ENAH - Licenciatura en Historia

semestre 2002-2 

Materia: Nacionalismo y Fascismo

 Alumno: Sánchez López Eduardo

  

Breve Ensayo sobre el Individuo Alemán

forjado por la Industria Cultural

 

 

¿Cómo es que el régimen nazi llegó a alcanzar un enorme número de adeptos? Esa es la principal pregunta que trata de resolver este trabajo. La respuesta no parece ser muy complicada, pero sirve para llegar al punto central del trabajo, el cual pretende ver la alineación de los individuos a ideas que han sido perjudiciales para el hombre, su habitad y su relación con  los demás sujetos.

 

Hitler menciona que el mejor camino para lograr adeptos es mediante la propaganda de sus ideas. Estas deben de llegar a todas las capas sociales “La propaganda es un medio y debe ser considerada desde el punto de vista del objetivo al cual sirve. Su forma, en consecuencia, tiene que estar acondicionada de modo que apoye al objetivo perseguido”. Del mismo modo pone énfasis en que “La variación en la propaganda no debe alterar jamás el sentido de aquello que es el objeto de esa propaganda, sino que desde el principio hasta el fin, debe significar siempre lo mismo. Puede el motivo en cuestión ser considerado desde puntos de vista diferentes, mas es condición esencial que toda exposición entrañe en resumen, invariablemente, la misma fórmula. Sólo de esta suerte es posible hacer que la propaganda sea eficaz y uniforme”[1].

 

En el régimen nazi los procesos de propaganda y desinformación fueron posibles debido a que el escenario cultural, económico, social y político de Alemania fue adecuado violentamente, creando así las condiciones objetivas necesarias para que dichos procesos sucedieran y se cumplieran de acuerdo con los planes contrarrevolucionarios dictados por la elite nazi.

 

De esta manera vemos que una vez alcanzado el poder, fue condición fundamental la centralización y monopolización financiera y política de los medios de difusión. Así cuando Hitler es nombrado canciller del estado alemán en 1933, él nombra a Hugenberg, como ministro de economía y agricultura, quien en realidad era el magnate más poderoso de la prensa y el cine en Alemania.

 

La radiodifusión, la cinematografía y la industria editorial, es decir, los periódicos, revistas, libros y publicaciones impresas en general, fueron los principales soportes mediáticos que transportaron la ideología nazi, dirigida a las masas y que constituía un proceso de difusión que también incluía otros medios propagandísticos, los cuales también funcionaban llevando el mensaje nazi al pueblo alemán.

 

La función de la desinformación consistió en ocultar la verdad acerca del sistema criminal del régimen nazi, mediante un proceso de sustitución de la verdad por mentiras en forma de eufemismos. Desinformar no es solamente dejar de informar, o bien tan solo omitir información. La desinformación es en si un proceso complejo, es decir, parte de una maquinaria sofisticada creada precisamente con los fines de mentir y ocultar, de generar una versión distorsionada de los hechos reales.

 

La desinformación contiene como elementos fundamentales: las omisiones, ocultamientos, tergiversaciones, desviaciones, sustitución de la información objetiva de los acontecimientos históricos. La importancia a la primera noticia es fundamental. Del acontecimiento, sigue la transmisión, los desmentidos, las deformaciones. Todo esto fue manejado con cuidado y le fue efectivo en todo momento a las autoridades alemanas.

 

 

¿Hubo ignorancia (desconocimiento) por parte del pueblo alemán respecto de la realidad de los hechos criminales perpetrados por el grupo de Hitler? A esta pregunta se le pueden dar dos posibilidades. La primera consiste en que los pocos que intentaron manifestar su descontento, hacia los actos que el gobierno llevaba a cabo, terminaron por salir del país, fueron censurados, perseguidos, encarcelados o incluso asesinados. Esto formado a través de un fuerte aparato represivo policiaco que defendía a la elite nazi.

 

A principios de la década de los veinte varios grupos militares que estaban en contra de la republica de Weimar, emprendieron acciones políticas. La principal fue la creación de un servicio de acción psicológico que tenia entre sus tareas la organización de los llamados cursos de pensamiento cívico[2].

