Silencio... Sólo nuestra respiración ardiendo de deseo. Me abrazas... noto tus manos rozando mi espalda mientras me acerco a tu pecho sintiendo el suave olor de tu piel. Me estremezco al oír tus dulces palabras en voz baja... acaricio tu cuello, tu pecho... te beso. Mi corazón late con fuerza. Te deseo tanto... está aquí, te siento... Abro lentamente los ojos. Las lágrimas me impiden observar con nitidez la ventana a través de la cuál te he soñado tantas veces... Me vence la desolación de no tenerte. No sé si algún día podré superar el vacío que me produce tu ausencia.
Maribel
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