Muammar El Gadhafi
LA ENSEÑANZA
El Libro Verde, Segunda Parte
La
enseñanza o el aprendizaje no son aquellos métodos organizados ni aquellas
asignaturas clasificadas que obligan a los jóvenes a su conocimiento durante
unas horas determinadas, sentados en pupitres alineados y contenidas en unos
libros impresos. Esta clase de enseñanza, dominante por lo demás en todo el
mundo, constituye un sistema contrario a la libertad. La enseñanza obligatoria
de la que tanto se vanaglorian los países cada vez que pueden aplicarla es uno
de los métodos de opresión y privación de la libertad, una anulación impuesta
de las dotes del Hombre, y una orientación implantada contra las opciones del
mismo. Es una acción dictatorial, que mata la libertad, impide al hombre la libre
elección, reacción y perfeccionamiento. Obligar a un ser humano a aprender un
programa docente no es otra cosa que un acción dictatorial. Imponer
determinadas materias de aprendizaje es tanto como imponer un método
dictatorial.
La
enseñanza obligatoria, el aprendizaje metódico y organizado equivale a una
imposición obligatoria de la ignorancia de las masas. Todos los Estados que
encauzan los programas de enseñanza mediante un método oficial, que obligan a
la gente a su aprendizaje, y determinan las materias a enseñar, obligando a la
gente, también oficialmente a aprender aquellas asignaturas y conocimientos
requeridos, son Estados que ejercen la coacción contra sus ciudadanos. Todos
los métodos de enseñanza dominantes en el mundo deben ser destruidos mediante
una revolución cultural y universal que libere la mentalidad del Hombre de
aquellos métodos de fanatismo y formación obligada de los gustos, de los
conceptos y de la mentalidad del Hombre.
Esto no
quiere decir que se cierren las puertas de las escuelas, tal como pudiera
parecer a los superficiales al leer esto, ni tampoco que la gente se aleje del
aprendizaje. Es todo lo contrario, puesto que implica proporcionar a la
sociedad todos los tipos de enseñanza, dejando a su libre elección la orientación
espontánea hacia un determinado saber. Ello exige que los centros de enseñanza
sean comprensivos de todas las clases de saber e implica que la falta de tal
suficiencia debe traducirse como una limitación a la libertad del Hombre y una
coacción para que adquiera determinados conocimientos, privándole así del
derecho natural a adquirir aquellos otros que no son impartidos. Las
sociedades que impiden el saber, y lo monopolizan son sociedades reaccionarias
y fanáticas de la ignorancia y enemigas de la libertad. Así, aquellas
sociedades que prohíben el conocimiento de la religión son igualmente
reaccionarias y fanáticas de la ignorancia y enemigas de la libertad. Las
sociedades que monopolizan la enseñanza religiosa no son menos reaccionarias
ni monopolizadoras de la ignorancia ni menos enemigas de la libertad. Aquellas
otras que deforman la religión de los demás, la civilización de los demás y la
conducta de los demás, presentándolos como fuente propia del saber, son del
mismo modo sociedades fanáticas y reaccionarias, enemigas a su vez de la
libertad. Las sociedades que monopolizan el saber material son reaccionarias, fanáticas
de la ignorancia, enemigas de la libertad.
El saber
es un derecho natural inherente a cada hombre, y nadie puede privarle de este
derecho, bajo ningún pretexto, a no ser que él mismo cometiera actos que le
impidieran su correspondiente ejercicio.
La
ignorancia acabará cuando las cosas sean presentadas como son, y cuando sea
proporcionado su conocimiento del modo más adecuado para el Hombre.