2 de setiembre de 1970
La hora del terror ha llegado. ¡Son las doce de la noche! De las sombras de una fosa abierta surge la siniestra figura del Monje Loco. ¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo! La verdad en el caso de... "UNA TORTURA SIN FIN".

Esta narración desarrollada por el Monje Loco resulta particularmente extraña. Aunque se plantea en un espacio abierto, tiene un marcado tinte claustrofóbico. Sucede en las islas que pueblan el mar de coral. Desesperado y con una angustia indecible, un hombre corre a través de una plantación de copra. Un miedo inconsistente se ha apoderado de su alma y ha desechado todas sus pertenencias con el propósito de liberarse de la amenaza que lo acosa. Llega a la rivera del río y salta a un bote que se encuentra atado a la orilla. Una vez desamarrado se deja llevar por la corriente. El calor es intenso, quema como una llama y el aire es imperceptible. La pequeña embarcación avanza con una lentitud desesperante. Gerardo Bobet trata de recordar los motivos que le han llevado a esa situación, pero sus nervios le impiden razonar y se siente atrapado en una amnesia atroz. Siente voces lejanas que se acercan furiosamente. Su eco es siniestro. Risas burlonas y espectrales copan el ambiente. Luego, silencio. El bote sigue moviéndose a trazos exasperantes. A veces parece que se detiene, para luego recuperar el curso. El sol empieza a quemar y llega la sed. Es una sensación espantosa de vacío y sequedad. No hay horizonte, solo agua. De pronto, surge la idea de que el líquido es bebestible, pero el infame sabor salobre solo lleva al vómito. El estómago parece retorcerse y el hambre acompaña a la sed, al dolor y a la desesperanza. El tiempo corre y la tortura continúa. Es como un círculo vicioso. La locura está a la mano. Cuando todo se veía perdido una luz de esperanza se dibuja a unos centenares de metros. Un barco se acerca a poca velocidad. Parece un milagro, pero la potente embarcación se dibuja cada vez más claramente y cercana. Acercando peligrosamente el bote, Gerardo Bobet, con los últimos vestigios de fuerza logra abordar el barco, solo para descubrir una realidad aun más espantosa. Particularmente fascinante.

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