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DE OROYA – CERRO CHACCHAC- A LUNAHUAN�, CA�ETE

Por: Juan Carlos Buraschi Bazo

No hubo tiempo para muchos planes, los d�as libres se presentaron de repente y ten�a que decidir inmediatamente. No siempre un viaje apurado sale bien, pero en esta oportunidad, tal vez porque fuimos s�lo dos personas, Jos� Luis Coloma y yo, no tuvimos contratiempos y la experiencia fue alucinante.

Escogimos la ruta de Oroya a Lunahuan� porque la �poca, junio/julio, es la mejor para los viajes de sierra, aunque las noches son las m�s fr�as del a�o. El viaje nos deber�a ocupar los cuatro d�as con que cont�bamos andando a buen ritmo y sin tener complicaciones. Hac�a unos meses Jos� hab�a realizado la misma ruta con un grupo de 15 personas; fueron entre los meses de marzo y abril por lo que el clima que les toc� estuvo a�n lluvioso y el suelo demasiado mojado impidi�ndoles andar aprisa, lo que ocasion� que el primer d�a llegaran muy entrada la noche a un refugio aparente e incluso algunos debieron dormir en el camino, a la intemperie, a varios grados bajo cero.

Salimos de Lima el mi�rcoles por la noche y dormimos en el hotel El Inca, en Oroya, como para aclimatarnos. Continuamos viaje a las 7 a.m. luego de un desayuno que podr�a haber sido la �ltima cena por lo abundante y exquisito.

Nos tom� 2 horas y media llegar hasta el cerro Chacchac, a 4,800 m.s.n.m., e iniciar el pedaleo que durante la primera jornada estuvo combinado casi en un 50% con caminata; fue en realidad un ciclo-treking como le dice Jos� Luis. El terreno casi sin huellas, a veces muy suelto y empinado, sumado a la escasez de ox�geno, nos oblig� a andar muy despacio y a revisar el mapa y la br�jula un par de veces.

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Comprend� en toda su magnitud el significado de la palabra majestuoso cuando estuvimos a los pies del nevado Pariacaca; �ste ocupaba casi la totalidad de nuestro campo visual. Algunas veces he estado en la nieve y cerca de nevados imponentes, pero nunca frente a uno tan hermoso, cercano y fr�o como este monstruo que adem�s de grande es bell�simo pues tiene una figura piramidal muy especial que sobresale del cerro y se marca contra el cielo azul serrano como la espuma de una ola en el mar.

Nos tom� todo el d�a llegar hasta el caser�o de Tanta, muy cerca de la laguna Ticllacocha donde nace el r�o Ca�ete. La jornada del jueves, toda sobre los 4,500 metros de altitud, subiendo y bajando lomas y roquedales y atravesando riachuelos de aguas g�lidas, hicieron de ese primer d�a el m�s duro de todos los que haya recorrido en mi pedalera historia. La mochila pesaba unos 15 kg. pues llevaba todo lo necesario de comida, ropa, repuestos y dem�s para sobrevivir los siguientes tres d�as. Cada vez que se presentaba un obst�culo complicado era un martirio poner la bici sobre la mochila y subir pasito a paso, lentamente para que no se acabe el aire.

Es all� donde uno pone a prueba todo su entrenamiento y sobre todo su tenacidad y experiencia para dosificar la energ�a y no dejarse dominar por el soroche o por la preocupaci�n de que el d�a se acaba, el fr�o ataca y no se ve civilizaci�n en el horizonte, a lo m�s unas vicu�as salvajes, una que otra vizcacha y algunas aves puneras como las "huashuas" o "liclichs". El ver siempre el cielo inmaculado es una tranquilidad si uno teme lluvias o nevadas, pero en la noche entendimos que un cielo tan l�mpido es preludio de una noche de "helada", es decir, es un viento que baja del nevado congelando y quemando cultivos y cuanto encuentre a su paso, haciendo descender la temperatura mucho m�s de lo normal.

