Personajes de Mollendo
2.
LA GOLONDRINA |
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Como
anillo al dedo....así me viene Mollendo, dijo muchas veces la
“Golondrina”. La alegría de la gente del puerto, las miradas
francas, los atrevidos piropos, el sol del verano, se parecían mucho
a su desbordante alegría, la que provocativa y desafiante le
suministraba a chorros su propia juventud, pero lo importante es que
ella estaba segura que muchos hombres admiraban su belleza y que no la
consideraban una “mariposa nocturna” sino solamente “La
Golondrina”, como la habían apodado ipso facto desde que asomó
llevando a cuestas el relieve de sus encantos, por el acceso natural a
Mollendo: la Calle de las Huertas. Pero
la admiración que causaba en los hombres no era lo fundamental, como
todas las mujeres del mundo y de cualquier época, se sentía en nubes
de algodón, en el mismo cielo, en un destino que sabía que nunca sería
para ella, cuando comprobaba la tremenda inquietud que provocaba en
las mujeres de Mollendo, porque le
tenían celos y no la querían. Eso la hacía importante, era sin
dudas la certeza absoluta de su belleza. Segura
de si misma y desafiante, no tenía problema alguno para ir y
disfrutar de la playa, recorrer a cualquier hora las calles y lugares
más concurridos de Mollendo, y por las noches ser la dama engreída
de los bohemios. La
noche del accidente, premonitoriamente había dicho a sus colegas, a
las auténticas mariposas nocturnas:..."no me esperen para el
desayuno"; estaba claro, se venía el otoño y debía emigrar a
un “destino” más templado, por gusto no era “La Golondrina”.
En otras oportunidades tuvo otras corazonadas, por ejemplo: esta noche
me visita un hombre rico, y se presentaba el “Gringo Pobre”, pero
esta vez sí acertó, el taxi cuando se despistó en la curva detrás
del Estadio Municipal se convirtió en un ataúd con ruedas, mucho
antes de ser trasladada al Hospital El Carmen para una certificación
solo de rutina. Al
día siguiente, el “Poroto” Bellido escribió en su columna del
Eco de Mollendo, un verdadero Requiem, titulándolo: “El último
vuelo de la Golondrina”, donde lamentaba su triste, inesperada y
pronta desaparición ....una mujer que ha dado tanta alegría y
deleite a los hombres de éste lugar, que ha hecho dichosa a tanta
gente, ...era aún tan joven y provista de tan bella
figura.......lamentamos su pérdida, pero de otro lado será para
tranquilidad de todas las damas mollendinas.......ya no habrá más
vuelos de la golondrina, porque éste definitivamente fue el último,.....hago
votos para que a su sepelio, asistan todos los que han sabido
disfrutar de sus encantos.
Sólo
queda agregar que al morir no se llevó nada, debió llevarse el
tesoro de "sus cartas", las del Tarot que le regaló el
Calé al salir de Lima, y las de amor que le dejaban los porteños
enamorados de las 37 pulgadas de su perímetro toráxico,...........cuando
la visitaban
AQP
22.04.2OO4
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