NATALIA
VELIT,
la Obra Abierta La obra de Natalia Velit es de cierta manera una puerta abierta sobre la hermenéutica. El artista no nos ordena, no nos da, por así decirlo, más que pistas a seguir con el fin de descubrir un enigma. La obra de arte no se reduce a "ser" ya que es también búsqueda de su origen. Por esto ésta suscita la metamorfosis y la interpreta. Una pluralidad de significaciones se dan entonces a leer. En un primer momento los cuadros designan un espacio,
una distancia por recorrer, un tiempo futuro. Natalia Velit construye un
doble movimiento de limitación y de traspaso de lo real.
En un segundo momento si uno está atento
a los más mínimos detalles, la obra evoca un segundo espacio,
abierto esta vez sobre el pasado, gracias a grafitis, a trazos de escrituras,
y más aun: la vehiculación y el collage de periódicos
fechados subrayando un acontecimiento preciso. Tenemos entonces la sensación
de viajar a través del cuadro real de un lugar, que pasa a otro
imaginario y posible.
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La técnica pictórica
de Natalia Velit evoca a la vez la excavación y la revelación.
En efecto, a veces, la artista da la ilusión de entallar la tela,
de abrir una brecha.
A veces fabrica, gracias al papel arrugado, una especie de velo. Y no nos queda más que abrir "el candado", deshacer los cordones del enigma y levantar el velo. Podríamos decir, según la expresión de Marleau Ponry que el trabajo de Natalia Velit celebra el "enigma de lo visible". |
“Toda forma de arte, en aquel momento preciso en que deviene forma acabada y "cerrada" en su perfección de organismo exactamente calibrado, está "abierta" al menos al poder de ser interpretada de diferentes maneras sin que su irreductible singularidad sea alterada. Gozar
de una obra de arte deviene el poder darle una interpretación, una
ejecución, el poder hacerla revivir en una perspectiva original”
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Cada uno de estos cuadros
abre un mundo y vuelve a poner en juego el "sentido
dado", ya sea a través de la representación sensible de la idea o la presentación de la idea en una materia sensible. Sin embargo, como diría Heidegger "La obra de arte no presenta nunca nada, y esto por la simple razón que no tiene nada que presentar, siendo "ella misma" la que crea ante todo, la que entra por primera vez en lo abierto. Anne-Julie Bémont
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