BASES PARA UNA PROPUESTA PROPUESTA
EL MANEJO DEL RECURSO
APUNTADO HACIA
LOS PACIENTES
EN INSUFICIENCIA RENAL CRONICA 
IRREVERSIBLE
(SINDROME UREMICO)
Acad�mico Oscar H�ctor Morelli
Prof. Dr. Oscar H�ctor Morelli (h)
INTRODUCCION :
Analizar cual o cuales son los conductas que se deben adoptar para tratar de disminuir el ?costo? operativo del tratamiento de la enfermedad renal, es una desaf�o que incita a imaginar un escenario que parecer�a simple, pero que es complejo cuando se comienza a desgranar cada uno de los componentes que� lo constituyen.-
Los criterios simplistas, basados en normas de sanitarismo hacen asumir que la disminuci�n del precio de una pr�ctica conlleva un ahorro en erogaciones. Esta simpleza de an�lisis es lo que ha conducido permanentemente al sistema a que en vez de ser un gestor de medicina de excelencia se transforme en un sistema que econ�micamente hablando no es m�s ni menos que ?un costo hundido?. Costo hundido porque no hay excelencia, no hay satisfacci�n por parte del recipiendario (el paciente), sus familiares, la seguridad social y finalmente el m�dico.-
Las pol�ticas sanitarias de los �ltimos a�os han ido estrangulando permanentemente al prestador, muchas veces con raz�n, pero la mayor�a de ellas sin ning�n tipo de fundamento, asumiendo que el mismo es un� ser que lucra con la salud. Ac� el primer error: todo el mundo lucra con su profesi�n, empleo, trabajo.
La diferencia estriba que posiblemente la �nica profesi�n que trabaja sobre un bien intangible, et�reo, o de imposible valoraci�n estricta es la medicina, ya que la salud es un algo, una virtud, un estado; pero no un bien de intercambio valuable. El ejemplo comparativo es que la producci�n de un bien mueble o inmueble, dirimir un juicio econ�mico o penal, realizar una proyecto para la producci�n o analizar un balance son marcadores que tienen un valor real econ�mico, tangible.
Esto es lo que priva en la mente del hombre por generaciones, ya que considera al m�dico y sus acciones como si fuere un sacerdocio, por un reflejo ancestral ubicado en lo m�s profundo de la mente: en la antig�edad, el que curaba era brujo o sacerdote de la tribu. Y en base a esta premisa se ha creado una cultura costumbrista de asociar al m�dico con el sacerdocio, olvidando totalmente que su profesi�n es exactamente igual� a la del abogado, ingeniero, arquitecto, contador, etc..
Nuestra medicina sanitaria, lamentablemente manejada la mayor�a de las veces por reci�n egresados de las facultades que luego de un curso en la escuela de Salud P�blica y sin ning�n tipo de experiencia en el devenir del trabajo hospitalario, gener� una pl�yade de ?intermediarios? m�dicos que se transformaron en la barrera entre el estado, sus organismo y los verdaderos efectores y conocedores del sistema ?los m�dicos?.
Este tipo de deformaci�n tan com�n en nuestro pa�s gener� una contra respuesta inicialmente tibia para hoy ser m�s fuerte por parte de una generaci�n m�dica que egres� de la Universidad antes de la d�cada del 80.
M�dicos que se iniciaron en la faz asistencial y que la contin�an haciendo pero que pese al proceso de desintegraci�n econ�mica de nuestro pa�s apostaron al mismo, no se fueron al exterior y reinvirtieron tanto sus conocimiento como sus ingresos en perpetuar un sistema que se les hab�a inculcado en la facultad y que parec�a antes del proceso actual de estabilidad una lucha est�ril contra un enemigo que no pod�an vencer.
Esta pl�yade de profesionales, fue creando verdaderas islas dentro de nuestra Rep�blica que luego pasaron a ser un delta para transformarse hoy en tierra firme que a�na la excelencia que conquistaron, con el conocimiento multidisciplinario que necesitaron adquirir para llevar adelante sus objetivos.
Estos mal denominados m�dicos empresarios� y que realmente se los deber�a denominar como� individuos que ejercen un liderazgo son los que hoy acreditan una dilatada experiencia en poder solucionar la terrible disyuntiva entre un d�ficit fiscal en la salud o la desintegraci�n de un sistema. Pero a ellos no se los llama.
Tal cual expresara John P. Kutter en la Harvard Bussines Review es que la reingenieria, los programas de calidad, loas llamados programas de cambio de culturas que son los �nicos m�todos para tratar de mejorar la capacidad competitiva de una organizaci�n de manera significativa, bajando costos, mejorando la calidad del producto final a�n no se tiene suficiente experiencia ya que el cambio en las grandes organizaciones reci�n ha comenzado.
