30 de diciembre de 1970
En la vieja capilla suenan las doce campanadas de la medianoche... �Es la hora de la cita con el Monje Loco! �Nadie sabe!... �Nadie supo! La verdad en el espantoso caso de... "EL AMANTE DE LA CUCHILLA".

El Sr. de Clermont, hombre de honor y convicciones, vive una existencia atroz. Una pugna entre el esp�ritu y la conciencia. Un Jekill y Hyde encerrados en un cuerpo que odia y acepta, pero que se niega a un cambio radical que lo libere de su actual situaci�n. Vive solo con una sirvienta que acepta a rega�adientes el trato displicente y feroz del amo. Conociendo sus actividades, le comprende. Sabe que es Monsieur de Paris, el Verdugo. Hombre que ha guillotinado la cabeza de miles de infelices, culpables e inocentes, pero que legalmente est� libre de cualquier acusaci�n de asesinato. Por su parte, �ste ama su profesi�n de la cual ha vivido por m�s de cuarenta a�os y no cuestiona si la ley ha sido justa o injusta. Solo la cumple. Clermont est� enfermo. Su mal es natural, la vejez, la cercan�a de la muerte, pero en apariencia �l es omnipotente. Se le ha ordenado un nuevo trabajo pero esta vez es diferente. Una horrible pesadilla le atormenta. Un fantasma le acosa induci�ndolo a no cumplir su misi�n bajo amenaza de muerte. El esp�ritu fuerte y decidido del verdugo no est� dispuesto a dejarse avasallar, pero la humanidad es d�bil y teme de un momento a otro cambiar de pensamiento. Por otra parte, sus superiores conf�an en �l y esta confianza reaviva su tambaleante seguridad, renov�ndole con nuevas energ�as. El trayecto desde su domicilio al lugar en que se practicar� la ejecuci�n es solo de un viaje en el metro, pero el tramo a recorrer se le figura interminable. El miedo le invade, siente que la muerte se aproxima y de ser as� el acusado quedar� absuelto de toda culpa. La ley lo dice: "...si el verdugo falleciera en cualquier circunstancia justo antes de cumplir su cometido, el acusado ser� absuelto de toda culpa...". Pero no, �l no fallar� en sus obligaciones. Su honor no quedar� mansillado. Estar� a salvo.

Resulta interesante y curiosa la lejan�a que mantiene el Monje Loco con los protagonistas. Lejos de tomar partido por una u otra causa, se limita a exponer hechos que reci�n se dilucidan en la �ltima vi�eta. Herm�tica, pero eficaz.

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