La carátula es gentileza de nuestro amigo Marcelo

16 de setiembre de 1970

La campana de la capilla negra da la medianoche. El señor del terror ha llegado... Su carcajada resuena entre las tenebrosas ruinas. A su voz huyen espantados los hijos de la noche. ¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo! La verdad en el espantoso caso de... "GRITOS DE AGONÍA".

Este incidente ocurrió en los pantanos de La Florida. Javier Burke y su esposa Clara están siendo acosados aparentemente por una presencia fantasmal. Algo que se arrastra en las ciénagas les llama con un rugido agónico acompañado de un silencio ominoso que da al ambiente un tinte sobrenatural. La pareja se estremece de terror pues sabe muy bien de qué se trata. El hombre, rifle en mano, se acerca a la puerta de la cabaña y dispara. Presiente que hay algo malsano en el aire y recuerda… Recuerda ese día en que un viajero extraviado y hambriento llegó a los pantanos; recuerda el rifle poderoso que traía y la ambición que hizo presa en él, y recuerda el crimen, costo que debió pagar para arrebatárselo. Deshacerse del cuerpo fue lo de menos; el pantano hizo su trabajo.

Pero el hombre ha vuelto. No se trata de un asunto de conciencia o sentimiento culposo. Lo que está fuera se ve. Es como una sombra nebulosa que se mueve a cierta distancia y que al llegar a un punto determinado ni avanza ni retrocede. Es como una súplica acusadora que acosa y desarma. No hay escape para este suplicio y Clara, en un momento de irreflexión, sale en su busca para pedir un perdón imposible, pues la dispensa está negada para ellos. Comprenden que solo les resta morir, pero no de una manera sangrienta o aparatosa sino de desesperación invasiva.

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