En las últimas dos décadas la tecnología de
la información y su impacto en diferentes facetas de los negocios y de la
economía se ha visto sometida a gran especulación y análisis. Es nuestro interés
como grupo de trabajo abordar de manera práctica las ventajas y limitaciones
del manejo de las fuentes de información en el ámbito
de la planificación estratégica.
De las diversas y numerosas definiciones que
se han dado de planificación podemos, a los efectos del presente trabajo, usar
la de Kast y Rosenzweig, que afirman: “Planificación estratégica es el proceso
de decidir anticipadamente lo que se ha de hacer y cómo, e implica la selección
de objetivos y el desarrollo de políticas, programas y procedimientos para
lograrlo”. La planificación resulta ser una actividad integradora que busca
aprovechar al máximo la efectividad total de una organización como un sistema,
de acuerdo con sus metas.
Entre los factores que influyen
decisivamente en la planificación estratégica de los recursos de información se
mencionan:
1. Las características socioeconómicas y los
objetivos fundamentales de la organización.
2. Los valores y la filosofía de
gestión.
3. Las fortalezas y debilidades de la
organización desde la perspectiva de su entorno externo e
interno.
El entorno comercial, la globalización y la
competencia aceleran el uso de la tecnología de la información y la comunicación
en las organizaciones. Si consideramos la planificación estratégica como un
conjunto de mecanismos de toma de decisiones y de control operacional que
permite a la gerencia mantenerse al tanto de la realidad de su medio
ambiente organizacional, podemos
medir la influencia significativa de los
avances tecnológicos y la administración de los servicios de información
bajo un entorno planificado.
El impacto de la información en las
organizaciones puede apreciarse con mayor claridad desde el punto de vista de la
administración estratégica, a partir de las funciones operativas, ya que ésta
tiene encomendadas las tareas fundamentales de dirección y organización, así
como aquellas que conciernen a las relaciones con el ambiente externo. Asimismo,
la información es un elemento capaz de
agregar valor a la cadena de producción, pero que puede permanecer oculto
entre los gastos sin proporcionar beneficio alguno. La diferencia estriba en la
inversión que se realiza en los diferentes factores de la producción a través de
las fuentes y sistemas de información.
Esta inversión en las fuentes de información
se compone de dos elementos: la mano de obra y la tecnología de la información.
En términos de valor, la cantidad de información que tienen los productos rebasa
el contenido de recursos naturales en los mismos. Para comprender y aceptar el
potencial de la información como recurso de transformación, es necesario
comprender el valor de ésta en la organización; para lograr tal ejercicio de
valoración deben relacionarse los parámetros básicos de la economía con el
impacto de la tecnología, advirtiendo que la información es un tipo especial de
activo circulante e intangible.
Las empresas deben incorporar la búsqueda de
información como un proceso permanente de su labor diaria y no como una
tarea aleatoria necesaria al momento de ejecutar una inversión determinada. La
alta gerencia debe estar consciente de esta necesidad y prestar todo el apoyo
necesario en lo que se refiere a organización estructural de la empresa,
dotación de recursos, presupuesto y personal calificado para ejecutarse estas
labores. Pero hay que estar conscientes de que la información por sí sola no tiene gran
valor, ésta se incrementa en función de labores de análisis, interpretación y
adecuación a una serie de necesidades y toma su verdadero valor en el momento
que es utilizada.
Las tendencias masivas en torno a la
aplicación de planes estratégicos, está estrechamente ligado a la utilización de
fuentes de información, lo cual ha contribuido positivamente, hecho este
asociado a las nuevas formas de gerencia de las operaciones administrativas y de
control, por tal motivo las industria de la información requieren de
infraestructura física, procesos de trabajo que por lo menos en parte depende de
su localización debido a la combinación de recursos, donde los usuarios puedan
satisfacer sus necesidades de información, para así aplicar dichos conocimientos
y herramientas al caso particular de cada organización.