El río
Belelle nace en el Ayuntamiento de Pontedeume, en
concreto en la parroquia de San Martín de Goente. Va creciendo a medida que avanza por los valles cercanos
a Caaveiro.
Tras atravesar las tierras de Sillobre (situadas en el vecino Concello de Fene),
se convierte en nedense en la Fervenza, en forma de bella cascada.
Cercano a su fin, se divide en un segundo brazo de río, llamado Basteiro.
Desemboca tras discurrir por las faldas del monte Marraxón en la Ría de
Ferrol. Su longitud aproximada es de 25 Kilómetros.
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En textos datados en el año
936 d.c. , se nombra a este río como "Aqua de Nida", siendo esta la primera
referencia de la que se tiene constancia del primigenio nombre de Neda.
Esos textos son una donación que hacen los abades Rodrigo y Anagildo, los obispos
Rosendo y Ero y el clérigo Sisualdo
al Mosteiro de Caaveiro (Monasterio de Caaveiro).
Desde antes del siglo XVI, el río Belelle mueve abundantes molinos,
considerándose sus aguas como
las mejores del país en el blanqueo de hilazas, velas de barco y como uso en la fabricación del
pan y para la salud. Desde siglos el pan salido de los hornos de estas tierras tienen una
bien ganada fama.
En 1794, un tal Francisco Cónsul Jove, presenta ante el consulado de
A Coruña una "Memoria" sobre
la fabricación de lienzos, aconsejando el establecimiento de una blanquería en
Neda, por ser las
aguas del Belelle "las más preciosas del país".
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Por decisión del rey Felipe
II, se construyen en Neda los Hornos Reales (conocido popularmente
por la Fábrica del ), donde se elaborarán las galletas para la escuadra del
Mar Océano, y para la escuadra gallega que comandaba don Andrés de Castro y
Bobadilla.
Entre los siglos XVII a principios del XIX, concurrirían en Neda muchas naves con trigo para
la Fábrica del Bizcocho. Tal era así, que en esos tiempos fue considerada la capital del trigo en
Galicia.
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Cabe recordar aquí, que ya antes del siglo XIV existía en Neda un importante astillero. En este astillero se
construiría una nao (presente en el escudo de armas de la villa) de "doscientos
toneles", que asistiría a
mediados del siglo XIV a la toma de Algeciras. La reforzada proa de esta nao rompería las cadenas que
cerraban el puerto de esta ciudad tomada por los "moros", dando lugar a la reconquista de esta ciudad
andaluza. Neda recibió en agradecimiento, y por orden real los llamados "Fueros", por lo que quedaba
autorizada a cobrar por los movimientos de carga y descarga de los navíos que hasta Neda llegaban.
El astillero y puerto comentado es hoy un mero recuerdo, pues de él no queda ningún resto. |
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A principios de este siglo, se acomete la tarea de construir una central hidroeléctrica en las proximidades
de la Fervenza (central que todavía está operativa, propiedad de la empresa
Unión Fenosa).
Para alimentar a la central, se construye un tubo de más de dos kilómetros de longitud a lo largo de la
cumbre y ladera del monte Marraxón, con objeto de alcanzar hasta 125 metros de caída,
pues el salto natural de la Fervenza no supera los 45 metros de altura, insuficientes para mover las
turbinas de la central.
Esta obra (ridícula hoy, pero portentosa en su tiempo), sacaría de la oscuridad a la ciudad de
Ferrol,
iluminada hasta entonces por gas, carburo y lámparas de aceite.
En los años 20 se emprenden las obras de la llamada "traída das
augas"(traída de las aguas) desde la
Fervenza a Ferrol, por lo que el Belelle abastecerá de agua potable durante años a la ciudad ferrolana
mediante una canalización que aún hoy se usa en momentos de escasez.
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De los muchos molinos que antaño usaban las aguas del
Belelle, tan solo quedan pequeños vestigios, mas como recuerdo de tiempos pasados que como recurso económico. Tan solo una piscifactoría dedicada
a la cría y comercialización de trucha aprovecha sus aguas. |