 

El objetivo que tenían aquellos cursos era detectar a los cuadros políticos más identificados con los propósitos de aquellos militares nacionalistas reaccionarios. A través de esos cursos se propagaban las ideas y el discurso que fue la semilla que con los años seria la propaganda nazi. Su sustento eran las ideas antidemocráticas, predicaban el militarismo y revivían los sentimientos antisemitas.

 

De los personajes más importantes que estaban al lado de Hitler encontramos a Hermman Goering, Heinrich Himmler, Reinhardt Heydrich y Rudolf Diehls. Todos ellos contribuyeron a la configuración de la policía política nazi. De hecho Rudolf Diehls tuvo la responsabilidad, de sentar las bases de la policía secreta del Estado nazi-alemán, la GESTAPO.

 

La GESTAPO fue un instrumento represivo. Hitler usó a la policía secreta para imponer la así llamada Gleichschaltung, es decir, la masificación total de Alemania para lo cual era menester la sumisión del pueblo alemán. La GESTAPO tenia el control del espionaje telefónico y el de la información. La escucha telefónica se convirtió prácticamente en una institución nazi porque en poco tiempo recibió todo el apoyo del Estado para operar su red de espionaje. En 1933 se creo el Instituto de Investigaciones Hermann Geoering[3]. El instituto tenia bajo su control la red telefónica, la red telegráfica, así como la comunicación por radio. Los nazis tenían intervenidas las llamadas de Alemania al extranjero, así como las llamadas en transito por el territorio alemán.

 

 

La otra posible respuesta a la pregunta planteada, sobre el conocimiento, por parte del pueblo alemán, de las acciones del gobierno contra ciertos sectores de la población lleva por respuesta el alineamiento de las masas mediante el uso de la industria cultural. Esto lleva a afirmar que en todo caso no existió cuestionamiento o autoconciencia de las personas. El pueblo estaba sumergido en los ideales nazis. Era una alineación completa. Es posible ver en las imágenes, donde participó Hitler dando discursos o en cualquier evento público, a miles de personas congregadas, aplaudiendo, vitoreando, alabando al gran líder.

 

Por tanto, si hablamos de una sociedad alienada tendríamos una respuesta negativa a la pregunta de si ¿Es posible que el pueblo alguna vez se haya cuestionado sobre sí lo que se hacía estaba bien o no? Bien es cierto que el pueblo alemán opto por el partido nazi, ya que este le prometió una revolución mesiánica de derecha, con un programa político imperialista y antisemita. Pero también permitió el control total de las instituciones políticas en un solo individuo, el cual los guiaría, y prácticamente él les diría que es lo que tienen que hacer.

 

Vemos entonces el sometimiento por propia voluntad, esto nos habla de una sociedad incapacitada para pensar por su propia cuenta. Bukowski diría que “Desde el momento en que tienes que pagar a alguien para te diga que tienes que hacer, eres un perdedor”[4]. Vemos entonces a una sociedad sometida. La sumisión en última instancia revela en la sociedad un estado de rezago de la conciencia[5], misma que, en un estado de alineación de la realidad, permite que el régimen autoritario y totalitario decida, actué y piense por ella.

 

El fascismo se apoyo de los grandes avances de la sociedad industrial, mas concretamente de la industria cultural, para que las masas aprendieran a ver las cosas sin reflexión. Los individuos se conectaron de forma rígida a instituciones ciegas y conceptos vacíos. Desaparece la capacidad de llevar a cabo el esfuerzo del juicio, y con ello, la diferencia entre lo verdadero y falso.

