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Lunes 17 de junio de 2002 |
Al día siguiente, otros tres pétreos rostros los fueron a relevar del turno de once horas y, antes de que muchas personas pudieran darse cuenta, la furtiva vigilia terminó por transformarse en una diaria rutina. En la actualidad, casi un año más tarde, el ritual ya es un hecho establecido: Benito Mussolini, el líder fascista, cuenta ahora con su póstuma guardia de honor.
Ivo Marcelli, alcalde y ex comunista, está furioso. Pero, a pesar de las protestas, estos hombres silenciosos vestidos de capa negra continúan llegando de toda Italia.
Resurrección
Con el nacionalismo ganando fuerzas en toda Europa, los historiadores están reexaminando el legado de Mussolini, y han comenzado a debilitarse las restricciones impuestas sobre la oculta cultura fascista del país.
A pesar de la ley que prohíbe la glorificación pública del fascismo, en tiendas y mercados de Italia se ven desde camisetas y hasta botellas de vino que llevan impresa la imagen de Il Duce.
Las exhibiciones artísticas de la era fascista atraen a multitudes. Los quioscos ofrecen, incluso, juegos de video en los que están grabados los discursos pronunciados por Benito Mussolini.
Las mansiones que pertenecieron a Mussolini están siendo restauradas y se encuentran abiertas al público. Ahora un viajero puede saber la forma en que vivía Mussolini, desde la casa de campo en la que nació en 1883; la Villa Torlonia, su residencia en Roma cuando gobernó Italia desde 1922 a 1943; y hasta la Villa Feltrinelli, donde fue muerto, convertida en un hotel de cinco estrellas.
El cada día mayor interés que existe en Italia por su más notorio personaje del siglo XX, es algo que desafía la imagen "políticamente correcta" de su régimen unipartidista.
Después de la guerra se prohibió el partido de Mussolini; en 1952 se aprobó una ley que prohibía cualquier clase de manifestación cuyo fin fuera el de revivirlo.
Pero durante la última década -desde que los escándalos provocados por la corrupción hicieron caer a la centroizquierda política y abrieron las puertas a los partidos derechistas para que escalaran el poder- ha comenzado a ganar terreno un aspecto más complejo del fascismo, dándole una gran notoriedad a sus ventajas.
Libros escritos por Renzo de Felice y otros historiadores italianos han hecho notar que Mussolini fue querido durante su apogeo por haber modernizado al país, por haber defendido los valores familiares, por haber eliminado a la mafia y hasta por hacer que los trenes partieran y llegaran a tiempo.
"Señal de respeto"
La guardia de honor póstuma que se encuentra en la cripta de Benito Mussolini comenzó a funcionar en junio pasado, sólo semanas después de que Silvio Berlusconi salió elegido por una abrumadora mayoría.
La guardia comenzó con un grupo de jóvenes provenientes de clubes sociales relacionados con la Alianza Nacional -la reformada heredera del Partido Fascista- y con el pequeño partido Forza Nuova. Con el tiempo, comenzó un reclutamiento verbal y callado. Los participantes prefirieron capas para así evadir los rígidos reglamentos de Italia en lo que se refiere al uso del uniforme. Y negro en señal de respeto por el héroe muerto.
El Gobierno de Berlusconi ha hecho oídos sordos a los llamados formulados por el alcalde de Predappio; en éstos le pide que prohíba a este grupo de guardias. De acuerdo con la Constitución, afirma el alcalde Ivo Marcelli, el Estado cuenta con dominio exclusivo sobre los grupos de guardias de honor y sólo dos han sido autorizados.
Para los descendientes de Mussolini los guardias son sólo militantes voluntarios que se turnan en las propiedades privadas de la familia. "¿Qué mal hacen?", preguntó Guido Mussolini, uno de los nietos del dictador. Éste tiene sesenta y cinco años de edad y el año pasado recibió 3.497 votos de parte de Forza Nuova en el sufragio destinado a elegir al alcalde de Roma. "No están armados. Están apostados en esa cripta durante horas y horas. Meditan. Para mejor, salen completamente cambiados".