¿VALE LA PENA SUFRIR POR ALGUIEN?
Aristócratas
y adinerados señores habían llegado de todas partes para ofrecer sus
maravillosos regalos. Joyas, tierras, ejércitos y Entre
los candidatos se encontraba un joven plebeyo, que no tenia mas riqueza
que amor y perseverancia. Cuando le llego el momento de "Princesa,
te he amado toda mi vida. Como
soy un hombre pobre y no tengo tesoros para darte, te ofrezco mi
sacrificio como prueba de amor. Estaré cien días sentado bajo tu
ventana, sin mas alimentos que la lluvia y sin mas ropas que las que
llevo puestas. Esa es mi dote..."
Así
pasaron las horas y los días. El pretendiente estuvo sentado,
soportando los vientos, la nieve y las noches heladas. Sin
pestañear, con la vista fija en el balcón de su amada, el valiente
vasallo siguió firme en su empeño, sin desfallecer un momento. De vez
en cuando la cortina de la ventana real dejaba traslucir la esbelta
figura de la princesa, la cual, con un noble gesto y una sonrisa,
aprobaba la faena. Todo
iba a las mil maravillas. Incluso algunos optimistas habían comenzado a
planear los festejos.
Todo
era alegría y jolgorio, hasta que de pronto, cuando faltaba una hora
para cumplirse el plazo, ante la mirada atónita de los asistentes y la Unas
semanas después, mientras deambulaba por un solitario camino, un niño
lo alcanzo y le preguntó ¿Qué fue lo que te ocurrió? ...
El
merecimiento no siempre es egolatría sino dignidad. Cuando damos lo
mejor de nosotros mismos a otra persona, cuando decidimos compartir
No
hay vuelta de hoja: en cualquier relación de pareja que tengas, no te
merece quien no te ame, y menos aun, quien te lastime. Y si alguien te
hiere reiteradamente sin "mala intención", puede que te
merezca pero no te conviene.
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