Las crecientes exigencias del mercado,
han ido creando necesidad inmensurable por los recursos
naturales, y así han organizado inmensas empresas
transnacionales que actúan a nivel planetario,
impulsados por el lucro, sin control alguno, imponiendo
su poder. Este poder ha provocado graves conflictos en
detrimento de los pueblos indígenas.
Y
así, la historia lo ha demostrado. El oro en tiempos
de la conquista produjo masacres de indígenas de
Abia Yala y en la actualidad el diamante, cobre, petróleo,
energía, agua, aire, coltan, tierras, desplazan
poblaciones indígenas en la mayoría de los
países de América Latina.
Por
eso, no es gratuito, que los movimientos indígenas
con sus reclamos sociales hayan puesto a los pueblos indígenas
y negros en la mira de la Agencia Central de Inteligencia
(CIA) y los organismos de seguridad de los Estados. Según
la CIA , en su informe “Tendencias Globales 2015? , los
gobiernos y los ejércitos de América Latina
tienen una nueva amenaza que enfrentar en esta década:
los movimientos indígenas de resistencia.
”
Estos movimientos se incrementarán, con la ayuda
de redes internacionales de activistas defensores de los
derechos indígenas, por bien organizados grupos
de derechos humanos y ambientales. Las tensiones se intensificarán
a lo largo del área que va de México al
Amazonas, en el noreste de India y en el Archipiélago
Indo-Malasio” .
Esto
es cierto y real, si tomamos en cuenta que los grandes
yacimientos de minerales, las tierras para el biocombustible,
agua para las hidroeléctricas, riqueza en la biodiversidad,
se encuentran ubicadas en territorios indígenas
y los dueños no están dispuestos a cederlos.
Ya lo previsto por la CIA se ve a lo largo de Abia Yala.
Los indígenas tzotsiles de México languidecen
en las prisiones chiapanecas por defender sus tierras
y su cultura; los fantasmas de los miles de mayas asesinados
en Guatemala; centenar de Mapuches presos que se abaten
en las cárceles de Chile por la ley antiterrorista
aplicada por Bachelet; los desplazamientos de los indígenas
con el recién acordado Proyecto Chávez-Lula-Kirchner
de un Mega-Gasoducto de 12.000 kilómetros que extiende
su destrucción desde Venezuela hasta la Argentina
, pasando por Brasil y Uruguay y que afecta de manera
irreversible la identidad y la vida de los pueblos y los
frágiles ecosistemas de la Guayana Venezolana y
la Cuenca Amazónica ; y los desplazamientos de
Naso y Ngobe Bugle por los embalses de Chanquinola en
Panamá.
Lo
que será en el futuro, de nuestros países,
Colombia es ejemplo: es un hecho que las zonas donde se
produce el mayor desplazamiento de los pueblos indígenas
en Colombia coinciden con aquellas que disponen de recursos
estratégicos atractivos para la inversión
extranjera: el Putumayo y en Caquetá, que disponen
de petróleo; en el Chocó, la región
con un mayor índice de biodiversidad del planeta,
donde se está arrasando la selva para cultivar
la palma africana para utilizar su aceite como combustible;
en Arauca y Casanare, con grandes reservas de petróleo;
en el sur de Bolívar, con las minas de oro; en
La Guajira , con las mayores minas de carbón del
país. Todas estas áreas poseen riquezas
naturales de gran valor para el mercado mundial, por lo
que no es extraño que se encuentren totalmente
militarizadas y que se produzca en ellas la mayoría
de las violaciones de los derechos humanos.
Por
eso, los territorios indígenas, están en
la mira de las grandes empresas transnacionales petroleras,
comunicaciones, eléctricas, bancas. Eso es, Petróleo+Fibra
óptica+interconexión eléctrica+dinero=
una ecuación perfecta para esquilmar a los pueblos
indígenas. El control de los recursos, para el
desarrollo de la economía del mercado, puede considerarse
como la principal causa del desencadenamiento de los conflictos
en América Latina y en el mundo como lo prevé
la CIA.
Para
crear condiciones adecuadas, para estas empresas, las
guerras son necesarias e importantes. Ya que en ellas,
ganan los países fabricantes y traficantes de armas;
las empresas actúan con libertinaje; prosperan
gobiernos corruptos, y los militares actúan con
impunidad. No se negocia en la mesa sino se “criminalizan”
los reclamos sociales, acusándolo de “terrorista”,
encarcelando y asesinándolos.
De
esta manera, la gran presión de la economía
neoliberal llevara en el futuro a pueblos indígenas
a masivas protestas en duración, intensidad y participación.
Los millones de empobrecidos por el modelo neoliberal
resisten como pueden y acumulan fuerzas. Como me dijo,
Nelegua, vidente kuna: “un día esas fuerzas en
Abia Yala explotaran como volcanes encendidos, coordinados
motivados por sus Chamanes, Nelegan junto con su Urrigan,
para construir una casa, en la que todos quepamos en igualdad,
equidad e identidad”.
Juan
Pérez Archibold
[email protected]
Cedula: 10-28-217
Sociólogo, Kuna-Panameño
07.11.2008
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