Centuria 2


I

La segunda centuria arranca en un versículo de invasión anunciada de Aquitania, en el territorio francés y las Islas Británicas, en medio de un clima riguroso. De nuevo el puerto sarraceno, el puerto musulmán, está en el origen del ataque. Ya parece pasado el tiempo de estos sucesos entre cristianos y musulmanes, más aún pasados si tenemos en cuenta que las guerras no se hacen tanto entre religiones, a pesar del fanatismo residual islámico, como entre grupos de intereses mucho más intrincados.

II

Se ha querido ver, entre los intérpretes franceses, un aviso de la muerte del último Borbón, Luis XVI, pero no se puede indicar tan exactamente cómo considerar la cuarteta tan exactamente profética para un hombre que no muere bajo ninguna rama, sino en la guillotina recién puesta en servicio.

III

Los peces del Mar Negro se mueren víctimas de un calor bien extraño. Una profecía abierta al futuro, porque nada así ha sucedido hasta la fecha.

Se trata de una catástrofe casi bíblica, como las plagas de Egipto, de unas proporciones más míticas que reales y, a pesar de las catástrofes que ocurren constantemente, no parece que el Mar Negro pueda ponerse en ebullición por sí solo.

IV

Un ataque de los bárbaros a las costas mediterráneas entre Mónaco y Sicilia, es decir, en todo el arco de Italia, con saqueos y desolación. De nuevo el mar y las costas como camino de ataques e invasiones, a la usanza de la época de Nostradamus, y con poca verosimilitud en los tiempos de la aeronáutica y astronáutica.

V

Un lenguaje críptico para descubrir la amenaza de guerra proveniente del mar.

Como hemos visto tantas veces en las profecías de Nostradamus, las costas marinas en lugar de ser un camino para el comercio se transforman en una portilla por la que siempre pueden entrar los invasores.

VI

La guerra y la peste y dos ciudades víctimas del mal de males. Hay bastantes exegetas de Nostradamus que han aplicado la profecía a diversas ciudades de su elección o interés, pero no se dan posibles pistas concretas sobre la dirección de la amenaza.

VII

Deportación y el nacimiento de un monstruo, un lugar común en los presagios de Nostradamus, al que le placen estos juegos con el nacimiento de seres marcados especialmente como señales vivas de grandes acontecimientos.

VIII

Un movimiento en la Iglesia Católica para eliminar la idolatría y volver a las raíces del culto romano.

Existe la tentación de unir esta cuarteta a algún acercamiento de la Iglesia católica a los orígenes y uno de esos intentos podría ser el de monseñor Lefebvre, primer rescatador de los ritos y modos preconciliares y un "ensayo con todo" de lo que después el Papa Juan Pablo II haría con la ayuda del Sínodo, en ese camino hacia atrás del Vaticano para recuperar la fuerza en la tradición.

Sin embargo, como en el resto de las acomodaciones entre profecía y realidad, la tentación de acoplar, como sea, esas cuartetas tan poco delimitadas a cualquier hecho cercano, debe evitarse y tratar de encontrar pruebas irrefutables y no sólo entusiasmo a toda costa, mal que aqueja a la generalidad de los exégetes de cualquier autor profético.

IX

Nueve anos de paz seguida de una guerra en la que un gran pueblo va a ser muerto, por su falta de ley y de religión, a manos de otro pueblo mucho más clemente. No es mucho lo que se ofrece, pero seguro que sí se pueden encontrar casos aplicables y no estaría mal que los lectores bucearan en los manuales de historia para encontrar, por sí mismos, alguno o algunos casos en los que encaje la profecía.

X

Una profecía de esperanza tras un siglo siniestro. Una profecía muy abierta.

XI

Un heredero que alcanza la gloria, pero una gloria que se le niega a sus herederos. Otra profecía de amplios Iímites y fácil colocación sobre los hechos históricos a posteriori.

XII

Una de las mejores cuartetas, por su sentido poético, de esta primera parte. No se encuentran interpretaciones de la misma entre los grandes intérpretes.

XIII

La muerte y la gloria eterna en la más pura tradición cristiana, por si alguien dudase de la sinceridad católica de Nostradamus y quisiera acusarle de criptojudaísmo, bastaría con atender a esta preciosa cuarteta.

XIV

Una profecía sobre Tours y Gien sin atribuir a personaje alguno, a pesar de la tentación de dar nombre a la "gran serena" y de situar correctamente su época y la composición de su séquito, de ese séquito que va en son de guerra.

XV

Atención a esta cuarteta que nos habla de un cometa, de astro de crines o cabellera. Estamos en la época del cometa Halley y es fácil tratar de casar profecía y presente. Un monarca asesinado y los gemelos Cástor y Pólux pendientes de ser asignados a una corporeidad concreta. Muerte de un monarca y el erario público perdido. Seguramente esta línea de cuartetas va engarzada una con la otra y se trata de una serie completa de negros augurios.