El mayor reto del primer tramo es definitivamente la altura. Uno piensa en los 5,000 metros y la nieve y se abriga como oso polar, pero al rato de andar bajo un sol directo e implacable, empieza a sudar como caballo. Detente, baja la bici de la espalda, baja la mochila, s�cate la ropa, gu�rdala y am�rrala donde puedas, respira, recupera el aire y vuelve al andar - andar. Al rato el aire helado te corta como bistur� y no sabes si te est�s congelando o te est� dando un soroche de pel�cula. Te detienes, descansas, miras el horizonte y ves los cerros y nevados que deber�s pasar para llegar a alg�n sitio menos inh�spito que �ste donde est�s parado. Las cumbres inalcanzables, las quebradas profundas y la huella que has de seguir por la ladera medio suelta y resbaladiza. Realmente un panorama que da dolor de est�mago, sobre todo si s�lo son dos personas en el medio de la nada. Pero qu� se le hace, es all� donde aflora eso que tenemos los monta�eros que nos jala a la aventura, al riesgo y a vencer metas dif�ciles.

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Cuando me suced�a esto de estar as� medio angustiado por no saber cu�nto faltaba o hasta d�nde aguantar�a el cuerpo, me pon�a a pensar en el momento en que ya estuviese de regreso en casa, cont�ndole a mi esposa e hijas lo fant�stico que fue el viaje y los lugares tan solitarios, deshabitados y fant�sticos que abundan en nuestro pa�s, mientras ellas me engreir�an como rey entre arrumacos y alg�n postre de receta casera, y de ese modo me distra�a de esa realidad tan asfixiante.

La compensaci�n a todo el sufrimiento est� en el paisaje y la pureza del aire que se respira. La luz es tan especial, tan di�fana que nos hace ver las cosas diferentes. Abundan las lagunas con aguas de tonos que van desde el azul marino hasta el turquesa caribe�o pasando por esmeraldas, a�iles y violetas, generados por los minerales disueltos.

Un paraje muy interesante es Escalerayoc: es una escalera construida por los Incas o preincas en una zona bastante agreste. Est� conformada por m�s de 1,000 pelda�os que de manera sinuosa unen 200 metros de desnivel. Algunos dicen que debe existir un "tapado" o alguna entrada a pasajes subterr�neos por la zona, ya que de otra manera no le encuentran explicaci�n a tama�a obra arquitect�nica.

Luego de un largo d�a y despu�s de cruzarnos con algunas manadas de llamas y ovejas, llegamos ya oscureciendo al caser�o de Tanta, un pueblito m�s cerca del cielo que de la tierra, a unos 4,300 m.s.n.m. Encontramos un hotel, "El Tante�ito", que por el equipamiento tal vez no merezca ni una estrella, a lo m�s un par de meteoritos, pero por la calidez de la familia que nos acogi� bien le podr�amos dar sus 5 estrellas. "En llegandito" nos asignaron dos camas y le pusieron a cada una como siete frazadas de alpaca confeccionadas por ellos mismos. En menos de cinco minutos nos quitamos la ropa medio mojada de sudor, nos pusimos todo el abrigo que port�bamos y nos metimos cada uno a su cama. Reci�n acostados se apareci� la se�ora Julia y nos ofreci� una sopa caliente de papa y verduras que nos la tuvo que traer a la cama, al igual que unas infusiones de Mu�a. Esta cena l�quida m�s las gruesas frazadas lograron amenguar en algo el fr�o que no nos dejaba en paz. Pude comprobar, bajo mis cobertores que est�bamos a –50 C, lo que nos hizo suponer que afuera de la vivienda deb�an andar alrededor de los diez o quince grados bajo cero. No volvimos a salir hasta el d�a siguiente en que el sol nos despert� con sus primeros rayos.

Luego de m�s de 10 horas de sue�o reparador y calent�ndonos con el sol de ma�anita mientras do�a Julia nos serv�a panes con queso, avena con leche y unas papitas sancochadas revisamos en el mapa lo recorrido y lo que deber�amos recorrer ese d�a. La distancia de hoy ser�a casi tres veces la de ayer. Seguir�amos por rutas de herradura hasta llegar al pueblo de Vilca, por donde pasa la carretera que une Ca�ete con las haciendas de la Sais Tupac Amaru entre Oroya y Huancayo.

