Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has desamparado?

Por Felipe Train (*)

Durante el Imperio Romano unas 30.000 personas fueron crucificadas. ¿Por qué no nos acordamos de ellos?. Porque Cristo murió en mi lugar y en el tuyo.

Sus palabras en la cruz aún resuenan a través del tiempo: "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?" (Mat. 27:45-47). ¿Por qué clamó Jesús de esa manera?

Porque:

  1. ÉL SINTIÓ SOLEDAD.

    No se trataba de la ausencia de personas, pues estaba rodeado de muchas, miles de personas. Es posible estar en medio de mucha gente pero estar solo. Aunque algunos de nosotros posiblemente sintamos la ausencia de un ser querido, ninguno pasó peor soledad que la de Cristo. La Biblia dice que David no vió justo desamparado, pero ese día Dios desamparó a su Hijo.
    Y aquel día hubo gran tiniebla. Su nacimiento fue con gran luz, el día que murió fué de gran oscuridad.
    Invirtió tres años en sus discípulos, pero ese día ninguno estuvo con Él (Mat. 26:56).
    La gente que vió sus milagros ahora gritaba "¡CRUCIFÍCALE!".
    Cuando clamó, se hicieron la burla de Él. Cuando uno está deprimido, en crisis, lo peor es soportar también la burla de los otros.

    Él sabe que es estar solo, desamparado. Por eso Él solo puede ayudar en la soledad.

  2. SU SORPRESA .

    "¿por qué me has desamparado?". Nosotros no podemos comprender su sorpresa porque estamos llenos de pecado.
    Hab. 1:13 "Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio". Los ojos de Dios son limpios. No comprendemos su sorpresa porque no comprendemos su santidad.
    2 Cor. 5:21 "Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en Él". 33 años pasó junto a su Padre, en plena comunión, pero hoy... su Papá lo dejó.

    El pecado nos separa de Dios!. Es necesario un nuevo comienzo, un nacimiento de nuevo. No sirve intentar cambiar por nuestros propios medios. Necesitamos de Él.

  3. SU SEGURIDAD .

    "Dios mío". Estuvo seguro que era el Plan de Dios. "Yo pongo mi vida", a Él no lo mataron, Él entregó su vida por nosotros.

El amor más grande entre el cielo y la tierra fué manifestado aquella tarde en la Cruz.
Vale la pena que Él haya muerto en la cruz si tú le recibes en tu corazón.



(*)Felipe Train es Licenciado en Antropología y tiene Post-Grados en Teología y Consejería Familiar.
Es también evangelista internacional. Con su esposa Janeth sirven a Dios en Sucre, Capital de Bolivia, Sud América.



A la Pagina Anterior

Volver a Pagina Principal

Hosted by www.Geocities.ws

1