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Esta historia está basada en el N° 31, "La Pata de Mono",
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¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo!... |
La verdad en el pavoroso caso de... |
Una historia que les permitirá dormir muy tranquilos esta noche.¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA! |
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Nuestra historia tiene su origen en una hacienda en las afueras de Guanajuato, México. |
José, el patrón, se sentía cansado, viejo. |
Sus empleados sospechaban que tenía muchos problemas... |
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Sin embargo, era galante con su esposa Susana: "¿Cómo esté la reina de la casa?". "Igual que siempre" respondió ella. |
Llegó otra carta de embargo: "Si no pasa a pagarla en treinta días mandaremos su cuenta al Departamento Legal". |
Ambos se sentían apesadumbrados. No podrían seguir pagando los estudios de su hijo Alejandro. |
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Alejandro debía componer su camioneta, que tenía mal los ejes, y la utilizaba para trabajar. |
Sin darse cuenta, el vehículo se desplomó sobre su cuerpo. |
¡Un accidente vino a aumentar la desgracia de la pobre familia! ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA! |
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Alejandro estuvo en cama varias semanas sin poder trabajar. |
Los problemas aumentaron, y aunque le dieran un plazo mayor José no podría resolver su situación. |
El último plazo estaba ya cerca. Estaba condenado a perder lo que con tantos esfuerzos había tratado de levantar... |
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"¿Cómo anda todo?", le pregunta uno de sus empleados. Pero no necesita respuesta, porque comprende su situación. |
Le preguntó si creía en milagros y le recomendó visitar a un brujo que podría remediar su terrible sufrimiento. |
El pobre no imaginaba lo que le esperaba... |
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Finalmente se decidió a acudir al brujo. |
José le contó su desgracia y el brujo le contestó que no se preocupara porque todo tenía solución. Sin embargo, le hizo la siguiente pregunta: |
"¿Estás dispuesto a pagar el precio?". |
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José no comprendió la pregunta y le contestó que estaba dispuesto a conseguir el dinero de donde fuera para pagarle. |
El brujo le explicó que le entregaría un talismán de tres puntas y que podría pedir un deseo a cada una de ellas, pero que tuviera cuidado, porque el amuleto se cobraba por conceder cada deseo y el precio del tercero era la muerte |
José se mostró decidido a pagar el precio y recibió el macabro objeto. ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA! |
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Al llegar a su casa guardó el amuleto en un cajón y se santiguó... |
Al cabo de unos días su hijo ya estaba recuperado, por lo que podía volver a trabajar. |
"¡Que Dios te acompañe!", le dijo su madre, a lo que él contestó que no se preocuparan porque todo iba a salir bien. |
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Sin embargo, un terrible designo se cernía sobre la anciana pareja: "... y no pudiéndole dar ningún plazo más, le manifestamos que en el término de tres días procederemos a hacer efectiva la hipoteca". |
Entonces, sin que su mujer lo supiera tomó el amuleto. |
Le ordenó: "Pase lo que pase no quiero que te muevas de aquí". |
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Se dirigió hacia un lugar apartado y comenzó el siniestro conjuro: "¡Por el poder que Satanás te ha dado, yo te invoco!" |
"¡Necesito $ 725.000 para pagar mi hipoteca!". |
El primer deseo ya estaba solicitado, y al macabro amuleto le faltaba uno de sus dientes... |
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Poco tiempo después, mientras cenaban, golpearon a la puerta. Abrieron y esperaron cortésmente a que el desconocido les dijera el objeto de su visita... |
"Vengo de parte de la compañía donde trabaja su hijo. Hace dos días sufrió un tremendo accidente. Recibió toda clase de ayuda médica pero por la noche murió"... |
"La compañía me encargó que les expresara sus condolencias, y en consideración a los servicios prestados les remiten el dinero del seguro, que son $725.000". |
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Bruscamente, José comprendió el sentido siniestro de las palabras. Retuvo la respiración. Hubo un largo silencio... |
Tomó las manos de su mujer, como en sus tiempos de enamorados. No derramaron ni una lágrima. "Dios nos lo dio y Dios nos lo quitó", dijo Susana. |
José tuvo que confesarle a su mujer la verdad respecto al talismán maldito. Pero... todavía faltaban dos deseos... ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA! |
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"Falté a mis deberes de buen cristiano. ¡Invoqué a Satanás! Y Dios me castigó". |
"¡Pídele al talismán que devuelva la vida a nuestro hijo!". "No tienes miedo del castigo de Dios?", le preguntó José. "¡No me importa!", contestó ella, y entró a la casa. |
Por un momento él quedó desconcertado. Luego, recobró la calma y repitió el siniestro conjuro: "¡Por el poder que Satanás te ha dado, quiero ver vivo a mi hijo!" |
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Casi de inmediato vio que se acercaba la camioneta, a pesar de que el cementerio quedaba lejos de la hacienda. |
Ante el pobre hombre se presentó su hijo, o lo que quedaba de él... "¿Me mandaste llamar, padre?". |
"¡Tu madre no puede verte así, convertido en un monstruo!", alcanzó a balbucar el hombre. ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA! |
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Un viento helado sopló en ese momento, mientras la figura del fantasma de diluía. José lanzó un desconsolador gemido y cayó en tierra. |
Susana corrió hacia él. "¡José!... ¡José!", gritaba... Al verlo tirado perdió completamente la razón. |
José, ya sin vida, apretaba entre sus manos el talismán ya sin dientes... El tercer designio se había cumplido... |
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Y así, por perder la fe en Dios, toda la familia sufrió un terrible castigo. |
¿Verdad que ha sido una historia reconfortante y placentera? |
¡Que tengan felices sueños! ¡JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA, JA! |