Tony, nunca fue de beber demasiado, ¡pero había que ver como se le “secaba” el estómago¡.

Desde niño dio claras señales de poseer un especial talento para la interpretación musical, y con su compañera la guitarra compartió los mejores momentos de su vida, desde que la descubrió es como si se hubiese puesto de pie y echado a andar para no detenerse hasta la madrugada del 27 de junio de 1980.

Sus padres, decidieron llamarlo Guillermo desde su nacimiento en el año de 1929, posteriormente él mismo adoptaría como nombre artístico: Tony Yalú, pero sus amigos de Mollendo no fueron del mismo parecer, y lo llamaron Panetón para toda la vida.  

En esa época el Colegio Nacional tenía cuarto

quinto y sexto de primaria, para el año de 1943 estaba en primero de media y, solo lo llamaban Guillermo cuando pasaban lista, destacaba su persona no solo por su corpulencia sino porque era el único que no llevaba uniforme, el clásico pantalón y chompa azules con la insignia roja en el pecho, el distintivo con las letras D y V entrelazadas. Ahora es imposible saber de que artificio se valió para convencer tanto al Director Don Carlos U. Arévalo, como a Don Julio Núñez Gómez encargado de la estricta disciplina, sin dudas no lo hacía por falta de medios económicos, era solo la primera muestra de una personalidad muy sensible, que lo perseguiría durante toda su vida, una rara combinación de indiferencia, impavidez y capricho, que no estaba fundada en razón valedera ni seguía alguna regla establecida, en muchas oportunidades había un ingrediente de astucia que le permitía algunos logros, pero en otras un orgullo mal entendido que le trajo consecuencias negativas. El mismo despistado anterior diría:   ..... ¡Así son los artistas¡

En 1947 ya no estaba en el Colegio, pero se sumo a una excursión que comandó Don Carlos Cuba, viajaron en una “Góndola” que contra todo pronóstico llegó hasta Tacna y Arica, con obligada escala en Moquegua. En el hotel San Martín donde se alojaron, en Tacna, hubo una velada musical con artistas peruanos y chilenos, y allí Tony  les dio la sorpresa a todos, muy suelto y voluntariamente se enfrentó a un micrófono que colgaba del techo y era tan grande como el timón de un auto, emuló magníficamente a los boleristas de aquélla época: Hugo Romaní, Genaro Salinas, y Leo Marini, e interpretó boleros inolvidables como “Noviecita”, cautivando a la nutrida concurrencia, que le solicitaba que cantará más y más, esta vez no se hizo rogar y siguió con “Hilos de plata”, “Tu carta”, “Querida” y la estrella de esa especial noche termino con “Palabras de mujer”.

Era conocido por sus amores platónicos, se había enamorado perdidamente de Mary Ann Sarmiento, una bellísima Mis Perú de la década de los años 50. Durante su reinado, el Club de Leones invitó a Mary Ann a Mollendo, Tony deleitó y cautivo a la reina con sus interpretaciones, a tal punto que premió su actuación con un beso y lo invito a visitarla cuando fuera a Lima, para que lo conocieran sus amigos, por lo que Tony sufrió un largo y profundo encantamiento, del que solo se curó cuando se enamoró de otra bellísima mujer como Betty de la Borda.

Emprendió el viaje sin imaginar que estaba empezando su “década de oro” y no recurrió a ningún “fletero” para conseguir un pasaje con destino a Lima, primero se embarcó en el donque y después en el vapor Santa Fe, donde fue invitado de honor del Capitán Garaycochea, fueron cuatro días y tres noches de maravilla, las que más recordaría el Capitán de su larga travesía en el cabotaje, no le importo que como consecuencia, tuviera que ordenar una escala imprevista en San Juan de Marcona, para aprovisionamiento de alimentos. En Lima se abrió paso merecidamente en tan difícil medio, los directores musicales de Radios y Night Clubs no tardaron en valorar a un formidable proyecto de tenor, su gran autoestima musical fue elevada a la enésima potencia cuando le dijeron:....... tienes un registro muy agudo, y el tono de tu voz corresponde a un  tenor dramático; canto una temporada larga en el “Embassy”, el más importante Night Club de Lima, donde actuaban los artistas de mayor renombre, en una ocasión alternó con Lucho Gatica, y fue Tony quien lo opaco y se llevó los mejores aplausos.