 

La sumisión es la condición en la que el pueblo entrega su voluntad y su soberanía al poder del régimen nazi, en un acto de sometimiento a la voluntad externa del individuo, esa voluntad externa, es la voluntad de Hitler. Se puede alegar que en las distintas formas de gobierno (Republica, Monarquía, Democracia) los pueblos también están sometidos. Esto es cierto, lo único que varía en todo caso es el grado convencimiento de las personas sobre su importancia en la toma de decisiones. De esta manera tenemos, por ejemplo, que en la republica todos, en el discurso, tienen la posibilidad de acceder a un cargo publico. Mas en la realidad, las reglas están formadas para que solo los nobles y los educados sean los únicos que puedan acceder aun puesto, mientras que el pueblo solo se limita a decidir a quien pondrá. Sin embargo, se le hace creer al pueblo que su decisión es trascendental en la vida política del país. De ahí se deriva la creencia de que el pueblo al votar, es el que decidió y que el político elegido esta sometido a las exigencias de este, pero lo cierto es que la sumisión es un fenómeno social que ocurre no del lado de los poderosos, sino del lado del pueblo.

 

En la enajenación de las conciencias de los individuos, es donde tuvo gran participación la propaganda nazi. Esta propaganda estaba caracterizada por una mezcla evidente de elementos políticos modernos con códigos y sistemas de símbolos tradicionales del pensamiento mágico alemán antiguo, mismos que están directamente vinculados con una parte de historia de la filosofía antigua alemana. Puesto que el fascismo alemán es una mezcla ecléctica de todas las tendencias reaccionarias. El nacionalsocialismo tomó de otras ideologías todo aquello que servia a sus necesidades propagandísticas inmediatas y especialmente se dotó con los contenidos ideológicos de esa revolución reaccionaria, con los mismos que luego llevó a las calles y a las fabricas, a través de un sistema de propaganda y violencia brutal.

 

Hitler se convirtió en un maestro de la propaganda con la repetición de las consignas. De hecho ya tenia mucha experiencia ya que en el capítulo 11 de la segunda parte del libro Mi Lucha, Hitler menciona:

 

“Inmediatamente después de haber ingresado en el partido obrero alemán, tomé a mi cargo la dirección de la propaganda. Consideraba este ramo como el más importante del momento. La propaganda debía preceder a la organización y ganar a favor de ésta el material humano necesario a su actividad. Siempre fui enemigo de métodos de organización precipitados y pedantes, porque generalmente el resultado no es otro que un mecanismo muerto.

La propaganda orienta la opinión pública en el sentido de una determinada idea y la prepara para la hora del triunfo. El triunfo de una idea, será posible tanto más pronto cuanto más bastamente haya obrado en la opinión pública la acción de la propaganda y cuanto mayor haya sido también el exclusivismo, la rigidez y la firmeza de la organización, que es la que prácticamente sostiene la lucha.

El éxito decisivo de una revolución ideológica ha de lograrse siempre que la nueva ideología sea inculcada a todos e impuesta después por la fuerza, si es necesario”[6].

 

Su apasionamiento atrajo a las masas y esto fue llevado a la vida cotidiana de las personas plasmado en carteles, saludos, uniformes, desfiles, películas, programas de radio y una gran variedad de publicaciones, todo esto en su conjunto constituyó el sistema propagandístico nazi.

 

En sus momentos de hegemonía, el partido nazi contó con la Oficina de Política Exterior. Su objetivo consistía en la difusión de la propaganda nazi en la opinión publica extranjera, propagando especialmente el antisemitismo, organizando intercambios escolares, facilitando las transacciones comerciales y difundiendo en la prensa extranjera artículos cuyos textos habían sido preparados en Berlín[7].

 

Uno de los postulados que más se apoyó la propaganda nazi consistía en enaltecer al pueblo alemán con la idea de transformar la humillante derrota sufrida en 1918, con una gran victoria militar. Con esta idea el pueblo alemán debería de estar dispuesto a morir por Alemania. La guerra se convirtió en algo maravilloso y de esta manera se obscurecían los intereses y los propósitos políticos y sociales que habían producido la guerra.

 

El programa nazi era vendido al pueblo alemán como un acto mágico de reivindicación de la nación alemana. Mediante la propaganda, los nazis se encargaron de llevar las ideas nacionalsocialistas a los salones, a los cafés, a los cuartos de estudio, a la calle y a los barrios. Utilizando las ideas escritas Ricardo Wagner, Nietzsche, Legarde y Chamberlain, como iniciadores. El libro Mi Lucha, escrito por el mismo Hitler, “estaba en todos los lugares públicos. A las parejas que se casaban se les entregaba un ejemplar de lujo, todas las secciones del Partido debían tenerlo, las escuelas lo recibieron gratuitamente así también los consulados en el extranjero”[8].