Como dijo Jos� Luis, el d�a anterior hab�amos pagado tanto castigo que hoy los Apus nos deb�an premiar con un viaje espectacular y realmente fue as�. Tanto como fue el sufrimiento y el soroche del primer d�a fue el gozo y placer del segundo. Una hora despu�s de salir de Tanta e ir recorriendo los primeros metros del r�o Ca�ete que discurre muy lento, casi sin pendiente, ingresamos a una zona que se llama Tragadero, donde el r�o desaparece para seguir su curso por el subsuelo y volver a aparecer m�s adelante. Este jueguito lo hace varias veces hasta que el caudal es tanto que ya no lo puede ocultar en su totalidad, pero siempre se notan los cambios de volumen. Seg�n un vecino de la zona, se debe a que la piedra que conforma el fondo no es tal, es una especie de roca viva, tipo coral, que es permeable y deja pasar el agua a trav�s de ella. Pudimos verificar que aquellas piedras, cuando quedan fuera del agua, se vuelven deleznables y se hacen polvo. Estas mismas piedras son las causantes de un efecto muy especial que hace que en las cascadas el agua no rebote con furia sino que se desliza, y pareciera que efectivamente parte de ella atraviesa los obst�culos a su paso y no salpica. Esto, junto a un color turquesa que antes jam�s vi, le da un efecto de fantas�a; parecieran esas cascadas de dibujos animados de Walt Disney en que la belleza se exagera. La transparencia es tal que en los cientos de pozas que abundan a lo largo del r�o se puede observar perfectamente el fondo y en las m�s grandes, much�simas truchas y una vegetaci�n muy particular.

El caminito se va poniendo cada vez m�s entretenido conforme la pendiente se acent�a. La vegetaci�n que en un inicio fue s�lo Ichu empieza a adornarse con algunos arbustos muy arom�ticos y uno que otro arbolito valiente. Cada vez es m�s frecuente ver animales pastando y gente amable cerca de ellos. Es muy evidente la diferente personalidad entre los pobladores del campo y la ciudad; a ellos no les interesa la hora del d�a ni qu� har�n ma�ana, viven sus d�as uno por uno, integrados a su ambiente, en armon�a con el cerro y el r�o, a la velocidad que se mueven sus vacas, no m�s.

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Cerca a Vilca el r�o se va haciendo m�s respetable; igual se suceden laguna tras laguna y la vegetaci�n se convierte en peque�os bosques de eucaliptos y quinhuales. Despu�s de casi tres horas de bajar y bajar por las v�as del ganado y los pastores y con un sol esplendoroso, llegamos a un pueblito muy pintoresco con su plazuela bien serrana, donde a�n no hay suficiente apoyo al turismo. Lo que alguna vez fue un hotel muy simp�tico ha sido tomado por una empresa minera y ya no hay d�nde caer. De todos modos, gracias a los buenos oficios del chato Coloma, pudimos conseguir que un se�or nos abriera su bodega para almorzar unas galletas con at�n y dos litros de gaseosa, acompa�ados de harta fruta seca que llev�bamos nosotros. Antes de seguir viaje nos detuvimos en una laguna a la salida hacia Huancaya. Nos sentamos a observar una cascada de m�s de 40 m de ancho bajo un puente donde, al igual que en las partes altas, el color, el movimiento y el sonido hipnotizan. A partir de aqu� las lagunas est�n rodeadas de plantas altas tipo totora y las m�s grandes tienen como islitas de esa piedra rara sobre la que crecen plantas de regular tama�o. Las laderas de los cerros empiezan a cubrirse de andenes, eucaliptos, retamas y cultivos locales.

A partir de aqu� todo nuestro recorrido ser� por v�a carrozable, lo que si bien le quita un poco de entretenimiento, permite observar mejor el paisaje, avanzar m�s r�pido y es menos cansador. Adem�s, d�a y medio de single track es m�s que suficiente para un viaje apurado y con tanto peso.

El camino es fuerte, llevamos varias horas sobre la cabalgadura, la altitud ha bajado hasta 3,800 m pero se nos viene un repecho (una cuesta) como de hora y media �Qui�n ha hecho estas quebradas tan complicadas? Si el r�o baja, � por qu� subimos? Con un ayer sobre los 5,000 m ahora nos sent�amos como en la costa; la subida se hizo f�cil y agradable.

Por fin agarramos bajada y no paramos hasta llegar a un lago donde han hecho un criadero de truchas. Una belleza. Tomamos un par de fotos y seguimos; ya queremos llegar.

