por  Romeo de la Rosa
Rumble Fish
(La ley de la calle, 1983)
(Francis Ford Coppola)
El tiempo y el hombre:
etiqueta de "locura"
Raspando bajo el celuloide
- Incluso las sociedades más primitivas tienen un innato respeto por los locos.
Mickey Rourke, como "el chico de la moto", respondiendo a "¿por qué nadie ha acabado contigo?"
Ficha técnica
La ley de la calle

Rumble Fish, 1983
Director:  Francis Ford Coppola

Productores:  Fred Roos y Doug Claybourne
Productor ejecutivo:  Francis Ford Coppola
Productores asociados:  Gian-Carlo y Roman Coppola

Guión:  S. E. Hinton y Francis Ford Coppola
Argumento:  The outsiders (1967) de S. E. Hinton

Director de fotografía:  Stephen H. Burum
Director de arte:  Dean Tavoularis
Montaje:  Barry Malkin
Música:  Stewart Copeland

Reparto:

     Mickey Rourke  (el chico de la moto)
     Matt Dillon  (Rusty James)
     Dennis Hopper  (padre)
     Diane Lane  (Patty)
     Diana Scarwid  (Cassandra)
     Vincent Spano  (Steve)
     Larry Fishburne  (Midget)
     Nicolas Cage  (Smokey)
     William Smith  (Patterson, el policía)
     Herb Rice  (jugador de billar negro)
     S. E. Hinton  (prostituta)
     Glenn Withrow  (Biff Wilcox)
     Tom Waits  (Benny)
      Rumble Fish es la segunda adaptación que Coppola hizo de la novela de S.E. Hinton "the outsiders". La anterior película fue la homónima "the outsiders" (Rebeldes), hecha un año antes. ¿Merecía la pena una segunda versión? Esta pregunta podría desencadenar copiosas páginas de psicoanálisis pero, limitándonos a la cuestión artística, diré simplemente que sí. Sí que lo merecía. Y es que estamos ante una de las más personales y subestimadas obras del director donde mejor podemos apreciar sus obsesiones por el tiempo, la vejez, la falta de identidad.

       La ley de la calle es una película de hora y media que narra una historia en corto espacio de tiempo y en limitados espacios físicos, pero despliega un prodigio de detalles para trasladar la esencia a todas partes y todo momento. Comentaré la película desde el punto de vista del título y suponiendo, claro, que el lector ha visto la película, pues en otro caso, ésta lectura es estéril. Breve sinopsis conceptual y empezamos.
sinopsis
      Rusty James va de pelea en pelea, intentando ser como su hermano. El chico de la moto es la leyenda juvenil de la ciudad,  se fue a California y no ha vuelto. Pero esta noche, Rusty pelea en los arcos cuando aparece su hermano. Rusty recibe un navajazo y su hermano le rescata.

       El chico de la moto es un ser triste que no parece encontrar su sitio. Acompaña a Rusty James intentando enseñarle algo. A Rusty las cosas no le van bien, pierde a su novia, el liderazgo de su grupo, le expulsan del instituto...

       Rusty James pasará por una serie de vivencias y enseñanzas junto a su hermano, sencillas, como una pelea, una partida de billar... O incomprensibles para él. Mientras, el chico de la moto se pierde en su propio universo incapaz de encontrar su sitio.

       Rusty James terminará por ver la luz cuando cumpla la promesa que hará a su hermano. Paralelamente también el chico de la moto encontrará su lugar, aunque esto, para él, signifique morir.
análisis
El tiempo y el hombre: etiqueta de "locura"
      La ley de la calle, como buena película de Coppola, hace examen de la personal y general obsesión por el tiempo. Tom Waits, en su papel de Benny, hace una reflexión, inconexa con la trama, sobre el tiempo. Una reflexión hacia un interlocutor invisible mientras se sucede el calendario a pasos acelerados. En ella, el tiempo se cuenta por veranos. Esto hace pensar en el buen uso que hacemos del tiempo y nuestra incapacidad de exprimirlo y quedarnos a gusto con el resultado.

       Una de las máximas en Coppola es la añoranza del tiempo perdido, quizás no perdido en sentido estricto, pero tiempo pasado en cualquier caso. Esta obsesión está plasmada sobre el binomio protagonista, siendo dos personajes que, aunque por razones distintas, no se obsesionan con la vejez y la inefabilidad del tiempo y la muerte.

