Estimado
Nacho:
Escuche
con interés lo que me contabas el sábado pasado, y
leí con mucha alegría lo recibido sobre
Neruda,..."Muere lentamente".
Escribo
lo siguiente, a lo mejor para tener la certeza de que
aún estamos vivos o fatalmente comprobar que estamos
muriendo lentamente.
Si
en el malecón de Mollendo situáramos a la Tierra, la Luna
solo estaría en Catarindo y al sol le correspondería estar
como en Trujillo, en un ejercicio con una escala manejable.
Quiero decir, que es la razón para sentir a la Luna tan
nuestra y compañera en el viaje conjunto que nos toca
realizar, y en
cambio al sol tan distante.
Cuando
se trata de cantidades muy grandes, que difícil resulta
entender al espacio, a la velocidad y al tiempo, entonces la
distorsión nos lleva a transitar por los fáciles y
conocidos caminos de la ficción.
La
Luna sin dudas es la misma desde siempre, salvo las
incursiones del programa Apolo, sin embargo de acuerdo al
lugar donde te encuentres y las circunstancias especiales
que te rodeen, hacen que las visiones, las emociones y
principalmente los sueños, sean tan distintos y tan
extraordinarios.
Vista
desde Niza, levantarse con rayos aun horizontales, primero
casi flotando sobre el Mediterráneo, y después
presurosa y sin poder disimular el rubor que delata un
encuentro con un amor prohibido, para luego ir ascendiendo
sucia de besos, y esas manchas que tu imaginas, no son
otra cosa que la arena del Sahara. Sin dudas fue
cubierta de caricias, de arena y de dátiles el día entero.
Pero
aún es más maravillosa, si tienes la suerte de
verla trepar también presurosa en el firmamento desde
el malecón de Mollendo. Si acaso hay algunas pocas nubes,
jugará con el espectro de colores y puedes imaginar rostros
conocidos, animales mitológicos, países donde viajar en el
futuro, ser el héroe en mil circunstancias, y que mejor música
para acompañar a la Luna, que su propio y misterioso
silencio,…ese silencio que es un raro eco que fluye por
las venas, dejando la sensación de sentir su propia y auténtica
voz. O imaginar
también, que la luna lleva sus trenzas de oro totalmente húmedas,
como no van a estar húmedas si pasó el día entero
sumergida en el mar de Mollendo, y por la tardecita cuando
no quedaba más gente, ha salido a la arena a jugar y
correr, para hacer las mismas travesuras de los
"duendes" que ahora descansan y están en la
calle Comercio o en la calle de las Huertas; o tal vez fue a
encontrarse con algún amor imposible, similar al que tu
observabas bañarse, tímido, a distancia prudencial ,
y no tuviste el valor de acercarte.
En
definitiva es en ese malecón viendo elevarse a la
Luna, que también corrías presuroso detrás
de un sueño, de una ilusión, en un verdadero remolino de
emociones.
Sin
dudas son imágenes consteladas y congeladas en el
tiempo, congeladas e intactas para los que no “morimos
lentamente” y tenemos la suerte y la sensibilidad de
seguir admirando un espectáculo tan maravilloso como una
salida o puesta de Luna y emocionarnos como siempre.
No
lo había comprendido nunca, pero ahora como que: …
"la luz del entendimiento de la Luna", me hace ver
que en el único lugar del mundo donde se le tributa un
verdadero homenaje es en Arequipa, tu sabes que hay una
calle llamada "Alto de la Luna". En todo lugar y
con justa razón a los célebres se les inmortaliza en
una calle con su nombre, pero a nadie se le ocurrió que la
Luna pudiera detenerse, hacer un alto, y debo asegurar que
hubo testigos privilegiados de las circunstancias, cuando
no, los aguafiestas, los que "mueren lentamente",
les quitaron credibilidad diciendo que esa noche llevaban
toda la "nevada" a cuestas y además que no fue
una noche de sábado; pero yo sí les creo,... esa noche la
Luna estaba más linda que nunca, sin nubes como es
tradicional en el cielo arequipeño, de tanta luz parecía
el mismo sol, por eso hizo un "alto" pequeño para
que la admiren, no olvidemos su vocación femenina que
instintivamente la hace ejercer una coquetería
irresistible,…. y permitió inclusive que le vieran la
otra cara, solo por un momento, solo un momento.... no vaya a
ocurrir que muera el encanto si descubrimos que
ella no es la de la luz, y que si se demora, el
sol suele ser terrible y "humanamente"
celoso.
¡Pobre
Luna¡,… no hizo caso cuando le advirtieron,
....pero ella terca, siendo moneda de oro se caso con
la de cobre.
La
Luna viaja presurosa y en ocasiones para evadir al
“infinito reflector” que no le da pausa, se esconde
donde no la puede iluminar, ni ver, lo hace entre nosotros,
perdiéndose en las arenas del Sahara o sumergiéndose en el
mar de Mollendo. Es el sol su centinela perpetuo, quien la
gobierna con sus caprichos, como nos gobierna a
nosotros y rige nuestras vidas, …….el sol es el tiempo,
cuando chicos los 365 días pasaban lentos, para después
imprimirles la arbitraria velocidad que el dispone y
hacernos viejos, con la memoria cada vez con más espacios
en blanco. Es solo un falso dios al que un día el verdadero
le tomará cuentas, solo es el oro de los tontos, en
realidad es moneda de cobre.
La
Luna finalmente ya no es visible para nosotros, ha vuelto a
los brazos del sol, vuelvo yo también
a los brazos de la realidad; como la vida, lo
anterior solo fue un juego. En este caso para mi, la Luna y
el sol representaron la “luz” y la “oscuridad”, el
“bien” y el “mal”, o como en las series de los sábados
de nuestro famoso cine Teatro: el “joven” y el
“bandido”, …..es ineludible, está en el espíritu del
hombre.
Alberto
"Beto"
Montoya.
Huancayo,
04 de setiembre 2003
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