A media tarde pasamos frente a un pastizal muy grande y arbolado, frente a la escuela local donde suelen acampar los turistas. El r�o pasa al pie, muy despacio, y permite ba�arse en las pozas que forma. Un par de Kms. m�s abajo est� el pueblo de Huancaya. Este s� es un se�or pueblo, con mucha mejor visi�n para el turismo y donde nos acogieron de maravilla. La casa donde nos hospedamos, con un patio interior muy simp�tico, tiene varias habitaciones y una ducha con agua caliente! La comida es de primera y la atenci�n como siempre, muy buena. La due�a se llama Roxana Salazar y el hotel se llama Tradici�n. Para hacer reservaciones hay que llamar a un tel�fono en Huancayo y v�a radio de onda corta le hacen la comunicaci�n; parece complicado pero es muy sencillo.

Nos cont� Roxana que las aguas del r�o Ca�ete son tan bellas como traicioneras, que justamente por ese raro efecto de las rocas permeables, se crean corrientes submarinas que cogen a los descuidados ba�istas y si no son h�biles nadadores pueden perecer ahogados. Lo extra�o es que un par de personas que andaban pescando en un bote se voltearon y se ahogaron en una laguna cercana y sus cuerpos jam�s fueron hallados a pesar de que vinieron buzos de la marina a efectuar la b�squeda. Dicen que nunca pudieron llegar al fondo, que bajaron m�s de 100 m y a pesar de que la visibilidad segu�a siendo muy buena no hubo ning�n indicio de fondo cercano. Igual la gente se ba�a en cuanta poza hay pues el fuerte sol y el agua tan atractiva se convierten en una tentaci�n irresistible.

Image6.jpg (62805 bytes)   Otras actividades que se pueden realizar en Huancaya, adem�s de la pesca y el ciclismo, son el canotaje, los paseos a caballo a las estancias ganaderas que se encuentran en lo alto y donde fabrican queso fresco y otros productos l�cteos t�picos; tambi�n se puede practicar la escalada en roca pues en las laderas del valle existen unas paredes monstruosas perfectamente aptas para ese deporte. Huancaya podr�a convertirse en unos a�os en una segunda Huaraz como sede para deportes de aventura y alta monta�a. La comunidad tiene entre sus planes construir un gran "albergue para eco-turistas", pero a�n no consiguen los fondos necesarios. No desean que se realice v�a empresas privadas for�neas; saben lo que tienen y lo cuidan celosamente. Ojal� les resulte.

Esa noche, entre el "lonche" y la cena, acompa�ados de un mate de hierbas locales, observando las hojas de ruta vimos que nos quedaban dos d�as y much�simos kil�metros hasta la meta. Deber�amos decidir d�nde dormir la noche del s�bado a fin de llegar el domingo a medio d�a a Lunahuan� y de all� poder embarcarnos en algo hasta Lima. Decidimos salir temprano para avanzar hasta donde el cuerpo y el tiempo nos permitieran sin forzar mucho la marcha, pero tampoco como t�as por el parque (con el perd�n de las "t�as").

Como la noche estaba abrigada salimos a dar una vuelta y conocer a la gente. All� nos enteramos de lo del albergue y sus ambiciosos planes futuristas. Da gusto encontrar gente emprendedora en lugares tan alejados, sobre todo en empresas no tradicionales como son el turismo y los servicios que demanda.