 

La educación tiene aquí una gran responsabilidad para la alineación del pensamiento. Esto lo sabia muy bien Hitler, quien una vez en el poder se encargo de que todos los niños supieran los fundamentos de la ideología nazi. El joven alemán pertenecía al Estado, lógicamente a los individuos les resulta extremadamente difícil adoptar ideas contrarias a las que predominan en la sociedad, o mantenerlas a pesar de la desaprobación generalizada y casi unánime, en los aspectos social, simbólico y lingüístico”[9].

 

 

Algo que no se puede dejar de plantear es sobre el beneficio real que se obtuvo por atacar a los judíos. Los términos económicos son sin duda los más significativos y muestra el engaño del que era parte el pueblo alemán. La obtención de la propiedad judía resultó la mayoría de las veces en beneficio de la clase superior, apenas produjo a las masas del III Reich un beneficio mayor[10]. La ventaja real era ideológica. Su utilidad para fines de dominio es evidente. Puede servir como distracción, como instrumento barato de corrupción, como ejemplo aterrador.

 

Siempre tendremos victimas a quien culpar, dependiendo de la ubicación y el contexto histórico, de esta manera tanto vagabundos, judíos, protestantes, gitanos, católicos, negros, pueden asumir el papel de enemigos. Todo es una construcción, nadie es antisemita de nacimiento. Los adultos que demandaban la matanza de sangre no aria ignoraban las verdaderas razones del porque de esas acciones. Peor aun seria decir, que nunca se cuestionaron sobre estas mismas.

 

Los que están en el poder y manejan esta ideología, poco le importan tanto los judíos como los de su misma raza, es indiferente a las acciones de la masa mientras estas no afecten su accionar. Estos mandatarios solo incitan al saqueo y construyen para ello una gran ideología, desvariando discursos sobre la salvación de la familia, de la patria y de la humanidad. Todas estas son necesidades creadas.

 

Podemos distinguir entre necesidades verdaderas y falsas. Falsas son aquellas en la que los intereses sociales particulares se imponen al individuo para su represión: las necesidades que perpetúan el esfuerzo, la agresividad, la miseria, y la injusticia. Su satisfacción puede ser lo mas grata para el individuo, pero esta satisfacción no es algo que deba ser mantenido y protegido si sirve para impedir el desarrollo de la capacidad (la suya propia y la de otros) de “reconocer la enfermedad del todo y aprovechar las posibilidades de curarla”[11].

 

La mayor parte de estas necesidades falsas son las ideas que indican como divertirse, comportarse y consumir de acuerdo con los anuncios, o de cómo amar y odiar lo que otros odian y aman. Las únicas necesidades que pueden exigir satisfacción son las vitales: alimento, vestido y habitación en el nivel cultural que este al alcance. La pregunta sobre cuáles son las necesidades verdaderas y falsas solo puede ser resuelta por los mismos individuos, pero solo en ultima instancia; esto es, siempre y cuando tengan la libertad para dar su propia respuesta. “Mientras se les mantenga en la incapacidad de ser autónomos, mientras sean manipulados y adoctrinados su respuesta a esta pregunta no puede ser considerada propia de ellos”[12].

 

La ceguera alcanza a todos. Las masas son fácilmente manipulables, de hecho lo fueron en el régimen nazi. La triste condición económica del pueblo alemán y esa constante promesa de acceso a la felicidad[13] que nunca se concreta genera furia en ellos, la cual es canalizada hacia el enemigo. Por lo que ellos mismos generan historias que el gobierno no se encarga de desmentir, de ahí que la leyenda de los banqueros judíos corrompidos que financiaban el bolchevismo[14] es una muestra de su malestar e impotencia.