XVI

Más fuegos en el cielo y tragedias que se suceden en Nápoles, Palermo, Siracusa, como si se cumpliera parte de lo avisado en la cuarteta cuarta, pero los bárbaros de aquélla no pueden ser los habitantes de Londres, Gante, Bruselas y Susa, que en ésta festejan la victoria y se constituyen en nuevos tiranos.

XVII

La virgen vestal, ese canto a la vieja religión latina, entre ¿Eze? y los Pirineos, cerca de la costa mediterránea, con la ocultación del gran conducto tan misterioso.

XVIII

Un diluvio que entorpece el combate no puede ser más que una beneficiosa reacción divina a la miserable muerte sobre la faz de la tierra. Sin lugar a dudas, estamos en la misma guerra que se empezaba a anunciar en el mismo principio de la centuria segunda.

XIX

Otra fase más de la guerra. Fontbrune, en un admirable ejercicio de traducción profética, adjudica esta profecía a la creación del Estado de Israel y a la consiguiente lucha entre palestinos y judíos, pero la pirueta semántica es un poco compleja y, además, se rompe el hilo de esta serie tan localizada en las costas mediterráneas de Francia e Italia.

XX

Las marcas del monarca no son agradables a la vista de los cautivos que : desfilan ante él. Un párrafo misterioso y poco interpretado por los autores más conocidos.

XXI

Una extraña frase de birremes y trirremes, de arcaicas embarcaciones largo tiempo desaparecidas de las aguas de cualquier mar del mundo, tal vez una profecía incumplida o un tanteo con la fortuna, que no le sonrió . en absoluto al autor.

XXII

Datos irreconocibles, con una isla sumergida que podría querer conectar con el mito de la Atlántida o con la realidad de la fraccionada isla de Santorín, en la que puede ser que se originase la historia de la Atlántida, tras el movimiento volcánico que hundió la mayor parte de su suelo bajo las aguas griegas.

XXIII

La admonición al Príncipe de una desgracia y un peligro que se sitúa por encima de su cabeza, en un vuelo que puede ser el último. Existe la tentación inmediata de adscribir esta cuarteta a un combate aéreo, pero ¿a cuál?

XXIV

La profecía advierte de una treta, por la que pasará inadvertido al germano el paso del jefe enemigo, escondido en caja de hierro. Si se quisiera ahondar en la nebulosa de la suposición, se podría hablar de aquel tren sellado que condujo a Lenin de vuelta a Rusia.

XXV

Una traición por parte de los mercenarios extranjeros y la fortaleza cae en manos del adversario. Un peligro para Francia que no se concreta en la historia sucedida.

XXVI

Un hombre, Pablo Tesino. Suiza parece ser el campo de batalla, pero Suiza permanece en paz, tras siglos de duras luchas cantonales.

Como una prueba adicional de lo que se puede encontrar en una cuarteta, aparentemente sin demasiado contenido concreto, deberíamos tratar de estudiar la interpretación que dio en su día (1980) el famoso Fontbrune:

"A causa del favor que París (la ciudad) va a hacer a Estados Unidos, que desde el principio de la guerra abandona el campo de batalla, después el ejército (ruso) se dirigirá desde el Ticino a los bajos Pirineos, donde la sangre correrá y los habitantes sufrirán la mordedura del fuego y serán pasados por las armas". (1)

Estados Unidos y Francia aliados contra Rusia, pero Estados Unidos abandona a su aliado y lo deja a merced de un enemigo terrible que va a desolar las haciendas luego de haber arrancado las vidas de los franceses que encuentra a su paso. La ciudad ha hecho un favor a los americanos, pero el pago se convierte en castigo y el ejército rojo, salido de otro sitio que de las palabras de Nostradamus, hace terribles estragos entre los desprevenidos habitantes del Mediodía francés.

En puridad, nada de lo que se describe en esta interpretación puede deducirse de una lectura imparcial del texto original, pero puede ser que las claves de tal traducción de intenciones ocultas sea también una fórmula secreta de la que los demás lectores no pueden disfrutar. En tales condiciones, el contenido de las centurias estaría hecho para no ser leído.

XXVII


Una seria advertencia a la religión que se verá amenazada por algo o alguien desde el mismo cielo llegado. Es curioso cómo Nostradamus se esfuerza en hablar de la religión católica como la Religión, sin tener en cuenta, aunque sea como referencia, otras creencias piadosas cercanas, como pueden ser las divisiones protestantes o la tradición ortodoxa, el rito copto, etc. Desde luego, no sería capaz de considerar al Islam como una religión, a pesar de que es otra de las derivaciones del tronco judío, basada en la Biblia (y en Jesús) como lo fue, en su día, la novedad del cristianismo.

