EL TAOÍSMO

UNA FILOSOFÍA ATRACTIVA Y MISTERIOSA

El taoísmo es una doctrina filosófica china introducida principalmente por Lao Tsé en el siglo IV antes de Cristo. Sus bases están sentadas en el Tao Te King (traducido habitualmente como el libro de la virtud del tao), un libro que contiene las enseñanzas más importantes del pensamiento taoísta. En esta nota le explicamos qué es el tao y cuáles son los fundamentos de esta milenaria escuela.

Desde la más remota antigüedad existen en la cultura china muchas escuelas filosóficas. Basta con pensar que las formas de escritura más antiguas que los arqueólogos han encontrado en tumbas de Ngan- Yang datan de 1500 años antes de Cristo, pero por tratarse de caracteres demasiado estilizados es fácil deducir que esos descubrimientos muestran una forma de escritura evolucionada que proviene de caracteres pictográficos mucho más antiguos.

Estas arcaicas formas del pensamiento chino, reflejadas más tarde en lo que se llamó Los Seis Libros canónicos, confluyen en dos grandes corrientes en las que se podría dividir – a grandes trazos- el pensamiento chino_ el taoísmo y el confucianismo.

El confucianismo, más que una religión o una filosofía, es un ritual social, una forma de ordenar la sociedad. Confucio no fue más que un transmisor y ordenador de la antigua cultura china, que se nutrió de los anales de las tres Dinastías de la antigüedad, de las odas, los Rituales y las Crónicas para extraer de allí los materiales con los que compuso su tratado Ch´nCh´iu (primavera y otoño). El mismo Confucio dijo: "yo nada he hecho si no es amar las antiguas doctrinas y transmitirlas a la posteridad".

La oposición a este tradicionalismo algo conservador es el pensamiento de Lao Tsé, que diera origen a la escuela conocida como taoísmo. Opuesto esencialmente al confucianismo, le reprocha a Confucio el haber falseado la primitiva sencillez natural del hombre con virtudes artificiales basadas en las tradiciones asfixiantes. Si tuviéramos que trasladar estas dos tendencias chinas a nuestro tiempo, se podría hacer la siguiente analogía: las personas muy prácticas, que aceptan las normas imperantes en la sociedad, que disfrutan del trabajo estable y de cierta seguridad monótona, serían confucianas, mientras que toda forma de cuestionamiento de esa sociedad sería expresión del taoísmo.

Volviendo a las fuentes del pensamiento chino, hay que decir que Confucio, más allá de cierta inexactitud en las fechas que pueden variar, fue una persona de existencia concreta y documentada históricamente, que vivió hacia 550-480 a. C. En cambio, la existencia real de Lao Tsé no esta comprobada, algunos afirman que fue contemporáneo de Confucio, otros sostienen que vivió siglos antes, y hay quienes creen que ni siquiera existió.

Lao Tsé en la leyenda ¿y en la historia?

En diversas fuentes literarias antiguas se leen noticias alucinantes y maravillosas acera de este hombre venerado como un santo por generaciones enteras. Resumiendo esta visión mítica que se tiene de Lao Tsé, la leyenda cuenta que fue engendrado por una madre virgen, y que nació con el rostro arrugado como un anciano. Se dice que desde pequeño fue un sabio, y que redactó un manuscrito de cinco mil caracteres en el que dejó su legado.

Al contrario de lo que sostiene la mítica, el terreno histórico y real no es preciso, ya que no hay datos de real valor histórico acerca de la persona de Lao Tsé. La mayoría de los hechos reales de su vida fueron relatados por su discípulo y exégeta Chuang Tzú, uno de los más importantes pensadores chinos y sin dudas uno de los mejores escritores de esa cultura, que vivió en el siglo IV antes de Cristo.

Durante los últimos 50 años muchos eruditos chinos, japoneses y europeos han sostenido que Lao Tsé jamás existió, y que su persona no es más que un mito popular.

Qué es el Tao

Lo primero que se dice del tao es que "el tao que puede ser expresado –o nombrado- no es el tao". Mucho se ha escrito y discutido acerca del significado que puede darse a esta misteriosa palabra totalizadora, el Tao. Y Lao Tsé empieza su libro fundamental diciendo que "si puedes hablar sobre el tao, no estas hablando del Tao". El Tao, entonces, sería algo más allá de la palabra, lo que el lenguaje no puede describir.