En esos años la TV no existía en el Perú, y eran las Radios las que copaban la audiencia, todas tenían su propio auditorio. En Radio El Sol, Guido Monteverde tenía un programa tipo concurso, descubriendo nuevas figuras, se llamaba “La escalera del triunfo”, sin dudas las raíces de lo que después haría Ferrando en TV. Monteverde tuvo tanto éxito que llevo su programa al Teatro Monumental de la Avenida Venezuela, con muchísimo público que pagaba lo que fuera y con colas interminables, se vio obligado a aumentar la frecuencia semanal y finalmente a dos funciones diarias. Un mismo día en vermouth ganó Fetiche, una artista que después triunfaría también en Buenos Aires, donde se quedó para siempre “adoptada” artísticamente y, en la función de noche, el gran Tony Yalú.

A través de Antonio Gonzalez Polar conoció a Antonio Dapelo, dueño de la hacienda “Las Salinas” en la Tablada de Lurín, donde criaba reses bravas, allí Tony cayó muy bien y participaba en las fiestas de las tientas de la ganadería y departía con otros artistas invitados a las jornadas de bohemia que comenzaban en Lurín y terminaban en la calle Escipion Llona en Miraflores, residencia de Dapelo, en más de una oportunidad aquí, cantó para las figuras del toreo como: Paco Camino, El Cordobés, Curro Romero, Joselito, etc.; su relación con Dapelo, le valió para ser artista invitado por familias adineradas de Lima, y también para tener abono en Acho, en la fila 6, tendido 14. Era la época que tenía dinero y lo gastaba con admirable generosidad, ayudando a los paisanos principalmente, y en ciertas ocasiones hasta con aires de potentado, decía haber invertido en una fábrica de calzado. Y cuando contemporáneamente las disqueras le propusieron grabar, tanto Odeón como Sello Rey, no les dio importancia, nunca asistió a una grabación, y al reprochársele su actitud, respondía:....... “mi voz esta grabada en el corazón de mi gente y,  no es para el acetato”.

Contaba con absoluta autoridad y convicción que había viajado a Cuba en el 58, describía a La Habana con detalles irrefutables y que cantó en exclusivo para un  gigante de físico y talento como Hemingway, el mismo que con gorra, gafas y barba lo escuchaba con mucha atención y le pedía que cantara nuevamente “Ansiedad” de Nat King Cole, ecuánime aún Ernest, le contó que no podía sentarse mucho tiempo y que inclusive su obra “El viejo y el mar” la había escrito de pie, como consecuencia de que nunca se repuso de las lesiones y fracturas sufridas en guerras, excursiones de caza mayor y percances, le enseño las marcas en su cuerpo del accidente cuando se vino abajo el avión en el que volaba por África. Las cosas que hablaron y que recordaba con precisión eran frases sueltas, propia conversación de bohemios que se “arriman” varias botellas de ron y cuentan la misma historia varias veces;......... ......como te puedo resumir mi vida, Tony; ....simplemente que me largue a la primera guerra mundial como conductor de ambulancias, y una granada me destrozó la rodilla en un frente de batalla que nadie me había autorizado a ir;.....fui a la guerra de España y aprendí  a limpiar sin agua una quemadura en las manos;.... ....he ido a la última guerra como corresponsal, para ver de cerca perder a los nazis; ........y entre guerras, hubo leones, peces espada, toros, ron y mujeres;..... siempre fui actor, me gusta tomar parte, odio ser espectador de la historia y de la humanidad; .... .”lo que escribo mi querido Tony, tiene que ser bueno o lo destruyo”;.....me gusta frecuentar boxeadores y cabarets en New York, ciclistas en Paris, toreros en Madrid, promotores de riñas de gallos aquí en La Habana y, después de lo que tu me cuentas, pronto estaré con pescadores allá en “Moendo”;.......Tony, sabes lo que dicen de mi?;.. ...que escribo más con el corazón que con el cerebro;.......para despedirse le dijo que se iba por que al día siguiente, o mejor dicho, en pocas horas, venía a visitarlo su gran amigo el  matador Antonio Ordóñez;...... Tony, tengo mi vida , de la que disfruto, y es una excelente vida”

