PÁGINAS SOBRE EL LENGUAJE






¿Qué es un signo?
Charles Sanders Peirce (1894)


Traducción de: "What Is a Sign?" Charles Sanders Peirce (1894)
Fuente del texto inglés: http://www.marxists.org/reference/subject/philosophy/works/us/peirce1.htm
Traductor: Mariano De Vierna y Carles-Tolrá
Dirección: [email protected]

§1. Esta es una pregunta de obligada necesidad, pues todo razonamiento es una interpretación de signos de alguna clase. Pero es, también, una muy difícil cuestión, que llama a una reflexión profunda.

Es necesario reconocer tres clases diferentes de estados mentales. Primero, imagina una persona en un estado de ensoñación. Supongamos que no piensa en otra cosa mas que un color rojo. No pensando acerca de él, tampoco, esto es, no preguntándose ni respondiendo alguna cuestión acerca de él, incluso tampoco diciéndose que le agrada, sino tan solo contemplándolo, según su querencia se lo trae. Quizás, cuando se cansa del rojo, cambiará a algún otro color, -digamos azul turquesa, o un color rosa-; pero si hace esto, será en un juego de fantasía sin una razón o sin una compulsión. Esto es lo más cerca que se puede estar de un estado mental en que algo está presente, sin compulsiones y sin razón; se lo llama Sensación. Excepto en media hora de paseo, nadie está en un estado de sensación, puro y simple. Pero, siempre que estamos despiertos, algo está presente en la mente, y lo que está presente, sin referencia a una compulsión o razón, es sensación.

Segundo, imagina a nuestro soñador que de manera repentina oye un pitido de vapor intenso y prolongado. En cuanto empieza, él está desconcertado. De manera instintiva trata de escaparse; sus manos van a sus oídos. No es tanto que sea desagradable, pero le fuerza a hacerlo. La resistencia instintiva es parte necesaria de ello: el hombre no sabría que su voluntad ha nacido, si no tuviera una afirmación de sí mismo que hubiera nacido. Es lo mismo que cuando nos esforzamos contra una resistencia externa; excepto por esta resistencia no deberíamos tener nada sobre lo que ejercer fuerza. Este sentido de actuar y de que se actúe sobre uno mismo, que es nuestro sentido de la realidad de las cosas, -ambas las cosas externas y nosotros mismos,- puede ser llamado Reacción. No reside en una Sensación; sino que surge al deshacerse una sensación por otra sensación. De manera esencial envuelve dos cosas actuando una sobre la otra.

Tercero, imaginemos que nuestro soñador ahora despierto, incapaz de apagar el penetrante sonido, va y trata de salir por la puerta, que, supongamos se acababa de cerrar de golpe. Pero en el instante en que nuestro hombre abre la puerta digamos que el pitido cesa. Aliviado, piensa en volver a su asiento y cierra la puerta. Sin embargo, tan pronto lo ha hecho el pitido empieza de nuevo. Y se pregunta si el cerrar la puerta tiene algo que ver con ello; y una vez más abre el misterioso portal. Al abrirlo, el sonido cesa. Él está ahora en un tercer estado mental: está Pensando. Esto es, es consciente de aprender, o de estar en un proceso por el que un fenómeno se encuentra gobernado por una regla, o tiene un modo general de comportarse cognoscible. Encuentra que una acción es la manera, el medio, para obtener un resultado. Este tercer estado mental es por completo diferente de los otros dos. En el segundo había solo un sentido de fuerza bruta; ahora es un sentido de gobierno por una regla. En la Reacción solo dos cosas se hallan envueltas; pero en gobierno hay una tercera cosa que es un medio para un fin. La mismísima palabra "medio" significa algo que está en la mitad entre otras dos. Más aún, este tercer estado de la mente, o Pensamiento, es un sentido de aprendizaje, y aprender es el medio por el que nosotros pasamos de la ignoracia al conocimiento. Del mismo modo que el sentido de Reacción más rudimentario envuelve dos estados de sensación, se encontrará que el más rudimentario pensamiento envuelve tres estados de sensación.