En principio puede decirse que el Tao no es realmente semejante a cualquier idea judeo cristiana o hindú acerca de Dios como principio de todas las cosas, porque en estos credos, Dios es siempre asociado con el Señor, es decir, con una representación de alguna forma semejante a lo humano. El Tao no tiene nada que ver con estas representaciones de la divinidad. El Tao, sea lo que fuere, no es algo distinto de nosotros, del agua, de los arboles, del aire que nos rodea. El Tao es el suceder de todas las cosas. La idea china de universo considera a todas las cosas que existen en el mundo real como actores interrelacionados entre sí en todo momento y simultáneamente, sin que ningún elemento pueda existir sin los demás, y en cual no hay centro, porque todos son diferentes rostros de un mismo sistema. Claro que esta primera aproximación no resuelve exactamente qué significa la palabra Tao y a qué se refiere lao Tsé al utilizarla.

Como es sabido, el lenguaje chino está conformado por ideogramas, es decir, grafismos en los cuales la interpretación juega un papel muy importante: es la primer barrera a vencer para tratar de desentrañar el significado de Tao.

Esta palabra que tanto misterio despierta tiene diversos sentidos. Significa "vía", y también quiere decir hablar o expresar, además se le atribuye la noción de "curso de la naturaleza" o, simplemente, "curso de todas las cosas".

Lo único que podemos rescatar de tantas posibles interpretaciones es lo que el tao no es: no es Dios en el sentido de rey de la creación y del universo, y tampoco es un vocablo que pueda ser expresado literalmente. Quizás sea más apropiado relacionar el Tao no con el ser que crea las cosas sino con la energía que las cosas son. Con el fluir de las cosas, con el movimiento incesante y agitado de toda la creación, con la esencia común a todo lo que existe. El Tao podría empezar a definirse pensando en él como el fundamento de la energía del universo, de lo que es y de lo que no es. Chuang tzú ha escrito: "El Tao es real y evidente, pero no manifiesta ni acción ni forma alguna. Puede ser transmitido pero no puede ser recibido. Está por encima del nadir pero no es bajo. Aunque es anterior al cielo y a la tierra, no es tan antiguo. Aunque es más viejo que lo más antiguo, es joven".

Ahora bien ¿adónde llegamos con estos intentos de definición que parecen tan difíciles de comprender para la mente occidental? Probablemente a la misma conclusión que ya está expresada en la frase que antes incluimos: el Tao que puede ser expresado no es el Tao. En cierta forma, la enseñanza con que Lao Tsé abre su libro es: no hables de lo que no se puede hablar, no intentes explicar lo que no se explica, no creas que sólo existe lo que se puede nombrar y que no existe aquello que no se puede nombrar.

La palabra no es la cosa

Una frase corta, pequeña como la que abre el tao Te King puede hacernos dar un vuelco enorme en nuestra concepción del mundo. Lo que parece decirnos Lao Tsé en esta frase es que el Tao, la esencia de todas las cosas, no puede nombrarse pero no hay nada mas real que él. Por lo tanto, debemos concentrarnos en su filosofía pero sin tratar de poner palabras occidentales las enseñanzas de esta escuela oriental.

Además de este conflicto entorno a la palabra, en el libro de Lao Tsé se puede leer otro concepto fundamental del taoísmo, y es el de los opuestos complementarios, pero entendidos como uno y la misma cosa. Para él, la luz y la sombra no son cosas opuestas que se complementan, sino que son una misma cosa. La luz es también la sombra, o para ser más explícitos luz y sombra son dos palabras para definir distintas caras de la misma moneda. En el Tao Te King puede leerse:

Existe también otro punto muy interesante de las enseñanzas de Lao Tsé, y es el que hace referencia a la idea de dejarse fluir. En el Tao te King se dice que "Quien intenta dar forma al mundo y modelarlo a su capricho, difícilmente lo lograra. El mundo es un vaso espiritual que no se puede manipular, y quien lo retiene lo pierde". Mas adelante encontramos este pasaje: "sin ir mas allá de nuestra puerta podemos conocer el mundo. Sin asomarnos a nuestra ventana podemos conocer los caminos del cielo. Cuanto más nos alejamos tanto menos estamos avanzando. Por eso el Sabio sin caminar alcanza su meta. Sin ver que todo ha sido observado, sin obrar todo queda realizado".

