia mí y asintiendo.
“Es
muy poco, pero encuentro difícil el decirlo. Hermano, al comienzo probablemente
todos los pueblos primitivos comen un poco de carne humana. Luego, a causa del
cambio de su mentalidad, algunos de ellos dejan de hacerlo, y porque tratan de
ser buenos se convierten en hombres, en hombres verdaderos. Pero algunos
todavía siguen comiendo –al igual que reptiles. Algunos se han convertido en
peces, pájaros y finalmente hombres; pero algunos no tratan de ser buenos y
permanecen todavía como reptiles. Cuando aquellos que comen hombres se comparan
con los que no lo hacen, cuán avergonzados estarán. Probablemente mucho más
avergonzados que lo que lo están los reptiles ante los monos.
“En
tiempos antiguos Yi Ya cocinó a su hijo para ser comido por Chieh y Chou; esa
es la vieja historia. [alusión a un texto clásico] Pero verdaderamente desde la
creación del cielo y la tierra por Pan Ku los hombres se han estado comiendo
mutuamente, desde la época de Yi Ya hasta la época de Hsu Hxi-lin
[revolucionario ejecutado en 1907] y desde la época de Hsu Hsi-lin hasta el
hombre atrapado en la aldea Pequeño Lobo. El año pasado ellos ejecutaron a un
criminal en la ciudad, y uno de los presentes sumergió un trozo de pan en su
sangre y lo engulló.
“Ellos
quieren comerme, y por supuesto tu no puedes hacer nada al respecto
individualmente; pero ¿por qué te uniste a ellos? Como comedores de hombres son
capaces de cualquier cosa. Si me comen a mi, también pueden comerte a ti;
miembros del mismo grupo pueden comerse mutuamente. Pero si tu cambiaras de
forma de ser inmediatamente, entonces todos tendrían paz. Aunque esto ha venido
ocurriendo desde hace un tiempo inmemorial, hoy podemos hacer un esfuerzo
especial para ser buenos, y decir ¡esto no debe hacerse! Estoy seguro de que tu
puedes decirlo, hermano. El otro día cuando el arrendatario quería ver la renta
reducida, tu dijiste que no podía hacerse.”
Al
principio él sólo sonrió cínicamente, luego vino a sus ojos una mirada asesina,
y cuando hablé de su secreto su cara se volvió pálida. Fuera de la puerta se
detuvo un grupo de gente, incluyendo al señor Chao y su perro, todos estirando
sus cuellos para espiar hacia dentro. No pude ver todas sus caras, porque
parecían estar enmascaradas en sus ropas; algunos de ellos lucían pálidos y
horribles, reteniendo su risa. Yo sabía que eran todos del mismo grupo, todos
comedores de carne humana. Pero también sabía que no todos ellos pensaban de la
misma manera. Algunos de ellos pensaban que en tanto siempre ha sido así, los
hombres deben ser comidos. Otros sabían que no debían comer hombres, pero así y
todo lo deseaban; y temían que la gente pudiera descubrir su secreto; de manera
que cuando me oyeron se enojaron, pero siguieron sonriendo con su cínica,
apretada, sonrisa.
Repentinamente
mi hermano se puso furioso, y gritó:
“¡Fuera
de aquí, todos ustedes! ¿Cual es la gracia de observar a un loco?”
Entonces
comprendí parte de su astucia. Ellos nunca desearían cambiar su forma de ser, y
sus planes eran claros, me habían estigmatizado como loco. En el fututo cuando
yo fuera comido, no sólo no tendrían problemas, sino que la gente probablemente
les agradecería. Cuando nuestro arrendatario hablara de los aldeanos comiendo a
un mal personaje, sería exactamente lo mismo. Esa es su vieja treta.
El
viejo Chen entró también, con gran irritación, pero ellos no pudieron callarme,
yo tenía que hablarle a esa gente:
“!Ustedes
deben cambiar, cambiar desde el fondo de sus corazones!” Dije. “Ustedes deben
saber que en el futuro no habrá sitio en el mundo para los comedores de
hombres.
“Si
no cambian, pueden todos ser comidos unos a otros. A pesar de que nacen tantos,
serán eliminados por los hombres verdaderos, como lobos muertos por cazadores.
¡Como reptiles!”
El
viejo Chen condujo a todos hacia afuera. Mi hermano había desaparecido. El
viejo Chen me aconsejó volver a mi cuarto. El cuarto estaba muy oscuro. Las
vigas y el cielorraso vibraban sobre mi cabeza. Luego de temblar algún tiempo
se agrandaron. Se amontonaron sobre mi.
El
peso era tan grande que no podía moverme. Esto significaba que yo moriría. Yo
sabía que el peso era falso, de manera que luché, cubierto de transpiración.
Tenía que decir:
“¡Ustedes
deben cambiar de una vez, cambiar desde el fondo de sus corazones! Ustedes
deben saber que en el futuro no habrá sitio en el mundo para los comedores de
hombres...”
El
sol no brilla, la puerta no se abre, todos los días dos comidas.
Tomo
mis palillos para comer, pienso en mi hermano mayor; ahora sé cómo murió mi
pequeña hermana: fue por culpa de él. Mi hermana tenía sólo cinco años en ese
momento. Todavía puedo recordar cuán adorable y patética se veía. Mamá lloraba
y lloraba, pero él le pidió que no llorara, probablemente porque la había
comido él mismo, y de esa forma su llanto lo hacía sentir avergonzado. Si tenía
algún sentido de la vergüenza...
Mi
hermana fue comida por mi hermano, pero no sé si mamá lo comprendió o no.
Pienso
que mamá debe haberlo sabido, pero cuando lloraba no lo decía, probablemente
porque no lo consideraba apropiado. Recuerdo cuando yo tenía cuatro o cinco
años de edad, sentado en el fresco de la sala, mi hermano me dijo que si los
padres de un hombre están enfermos, él debe cortar un pedazo de su carne y
cocinarla por ellos si quería ser considerado un buen hijo; y mamá no lo
contradijo. Si un pedazo puede ser comido, obviamente puede serlo la totalidad.
Y por lo tanto sólo pensar en la pena de entonces todavía hace sangrar a mi
corazón; ¡eso es lo extraordinario de esta cuestión!
No
soporto pensar en ello.
Solamente
he comprendido que he estado viviendo todos estos años en un sitio donde por miles
de años han estado comiendo carne humana. Mi hermano ha tomado a su cargo la
casa cuando nuestra hermana murió, y él bien puede haber utilizado su carne en
nuestro arroz y salsas, haciéndonos comerla inintencionadamente.
Es
posible que yo comiera varios trozos de la carne de mi hermana
inintencionadamente, y ahora es mi turno...
¿Cómo
puedo un hombre como yo, luego de cuatro mil años de historia humana –aunque al
principio no haya sabido nada acerca de esto- esperar enfrentarme con un hombre
real?
¿Quizá
hay todavía niños que no han comido hombres? ¡Salven a los niños!