 

Y es que la preocupación de las personas debe de dejar ser la cuestión material. Si no hay una reflexión y un cuestionamiento hacia la manera en como se viene manejando las cosas no se logrará un verdadero alivio en la población. De esta manera tenemos que mientras los jefes fascistas se repartían territorios y mataban miles de vidas, el pueblo estaba preocupado por el precio de una radio. ¿Cómo entonces esta sociedad se escandaliza de los anticuados modales del comerciante judío y lo tacha de materialista?[15]

 

Al pueblo alemán se le había creado un modo de vida del cual ellos no fueron participes en su formación. Se les daba un sistema social como un todo, y a medida que la industria cultural avanzaba, la doctrina nazi dejó de ser publicidad y se convierte en un modo de vida. “Así surge el modelo de pensamiento y conducta unidimensional en el que las ideas, aspiraciones y objetivos son rechazados o reducidos a los deseos de otros”[16].

 

No tiene nada de malo que la gente escuche, lea o vea los anuncios o programas políticos pero cosa muy distinta es dejarse guiar por ellos, aceptar sus valores y que los hagan parte de su formación mental sin el menor cuestionamiento sobre los mismos. Tanto en la Alemania de la década de los 20 y 30, como en la actualidad se debe de ser cuidadoso con las palabras, con esa oratoria que bien supo sacar provecho Hitler, puesto que esas grandes palabras de libertad y realización son pronunciadas por cualquiera y las han convertido en sonidos sin sentido que lo adquieren solo dentro del contexto de la propaganda y los negocios.

 

Lo que se debe cuestionar es la disfunción de las personas o esta incapacidad de distinguir por parte de ellas entre lo que le es propio y lo que le están inventando para que lo crea. El individuo debe ser capaz de reflexionar sobre si y distinguir las diferencias entre los actos. Todo aquel que este en contra de la autoconciencia debe de ser combatido, no se necesitan ya mas lideres carismáticos que nos guíen. El no permitir la oposición política y matar a la opinión publica es algo que debe de ser combatido.

 

Si con el fascismo el pensamiento quedo neutralizado y la reflexión se atrofio por completo, se tuvieron que seguir ideales o sueños que no le pertenecían a la sociedad alemana. Esta critica no es a los sistemas políticos sino a los individuos que las han seguido ciegamente o todo aquel que propugne morir por un ideal. En lo personal prefiero no morir como un idiota.

 

“Se cree morir por la Clase, se muere por las gentes del Partido. Se cree morir por la Patria, se muere por los Industriales. Se cree morir por la Libertad de las personas, se muere por la libertad de los Dividendos. Se cree morir por el Proletariado, se muere por la Burocracia. Se cree morir por el orden de un Estado, se muere por el Dinero que lo sostiene. Se cree morir por una Nación, se muere por los Bandidos que la amordazan. Se cree... pero ¿por qué creer en una oscuridad tal? ¿Creer? ¿Morir?... ¿Cuándo se trata de aprender a vivir?”[17].

 

Lo que se propondría es despertar y organizar la solidaridad del individuo, el mantenerse unidos contra la brutalidad y la explotación inhumanas. La tarea comienza con la educación de la conciencia, el saber, la observación y el sentimiento que aprende lo que sucede.

 

De ahí la importancia que se le debe de dar tanto a los antropólogos, los historiadores y sobretodo a los filósofos. Es necesario retomar la teoría critica que afloro entre 1920 a 1940. Si bien el fascismo fue derrotado, los ganadores no le dieron estabilidad al mundo. El análisis critico sigue insistiendo, tanto hoy como en los años 30, que es necesario un cambio cualitativo, este cambio es más urgente que nunca hoy en día.

 

El uso de la propaganda no fue exclusivo del régimen nazi, de hecho hoy en día la industria cultural es conocida como el cuarto poder para influir en el mundo (lo político, económico y militar serian los primeros tres poderes). Por ende, si la fuerza de la industria cultural no ha disminuido, sino al contrario esta hoy en día mas fuerte y más arraigada en las personas. Es necesario, entonces, que la sociedad se libre de esta alineación a la cual esta sometida. Que los parámetros de moda, comida, y forma de vida no se vuelvan uniformes para la humanidad. La vestimenta militar nazi solo fue sustituida, por un nuevo ejercito de reserva que utiliza jeans y bebe Coca-Cola. Esta cuestión lleva a pensar que no hay nada nuevo bajo el sol, puesto que el hombre esta enajenado a cuestiones sin importancia y esta cada vez mas alejado de una reflexión sobre si, para llegar a una autoconciencia.