Según avanzamos en el asunto, estas ideas, que parecen poco claras a nuestra primera mirada a ellas, van a venir a quedar más y más claras; y su gran importancia se impondrá ella misma en nuestras mentes.

§2. Hay tres clases de interés que podemos tomar en una cosa. Primero, podemos tener un interés primario en ella por sí misma. Segundo, podemos tener un interés secundario en ella, de acuerdo a sus reacciones con otras cosas. Tercero, podemos tener un interés mediatorio, en tanto como conveya a una mente una idea acerca de una cosa. En tanto como hace esto, es un signo, o representación.

§3. Hay tres clases de signos. Primero, hay semejanzas, o iconos; que sirven para conveir ideas de las cosas que representan tan solo por imitación de ellas. Segundo, hay indicaciones, o índices; que muestran algo acerca de las cosas, debido a estar conectados de manera física con ellas. Tal es un poste señalador, que indica el camino a ser tomado, o un pronombre relativo, que se coloca justo tras el nombre de la cosa que se pretende denotar, o una exclamación vocativa, como "¡Eh! ¡Oiga!", que actúa sobre los nervios de la persona llamada y fuerza su atención. Tercero, hay símbolos, o signos generales, que han venido a ser asociados con sus significados por el uso. Tales son la mayoría de las palabras, y frases, y charlas, y libros, y librerías.

§4. Semejanzas. Las fotografías, en especial las fotografías instantáneas, son muy instructivas, porque conocemos que a ciertos respectos son con exactitud como los objetos que ellas representan. Pero sus semejanzas son debidas a que las fotografías han sido producidas bajo tales circunstancias que fueron forzadas en sentido material a corresponder punto por punto con la naturaleza. En este aspecto, entonces, pertenecen a la segunda clase de signos, aquellos por conexión física. El caso es diferente, si yo especulo que la cebra es probable que sea obstinada, o en todo caso un animal desagradable, porque parece tener una semejanza general con el burro, y el burro es terco. Aquí el burro sirve justo como un probable semejante de la cebra. Es cierto que suponemos que la semejanza tiene una causa física hereditaria; pero entonces, esta afinidad hereditaria es ella misma solo una inferencia a partir de la semejanza general entre los dos animales, y no tenemos (como sí en el caso de la fotografía) un conocimiento independiente de las circunstancias de la producción de las dos especies. Otro ejemplo de uso de unas semejanzas es el boceto que un artista dibuja de una estatua, una composición pictórica, una edificación arquitectónica, o una cosa decorativa, por cuya contemplación él puede aclarar si lo que se propone será bonito y satisfactorio. La pregunta hecha es así respondida casi con certeza porque depende de cómo el artista se verá él mismo afectado. El razonamiento de los matemáticos se encontrará que se vuelve sobretodo hacia el uso de las semejanzas, que son las mismisimas bisagras de las puertas de su ciencia. La utilidad de las semejanzas consiste en que son sugestivas, en un modo muy preciso, de nuevos aspectos de supuestos estados de cosas. Por ejemplo, supongamos que tenemos una curva ondulada, con puntos sucesivos que cambia de ir en el sentido de las agujas del reloj a ir en contra y luego a la inversa como en la figura 1. Supongamos ahora que esta curva se continúa de manera que se vuelve sobre sí misma y se cruza sobre sí en cada punto de cambio de dirección de un nuevo cambio de dirección. El resultado aparece en la figura 2. Se puede describir como un número de óvalos aplanados juntos, como si por presión. Uno no percibiría que la primera descripción y la segunda fueran equivalentes, sin las figuras. Encontraremos, cuando avancemos en el asunto, que todas estos diferentes usos de las semejanzas pueden ser reunidos en una fórmula general.