Lo que sucedió en el programa “Pablo y sus amigos”en 1959, pretendemos solo en una primera aproximación, descifrar apelando a la lógica siguiente:  ......”los acontecimientos tienen a menudo razones de ser que la razón desconoce”. Tony siempre pudo enfrentar al público sin ningún temor y absolutamente desinhibido, así lo hizo cuando fue invitado por Pablo de Madalengoitia, la oportunidad era magnifica e irrepetible para mostrar lo mucho que sabía, para triunfar o para “morir” en el intento, pero sin embargo Tony inexplicablemente consumió su tiempo en la TV rasgando la guitarra, no canto para nada, solo ensayo e improvisó unas frases sueltas que no pudieron ser entendidas por un desconcertado Pablo. En Radio Nacional, su rechazo a cantar con una frecuencia de dos veces por semana, tuvo otra trama, fue porque no lo programaron en la hora estelar solicitada por Tony, como condición imprescindible.

En la década del setenta regresó a Mollendo, le dio por usar un atuendo correspondiente a un safari, pero en lugar de ir de cacería por la selva, era para recorrer las playas, y en lugar de la caravana y porteadores, lo acompañaban sus propios fantasmas. Nunca se supo a ciencia cierta si fingía un delirio de persecución, o era nomás una paranoia la que lo llevo en un momento de su vida a sentirse cercado, cercado por los políticos, observado por la policía, vigilado por los militares y los servicios secretos de información, tanto por los de Velasco Alvarado como por los de la triple “A” Argentina de López Rega, pero en su supuesto desvarío creía tener similares posibilidades de ser nominado al Disco de Oro, o enfrentar un pelotón de fusilamiento.

Aún así, nunca fue fácil hacerlo cantar, se valieron de los artificios más rebuscados para conseguirlo, la mayoría giro en torno a su gran debilidad: “el combo”. Para fiestas patrias del año de 1979 era tradicional todavía que “La Cabaña” se llenara al mediodía, Tony compartía una mesa con Miguel “pinguitas” Torres, en otra estaba el “cabezón” Alcázar que solo cantaba después de muchas cervezas encima y porque los amigos le decían que se parecía en físico a Bienvenido Granda, pero él alucinaba que también era por la voz. Alcázar, sin mayor trámite salió a cantar, y sobre la marcha “pinguitas” consiguió que Tony también saliera, los aplausos que brindaron a Tony fueron algo ralos, en cambió el “cabezón” fue ovacionado, por lo que a Tony no le quedo otra que cantar nuevamente, solo para verificar que un mal entonado bolero de Bienvenido, no podía con él, grande fue su sorpresa, porque en su segunda entrada el “cabezón” fue más ovacionado todavía,......gracias a ese ardid, todos, incluido Revilla, disfrutaron de cinco lindos boleros, un tango y, el vals “El Plebeyo” de un Tony inspirado, aunque tuvieran que soportar siete veces a un “Bienvenido Granda”, que viéndolo bien, no se parecía al original, ni en los mostachos que deliberadamente dejo crecer.

Hasta que llego el 27 de junio de1980, ........cuando lo llevaban al Hospital , tuvo tiempo aún para hacer una  breve exposición retrospectiva de su paso por esta desentonada y amarga tierra, abrió bien los ojos en unas tinieblas que no eran propias de una madrugada de junio en Mollendo y que presintió ineludibles, se acordó del Embassy, se acordó que Gatica no fue mezquino en elogios, se acordó con alguna dificultad de una estrofa del bolero “Palabras de mujer”, se acordó que la llama de su genio no se elevó hasta las alturas soñadas, se acordó que su viaje a Nasca para ver a Betty de la Borda solo fue una más de sus coloridas aventuras, se acordó que su amigo Hemingway le había dicho que: “morir, es malo solo cuando la muerte tarda, y duele tanto que humilla”, ..........pero como nunca tuvo capacidad para hacer daño y era generoso aún para el perdón, no le guardó rencor a un  destino que le impidió disfrutar del amor y de la vida con tranquilidad, y aliviado supo finalmente, cuando las tinieblas se hacían más densas, que no lo perseguía nadie, ............que no había tal cerco.   

Beto Montoya

AQP. Agosto/2004