El Tao, eso quem si lo nombramos deja de ser lo que es, hemos intentado definirlo – o al menos aproximarnos a él- diciendo que, entre muchas otras cosas, tiene que ver con el fluir del universo. Si cada uno de nosotros es una parte ínfima pero imprescindible de ese fluir, deberíamos aplicar el Tao a cada momento de nuestra existencia. ¿Y qué nos dice Lao Tsé al respecto? Los dos fragmentos citados pueden ser explicativos. Algunas de las líneas de estos pasajes son, hay que decirlo, perturbadores. Nos dicen que no podemos hacer nada para manipular el mundo. Es mas: quien lo quiere retener, lo pierde. ¿Significa que estamos indefensos ante lo que suceda, ante lo que venga del exterior? No parece probable que esta visión fatalista sea la que pretende transmitir Lao Tsé. Por el contrario, para entender a qué se refiere debemos volver sobre el concepto de fluir.

Si el universo es una inmensa energía que fluye permanentemente y todo esta en interrelacion con todo, entonces sin necesidad de forzar los acontecimientos nos encaminaremos hacia donde la energía nos lleve. Esto no implica pasividad ni mucho menos, simplemente quiere decir que no debemos pretender hacer las cosas según el dictado de nuestros deseos egoístas e individualistas, porque por ese camino solo conseguiremos la frustración, el sufrimiento y el extravío. En cierta forma es una idea muy parecida a la del budismo. Buda sostenía que la solución al problema del sufrimiento es aceptar que ése nuestro destino (la muerte), y a partir de ese instante, libres ya del miedo a lo que de todas maneras va a suceder porque es inevitable, podremos dedicarnos al glorioso presente que es lo único real que tendemos.

A algo muy parecido se refiere Lao Tsé. No es que haya que renunciar a la idea de dar forma al mundo, sino que hay que entender que dejándolo fluir con el mundo estamos ayudando a fluir del universo entero.

El error reside en creer que el mundo es lo que tenemos en nuestras pequeñas mentes; ese revoltijo de ideas, palabras y conceptos que se fue acumulando a lo largo de los años y que tantas veces nos impide mirar hacia el futuro. El mundo no es solo lo que nosotros conocemos de él ni lo que tenemos dentro nuestro, por eso se entorpece el fluir del universo cuando pretendemos adecuarlo todo a nuestros antojos.

Este concepto taoísta de dejarse fluir (vale la pena insistir en ello) no es un concepto de no acción, sino de accionar en armonía con el resto de la creación, dejando de lado el egoísmo y el individualismo. Así como por mas que corramos, la muerte fisica nos alcanzara en algún momento, así sucede con todo lo que hagamos en contra del fluir natural y de las leyes del universo: terminaremos cansándonos inútilmente, hundiéndonos en la frustración y haciendo todo en contra del nosotros mismos.

Por ultimo, otra noción primordial del taoísmo es la idea de la piedad humana que esta en armonía con esa idea de fluir, y que debe anteponerse a cualquier otra virtud. Incluso antes que la rectitud esta la piedad.

El mejor general no posee deseos de guerra.

El mejor guerrero no es violento.

El mejor dirigente se mantiene por debajo de sus hombres.

Tomando como ejemplo esta imagen que usa Lao Tsé, vemos que el mundo incluye la violencia, porque a veces la naturaleza misma es violenta. Peor el mejor de los guerreros, paradójicamente, no es violento; es decir acepta la violencia como parte de su vida combativa, pero jamas la busca ni la propicia. Antes de ver el mundo con los ojos de un guerrero egoísta, el Tao prefiere una mirada de piedad.

Se supone que en la guerra los hombres pelean hasta la muerte por la rendición del enemigo. Un guerrero taoísta jamas destruiría a su enemigo, prefiere vencerlo para demostrar que sus ideales son mas elevados, pero jamas piensa en aniquilarlo del modo en que lo hacen tantas veces los ejércitos que hoy en día destruyen pueblos enteros y arrasan con miles de vida.

Hay una analogía muy clara entre este concepto y el principio fundamental de las artes marciales orientales: en la mayoría de estas disciplinas, el luchador no ejerce una violencia injustificada sobre su adversario, sino que aprovecha la misma fuerza de su enemigo para vencerlo. Y una vez derrotado no necesita seguir aplastándolo, no hace falta ensañamiento sino piedad para el perdedor.

En síntesis, las nociones de Tao, opuestos complementarios y piedad son las tres piedras angulares de esta filosofía misteriosa y atrapante, que vale la pena descubrir.

Tao, mucho mas que una palabra

Algunas palabras para comprender mejor la filosofía del Tao.

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