XXVIII

Fontbrune, el hombre que ha vivido de y para interpretar a Nostradamus, considera que la hiperbólica clave de esta cuarteta está en que el sucesor de Juan Pablo II se instala y encuentra la muerte en el monte Aventino mientras que el trono de San Pedro "estará vacante por causa de un jefe loco venido de lejos que habrá liberado de impuestos a un gran pueblo (China)". A pesar de esta u otras interpretaciones de la misma línea, Fontbrune sigue vendiendo ejemplares de sus obras monotemáticas sobre las profecías menos defendibles, y sus partidarios toman buena nota de ellas, convencidos de la certeza del exegeta.

XXIX

El Oriental, hoy en día, tendría que ser el "Este" en términos genéricos y su paso por la columna rocosa de Italia, los Apeninos, para llegar hasta Francia es una caminata un poco retorcida. La mención al cielo es una novedad, porque no se limita el profético Nostradamus a dar al mar el protagonismo como entrada al invasor, pero la confusión con aguas y nieve bien puede decirse que quiere dar otro sentido muy apartado del vuelo.

XXX

Parece que esta referencia a Aníbal, al nuevo Aníbal, va a ser la continuación del peligro oriental arriba mencionado y su paso de los Apeninos no va a ser más que una ceremonia de revival del histórico cruce de los elefantes africanos por los Alpes in illo tempore, que dirían los cronistas de la época.

XXXI

Un aviso a los campesinos de Campania para que observen al Casilino antes de que la crecida arrase sus tierras de labor.

XXXII

La vieja obsesión del monstruo anunciador del destino que tanto aparece en las cuartetas en Nostradamus aparece aquí como cierre del versículo, mientras se deslizan tremendismos zoológicos por Dalmacia, peste en Ballens, en la actual Checoslovaquia y llanto en Eslovenia o Eslovaquia y ese monstruo tan manido ve la luz en Rávena, una ciudad de Italia que pudo ser de importancia con la caída del Imperio romano pero que hoy, contrariamente a lo manejado por Nostradamus en tantas ocasiones, no es más que un recuerdo y un lugar de visita, sin perspectivas de convertirse en centro de la vieja cristiandad.

XXXIII

Naufragio en las costas de Italia, dentro también de la obsesión de Michel de Nostradamus de querer que un buen porcentaje de la historia futura ocurra en las costas de Francia y en las de Italia, sin haber sido capaz, ni de lejos, de ver la posibilidad de nuevos centros de importancia en la gran Rusia, en China, Japón, la cuenca del Pacífico, en todo el ya descubierto continente americano. Sobre todo, en lo referente a América, el gran paso de la humanidad para nosotros y, más todavía, para el tiempo de Nostradamus, resulta inexplicable que este hombre, tenido por profeta por muchos, no fuera capaz de ver que el centro del mundo no estaba bajo sus pies, sino que se desplazaría, al menos pendularmente, durante la Historia. Esta falta de un mínimo de visión geosocial hace que las mentes más imparciales tengan que poner en duda la posible valía de este hombre, aunque sólo se le quiera dar un valor de predictor de probabilidades, sin más importancia.

XXXIV

Problemas para Francia por la lucha fraterna. Son aplicación en hechos ya sucedidos.

XXXV

Un hecho con ciertos detalles de situación y una concreción que no suele abundar en los antiguos términos acostumbrados por el autor.

XXXVI

Bien, profetas, tiranos y traiciones, los ingredientes mejores para dar cuerpo a una conspiración. Realmente, un buen profeta debería señalar con mayor detalle su profecía, tal y como Isaías, por ejemplo, hizo con su pueblo de Judá al señalarle el futuro de exilio.

XXXVII

Setenta se salvan del asedio y de la peste, o del hambre, que suele ser peor y más continuada que la enfermedad y mucho más constante en su daño. No hay interpretaciones sobre esta cuarteta que merezcan el comentario, se trata de una advertencia profética demasiado generalizada y aplicable a muchos relatos ibéricos, a demasiados tal vez.

XXXVIII

Habrá un gran número de condenados tras la reconciliación de los monarcas. Más que una profecía parece una seria advertencia a la humanidad, recordando que el capricho de los gobernantes despóticos cuesta vidas de sus súbditos.

XXXIX

Aquí estamos todos, "Itálicos, Germánicos, Galos y Españoles" en una de esas guerras "intramuros" que Nostradamus extrapola de su tiempo y multiplica para el futuro con una asombrosa e impensable cortedad de miras.

XL

Desgraciadamente, debemos decir aquello de "lo mismo de siempre". Otra invasión por tierra y por mar sin ninguna especificación de tiempo ni lugar, un ejemplo de inútil cuarteta de relleno, como si el aire catastrofista fuera suficiente para dar sentido a una de las mil cuartetas que se quisieron listar en su obra. Realmente, Nostradamus debería haberse centrado en unas pocas adivinaciones precisando más y dando menos adorno a sus textos, tan saturados de guerras, peste, incesantes batallas navales y de invasiones, con tantos y tantos ataques y crueldades, pero sin atreverse a dar una sola fecha o un solo nombre cierto.