 

“Es evidente que los sabios de todos los tiempos siempre han dicho lo mismo, y que los tontos, es decir, la inmensa mayoría de todos los tiempos, siempre hicieron lo propio, esto es, lo contrario a lo que los sabios dijeron y así seguirá siendo”.

Arthur Shopenhauer

 

Bibliografía

Arendt, Hannah. Los orígenes del totalitarismo. Planeta. Barcelona 1994.

Bukowski, Charles. El Capitán Salió a Comer y los Marineros Tomaron el Barco. Anagrama. Barcelona 1998. p. 165

Delaure, Jacques. La GESTAPO. 2ª Edición. Barcelona 1972. P. 444

Dietrich Bracher, Karl. La dictadura alemana. 2 Vol. Madrid 1973. Alianza

Engels, Federico. El papel de la violencia en la historia. Obras Escogidas. P. 415

Francois Perroux, La coexistencia pacifica. Fondo de Cultura Económica. México 1960. Vol. III

Horkheimer, Max y Adorno Theodor. Dialéctica de la Ilustración. Editorial Trotta. 4ª Edición Madrid 2001 Págs. 303

Luckacs, Georg. El Asalto a la Razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler. Grijalbo. México 1983. p. 691

Marcuse, Herbert. El hombre Unidimensional. 2ª Edición. Joaquín Mortiz. México 1987. pp. 286.

Martínez Martínez, Rodolfo. Critica a la propaganda y a la desinformación en el régimen nacional-socialista alemán. UNAM. 1998. p.180      

Wiskeman, Elizabeth. La Europa de los dictadores 1919-1945. Historia de Europa siglo XXI. Madrid Siglo XXI. 1978

 

http://www.libreopinion.com/members/jomp/mk0.htm

www.resistenciaria.org/resistencia2.htm

http://www.geocities.com/nihil0x

http://www.lacensura.com

 



[1] Hitler, Adolfo. Mi lucha. Capítulo. VI. Primera Parte.

[2] Martínez Martínez, Rodolfo. Critica a la propaganda y a la desinformación en el régimen nacional-socialista alemán. UNAM. 1998. p.74

[3] Delaure, Jacques. La GESTAPO. P. 112-113

[4] Bukowski, Charles. El Capitán Salió a Comer y los Marineros Tomaron el Barco. Anagrama. Barcelona 1998. p. 65

[5] Luckacs, Georg. El Asalto a la Razón. La trayectoria del irracionalismo desde Schelling hasta Hitler. Grijalbo. México 1983. p. 618

[6] Hitler, Adolfo. Mi lucha. Capítulo XI. Segunda Parte.

[7] Katz, Friedrich. La guerra secreta. Pp. 134-146

[8] http://www.lacensura.com/principal/historiamk.htm

[9] Johan Goldhagen, Daniel. Los verdugos voluntarios de Hitler. El holocausto y los alemanes corrientes. Pp. 75

[10] Horkheimer, Max y Adorno Theodor. Dialéctica de la Ilustración. Editorial Trotta. 4ª Edición Madrid 2001 p. 215

[11] Marcuse, Herbert. El hombre Unidimensional. 2ª Edición. Joaquín Mortiz. México 1987. p. 35

[12] Ibidém p. 36

[13] Recordar que lo que Hitler ofrecía tenia un fuerte carácter místico. “Era una experiencia que brindaba al seguidor una sensación de fusión con el colectivo bajo la guía del Führer, y por tanto la degustación de la tierra prometida en el presente, lo cual inducía a los presentes a convertirse a la fe nazi”. El “Sirviente Poseído”: Adolfo Hitler y el Partido Nazi. P. 141

[14] Horkheimer, Max y Adorno Theodor. Op. Cit. P. 217

[15] Ibidém p. 218

[16] Marcuse, Herbert. Op. Cit. p. 42

[17] Francois Perroux, La coexistencia pacifica. Vol. III Pág. 631

 

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