Narciso
Ibáñez Menta.
Actor y director de teatro, cine y televisión. Nació el 25 de agosto de
1912 en Sama de Lagreo, Oviedo,
Asturias, España. Falleció en Madrid el
15 de mayo de 2004. Hijo de los artistas del género lírico español
Narciso Ibáñez y Consuelo Menta.
A
los 8 días de vida, ya estaba sobre un escenario acompañando a su madre
actriz. Con tres años, en Granada, salió solo al escenario en el
transcurso de un fin de fiesta y a los cinco interpreta su primer papel
en "Los Granujas", en Marruecos.
En 1919, se radicó en Argentina
con sus padres. En
1959, comenzó a trabajar en televisión y, ayudado por su voz profunda,
desarrolló numerosas creaciones de notable éxito relacionadas con el
terror.
El hombre que volvió de la muerte, Canal 9, Terror,
1969. Una creación de Narciso Ibáñez Menta, con Erica Wallner, Eduardo
Rudy, Fernanda Mistral, Francisco de Paula, Alicia Berdaxagar, Héctor
Sturman y dirección de Martín Clutet. Narciso, dueño del terror
televisivo regresa en su ley.
Nueve años después del mítico Fantasma de la Ópera y
siete del no menos inquietante Muñeco maldito, la historia de Elmer Van
Hess, un hombre que regresa de la muerte para vengarse, lo ratifica, por
si hacía falta, como el rey indiscutido (además de único exponente
genuino) del género por décadas. Suspenso del bueno para una cuerda
tocada por un solo hombre en nuestra televisión.
Elmer Van Hess, mejor dicho, su cuerpo, es víctima del Doctor Mortensen.
En su laboratorio lo convierte en un autómata, pero no logra borrar su
memoria humana. Van Hess vuelve de la muerte e inicia una serie de
venganzas contra todos aquellos que le hicieron mal; siete serán sus
víctimas y siete las ranitas negras que dejará como única pista. Sus
andanzas desvelan a una audiencia estipulada en casi 34 puntos de rating
entre abril y junio de este año, a las 10 de la noche todos los jueves,
ocupando el puesto número tres entre los diez programas más vistos de la
temporada, según consigna la medidora IPSA.
Narciso Ibáñez Menta, El Hombre de las Mil Caras, lleva adelante cinco
tenebrosos personajes con sus inolvidables caracterizaciones. Elmer Van
Hess, el anciano alemán con su máscara metálica; Ferdinand Deval, Haile
Tibiade (un político africano) y Ekaterina Hansen (la anciana pérfida
cuya voz era la de la actriz María Elena Sagrera doblando a Narciso) son
todas criaturas interpretadas por Ibáñez Menta. Su afán por
caracterizarse y lograrlo como pocos arranca lejos en el tiempo; haber
visto a Lon Chaney en El jorobado de Notre Dame y El fantasma de la
Ópera lo marcan para siempre y se transforma en discípulo y admirador
del célebre actor.
Ibáñez Menta, un hombre de Oviedo, Asturias, vuelve a la televisión
argentina en 1969 pero no para vengarse. Sus últimas apariciones se
vieron por Canal 11 en un material que envió desde España, Historias
para no dormir, con música de Waldo de los Ríos. Nadie duda de lo que
puede ofrecer ahora. Ha demostrado su talento cuando la precariedad de
la televisión era casi total, en los comienzos de Canal 7, cuando no
había videotape, y puso en pantalla joyas como Obras maestras del
terror, ciclo dirigido por su hijo Chicho Ibáñez Serrador, y El muñeco
maldito.
Está de regreso para festejar, según confiesa en una entrevista de la
época, sus cincuenta años de teatro en la Argentina. Y lo celebra con el
gran suceso de sus cinco máscaras. Los libros de Abel Santa Cruz, lo
convencen. Han trabajado juntos hace años en Radio El Mundo en Eva
Cavallier, un radioteatro (el primero del autor, recuerda Narciso en
1969) en el que también actuaba Gloria Guzmán.