XLI

Tenemos prodigios en el cielo, con dos soles al unísono y siete días de una nova o supernova. Un hermoso panorama astronómico pero falta, como siempre, el detalle doble del Cómo y el Dónde, porque deben ser las únicas dificultades para un nigromante.

XLII

Tirano, muerte y animales domésticos convertidos en carroñeros. Ni Fontbrune se atreve a dar una clave de esta cuarteta tremendista.

XLIII

Con la llegada del cometa va a darse una buena serie de pugnas entre los tres grandes príncipes. Bien, falta por precisar cuándo para saber quiénes son los tres grandes del poder.

XLIV

De nuevo el monotema de la guerra y el simbolismo del águila, que se puede aplicar a Estados Unidos, a la Rusia imperial, al moderno Egipto, a la España de Franco o de los reyes de la casa de Austria, a los imperios centrales y a la Alemania en toda su historia, a Francia y a muchos más países grandes y pequeños que han visto en este animal su emblema más atractivo. Así que el águila rodeada y cazada por otros pájaros viene a ser como una gota de agua en medio del océano.

XLV

La muerte del andrógino en las cercanías de la región celestial. El andrógino, un ser bisexual o, más exactamente, poseedor de los dos sexos, no puede ser una figura anecdótica en esta cuarteta, tiene que tratarse de una advertencia a algo que debe ser más complejo que una sencilla figura humana y se trata, seguramente, de un presagio dirigido a una situación social.

XLVI

Una cuarteta de tonos apocalípticos menores. No se indica nada más que la aparición de una estrella fugaz y -tal vez- auroras boreales.

XLVII

Muerte del enemigo, del viejo enemigo, muerto por envenenamiento.

XLVIII

EL gran ejercito que pasara los montes... que arcaico resulta el contenido de esas profecías de guerra con montes y costas como los grandes obstáculos.

XLIX

El preciosismo de las estrofas no puede suplantar a la precisión. El mundo de Nostradamus parece quedar circunscrito a un triste arco que va de Bizancio a Francia y ahí acaba su imaginación geográfica.

L

La guerra en Flandes, la guerra como monotema de las cuartetas roncas de Nostradamus Efectivamente, la historia de Europa está cuajada de guerras vergonzosas y también inexplicables, salvo que se quiera aceptar como tal explicación la ambición de los gobernantes o la búsqueda de conflictos externos para tapar los internos.

LI

Otra forma de asestar un golpe divino -esta vez a la dama antigua- en forma de rayo como castigo al comportamiento equivocado de los seres humanos. Londres es el escenario de tan mortal reprimenda celestial. Se habla de sectas, se hace una acotación numérica en la que se indica que mueren seis de veintitrés, un elevado porcentaje, por encima del cuarenta por ciento, y no se pone ni fecha ni circunstancia.

LII

Guerra en el mar. Guerra en los alrededores de Grecia. De nuevo el Mediterráneo es centro de atención para las cuartetas de Nostradamus el nigromante. Parece como si sus noches fueran atormentadas por el fantasma de los conflictos humanos y las catástrofes naturales, como esos temblores de tierra que también van a tener lugar en la oscuridad de la noche. Corinto y Efeso sumergidos en el fragor de los movimientos telúricos y en la angustia del combate.

LIII

La peste, la dama misteriosa, la venganza y el ultraje, en una sucesión de horrores propios de las tragedias clásicas. Para Fontbrune, esta es la peste de Marsella del siglo XVIII, que estalló en dos ocasiones, pero los detalles de muertes vengadoras no coinciden con lo expuesto en la profecía, por mucho interés que se ponga en ello.

LIV

Amenaza a los romanos, que se quedan sin jefe y se ve acosada por el enemigo llegado de lejos. La alusión a la tempestad puede ser llevada, por similitud, a la guerra, pero no se trata de una de esas cuartetas con muchas interpretaciones. Al parecer, es una de las que no inspiran ni a los más fervosos exegetas del autor.

LV

Un verso muy bien construido, desde el punto de vista literario, pero no demasiado aprovechable a la hora de buscar significado a su contenido. Parece un "revival" de las conspiraciones de la época imperial latina, o un fragmento sacado del repertorio de Shakespeare.

LVI

Peste, espada, naufragio simbólico. Estamos, como puede verse, en una serie de cuartetas decididamente trágicas, poco afortunadas en cuanto al mensaje y a su carga deseada de previsión del futuro.

LVII

Antes del conflicto el grande caerá y la nave imperfecta se mantendrá a flote. Pero nada va a salvar del conflicto a los implicados y esa sociedad personificada en la nave defectuosa va a salir con bien de la aventura de la guerra. También parece que el pueblo va a sentir la pérdida del grande, aunque no se especifique cuál es la nacionalidad, la época o el nombre de pila de tan grande y llorado personaje cuya inútil muerte no va a dar lugar a evitar la catastrófica confrontación.

