Los nombres que han hecho posible este arte
por  Romeo de la Rosa
Orson Welles:
asumir un personaje
- La inmortalidad no es más que otra forma de éxito mundano.
Orson Welles a Peter Bogdanovich en el libro "Ciudadano Welles".
      George Orson Welles es uno de los directores más importantes y sobre los que más se ha escrito en el siglo de vida del cine. Es mucho más que eso. Un tratado de las innovaciones formales y las teorías estéticas de Welles ocuparían un libro o una enciclopedia. En este pequeño espacio vamos a concentrarnos en el dilema que se le planteaba al vivir como repudiado artesano, sabido genio y siempre sensible a la crítica. Un gigante de inmenso valor artístico y humano era débil, la opinión de un mundo en contra lo melló hasta los cimientos. Se formó en él una dualidad personaje-persona que no deaparecería hasta su muerte. Sobrevivir a un personaje.

       Orson Welles empieza a hacer arte en la radio y el teatro, aunque muy joven tocaba el piano, pintó cuadros e incluso toreó (si es que la tauromaquia es un arte), fue la radio y el teatro los medios de su expresión, su crecimiento y su genialidad primigenia. La emisión de "la guerra de los mundos" ya decía mucho de lo poco convencional de este hombre, que puso en pie de guerra a miles de personas con una simple emisión radiofónica. Su Mercury Theater tuvo un gran éxito y muchas fueron las ofertas que recibió para probar suerte en el cine. No aceptó hasta que no tuvo un férreo control sobre el film, inusitado en aquella época e incluso hoy.

       En medio del barullo clasicista de economía de medios, mitificación de las historias, star-system y todo lo que suponía el sistema de estudios en su época dorada, aparece un joven que quiere hacer una película de extraña temática y extraña forma. La película revolucionó todo lo existente y se adelantó decenas de años a su tiempo. Pagó por ello el precio y Welles no volvió a encontrar esa libertad en "el cuarto mandamiento", cruelmente mutilada. Welles no volvería al sistema de estudios, aunque trabajó en "el extraño" intentando demostrar que era un director de estudio: no lo era, era un autor inmenso que no cabía en el sistema.

       Welles recibió el espaldarazo de Hollywood y de buena parte de los Estados Unidos. Comenzó su emigración, y gracias a ello nuestro país se convirtió en su segundo hogar, cuna de películas como "Campanadas a medianoche" o "Mr Arkadin" o la inacabada y quemada "Don Quijote". Welles tuvo que labrar su posterior filmografía con mucho esfuerzo y tiempo y falta de medios, lo que no le impidió realizar una obra maestra detrás de otra.

       En este exilio, Welles establece una relación amor-odio hacia su país, su gente, sus compañeros e, incluso, su propio arte. No podía hacer lo que quería, ni donde quería, pero quería hacerlo, y quería a su país y a su gente. Esto, unido al rechazo económico-social y la dificultad de hacer cine en general (el cine eclipsó sus otras obsesiones teatrales o de otro tipo, fue su cáncer en realidad, le dió un amor envenenado del que no se libraría hasta su muerte) provocó la aparición de un personaje que promulgaba el aislamiento, reía falsamente en público, daba rienda suelta a todo tipo de rumores, se empeñaba en demostraciones de qué era lo que sí y qué era lo que no podía hacer. De todo esto hay mucho en su libro de conversaciones con Peter Bogdanovich "Ciudadano Welles", donde uno parece oír dos voces de Welles distintas: personaje y persona.

       El tema de Welles por excelencia es el poder, la corrupción y las obsesiones que éste engendra. Welles nunca llegó a tener poder verdadero, sólo sus construcciones en pantalla. Era tan fuerte el artista Welles que no tardó en prostituir al actor Welles, artista de menor interés para él y al que hizo participar en multitud de infamias para subencionar al ojo que trataba de hacer poesía al otro lado de la cámara. Esta misma relació se establece entre la persona Welles y el personaje Welles. El personaje era continuamente prostituido, así como su entorno, sus amigos, sus creencias; todo por mantener a salvo a la persona que se escondía en el remolino de acontecimientos. Así, consiguió mantener su vida amorosa en relativa calma, y consiguió también proteger al niño que perduraba en él y no se marcharía nunca. Welles en privado era un ser sencillo y débil que usaba luego toda su grandeza física y artística para establecer una barrera entre el mundo y su vida.

       Orson Welles es el perfecto ejemplo de cómo el arte, el éxito, y el fracaso pueden corromper y mellar lo auténtico, original y virginal del artista-persona. Mantuvo a salvo su arte, quizás también su persona, pero a un precio exhorbitado. Sus cenizas descansan hoy en una finca española, probablemente en marejada, porque no hay calma para las mentes activas. Welles, más allá de su obra, con su vida, debe ser para los jóvenes artistas un espejo de hasta dónde se puede y no se puede llegar, y cómo hay partes de nosotros que no son prostituibles a ningún precio, por mucho amargor y tristeza y hambre que ello suponga.

       Para la próxima entrega, dejaremos a un lado esta arenga de principios y de nostalgia para concentrarnos en aspectos formales, ejemplos y repercusiones actuales, que será la línea habitual de la sección. Empezaremos por Orson Welles, para no dejarlo en el tintero. Planos secuencia, iluminación, tamaños de plano y movimiento actoral, sobre todo, en el próximo encuentro. Recordad: hasta dónde merece la pena prostituirse, hasta dónde merece la pena nuestro arte, nuestra vida. Ciao.
- La gente pensará lo que yo le ordene que piense.
Orson Welles como Charles Foster Kane en "Ciudadano Kane".
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