[Aquí vendrían las figuras que pueden verse en: http://www.marxists.org/reference/subject/philosophy/works/us/peirce1.htm]

En la intercomunicación, también, las semejanzas son bastante indispensables. Imaginemos dos hombres quienes no conocen un idioma en común, alejados juntos del resto de la especie. Necesitan comunicarse; pero ¿cómo van hacerlo? Por sonidos imitativos, gestos, y por dibujos. Estas son tres clases de semejanzas. Es cierto que también usarán otros signos, señalar con el dedo, y semejantes. Pero, despues de todo, las semejanzas serán el único medio de describir las cualidades de las cosas y las acciones que tienen en mente. El lenguaje rudimentario, de cuando lo hombres empezaron por primera vez a hablar juntos, debe haber consistido en extenso ya en palabras imitativas de manera directa, o en nombres convencionales que dieron a dibujos. El lenguaje egipcio es en exceso basto. Fué, que yo sepa, el primero en ser escrito; y la escritura es todo dibujos. Algunos de estos dibujos vinieron a estar por sonidos, -letras y sílabas-. Pero otros estaban por ideas de manera directa. No son nombres; no son verbos; solo son ideas pictográficas.

§5. Indicaciones. Pero los dibujos por sí solos, -pura semejanza,- nunca pueden conveir la menor información. Así, la figura 3 sugiere una rueda. Pero deja al espectador incierto sobre si es una copia de algo que en realidad existe o un mero juego caprichoso. Lo mismo es cierto del lenguaje en general y de todos los símbolos. No hay combinación de palabras (excluyendo los nombres propios, y en la ausencia de gestos u otros inidicativos concomitantes del habla) que pueda conveir la menor información. Esto puede sonar paradójico; pero el siguiente imaginario pequeño diálogo mostrará cómo esto es cierto:

[Aquí va la figura 3, que se puede ver en: http://www.marxists.org/reference/subject/philosophy/works/us/peirce1.htm]

Dos hombres, A y B, se encuentran en un camino del campo, cuando la siguiente conversación ocurre.

B. El propietario de esa casa es el hombre más rico en estas partes.

A. ¿Qué casa?

B. ¿Cómo, no ves una casa a tu derecha cerca de siete kilómetros distante, en la
colina?

A. Sí, creo que la puedo divisar.

B. Muy bien; esta es la casa.

Así, A a adquirido información. Pero si él anda a un pueblo distante y dice "el propietario de una casa es el hombre más rico en estas partes", la explicación se referirá a nada, a menos que explique a su interlocutor cómo proceder desde donde está en orden a encontrar ese distrito y esa casa. Sin esto, él no indica acerca de qué está hablando. Para identificar un objeto, en general decimos su lugar y su tiempo; y en cada caso se debe mostrar cómo una experiencia del objeto puede conectarse con la experiencia previa del oyente. Para decir un tiempo, tenemos que calcular desde una época conocida, -ya le momento presente, o el asumido del nacimiento de Jesucristo, o algo de esta clase. Cuando decimos la época debe ser conocida, queremos decir que debe estar conectada con la experiencia del oyente. También, tenemos que calcular en unidades de tiempo; y no hay manera de hacer entender la unidad que proponemos usar excepto recurriendo a la experiencia del oyente. Así que ningún lugar puede ser descrito. excepto de manera relativa a algún lugar conocido; y la unidad de distancia usada debe ser definida por referencia a alguna barra u otro objeto que la gente pueda de hecho usar de manera directa o indirecta en la medición. Es cierto que un mapa es muy útil para designar un lugar; y un mapa es una clase de dibujo. Pero a menos que el mapa incluya una marca de una localidad conocida, y la escala en millas, y las coordenadas en latitud y longitud, no podrá mostrar dónde está un lugar, mas que el mapa en los Viajes de Gulliver muestra el lugar de Brobdingnag. Es cierto que si una nueva isla fuera encontrada, digamos, en el Oceano Ártico, su localización podría mostrarse de manera aproximada en un mapa que no tendría letras, meridianos, ni paralelos; pero las formas características de Islandia, Nova Zemla, Groenlandia. etcétera., sirven para indiciar la posición. En tal caso, deberíamos asegurarnos en nuestro conocimiento de que no hay otro lugar que nadie en esta tierra sea probable que haga un mapa que tenga los rasgos como los de las costas árticas. Esta experiencia del mundo en que vivimos da a un mapa algo más que una mera iconicidad y le confiere las características de un índice. Así, así es cierto que un mismo signo puede ser a la vez semejanza e indicación. Aun así, las funciones de estos dos órdenes de signos son del todo diferentes. Se puede objetar que las semejanzas tanto como los índices se fundan en la experiencia, que una imagen de rojo no es significativa para quien es ciego al color, como no es significativa la pasión erótica al niño. Y estas son objeciones válidas que ayudan a la distinción; pues no es experiencia, sino capacidad para la experiencia, lo que muestran que es el requisito para una semejanza; y este es el requisito, no en orden al cual la semejanza debe ser interpretada, sino en orden a que la semejanza debe ser presentada a los sentidos. Muy diferente es el caso de la persona inexperimentada y la experimentada encontrándose al mismo hombre y notando las mismas peculiaridades, que para el hombre experimentado indican una historia completa, pero para el inexperimentado revelan nada. Vamos a examinar algunos ejemplos de indicaciones. Veo a un hombre que se balancea al andar. Esto es una probable indicación de que es un marinero. Veo a un hombre con las piernas arqueadas en pantalones de pana, polainas y una chaqueta. Estas son indicaciones probables de que es un jinete o algo semejante. Una veleta de gallo indica la dirección del viento. Un reloj de sol o un reloj indica el momento del día. Los geometras marcan con letras las diferentes partes de sus diagramas y entonces usan esas letras para indicar esas partes. Las letras son usadas de modo similar por juristas y otros. Así, podemos decir: si A y B están casados entre sí y C es su hijo mientras que D es hermano de A, entonces D es tío de C. Aquí, A, B, C, y D cumplen la función de pronombres relativos, pero son más covenientes pues no requieren de una colocación especial de las palabras. Un golpe en la puerta es una indicación. Cualquier cosa que focaliza nuestra atención es una indicación. Cualquier cosa que nos desconcierta es una indicación, en tanto en cuanto tal marca la yunción entre dos porciones de experiencia. Así un ruido atronador indica que algo considerable a pasado, piensese que pudiera ser que no supieramos de maenra precisa qué. Pero se tiene la espectativa de que se conectará con alguna otra experiencia.

