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Eduardo Rejduch de la Mancha nació en Montevideo (Uruguay), realizó estudios preuniversitarios en arquitectura y medicina. Su espíritu inquieto, desde muy joven lo llevó hasta Toronto (Canadá) a conocer a su familia de polacos (por parte de padre),  al poco tiempo emprendió un viaje por tierra desde Vancouver, mochila y guitarra al hombro, que lo llevó a recorrer todos los países del fantástico continente latinoamericano y donde aprendería entre otras cosas el lindo oficio de andariego y contador de cuentos.

A principios del ochenta llegó a Barcelona, decidido a viajar por Europa, pero por azar descubre una mañana en el viejo puerto a los veleros, por entonces medios escondidos y quietos entre los muelles, que representaron para él un olvidado idealismo de libertad.Regresó a Canadá y se compró en Toronto un velero de ocho metros al que bautizó Charrúa.   Sin considerar que no sabía navegar, partió en solitario a cruzar los mares, convencido de que viviría asombrosas aventuras en los caminos. Eduardo y su velero iniciaban así, lejos de la conocida orilla, una vida de cuentos y fábulas.En solitario emprendió el cruce del Atlántico hasta el Puerto de Horta, estrecho de Gibraltar  llegando a Barcelona, trabaja un tiempo en una marina, navega el Mediterráneo hasta las Baleares, Cerdeña, se queda a vivir un tiempo allí cuando decide luego de doce años regresar al Uruguay, emprende el regreso pero la rotura de su timón de viento lo hace recalar en Río de Janeiro para luego regresar a Montevideo.Al poco tiempo se le ocurre el próximo destino, Cape Town, larga amarras, cruza nuevamente el Atlántico, después de 37 días llega a la ciudad elegida donde es recibido por el embajador del Uruguay, al tiempo y durante un reportaje es  invitado por el periodista a viajar a Namibia, recorren el desierto, viven con las tribus, y regresan con nuevas y distintas imágenes en sus retinas. A través del tiempo y de distintas brisas el Charrua, Eduardo y Claudia viajaron a la Isla de Santa Elena, cruzan el Atlántico hasta Río de Janeiro, Recife, Fernando de Noronha, llegando al Caribe donde trabajan en distintos barcos  Emprenden la salida  por el Canal de Panamá para navegar el Pacífico, recorren las Islas Galápagos, Las Marquesas, Tahití, Tonga, Fidji, Australia, Singapur, Tailandia, Ceilán, Océano Indico, Mar Rojo, Mediterráneo y luego de recorrer las islas griegas, regresan a Barcelona, ciudad de inicio de esta travesía dando una vuelta al mundo solo empujados por el viento.Cruza el Atlántico nuevamente y regresa al Río de la Plata, invitado por NpeM y luego de estas charlas con la presentación de su nuevp libro "Hasta donde me lleve el viento",en pocos días más comenzará a remontar el Paraná hasta Asunción.

Enrique Celesia tiene algo más de treinta mil millas navegadas, está construyendo su barco Vito Dumas con el que piensa dar la vuelta al mundo, todo esto esta reflejado en su libro, ¡ORZA VITO! .

Desde el año 1977 hasta 1981 trabajó como marinero pescador en barcos de altura con base en el puerto de Mar del Plata, en 1991 hace el curso de timonel de vela, en 1992 efectuó la travesía Mar del Plata – Menorca (Islas Baleares) en el velero LA LICORNE, cruzando el Atlántico y el Mediterráneo, en 1994 navegó desde Mar del Plata al Estrecho de Magallanes, ida y vuelta, con su perro Buby y en su velero VITO, un Bries de 8 m de eslora, desde julio de 1995 a mayo de 1997, circunvaló América del Sur, en solitario y con el mismo barco. Posiblemente haya sido el primer argentino en hacerlo de este modo, en enero de 1999 larga la regata Mar del Plata-Capetown junto a otros dos barcos, teniendo que abandonar.

Pese a todo Enrique sigue fiel a su frase, "Felices aquellos que sueñan sueños y tienen la voluntad de convertirlos en realidad"