Justicia social a medias 1. jueves, 31 de octubre de 2002 Por Omaya Sosa Pascual End.ososa@elnuevodia.com La directora ejecutiva de la Fundación Puertorriqueña Pro Salud Mental, Silvia Arias. (Wanda Liz Vega / El Nuevo Día) AUNQUE LA Reforma de Salud ha mejorado el acceso de los pacientes pobres de salud mental a los servicios y medicamentos, no ha logrado la justicia social que prometía. Los obstáculos que enfrentan cuando desean ser atendidos por los especialistas, los cambios, la negación de medicamentos, y las largas esperas en los consultorios de las aseguradoras contratadas son la orden del día, según dijeron varios pacientes que participaron ayer en la Tercera Cumbre Anual de Salud Mental. No obstante, el dato más impactante revelado durante la actividad, auspiciada por la Fundación Puertorriqueña Pro Salud Mental (NAMI), es que el 74% de los pacientes de la Reforma recibe los llamados medicamentos típicos o "viejos", que son marcas desarrolladas hace más de 30 años que aún están en el mercado. El 26% restante reciben medicinas desarrolladas más recientemente. La proporción en los planes médicos privados y en el plan federal Medicare es inversa: el 80% de los pacientes recibe los nuevos y sólo el 20%, los antiguos. EL SECRETARIO de Salud, Johnny Rullán, quien participó en el encuentro, calificó la situación de "inaceptable" e informó que tanto su agencia como la Administración de Seguros de Salud (ASES) han empezado gestiones para exigir a las dos aseguradoras contratadas - Behavioral Health Partners (BHP) y American Psych Systems (APS)- un cambio en las políticas para recetar medicamentos. La ASES es la agencia a cargo de fiscalizar las aseguradoras de la Reforma. Rullán anunció además que comenzará a evaluar formalmente y a darles "notas" a estas empresas el año próximo tal como lo hace con las aseguradoras de salud física. A pesar de que no es la persona responsable de los servicios de salud mental en el Gobierno, el titular cogió los golpes de los pacientes debido a que la administradora de la Administración de Servicios de Salud Mental y Contra la Adicción (ASSMCA), Dalila Aguilú, no estuvo presente ni envió un representante. Por su parte, Mark Blackburn, presidente de BHP, le dio la bienvenida a la evaluación que realizará Rullán e invitó al titular a establecer en Puerto Rico estándares uniformes y a exigir la certificación de algunas de las entidades reconocidas en este campo. Entre ellas, mencionó la Comisión Conjunta de Acreditación a Hospitales (JCHA) y el Comité Nacional de Garantía en Calidad (NCQA). BHP es responsable por la salud mental del 70% de los 1.7 millones de beneficiarios de la Reforma. "Pienso que es bueno. Le damos la bienvenida a un 'set' de estándares consistentes que midan nuestro rendimiento y que permitan que todo el mundo pueda ser evaluado en la misma manera", dijo. En cuanto a las estadísticas relacionadas con las recetas, Blackburn dijo desconocer las cifras e insistió en que la medicación de pacientes no se puede medir en términos de la cantidad de las medicinas nuevas y viejas recetadas. Según dijo, cada caso tiene que ser analizado en forma independiente y dio el ejemplo de antisicóticos nuevos que no son recomendados por la Administración Federal de Drogas para menores de 18 años. SOSTUVO QUE las medicinas viejas son tan efectivas como las nuevas, sólo han perdido la patente de la marca, y en ocasiones tienen efectos secundarios. Esta precisamente es una de las preocupaciones de NAMI, que ha señalado en reiteradas ocasiones que los efectos secundarios, que incluyen movimientos involuntarios y salivar constante, no permiten a los pacientes reintegrase a la sociedad. Ayer el veterano siquiatra Alberto Varela también citó un estudio independiente publicado este año por la Asociación Psiquiátrica Mundial que encontró que, a nivel mundial, los gobiernos están permitiendo que los pacientes de salud mental reciban tratamientos que no están conformes a las mejores prácticas de la profesión. Esto se debe a que no saben fiscalizar a los proveedores de servicios y por "temor injustificado" de costos, según dijo. SE REFERIA al hecho de que los medicamentos nuevos son hasta cuatro veces más caros que los antiguos lo que implica una sustanciosa inversión pública en este sector. No obstante, según Varela y algunos estudios consultados, dicho costo es compensado por la reducción en gastos de hospitalización y servicios ambulatorios, entre otros. Orlando González, director ejecutivo de la ASES, señaló que el 40% de los $80 millones que se paga a las aseguradoras de salud mental se gasta en medicamentos, comparado con un 25% en el área de salud física. "Los costos estaban llegando a unos niveles donde (los medicamentos) iban a ser más inaccesibles de lo que alegan que son", ripostó a los pacientes que se quejaron de los trámites y las esperas para conseguir la aprobación de ciertos medicamentos. Asimismo recordó que cuando Medicare incluye medicamentos, les cobra a sus beneficiarios entre $70 y $80 mensuales, lo que es más que la prima entera que la ASES paga por los servicios de salud física y mental para cada paciente. Mientras, la mayoría de los pacientes de la Reforma no pagan deducible y los que lo hacen, gastan entre $0.50 y $1. Noticia relacionada: Relato de un vía crucis interminable