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       La riqueza de contenidos estéticos es una de las realidades que definen y demuestran la movilidad cultural de la música de este momento. La España del momento está dividida desde el punto de vista musical en estéticas vivas y estéticas muertas, en las que la música se seguía expresando en códigos sin ninguna valía creadora. Contra estas estéticas, nacionalismo retrogrado y neorromanticismo, surgirá la generación del 27.

        Si tuviéramos que citar los movimientos estéticos que conviven en estos momentos la lista seria muy larga: neorromanticismo, nacionalismo decadente y nacionalismo vanguardista, impresionismo, neoclasicismo y apariciones fugaces de tendencias vanguardistas en la línea del atonalismo y dodecafonismo. Es cierto que dentro de todas estas variantes, hay una constante, la llamada a la necesidad de cierto nacionalismo, que variara según el uso de la estética a que se le someta, o la intensidad con que se use.

Igor Stravinsky
Igor Stravinsky
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          Tanto los conceptos de neorromanticismo (Pittaluga había dicho de Mahler: "Cuando un músico se pone a hacer metafísica, echaos a temblar") como el del nacionalismo son poco operativos para definir la estética de la generación del 27. Solo Samper y Toldrà son plenamente definibles desde la estética nacionalista, pero en general, en los años 20, en que comienza la generación, esta estética comienza a ser tabú. Todos estaban de acuerdo en la importancia de generar una música pendiente de su raíz española, pero las formulaciones eran diferentes. Será el Impresionismo la categoría que separe definitivamente lo viejo de lo nuevo.

        A través del impresionismo entra en España la vanguardia. La misión del impresionismo fue más bien de tránsito, un vehículo de ruptura, era el símbolo máximo de lo francés, por donde venían los aires de libertad y ello explica que no fuese incompatible con otra tendencia que hacia acto de presencia a comienzos de los años 20, el neoclasicismo.

        El impresionismo atacaba las verdades eternas de la música ligada al pasado, sobre todo en cuanto se refiere a los parámetros melódico y armónico dado que, quizá, el colorismo orquestal había sido siempre un elemento natural de lo español, pero atacaba a cierta modalidad nacional, es decir, era una defensa del sensualismo, del hedonismo, y esta realidad esta presente en muchas criticas, la negación de cierta metafísica, incluso la nacionalista.

        El impresionismo influyó fuertemente no solo en las obras de Falla, sino en Salazar, Halffter, en Crepúsculos y Autonne Malade; Bacarisse en Heraldos, La Nave de Ulises y Ofrenda a Debussy; Remacha en Alba y que decir del peso que esta estética tiene en Mompou y Blancafort.

Maurice Ravel
Maurice Ravel
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       Si algo define al impresionismo español es una cierta vía nacionalista, tanto en los temas como en la armonía, pero esto sucede por factores intrínsecos; en primer lugar, tanto Debussy como Ravel son fuertemente atraídos por lo español y esto juega un papel importante en su obra; el uso de las escalas pentatonicas de tonos enteros y sobre todo, de elementos modales, son originarias del folk español por lo que podemos hablar de una inconsciente afinidad entre nacionalismo español e impresionismo.

         Aunque su importancia fue muy relativa hay que citar otras estéticas aparecidas en el momento como el atonalismo de Schömberg que influyo en obras como Naturalezas Muertas de Halffter, Alba de Remacha o El Quinteto de Viento de Gerhard que se verá muy marcado por la estética dodecafonica como alumno que fue de Schömberg.

        El movimiento que tuvo mas fuerza y que mejor define el hacer musical de estos años fue el Neoclasicismo, unido a la personalidad de Stravinsky cuya presencia se hace fuerte y va sustituyendo a Debussy como punta de lanza estética entorno a 1921.

        Lo que hicieron nuestros músicos del veinte avanzado fue combatir en pos de una estética que era la moda en los felices veinte; es decir, una música en la que se buscaba el lado fabril, la forma, y no la metafísica. Hay que señalar que este neoclasicismo, igual que en el caso del impresionismo, va a ser a la hispana, porque si Stravinsky esta en el fondo, el que a la postre lanza el neoclasicismo en España es Falla y concretamente con el Retablo y el Concerto. Podemos decir sin embargo que la segunda visita de Stravinsky en Marzo de 1921 para dirigir Petruschka y Pulcinella se considera el punto simbólico de partida.

Debussy
Debussy
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        El Neoclasicismo se define de manera general como el peso de los formal, revival de formas absolutas: cuarteto, sonata, sinfonía, y las formas barrocas suit, divertimento, concerto, fuga... es la vuelta al XVIII como lugar de inspiración; textura lineal transparente, con un contrapunto disonante en contra de romanticismos; color instrumental refinado.

        Estas cualidades van a ser pasadas por el tamiz español, desde que el XVIII que les inspira no es el de Bach, sino el de Scarlatti o Soler, o el de nuestra zarzuela barroca, hasta que nuestros músicos reciben la influencia neoclásica literaria de la generación poética del 27, con quienes colaboraron en muchas obras, o finalmente que la influencia no es solo del neoclasicismo Stravinskiano puro sino del París de los 20, el de Satie, Cocteau y el Grupo de los Seis, en el que la faceta comico-burlesca y grotesca es igualmente básica.

Estación de San Lazaro(París). Claude Monet
Claude Monet. Estación de Saint-Lazare. Ejemplo del impresionismo pictórico.

        Pittaluga, en lo que se ha denominado Manifiesto del grupo concretaba así el aspecto de culto a la forma: "Musicalidad pura, sin literatura, sin filosofía, sin golpes de destino, sin física, sin metafísica". La defensa del lado formal de la música es también la constante a la que más se refiere Salazar.

        El aspecto burlesco, hedonista que introduce a nuestros compositores en la estética de los felices veinte europeos es un hecho determinante sin el que no se puede entender a Pittaluga, Bacarisse o Rodolfo Halffter, y a ellos se refiere también el Manifiesto: "hacer música, este es el único propósito, y hacerlo sobre todo, antes que nada por gusto, por recreo, por diversión, por deporte y para ello utilizar los medios que se crean mejores la estridencia o el almíbar, o los dos juntos si es preciso".

        Señalar por ultimo otro aspecto a destacar, lo castizo y lo popular, asumidos como ente abstracto, tan ligado a la generación y a sus obras. Esta realidad es la que enmarca el valor especifico de nuestro neoclasicismo, cuya referencia es por una parte a nuestro XVIII y no al universal pero por otra también a lo racial español. Por ello incluso el acercamiento al folklore que puede parecer sin más nacionalista en el fondo esconde una aproximación intelectual e irónica.

        El neoclasicismo sufrirá en "los oscos treinta" una politización en sus intenciones, algo por definición totalmente extraño a esta estética.

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