Su nombre es poco conocido entre los defensores de Arica. Pero Medardo Cornejo, teniente coronel de origen moqueguano, fue jefe de las baterías del Este, uno de los tres fortines que implementó el legendario Francisco Bolognesi, para la resistencia hasta el sacrificio ante el invasor chileno el 7 de junio de 1880. Fue herido y hecho prisionero. Trasladado luego a Santiago, se las ingenió para fugar hacia Argentina y desde allí, como representante consular peruano en Tucumán, hábilmente hizo pasar armas hacia Bolivia para intentar continuar una guerra que virtualmente estaba consumada.

Por ley tiene jerarquía de héroe, pero sus restos están ausentes de la cripta que en honor a ellos existe en el Presbítero Maestro de Lima. Su nombre no está, tampoco, inscrito en la impresionante placa de mármol que perenniza la nómina de los oficiales protagonistas de aquella desigual batalla, en la que un puñado de peruanos, tras quedar rodeado por tierra y mar, hizo el juramento de caer con gloria antes de rendirse. Su tumba estaba perdida, pero el investigador Jesús Enrique Chávez Jara la ha encontrado en el cementerio de Mollendo, en las costas de Arequipa. Un modesto y descuidado nicho le sirve de sepultura y una breve inscripción indica que murió el 25 de marzo de 1938.

De su condición de protagonista de alta jerarquía en la legendaria batalla, da cuenta Jorge Basadre en su “Historia de la República”. Allí señala, además, que los otros dos bastiones peruanos estaban a cargo de Juan P. Ayllón (Norte) y Juan Guillermo More (Sur); este último es el marino que comnadaba la “Independencia” al momento de su hundimiento tras rasgar el casco con unas rocas submarinas.

El célebre historiador menciona a Cornejo como uno de los oficiales que junto a Bolognesi resolvieron pelear “hasta quemar el último cartucho”. Chávez ha encontrado además su partida de defución en la Municipalidad local. La partida indica que falleció a los 99 años de edad, asistido por el médico Francisco Velarde Herrera en su domicilio del pasaje Wilson, ubicado junto a la estación del ferrocarril. Una “afección tumoral” acabó con su larga existencia. Hay, sin embargo, una leve diferencia en el segundo apellido. En el Museo de los Combatientes de Arica, ubicado en el jirón Caylloma en Lima, donde está su nombre y un retrato, se afirma que su segundo apellido fue “Cedaluza”; en la partida de defunción y su tumba dice “Yedaluza”.

Residía en aquel puerto, que por entonces tenía intensa actividad comercial, teniendo una pensión otorgada por el Estado por su condición de ex combatiente. Era un vecino notable del pueblo, dice el investigador, porque perteneció a diversas instituciones y patrocinó la creación de la “Sociedad Patriótica Tacna, Arica y Tarapacá”, que agrupó a los hijos de estas provincias capturadas por Chile. Más tarde esta entidad lo hizo “Socio Honorario”. A su muerte Mollendo lo lloró y sus exequias fueron encabezadas por el alcalde Manuel Vernal Núñez, natural de Iquique y sobrino del héroe Alfonso Ugarte Vernal. El paso del tiempo cubrió su ejemplo y su sepultura en un manto de olvido.

Medardo Cornejo fue un militar de intensa acción. Tenía 24 años cuando peleó en el Combate del 2 de Mayo y estaba destacado en Iquique cuando vino la guerra. Bloqueado el puerto por el enemigo, burló la vigilancia para embarcarse en una nave de la “Pacific Steam Navegation Company” rumbo a Arica. El vapor fue interceptado en alta mar por la “Esmeralda”, nave chilena, pero con ayuda del capitán inglés logra persuadir a sus captores, que lo dejaron libre.

Trasladado el grueso del ejército peruano de Arica a Tacna para enfrentar al ejército enemigo que había desembarcado por Ilo, quedó integrando la reducida guarnición del puerto ariqueño a órdenes de Franscisco Bolognesi. Tuvo a su cargo, con sus hombres, la implementación militar de la zona. Dice Basadre que por su lado cargaron primero y con más fuerza los adversarios. En el Museo del jirón Caylloma se lee en un cuadro que de 25 oficiales ubicados en ese lugar, perdieron la vida 21 y de 92 soldados, 67 corrieron igual suerte.

Sorprendido gratamente por el “descubrimiento” de sus restos, el general Herrmann Hamann Carrillo, Presidente del Centro de Estudios Históricos Militares del Perú, mostró que la Cripta de los Héroes –creada el 3 de diciembre de 1906– tiene aún tumbas vacías con su respectivos ataúdes, esperando restos de los héroes que hasta hoy no fueron ubicados. Allí reposan Grau, Bolognesi, Cáceres y otros 291 restos de combatientes de la Guerra del Pacífico. Uno de estos restos, pertenece a Alfonso Ugarte, que según la difundida versión popular se arrojó al mar y nunca fue hallado. Hamann expresa su deseo de trasladar al héroe Cornejo a la Cripta, pero a la vez espera apoyo para ampliarla porque, 102 años después de haber sido construida, está a punto de quedar cubierta en su capacidad. Solo quedan vacíos 9 nichos.

Chávez en Mollendo, por su parte, tiene ubicados más restos de combatientes peruanos en la infausta guerra en el cementerio mollendino. Perdidos los puertos de Iquique y Arica, Mollendo sin duda pasó a ser lugar obligado para el comercio regional sur y de Bolivia. Era un lugar activo económicamente a donde convergían muchos foráneos. Numerosos peruanos expulsados de sus pueblos ocupados por el invasor, recalaron por estos lares y varios de ellos se quedaron a residir hasta el final de su existencia. Los restos que tiene encontrados, explica, pertenecen al oficial marino Bernardo Smith, de la tripulación del viejo “Manco Cápac”, que sirvió para defender Arica por mar. El coronel Olegario Julio Rospigliosi, del batallón “Artesanos de Tacna” que sobrevivió en la batalla del Alto de la Alianza, y de los soldados Juan de Dios Álvarez Vásquez, Agustín Ocharán y Juan Luis Zegarra.

Si el general presidente del Centro de Estudios Históricos Militares logra traer a todos ellos a su nueva morada, la Cripta quedaría casi repleta. (Bernardino Rodríguez C.)

Cortesía Revista "Caretas" 6.6.2005