A las 8 a.m. abandonamos Huancaya, llenos de notas de lugares y tel�fonos para recomendar a los amigos cuando quieran conocer el para�so. Subimos hasta Vitis suavemente como bajando el desayuno y despu�s arrancamos una bajada r�pida, interminable y bell�sima. La quebrada quiere ensancharse pero en general es alta y estrecha. Los eucaliptos abundan y son de gran tama�o, el r�o ruge en una ca�da m�s violenta y el sol radiante a veces nos llega por sobre las siluetas de la puna contra el cielo y entre las ramas de los eucaliptos. En cada espacio aparente hay una casita con su chacrita al lado y si el r�o lo permite, un peque�o criadero de truchas. Pasamos por la quebrada del r�o Allis, una bifurcaci�n donde la carretera se separa para dirigirse a Huancayo o a Yauyos. Seguimos bajando hacia Yauyos. Cada vez los caser�os y pueblitos eran m�s frecuentes. Nos detuvimos un par de veces para desvestirnos ya que el aire es cada vez m�s c�lido y el clima se va templando. La pendiente que originalmente fue pronunciada se ha vuelto bastante tendida y nos hace pensar que ser�a mucho menos dif�cil para veh�culos de carga acceder a la sierra central por esta v�a que por la carretera central. Lamentablemente los intereses de las grandes empresas mineras chocan con los intereses de los menos influyentes y la balanza se inclina para el lado equivocado. En fin, ve�mosle el lado bueno: todo un valle en estado natural, libre de contaminaci�n, escasamente habitado y con grandes posibilidades para ejecutar un desarrollo planificado de agricultura intensiva, a un paso de Lima.

Nos hubiese gustado entrar a conocer otros pueblos del barrio como Miraflores, Laraos o Tupe, de los cuales recibimos excelentes referencias de sus atractivos tur�sticos por lo natural, lo pintoresco y lo especial de su gente y sus paisajes, pero quedar� para un viaje futuro con m�s tiempo y m�s compa��a.

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La parrilla que le puse a mi bici est� a punto de colapsar; la hemos ajustado y reforzado hasta el l�mite, pero el camino y la velocidad la est�n haciendo arar. Estos son los detalles a los que hay que prestarle atenci�n antes de salir. Un problema aparentemente sencillo se puede convertir en un suplicio chino y lo que es peor, nos puede hacer perder mucho tiempo en reparaciones que luego nos impiden llegar a tiempo a las metas trazadas. Afortunadamente nada pas� y lleg� casi completa hasta el final.

Batiendo todos los r�cords de velocidad, pasamos las localidades se�aladas en el mapa una tras otra en mucho menos tiempo del calculado. Paramos en Cotahuasi a almorzar. Al principio pensamos que llegar�amos aqu� a dormir pero aparentemente todav�a podr�amos seguir avanzando unas tres horas m�s. Nos endilgamos un combinado de antolog�a. Con su palabreo gracios�n el chato enamor� a la se�ora del local, quien nos prepar� un seco de res con pallares y ensalada de verduras digno del mejor restaurant de Lima, aunque por la cantidad podr�a haber sido digno de rancho del cuartel antes de la incursi�n a Tihuinza. A los pocos minutos de haber dejado Cotahuasi tuvimos que parar en una ramada a echarnos una siestecita que nos cay� de maravillas. Cuando reiniciamos la marcha est�bamos lo suficientemente descansados como para tentar llegar hasta Lunahuan� y as� lo hicimos.

Hac�a mucho tiempo que no transitaba por esos lugares y me impresion� cu�nto ha crecido el turismo. Es agradable ver tanta gente alegre despu�s de dos d�as de soledad. Durante siete kilometros de pista asfaltada pasamos al lado de locales para alojarse o para pachanguearse. Bodegas de vinos y piscos a discreci�n. Algunos ofrecen tours de ciclismo de monta�a, otros canotaje, competencias de palestra y hasta parapente. Nosotros nos seguimos hasta San Ger�nimo, donde hace muchos a�os dej� viejos amigos cano�stas, de esos que usaban botes con piso en los que ten�amos que llevar balde para ir desaguando conforme nos entraba el r�o. Aqu� tambi�n existe una bodega famosa de piscos y vinos de calidad, bastante menos ostentosa que las que pasamos y que incluso tiene un �rea de habitaciones para hu�spedes y una cocina de comida exquisita. Realmente el lugar ideal para nosotros, que no nos quedaba mucha energ�a para dormir en un sitio y salir a comer a otro lugar. Nos invitaron un pisquito de u�a de gato con miel, dizque para recobrar la energ�a; nos arrimamos otros m�s para reforzar otras �reas d�biles del organismo y dormimos cien horas.

La ma�ana del domingo no fue como las anteriores. Nos recibi� un cielo encapotado tipo Lima, h�medo pero no tan fr�o como los serranos. Al lado de la bodega vive Jos� "Witi" Bello, eximio cayakista y cultor del canotaje desde hace muchos a�os. Uno de los pocos que quedan que ofrecen total garant�a de sana diversi�n, suficiente adrenalina y sobre todo seguridad. Suficiente de publicidad.

