Caminata

I.

Parece ser que los bordes del cielo
son �ngeles, sus alas al fuego
fundici�n de criaturas irreconciliables
Anillo, franja transl�cida
a la sangre de los vientos
Que prefiere pieles de gasa,
a la soberbia, siempre ignorante pechera
enemiga y espejo del mar
o al manto de fr�o que trae la hermanastra
reina de sortilegios para hombres sin fe
que en su delgado frenes� de suertes
contiene a ambos
sin nunca querer ser
asom�ndose sigiloso
buscando ver

II.

A tus lados descansan en arcos
los que hab�an decidido abandonarte
y t� mismo los traes
los depositas y los dejas ser,
pero solo despu�s de la batalla
que encarna toda despedida

t�, con tus manos incansables y tercas
perdonan solo a quienes escapan entre dedos

Y despu�s vas a sus madres
reclamos como golpes porque no sabes quejarte
solo alzas la voz en jade para rugir
y luego sin querer saberlo
y crey�ndote dormido
te tornas blanco abrazo en busca de sus faldas
a�n cuando de sus silencios, siempre salgas

III.

�Qui�n es tu tormento?
�Qui�n savia en cuerpo de agua?
�Qui�n hija, musa hermana?
sombra y cal
�Qui�n santa?
                    �Qui�n tu ser?

�Qui�n yegua de precioso andar?
qui�n nube,
                quien la torre
�Qui�n fuera tu mar?
amanecer

 

 

 

 

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