LVIII

No se ha cambiado ni estilo ni contenido. Se habla de alguien que sin pie ni mano y con diente agudo y fuerte llega a la fortaleza del puerto. Hay interpretaciones conocidas de esta cuarteta, pero ninguna de las vistas merece la pena del comentario, por ser todavía más difícil de ajustar que lo que suele considerarse como promedio. Hay una palabra que puede prestarse a especial tratamiento, como es esa aparición de "globe" en la segunda estrofa, pero no se trata de un globo aerostático, sino de un grupo poco ordenado de personas, lo cual resta interés a la posible anticipación del autor, tan poco dado a tratar de describir cambios en la sociedad.

LIX

Una flota gala que se lanza al mar llena de fuerza y potencia, y nada más que eso. La Provenza ocupada sabe Dios por quién y Neptuno acentuando el aspecto marino de la cuarteta. Un Marte que viene a subrayar que se habla de guerra, de esa obsesión casi monotemática del autor para esta mitad de la segunda centuria, aún más cargada de sangre y pólvora que el resto.

LX

La fe púnica se ha roto en Oriente. No se puede decir que se trate del Islam, porque, aunque el Norte de Africa sea musulmán, la fe tendría que haberse situado en la península arábiga, para mayor propiedad de la frase profética. Pero aquí se comenta que habrá cambio en el Tajo, además del Loira y del Ródano y se menciona a un Iud difícil de situar, que algunos quieren convertir en abreviatura de "judío". Por lo demás, la cuarteta sesenta de la segunda serie viene a mantenerse en la tendencia general de la serie, con la misma obsesión por las guerras, que deben ser, para Nostradamus, mucho más importantes y transcendentes que las relaciones establecidas por lazos de amistad o de intercambios comerciales y culturales.

LXI

Más ríos y más costas. El mar, el eterno mar de los marinos sólo parece servir de decorado cuando Nostradamus lo toma en su mano y lo llena de pólvora y angustia. Curiosamente, ese mismo mar, en los días del profeta francés, estaba siendo el camino nuevo de los descubrimientos, y la vía privilegiada de acceso a otros mundos llenos de relatos nuevos y abundantes en sorpresas de todo tipo. Sin embargo, ni los descubrimientos ni la situación de las nuevas e inmensas tierras que se abrían a la humanidad, parece que tuviera el mas mínimo atractivo para este escritor movido por un interés hacia el futuro, pero un interés excesivamente polarizado hacia el tremendismo apocalíptico, tentación lógica para una persona que se siente tocada por la voluntad divina y convertida en portavoz del eterno.

LXII

El cometa está de nuevo unido a la catástrofe y el cielo con sus signos se limita a ser el tablón luminoso que anuncia, cuando ya no hay tiempo, la inexorabilidad del destino, que nada hace por ahorrar sufrimiento a la vida humana. Venganza, muerte, hambre, toda la panoplia de terrores escritos vuelve a tomar forma en las cuartetas siniestras.

LXIII

Dedicada a la posible suerte de Francia en el campo de batalla, a esta cuarteta no se le encuentran interpretaciones de interés y son de las que podríamos llamar "de relleno", comentando posibles hechos de armas en territorio galo, en esta ocasión un poco dispersos por la geografía, ya que Pau se halla al sur y el Marne al norte, con el Sena más cerca del Marne que de Pau. Es una difusa predicción que nada concreta y que, al parecer, quiere servir para hablar de un peligro que se cierne por el sur, el norte o el centro, en un abanico de posibilidades.

LXIV

Una amenaza a Génova (no a Ginebra, aunque ambas ciudades tienen una similar raíz y más aún en francés). La ley gebenita se puede considerar ley de los musulmanes o, más concretamente, de los árabes peninsulares. Los árabes tendrían que llegarse hasta el puerto de referencia, el de Génova con la flota predicha. La mención a Ginebra es tan sólo un recordatorio a algunos exegetas, que con su mejor voluntad y una terrible falta de interés por la geografía se atreven a situar a Suiza a la ribera de un mar que queda muy lejano de los macizos alpinos.

LXV

Hay quienes dicen que estos versos anuncian una calamidad financiera en Occidente, ya que se pueden transliterar sentidos y buscar raíces latinas o griegas que den una ampliación del sentido de la construcción. Sin entrar en consideraciones de crisis económicas habidas en Occidente en los últimos cuatro siglos, que las ha habido a docenas, lo del fuego en la nave, la sempiterna amenaza de la peste y el recurso a la cautividad no parecen añadir nada de valor a lo que se lee en la primera lectura. No es extraño que Nostradamus tenga una particular fijación con la peste, que aparece casi un centenar de veces en sus centurias, ya que él fue médico en ejercicio (aunque todavía sin doctorar) en medio de una oleada de peste en Francia.

