Por una uva
al compañero
A brincos de suertes
a muerte de voces
compañero
¡Cuánta falta me haces!
El refugio de tu mirada se me escapa
salpicada de sonrisas
la espiga jamás escarchada
el pardo oso, su blanco sin nieves
el niño y el sueño de cometas
Porque sin el dedo de mi mente
añoro esa caja de tranquila sensatez
con las lágrimas, ahora más que siempre, reales
brindo hoy por nuestra necia falta de fe
¿Cómo creer?
Duermo en un jardín marchito
porque con el sabor de lo perdido
me acerco todavía al íntimo bramar de tu pecho
mi sentido, por un solitario lecho engañado
vacíos, cuando sin más remedio callo
A lo lejos
aulla un zorro bajo la vid
sus dulces frutos....
ausentes
compañero
¡Cuánta falta me haces!