§6. Símbolos. La palabra símbolo tiene tantos significados que sería una ofensa al lenguaje añadir uno nuevo. No creo que la significación que le doy, la de signo convencional, o uno que depende de la costumbre (adquirida o heredada), sea tanto un nuevo significado como una vuelta al significado original. De manera etimológica, debería significar cosa arrojada junta, tal como embolon (embolon) es una cosa arrojada dentro de algo, un tornillo, y parabolon (parabolon) es un cosa arrojada a un lado, estabilidad colateral, y upobolon (hypobolon) es una cosa arrojada debajo, un regalo antenupcial. Se suele decir que en la palabra símbolo, el arrojar junto se debe entender en el sentido de conjetura, pero si fuera este el caso, tendríamos que encontrar que a veces, al menos, significó una conjetura, un significado para el que buscar literatura puede ser en vano. Pero, los griegos usaron "arrojar junto" (sumballein) [simbollein] con mucha frecuencia para significar el hacer un contrato o convención. Aristóteles llama a un nombre un "símbolo", esto es, un signo convencional. En griego, una señal de fuego es un "símbolo", esto es, una señal acordada; un estandarte o una enseña es un "símbolo", una consigna es un "símbolo", un emblema es un "símbolo"; el credo de una iglesia se llama símbolo, porque sirve como emblema o credencial; una entrada de teatro es llamada un "símbolo"; cualquier tiquet o cheque que da derecho a uno a recibir algo es un "símbolo". Más aún, cualquier expresión de sentimiento es llamada un "símbolo". Tales fueron los principales significados de la palabra en el lenguaje original. El lector juzgará si son suficientes para establecer mi reivindicación de que no estoy retorciendo de manera seria la palabra empleándola como propondo hacerlo.

Cualquier palabra ordinaria, como "dar", "pájaro", "matrimonio", es un ejemplo de un símbolo. Son aplicables a lo que sea que pueda ser encontrado que actualice la idea conectada con la palabra; no es el caso de que por sí mismas identifiquen esas cosas. No nos muestran un pájaro, no presentan ante nuestros ojos un dar o un matrimonio, pero suponen que somos capaces de imaginar esas cosas, y tienen asociada las palabras con ellas.