El elenco que acompaña ahora a Ibáñez Menta es numeroso: Eduardo Rudy
interpreta al malvado doctor Mortensen; Fernanda Mistral es Erika;
Alberto Argibay, Frederick; Francisco de Paula es Su Excelencia; el
Padre Borman, su confesor, está a cargo de Carlos Muñoz; el joven
Claudio García Satur hace el papel de Lazlo Avalon; Cristina Gaymar es
Andrés; Romualdo Quiroga, Jonathan Wufftensen; Oscar Ferrigno, el Coronel Larsen;
Livia es interpretada por Susana Campos; Manner por Héctor Sturman
(conocido ya en la tevé como Pandeleche para el público infantil);
Néstor Hugo Rivas es Abdul, su colaborador; Erica Wallner, Sonia la
científica; Laura Bove es la Señorita Manner; Néstor Duco, un amigo y
Aldo Mayo hace el papel de gángster. Es el mismo Ibáñez Menta quien se
ocupa de la puesta en escena y la producción integral. Martín Clutet
dirige las cámaras y Mario Ferro es el escenográfo. Alicia Berdaxagar
interpretaba a la Doctora Helga y el recuerdo de aquel personaje perdura
durante más de veinte años. "Había pasado mucho tiempo y todavía me
paraban por la calle llamándome con ese nombre", dice.
En el mismo año, Ibáñez Menta hará Un Pacto con los Brujos, El sátiro, con libro de Osvaldo Dragún, por el 9, con Alberto Argibay, Ignacio Quirós, Pedro Quartucci,
María Aurelia Bisutti, Erika Wallner y Estela Molly.
Después haría Hitler, Drácula y El Pulpo Negro.
Quienes trabajan con él siempre viven una experiencia inolvidable. El
entonces joven Emilio Disi recuerda uno de sus trabajos en un ciclo de
Narciso: "En El robot (9), había dos homosexuales y eso causó conmoción,
porque nadie en esa época quería hacer de homosexual. Llamó a los
mejores actores y galanes, pero cuando les decía de qué se trataba el
personaje, no querían. Raúl Lecouna, amigo mío, era entonces su
asistente de dirección y le dijo: 'Yo tengo un actor que hizo varias
cosas y puede hacerlo'.
Me acuerdo que en la prueba me decía: 'No, así no,
eres maricón'. Yo lo hacía otra vez y me decía: 'No, maricón'. Narciso
finalmente miró a Lecouna como diciéndole 'no da el personaje', yo no
quería perderlo, así que me salió el maricón del alma y lo hice. El otro
homosexual fue Oscar Ferrigno. Ese personaje me valió mi primera
nominación como revelación al Martín Fierro".
El terror en la televisión argentina tiene un nombre y dos apellidos:
Narciso Ibáñez Menta. Su voz inconfundible fue, en muchos casos, el
único indicio de que, debajo de increíbles caracterizaciones, se hallaba
él. Horribles rostros carcomidos por ácidos, rostros afectados por
deformidades varias o celosamente encubiertos, hicieron del maquillaje
su aliado inseparable hasta elevarlo a una categoría artística y
artesanal nunca alcanzada por producción televisiva alguna. Sus
estudiados golpes de escena, su acabado manejo de los resortes del
misterio, su magnetismo personal, hecho de inflexiones de voz y miradas
inigualables, y su probado talento dramático, lo elevaron a la categoría
indiscutida de maestro del terror, un género que, en la televisión
argentina, lo ha tenido como más importante cultor. Los motivos de tal
singularidad reconocen dos razones en el mismo Ibáñez: su personal
afición por el terror y su capacidad para provocarlo. Pero tal vez haya
pesado también cierta incompatibilidad entre el medio y el género. Un
género que depende, como ningún otro, de sugestión, climas, convenciones
y tiempos, todo esto difícilmente asimilable a un medio como la
televisión, compuesto de brillos, fragmentación, artificialidad y un
corte comercial cada doce minutos. Tampoco resulta casual, en tal
sentido, que Narciso haya "reinado" cuando la televisión, todavía
primitiva, conservaba cierta cuota de misterio.
Documento extraído del
libro TVmanía, programas inolvidables de la televisión argentina,
Editorial Sudamericana. Textos: Luis María Hermida.
Investigación iconográfica: Valeria Psatas.