       Rusty James es un joven al que le falta personalidad más que cualquier otra cosa. A lo largo de la película repite su pensamiento de: "cuando sea mayor, me pareceré mucho a él", refiriéndose al chico de la moto. Rusty, en su frenética ignorancia, pone esperanzas en el tiempo, sin entender lo necesario de su intervención activa. Y en su ignorancia, desea y ve sólo la superficie del enigma urbano que personifica el chico de la moto, su hermano.

       El chico de la moto está fuera del tiempo, completamente desubicado, perdido. Es un ser completo y bien definido que no encuentra su dimensión correcta. Pero la busca activamente, por eso viaja a California en busca del pasado perdido, por si su lugar estaba en el pasado, no en presente. Su lugar, sencillamente, no está. Así, el jugador de billar que pierde contra él dice a su hermano Rusty: "parece un príncipe, un rey en el exilio". El exilio es la historia principal de este personaje que dejó de ser niño a los seis años, que perdió una madre y ganó un padre alcohólico y un hermano que cuidar. Muy típico en Coppola buscar el elemento familiar que explica y causa y redime. Pero en esta película, el personaje escapa de esta simplicidad, en parte debido a la historia de S.E. Hinton, en parte porque no es el verdadero protagonista. El drama del chico de la moto está arraigado en la decadencia de nuestro tiempo, en lo urbano, en la degradación que sufre el individuo en el proceso de autoconstrucción. El autodidacta que habla de griegos, el emprendedor que viaja a California, el líder que dictó comienzo y final de las pandillas es desechado por la sociedad que le engendró.

       El tiempo como inexorable y fulgurante domina la estructura del guión, pues cada bloque está separado por una secuencia donde las nubes pasan aceleradas, la tarde cae a toda velocidad para dar lugar a la noche, etc... La ciudad donde están atrapados, pero también la moto o el escaparate de Benny´s reflejan estas nubes, este paso del tiempo. Estamos obligados a tomar consciencia del tiempo ante tal exhibición, pomposa y maléfica.

       Rusty James y el tiempo tienen su máximo encontronazo cuando Rusty es atacado y cae inconsciente al suelo. En ese momento, su alma escapa de su cuerpo para ver una proyección de sus deseos futuros, un tiempo falso adaptado al yo del pequeño pandillero lleno de problemas y carente de soluciones. Las preocupaciones de Rusty James se limitan, aquí, a su imagen para con los demás, espera encontrar en ello su felicidad. Per esa preocupación le aleja mucho de su propio desarrollo.

       Rusty James pide al tiempo, mientras que el chico de la moto recibe de este. Rusty James es potencialidad, y el chico de la moto, realidad desubicada. En el castigo del hermano, Rusty debe hallar sus peticiones cumplidas. De hecho, Rusty alcanza su particular redención cuando toma la moto robada de su hermano y la lleva al océano: donde el chico de la moto no llegó. El amanecer sobre el océano esla nueva oportunidad, la nueva cuenta atrás que se le plantea a Rusty pero le fue negada al chico de la moto.

       El más claro y descarado signo temporal en la película es, sin duda, el chico de la moto apoyado con las gafas de sol (la única ocasión en que las lleva) sobre el inmenso reloj sin agujas de números romanos. La leyenda de la perfección juvenil, la proyección de cuanto todos quieren ser, sobre un reloj sin agujas. Perdido, desorientado, sin posibilidad de definición. Observado por el policía, por su fin, ambos con gafas de sol: un cruce de miradas oscuras donde ambos ocultan sus designios y que termina con el chico de la moto con la mirada perdida en el infinito, en lo indeterminado.

       Tiene un reino, seguro, pero no es de este mundo. Coppola tiene aquí su pequeño redentor juvenil moderno. El chico de la moto, como Cristo, no puede salvarse a sí mismo, pero en su final asumido y electo en la tienda de animales, da a Rusty la dirección que le salvará, que es lo único que le ha podido dar y que no pudo darse a sí mismo. Le dice que tome la moto. La moto es robada porque él no pertenece a nada ni nada le pertenece, es un ser atemporal sobre un reloj sin agujas. Pide a Rusty que le suplante, porque Rusty sí tiene un lugar que ocupar, y que lo haga marchándose y dejando cuanto ha construído. Que lo haga en la moto, el único símbolo que deja su hermano, símbolo de lo errante y lo distante. Y así es como la sombra de Rusty James en la moto pasa sobre la pintada de "motorcycle boy reigns" con su hermano tendido muerto junto al río.