LXVI

Ciudad asediada, cautivo escapado, palacio y pueblo, una panoplia de tópicos en el lenguaje críptico y huero del nigromante. Nada sobre nada y nada en medio.

LXVII

Dícese que Luis XVIII es el rubio de la nariz ganchuda y que él arrojó de Francia a los bonapartistas, permitiendo la vuelta de la nobleza exiliada por decreto o huida por voluntad propia ante los acontecimientos que siguieron a la ejecución del rey Luis y la reina María Antonieta y que terminó con la proscripción para Napoleón, alejado hasta la muerte de su Imperio de pocos años.

LXVIII

Para las Islas Británicas el peligro sólo podría llegar por mar, por lo menos hasta el advenimiento de la aviación, cuando el panorama estratégico cambió definitivamente con la posibilidad de la utilización de la tercera dimensión para transportar y atacar. En la cuarteta que comentamos se anuncia el peligro para Londres, capital del reino, y también se comenta que el reino será restablecido, lo que es un mensaje de esperanza para los que, antes, habían sufrido el ataque. La invasión naval no se llegó a producir, ni siquiera cuando el fútil intento de Felipe II con su "Armada Invencible".

LXIX

No hay nada que decir, aunque haya quien diga que la capa que aparece en la tercera posición de la cuarta línea sea una alusión (nada más y nada menos) a los capetos, a la familia Capeto, reyes de Francia hasta la muerte de Luis XVI.

LXX

Una ocasión excelente para jugar con las primeras palabras de la profecía que anuncia la caída del dardo del cielo. Para muchos intérpretes modernos, esto es exactamente la premonición prodigiosa que subraya la aparición de los misiles en el arsenal militar corriente. Otros, años antes, hablaban de que el dardo celestial era la bomba de aviación y, para sus antecesores, el hallazgo era una referencia a los grandes proyectiles de artillería, que venían desde gran distancia y a impresionante altura.

LXXI

Con su habitual cripticismo, Nostradamus propone, dentro de los muy estrechos límites de su mundo, Francia, Italia, España, Flandes y las costas del Africa musulmana, una aventura en la que se combinan galos y exiliados en Sicilia, con el toque de los celtas, que valen para englobar -tal vez- a los británicos y a otros grupos dispersos por las costas occidentales de Europa. Haciendo una posible interpretación (porque toda frase hermética se puede interpretar siempre) podríamos aventurar la siguiente hipótesis: Estamos en la Segunda Guerra Mundial y los exiliados en Sicilia no son ni más ni menos que los perseguidos por el fascismo italiano. Los celtas podrían ser entonces los angloamericanos, de una manera bastante difusa, y estas tropas intentan conquistar la isla. Fallan, pero el rey de Italia, que ha estado aprovechando la presencia de Mussolini y la fuerza de su movimiento, decide romper con él y terminar su compromiso de guerra en septiembre de 1943.

LXXII

La misma ofensiva angloamericana avanzando hacia las fronteras con Suiza, aunque la mención a Francia, ocupada por los alemanes en la época que tomamos como referencia, no es más que una licencia poética. Pero sigue encajando esta cuarteta con el contexto de hechos ciertos. En conjunto, vale perfectamente para el propósito de juego con la criptografía, que es una de las mejores formas de acercarse a la curiosa obra de Michel de Nostradamus.

LXXIII

Una descripción en la que entra Suiza de nuevo, pero desligada de la posible interpretación anterior, porque la Confederación Helvética ha sabido apartarse de las confrontaciones militares para dedicarse a ser depositaria de fortunas de difícil justificación y de otras más limpias, amparadas en el neutralismo reconocido por todos como fórmula salvadora de sus intereses. Lo de los tres brazos y tres coronas ya queda un poco más lejos de la verosimilitud.

LXXIV

Bastaría con asignarla a la huida de la población del frente de batalla, posteriormente al desembarco angloamericano en Normandía y dejar a la cuarteta en la misma serie que las que ocupan los lugares setenta y uno y setenta y dos.

LXXV

Los horrores de la guerra, sin más. El hombre se comerá al hombre, pero esto no es más que una frase clásica, que encontramos en el mundo latino (el hombre, lobo para el hombre) y en todas las culturas y forma parte de la herencia común de la humanidad. Lo del insólito pájaro sirve para explicar la aparición de la aviación militar como para aplicarse a la heráldica y no añade ninguna nota que merezca la pena descifrar.

LXXVI

Rayo en Borgoña, caso portentoso. Nada con nada, pero sin salir de Francia. Desde luego, la vida de Nostradamus debió de ser muy de cortas miras y se ve con claridad que sus viajes por Francia e Italia le dieron un mundo, amplio para la época, pero demasiado estrecho para generaciones posteriores. Sus fronteras son mucho más reducidas que el caudal de conocimientos geográficos ya recopilado en su tiempo, en el esplendor del Renacimiento.