A media ma�ana sali� el sol y entraron los mosquitos. Pareciera que les dieron la largada porque de buenas a primeras nos atacaron con furia. Si no te das un ba�o de repelente te llenas de ronchas en un santiam�n.

Nos dedicamos a ordenar todo el equipaje, hacer unos arreglos a las bicis y casi nos convencimos de seguir pedaleando hasta Lima, pero justo se apareci� Witi quien nos ofreci� llevarnos en la tolva de su pick-up hasta Lima as� que aceptamos la oferta y llegamos a Miraflores a las dos de la tarde del domingo.

Lindo viaje. Ning�n contratiempo, ning�n pinchazo ni nada que nos detuviera. Pero de todos modos vale la pena a�adir que no es lo mejor viajar de a dos. Por lo menos deben ser tres personas experimentadas y si no cuentan con apoyo vehicular, deber�n llevar todos los repuestos suficientes para no quedarse botados en la ruta. En las que recorrimos durante los dos primeros d�as no existe camino de autos ni es v�a muy frecuentada por pastores o andinistas, por lo que un accidente puede ser muy peligroso. Deben llevar medicinas para primeros auxilios, como esparadrapo, gasa, alcohol, vendas, antibi�ticos de amplio expectro, pinza para sacar incrustaciones de la carne, analg�sicos, antimareo-soroche (recomendaci�n: Diamox) algo para el dolor de cabeza que genera el esfuerzo supremo y la falta de ox�geno. Todo el abrigo que lleven ser� poco si se planean dormir sobre los 4,000 m.s.n.m., pero deber� ser liviano sino terminar�n dej�ndolo botado en alg�n lugar de la puna.

Es muy importante llevar hojas de ruta y br�jula y sobre todo saber leer las curvas de nivel; las cotas las solemos pasar por alto y no nos damos cuenta de que lo que en el mapa son 2 � 3 Km en la realidad son subidas o bajadas de mucho mayor distancia. Ahora ya se puede portar hasta GPS que es bastante m�s preciso, pero suficiente con lo anterior si no se cuenta con veh�culo de apoyo.

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A continuaci�n un cuadro-resumen de tiempos y distancias para los que deseen planificar un viaje. Los tiempos incluyen paradas regulares de 5 a 10 minutos para descansar o tomar fotos cada hora u hora y media de pedaleo. Y cada 2 � 3 horas una parada de 20 minutos a comer y descansar bien. El tiempo que nos quedamos en algunos de los pueblos donde almorzamos no est� considerado. Para excursiones con mayor n�mero de personas ser�a mejor considerar un 30% a 50% m�s de tiempo de acuerdo a lo contemplativo o veloz que deseen hacer el paseo.

Desde

Hasta

Altitud

Tiempo

Distancia

Observaciones

Lima

Oroya

3,700 msnm

3:00 horas

180 Kms.

Camioneta 4 x 4

Oroya

Desv.Pachacayo

3,600 msnm

50 min.

40 Kms.

Camioneta 4 x 4

Desv. Pachacayo

Cerro Chacchac

4,800 msnm

1:40 horas

52 Kms.

Camioneta 4 x 4

Cerro Chacchac

Tanta

4,300 msnm.

8:00 horas

21 Kms.

Bicicleta y a pie – sin huella

Tanta

Vilca

3,800 msnm

4:00 horas

30 Kms.

Bicicleta – single track

Vilca

Huancaya

3,550 msnm

2:30 horas

20 Kms.

Bicicleta – afirmado

Huancaya

Magdalena

2,500 msnm

2:30 horas

50 Kms.

Bicicleta - afirmado

Magdalena

Cotahuasi

1,200 msnm

3:00 horas

50 Kms.

Bicicleta - afirmado

Cotahuasi

Lunahuan�

450 msnm

3:00 horas

40 Kms.

Bicicleta - afirmado

Lunahuan�

San Ger�nimo

400 msnm

20 min.

7 Kms.

Bicicleta - asfaltado

San Ger�nimo

Lima

2:30 horas

200 Kms.

Camioneta 4 x 4

Como siempre, si est�n interesados en datos m�s precisos pueden escribir a [email protected]

 

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