QUE
SIGA BUSCANDO
Estoy
tullida,
paralítica,
de
todas las veces
que alguien dijo amarme
sin conocerme
y me
descubrieron
tal como era,
no como añoraban
y me
cagaron a palos
de la cintura hacia abajo
para
que no ande,
para
que no ande buscándote
en la tierra
“Que
te busque en el cielo",
se mofan,
que
te siga buscando y no te encuentre,
me conjuran.
Yo
creo que me odian
porque alguna vez me amaron.
Me
amaron a tientas,
sin verme,
como
aman los muertos vivientes.
II
No
fui diferente,
amando mis equívocos.
No
hubo diferencia cuando
descorrieron de los espejos las sábanas,
ansiosos de hallarme en su reflejo,
mas
no éramos los unos en los otros
y se
catapultó la ira,
se desenvainó el dolor del autoengaño,
la frustración hirvió en medio del paraíso,
llegó
la desolación
envuelta en su túnica de pánico,
rogando por el olvido.
Hay que auto
consolarse,
auto persuadirse,
auto profetizarse.
La
mente, que cante
como una sirena revolucionaria
sus teorías de autosuperación.
La
gran mayoría sentenciaremos
"Sobreviviré."
y nos levantaremos con la rutina a cuestas,
llorando dagas por dentro
con un día nuboso y otro soleado.
Seguiremos
buscándonos Mesías del amor.
Mas
no sin antes insultarnos,
retorciendo y enterrándonos los dedos en el alma.
Yo sé
que no has sido tú, Amor,
quien ha yacido conmigo.
Por
eso, desde mi parálisis te escribo
que aún te anhelo.
Quizás
en la próxima contienda
me toque perder los brazos
y tenga que escribirte con los dientes.
Tal
vez prefiera no verte y muera ciega.
O
viva creyendo en ti
aunque no te tenga,
y después al tenerte, muera.
Pero
persisto
con
mis ansias desnutridas
en
este universo de dolor.
Yo lo
sé. Tú, ellos y yo.
Gocemos,
suframos, continuemos...
La
vida, es un ecosistema de pasión.
(Sabeli)