       La redención de Rusty y la catarsis del chico de la moto tienen mejor comprensión mediante el signo vital por excelencia: el río.

       El puente sobre el río aparece en la película como elemento divisor de la monotonía y el ajetreo y fiesta. Es, además, el lugar bajo el cual se recupera Rusty James de su segunda herida. Bajo la sociedad, a salvo de su mirada.

       El chico de la moto busca llevar los peces luchadores de Siam al río, de donde pertenecen, liberarles de su prisión y de su lucha eterna aunque, probablemente, mueran en el río, ellos que nunca lo han pisado. El lugar al que pertenecen pero no han visto. Los peces son, claramente, diminutas proyecciones en color del chico de la moto. En color porque en su simplicidad es posible el cambio, es posible ver y resolver su problema. El joven puede influir en ellos y, a través de ellos, buscar la redención.

       El chico de la moto no llega al río antes de morir. Es su hermano el que debe completar el trabajo. Los peces, al llegar al río, se separan, no pelean pese a tener la oportunidad. Rusty James debe ahora cumplir la promesa y comenzar el viaje por el río. Realizado con la moto, que es el fantasma de su hermano que le empuja desde el interior (aunque no se menciona la ciudad, debemos suponerla de interior por contexto y por la base del libro "the outsiders" de S.E. Hinton) hasta el océano, la inmensidad, el punto de inconclusión de su hermano, el lugar lejano para que empiece su desarrollo lejos de su padre, sus amigos, su novia.

       Otros muchos símbolos llenan la narración, como las constantes bolas de billar, en especial la bola negra número 8. Que no sólo está en los billares, sino también en la casa de Rusty James. La bola del final, final que puede llegar prematuramente si esa bola toma parte en el juego antes de tiempo. Pero ninguno de los símbolos que podamos encontrar (como los pequeños detalles en color, que apenas he mencionado) son tan fuertes y claros como el tiempo y el río (como espacio, como camino). Las dos dimensiones que gobiernan a ambos personajes, y por encima de ambas, con más poder que la otra: el tiempo.

       Este extraño retrato de desconfiguración deja sobre el chico de la moto la contínua etiqueta de "loco". Primero se lo dice el policía que le observa en el reloj sin agujas. No es capaz de ver esa desubicación y busca la salida fácil al condenar, porque es más fácil quitar de en medio que redimir o rehabilitar incluso.

       El chico de la moto dice después a Steve, en respuesta a su pregunta de por qué nadie a acabado con él: "incluso las sociedades más primitivas tienen un innato respeto por los locos". Esta reflexión es un interesante punto de vista acerca de los sistemas de protección que establece la sociedad, pero lo más inquietante es la aceptación que el chico de la moto hace de su etiqueta de locura. ¿Es un sistema de protección o una respuesta que no le llega y que necesita? No parece necesitar protección, necesita un lugar en el tiempo y el espacio que le es negado, y la locura que le achacan es la solución fácil que es buena en cuanto que no existe ninguna otra.

       En la última conversación familiar, Dennis Hopper explica a Rusty James (sin dirigirse al chico de la moto) que su hermano y su madre no están locos, que una percepción aguda no te convierte en loco aunque puede volverte loco. El chico de la moto es una persona con una visión del mundo distinta a la del resto, una visión que le condena al ostracismo, un desarrollo personal que evita la posibilidad de aceptación.

       Pero incluso su hermano, cuando roba la moto le dice inconscientemente: "¿Estás loco?" Y es que no se puede entender esa percepción aguda sin tener la pata metida hasta el fondo. La locura de que se nos tilda es una forma de incomprensión exterior que hace de la simplicidad y la crueldad su mejor arma de conservación. ¿Cuántas veces no nos han tildado de locos? La, más que a menudo, gratuita etiqueta de locura y nuestra capacidad de asimilación, de superviviencia o, por otra parte, de negra redención como en el caso de Mickey Rourke, es el tema enterrado del discurso.

       Es el chico de la moto no sólo el principal punto de interés del film, sino también el espejo de una sociedad urbana y moderna que ha generado monstruos cuyo único pecado es la indefinición, la incapacidad de sentirse identificados, la autobúsqueda. Todos estos pecados son necesarios para el hombre y en su confrontación con la sociedad forman la tragedia de nuestro tiempo, que se sobrevive o te entierra a lenta y contínua velocidad.
Como de costumbre, si tienes algo que decir, dilo.
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