LXXVII

Escenas trágicas de guerra. Una muralla rota en la noche, gritos y aullidos, traidores huidos. Fragmentos de siniestra trama que pueden servir para relatarse en mil y una ocasiones y que nada precisan. La indefinición de las cuartetas, más que la oscuridad de determinados pasajes, hace que el lector curioso se sienta rápidamente alejado del posible contenido místico-mágico.

LXXVIII

De nuevo la amenaza marina púnica, que se podría asimilar al temor sentido en Occidente frente a los turcos, pero que no sale de ese contexto ni entonces, ni ahora, ni en un futuro previsible.

LXXIX y LXXX

Enlazando con los pasajes de la guerra púnica (LXXVIII y LXXX), la cuarteta LXXIX puede referirse al posible rescate de prisioneros caídos en manos de los musulmanes, o, como se diría en la época, de los sarracenos. Esta costumbre de pedir rescate por los rehenes era moneda corriente entre los reinos cristiano y musulmán y cuadra con el contexto de guerras entre Oriente y Occidente del entorno.

LXXXI

De nuevo se pone a los musulmanes -los púnicos, en el lenguaje particular de Nostradamus- como invasores a perpetuidad de las costas europeas, un tema favorito, dentro de la amplia gama de horrores bélicos de los que parece sacar su máxima fuente de inspiración apocalíptica el autor. No es un hecho pasado ni parece tampoco que vaya a ser problema en el futuro.

LXXXII

Otra amenaza críptica de escaso relieve entre la producción atemorizadora de "Las Centurias". Se trata de una impersonal profecía que puede ser aplicada a casos individuales, casi personales y que poco o nada añade al resto de la obra, tan metida en desastres en esta segunda centuria que termina sumergida entre la sangre y el fuego de innumerables catástrofes naturales y muchas más desgracias provocadas por el hombre y, sobre todo, por el poder de los hombres que gobiernan y deciden. En este aspecto, en el de prevenir a la humanidad en contra de la posible locura de sus príncipes, la obra de Nostradamus es ejemplar, pues -por lo menos- el lector que se adentre en los textos verá con claridad la posibilidad continuada de que sus gobernantes le arrojen a la guerra y, lo que es peor, a la larga y penosa recuperación tras ellas.

LXXXIII

De nuevo hay amenaza contra Lyon, una ciudad que sale con frecuencia entre las líneas dedicadas a los encuentros bélicos, a los asedios y a las desgracias. Se ve en peligro el comercio que pasa a través de la ciudad y eso va a ser su ruina, según parece.

LXXXIV

Sequía larga para Italia y el anuncio de una invasión en las tierras vecinas al otro lado del mar de Jadransko, que dirían los dálmatas al hablar del Adriático. Devastación y una mala racha para los habitantes de la franja, unos con sequía durante casi doscientos días, otros invadidos por los extranjeros anónimos. Lo que no se aclara es la relación entre un fenómeno natural, a este lado de Italia y la guerra, allá en la moderna Yugoslavia.

LXXXV

¿Serán los ingleses los que han llegado en esta cuarteta a Lyon? ¿Será la ruina comercial de Lyon culpa de estos ingleses? ¿Qué tiene que ver Liguria, Italia, con esta invasión? Realmente, parece demasiado confuso el afán de mezclar zonas cercanas y catástrofes paralelas con ese mar que roe Liguria de tan mala manera.

LXXXVI

Otra vez el Adriático y ahora con la participación, en los mismos versos, de un Egipto que sufre el aumento del mahometanismo, si así se puede decir y no sabemos bien por qué un país del Islam tiene que temer el crecimiento del Islam. Es del tipo de cuartetas con las que hemos tropezado constantemente en este final de centuria, en la que el autor parece gustar de hacer bocadillos de zonas más o menos cercanas entre sí y dar un doble aire de misterio a la profecía.

LXXXVII

Un príncipe germano sobre trono dorado va a traer -desde lejos- sensaciones encontradas y confusión, tanta como la que rezuman estas líneas equívocas e indefinidas.

LXXXVIII

Intraducible e impenetrable, la profecía del nigromante alcanza una de las cumbres de la construcción mistérica y oculta. Séptimo, quinto, un tercio mayor, con Francia como fondo y ese empeño xenófobo tan propio de inmigrantes que quieren demostrar su patriotismo por encima de toda posible duda de extranjería.

LXXXIX

Dos poderosos se dividirán la tierra, lo que es aplicable a los dos imperios que, por turno, suelen competir por la conquista del espacio geográfico. Se puede usar con tranquilidad para hablar de la pugna entre Rusia y Estados Unidos, pero también se podía pasar hacia atrás a los tiempos del Imperio español y su rival británico, o a la pugna entre Islam y Cristiandad, con los turcos -por ejemplo- como brazo armado y el resto de Europa aunando esfuerzos. De hecho, es una clave histórica que se repite y mantiene, al menos hasta que se logre el anhelo de un solo y solidario gobierno universal.