Pero ha hoy las grandes organizaciones est�n tratando de enfrentar el cambio desde una posici�n en donde el 80% corresponde al proceso administrativo y el 20% al liderazgo; cuando realmente estos cambios deber�an ejercerse por la inversa, el 80% de liderazgo y s�lo el 20% de la administraci�n.
El problema de este proceso de transformaci�n no es el cambios administrativo, sino el cambio de liderazgo. Es obtener suficiente liderazgo de suficientes personas, para ser capaces de producir grandes cambios; para ser capaces de realizar un proceso de reingenieria. Ahora bien, quienes sino aquellos que han tenido que enfrentar al sistema individualmente, que han logrado la excelencia en base a la gesti�n con transparencia de sus actos los que realmente ayuden a la verdadera transformaci�n del sistema sanitario.
En este punto hay que realizar una aclaraci�n, que es ejercer liderazgo:� en primer lugar se necesita entender el ambiente en el que se est�, saber tener una concepci�n de lo macro sin dejar de entender lo micro, tener la capacidad de ser claro, inteligible, tener pasi�n y el sentimiento de querer hacer que el sistema en el cual se desarrollan logre una serie de metas que, quiz�s vayan m�s all� de lo econ�mico; lo que empuja y motiva a l liderazgo es poner tiempo y esfuerzo en crear estas visiones, hacer todas estas comunicaciones, creer tan profundamente en ello, que su entusiasmo ayude a inspirar a los otros de su grupo y as� generar la reingenieria de un sistema ; este tipo de liderazgo no es una habilidad, pero ciertamente, es una caracter�stica de los l�deres efectivos.-
Es por ello que pensar que asociaciones, ?grupos de trabajo?, discusiones en torno a precios, normas, reglamentaciones vayan a tener un efecto con entrop�a� positiva, muy por el contrario, la entrop�a ser� negativa tal cual lo ha venido siendo hasta el momento.-
Comprender cuales deber�an ser los pasos para controlar el magro recurso que hoy se brinda en el tratamiento global de la insuficiencia renal es tener que comenzar a ahondar desde la visi�n del paciente hacia la seguridad social y no la inversa.-
En ello est� el triunfo para lograr que se obtenga la mejor calidad, excelencia, y transparencia brindado al �nico recipiendario que es el paciente a quien se le debe todo este proceso. No comprender ello es apuntar al fracaso de una nueva modalidad cortoplacista tal cual se han venido haciendo en los �ltimos veinte a�os con estos pacientes.-
COMO SE VE EL PACIENTE DENTRO DEL SISTEMA DE SEGURIDAD SOCIAL
El paciente portador de Insuficiencia Renal Cr�nica, se siente dentro del sistema sanitarios como un individuo acosado por la oscilantes pol�ticas sanitarias, incomprendido.-
Se siente un juguete dentro del Estado que no le permiten elegir libremente su destino. Se siente encadenados a un ?due�o?, que lo ha subdesarrollado en su salud.-
Tratado como un paria, como erogador de ingresos, como simple producto de un supuesto comercio...
Se siente sometido dentro de un pa�s que ha decidido de antemano ha mantenerlo dentro de lo que se puede denominar como la noche del renal.-
Todo ello lo afecta. La burocratizaci�n del sistema lo perjudica exclusivamente a �l. � Y como se aplica? : dificultando al infinito cada una de sus necesidades. Le solicitan tr�mites para actualizar la orden, para autorizar la radiograf�a, autorizar los medicamentos, autorizar la internaci�n, AUTORIZAR EL DESEO DE SEGUIR VIVIENDO QUE NO PUEDE NI DEBE SER AUTORIZADO POR NADIE.-
Pero al final se cansa, se agobia, le quitan m�s y m�s tiempo que el que ya tiene que perder por su tratamiento. Y esta es una injusticia, una bajeza social, una falta de cultura, solidaridad y ayuda al pr�jimo.-
El sistema para �l se ha invertido. Su rol de ?empleador? (ya que lo es en �ltima instancia por solventar con sus aportes en parte al sistema) se ha invertido, ya que encuentra detr�s del mostrador o escritorio a individuos que deciden por �l su destino sin importarle los resultados, sin importarle su solidaridad social para que tenga lo mejor.-
Esta visi�n apocal�ptica debe y puede ser revertida.-
CONCLUSI�N:
La crisis financiera de los sistemas de salud, aqu� y en el mundo, motivan formas de gesti�n alternativa: la demanda es infinita, pero los recursos limitados. ?La salud es un bien social y no puede ser un problema de mercado. Hay que utilizar los recursos en aquello que sirve. Este es el concepto de racionalidad, que en la medicina no relaciona costo y beneficio (un t�rmino econ�mico) sino costo efectividad: la ecuaci�n no se mide en pesos sino en vidas recuperadas, en la satisfacci�n del paciente y su grupo familiar?.-
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