§7. Una progresión regular de uno, dos, tres puede ser remarcada en los tres órdenes de signos, Semejanza, Indice, Símbolo. La semejanza no tiene conexión dinámica con el objeto que representa; tan solo ocurre que sus cualdades se parecen a las del objeto, y estimula sensaciones análogas en la mente por lo que es una semejanza. Pero, en realidad permanece desconectada de ellos. El índice tiene una conexión física con su objeto; hacen un par orgánico. Pero la mente interpretante no tiene nada que ver con esta conexión, excepto en remarcarla, después de que está establecida. El símbolo está conectado con su objeto por virtud de la idea de la mente que usa el símbolo, sin la cual no existiría tal conexión.

Cada fuerza física reacciona entre un par de partículas, cualquiera de la cuales puede servir como un índice de la otra. Por lo contrario, deberemos encontrar que cada operación intelectual envuelve una tríada de símbolos.

§8. Un símbolo, como hemos visto, no puede indicar una cosa particular; denota una clase de cosa. No solo esto, sino que ella misma es una clase y no una cosa sola. Puedes escribir la palabra "estrella"; pero esto no te hace el creador de la palabra, tampoco si la borras habrás destruido la palabra. La palabra vive en las mentes de quienes la usan. Incluso si están todos dormidos, la palabra existe en sus memorias. Así podemos admitir, si hay razón para ello, que los genéricos son meras palabras sin decir en absoluto, como Ockham supuso, que las palabras son de hecho individuos.

Los símbolos crecen. Vienen a ser por el desarrollo a partir de otros signos, en particular de semejanzas o de signos mixtos que participan de la naturaleza de semejanzas y símbolos. Solo podemos pensar en signos. Estos signos mentales son de naturaleza mixta; sus partes símbolo son llamadas conceptos. Si un hombre hace un nuevo símbolo, eso es mediante pensamientos que envuelven conceptos. Así solo es a partir de símbolos como un nuevo símbolo puede crecer. Omne symbolum de symbolo. Un símbolo, una vez es, se extiende en las gentes. Por su uso y experiencia, su significado crece. Tales palabras como fuerza, ley, bienes, matrimonio, llevan para nosotros muy diferentes significados de aquellos que tenían para nuestros bárbaros ancestros. El símbolo pues, con la esfinge de Emerson, decir al hombre,

Of thine eye I am eyebeam. [De tu ojo soy la mirada]

§9. En todo razonamiento, tenemos que usar una mezcla de semejanzas, índices, y símbolos. No podemos prescindir de ninguno de ellos. El todo complejo puede ser llamado símbolo; pues su caracter simbólico vivo es el que prevalece. No siempre se debe despreciar una metáfora,: piénsese que de un hombre se puede decir que está compuesto de tejidos vivos, aun así porciones de sus uñas, dientes, pelo, y huesos que le son del todo necesarios, han cesado de mantener los procesos metabólicos que constituyen la vida, y hay líquidos en su cuerpo que no están vivos. Ahora, podemos asemejar los índices que usamos en el razonamiento a las partes duras del cuerpo, y las semejanzas que usamos a la sangre: el uno nos mantiene con firmeza derechos ante las realidades, el otro con sus cambios rápidos proporciona nutrición para el cuerpo principal del pensamiento.

Supongamos que un hombre razona como sigue: La Biblia dice que Enoch y Elías fueron llevados al cielo; entonces, ya la Biblia se equivoca, o si no no es cierto de manera estricta que todo hombre es mortal. Lo que es la Biblia, y lo que es el mundo histórico de los hombres, a que refiere este razonamiento, debe ser mostrado por índices. El que razona hace una especie de diagrama mental por el que ve que su conclusión alternativa debe ser verdad, si la premisa lo es; y su diagrama es un icono o semejanza. El resto son símbolos; y el todo puede ser considerado como un símbolo modificado. No es una cosa muerta, sino que lleva a la mente de un punto a otro. El arte de razonar es el arte de ordenar tales signos, y de sacar fuera la verdad.

 

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