Cultura

  Viernes 31 de Octubre de 2003

El lenguaje en la TV
Mejorar los medios es construir una sociedad con valores

El camino no es la censura ni la anomia

La siguiente nota es la sexta de la serie en la que especialistas de la cultura, la educación y la radiodifusión reflexionan sobre el mal uso del lenguaje en la TV, tema que motivó un enérgico pronunciamiento de la Academia Argentina de Letras.

Hay momentos en los que los medios televisivos y radiales nos provocan rechazo o asco, nos indignamos y convocamos a la represión y el castigo estatal.

La grosería, la degradación del lenguaje, el erotismo burdo y fuera de lugar incitan a la mayoría de la sociedad a requerir el uso de los límites legales, a imaginar el castigo como única forma de salida.

Parecería que el Estado ha dejado a los ciudadanos indefensos frente a un poder mediático incapaz de asumir la responsabilidad de sus actos.

Acostumbrados a la mediocridad, solemos olvidar que los excesos no son causa sino simple consecuencia. Poco importa que en otros lugares pase lo mismo o sea peor. Importan los medios argentinos e importamos nosotros.

Uno de los dilemas de la modernidad consiste en que, como sabemos, los avances tecnológicos son instrumentos maravillosos, al servicio, claro, de la voluntad de quien los maneja.

Así, en las últimas décadas el peso de los medios de comunicación modificó patrones culturales. Fue positivo en la ampliación de la mirada, en el nacimiento de la "aldea global", aunque tuvo su parte oscura desarrollando el individualismo, generando una actitud contemplativa y apabullando con noticias.

Misión educadora

Los paradigmas de los medios son de una pobreza semejante a la de su héroe, el triunfador. Por eso, llama a la reflexión el hecho de que ocupen hoy en muchos casos un papel de educadores y formadores más importante que el de la propia escuela.

Todo esto nos lleva a asumir una responsabilidad institucional, recurriendo tanto a las sanciones vigentes como al debate pendiente, y a dar sólo el primer paso hacia una sociedad dispuesta, pero también obligada a reflexionar al respecto.

A sabiendas de que la censura no es el camino hacia la mejoría de ningún sector y que la falta de normas y castigos contundentes tampoco convoca a la responsabilidad de los actores, proponemos la construcción de un espacio donde el Estado sea el convocante y los interesados asuman su lugar de responsables.

Los propietarios de los medios, las organizaciones no gubernamentales y todos aquellos que han manifestado sus inquietudes y propuestas tienen que participar de este foro que hoy se abre.

Cambiar la imagen que nos envían los medios es tan simple y tan complejo como aceptar que ellos son también el reflejo de nuestra realidad, la gastada imagen que nos devuelve el espejo. Mejorar los medios es también tomar la decisión de construir una sociedad cuyos valores se correspondan con nuestros sueños y muestren su vigencia en la vida cotidiana.

Es difícil vivir sin certezas, y cada cual tiene derecho a elegir las propias. Por sobre la longitud de miras del gestor de cada propuesta, represores y creadores, manos duras y garantistas, sobrevuela el fantasma de la mediocridad, y ése sí amenaza en serio.

Es fácil opinar que falta orden, pero cuando lo sufrimos asesinaron la obra y también al creador.

Lo esperanzador es que, de pronto, una sociedad adormecida por monedas y pensamientos únicos se sacuda la modorra y exija de golpe la totalidad de sus derechos.

La crítica y las exigencias son una energía social que debemos convertir entre todos en propuesta comprendiendo que la historia no la escriben los represores, tampoco los ausentes. Al fin y al cabo, el exceso de libertad puede lastimar, nunca mata.

Umberto Eco nos interrogó alguna vez sobre quién se atrevía a apagar el televisor, si sabemos que cuesta tanto apagarlo, quizá nos resulte más fácil mejorarlo.

Por Julio Bárbaro
Para LA NACION

El autor es interventor en el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer).

http://www.lanacion.com.ar/03/10/31/dq_540779.asp
LA NACION | 31/10/2003 | Página 17 | Cultura


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