XC

Hungría aparece por vez primera y con la guerra civil en escena. Al menos, en este siglo, Hungría ha pasado por ocasiones parecidas, desde los conflictos en tiempos del Imperio austrohúngaro, hasta los días de Stalin masacrando a la población insurrecta, sin olvidar el golpe de Bela Kun o los crímenes de los Flechas pronazis de los cuarenta. Hungría lo ha pasado mal y las muertes entre hermanos, con la ayuda de demasiados voluntarios exteriores, han sido parte de su vida habitual.

XCI y XCII

Guerra, muerte, etc. La retahíla que para todo vale. Los exegetas de Nostradamus, fieles al espíritu de nuestro tiempo, quieren ver estas líneas como la exacta descripción de un ataque nuclear y aprovechan las llamadas al fuego y al estruendo para hacer ver que Nostradamus vio la llegada de la era nuclear en su única vertiente militar. La admiración por el maestro hace que sus textos se vean sin esa objetividad que desmonta ligeramente el esplendor de sus seguidores.

XCIII

Cerca del Tíber, luego cerca de Roma y antes de la inundación, se realiza un secuestro del jefe de la nave. Esto puede ser alusión al pescador sucesor de Pedro, que queda aherrojado y enviado a la sentina literaria de la prisión, porque el Tíber no es río de grandes embarcaciones. Pero habrá que esperar unas pocas líneas más, para ver cómo el Papa -directamente mencionado- es puesto sobre aviso porque el peligro está cercano, aunque no se concrete en cual momento de la larga historia.

XCIV

Pánico en el sur de Francia, con Pau y "el marítimo Lyon" amenazados por la guerra que va a dejar un reguero de doscientos cincuenta mil muertos. La causa, como es habitual para el autor, viene del mar y no se especifica la procedencia del invasor. Lyon, por otra parte, dista bastante del mar, pero se debe referir Nostradamus a una imprecisa también zona de influencia de la ciudad en la citada costa mediterránea, tal vez en Marsella, aunque ni se mencione a esta ciudad.

XCV

Desgracia y muerte, campos repletos de refugiados, seguramente, los reinos en manos de gente incapaz, tal vez incapaz de defender el suelo o de contener al enemigo, enlazando con la invasión pronosticada justo en la cuarteta anterior o en otro lado del extenso trabajo profético y apocalíptico de este escritor de la noche y el terror sostenido hacia el futuro. Es una cuarteta comodín que puede situarse en cualquier situación geográfica y en cualquier momento cronológico.

XCVI

Más fuegos en el cielo, con el Ródano de referencia en el oeste, mientras que los persas, nada menos, entran en Macedonia, pasando por encima de Turquía y del mosaico de estados de Oriente Medio. La relación entre zonas dispares parece enlazar esta cuarteta con algunas de las comentadas más arriba, siguiendo un inexplicable paralelismo de desolación en lugares no próximos, aunque estén en el ámbito mediterráneo exclusivamente. Este es el escenario favorito del catastrofismo de las centurias.

XCVII

El fin del Papa, que va a morir al florecer la rosa y su sangre caerá a los dos ríos que bañan la ciudad. Pero ¿qué ciudad? Roma no parece ser la descrita y ahí queda flotando el misterio que acecha al Papa en forma de muerte violenta y poco honrosa. Busquen los curiosos ciudades con dos ríos y traten de situar en ella el fin del Pontífice romano.

XCVIII

Otra cuarteta comodín, una que puede llevarse hacia delante y hacia atrás en el tiempo y en cualquiera de los rumbos de la gran rosa de los vientos. Vale para todo y para todos, puesto que nada dice, sino que se limita a señalar la sangre, la víctima, el sacrificio y una prometida que da un toque erótico a esta muerte anunciada y tan poco comprometida con la concreción de los hechos explícitos, aquellos que darían una dimensión de interés a la cuarteta.

XCIX

Se podría aplicar esta cuarteta a un episodio inicial de la Segunda Guerra Mundial, cuando Italia, una vez desbordado el ejército francés, entra en el sur del país y se apodera de la franja costera, haciendo de tan fácil victoria una propagandística hazaña, típica de la panoplia fascista, tan pobre en hechos de importancia durante el conflicto. Francia, los galos de la cuarteta, ante ese terror romano, vuelve sus ojos a los británicos, los celtas de la coplilla, que se convierten en esperanza para la liberación final de los invasores. Del ejército del norte, de ese Boreas, se puede hacer la abstracción de considerarlo el soviético, pero -en la época- Rusia todavía era aliada de Alemania.

C

Comenta aquí Nostradamus algún conflicto dentro de las islas (británicas) que sólo podría ser la Guerra Civil entre Carlos I y Cromwell, pero no concuerdan la profecía con la realidad, porque se viene a hablar de una gran liga que nada tiene que ver con los combatientes aislados dentro de los confines insulares en tiempos de Cromwell.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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