La carátula es gentileza de nuestro amigo mexicano Horacio Villamil

26 de agosto de 1970
En la capilla negra suenan las campanadas de la medianoche. Las ruinas se estremecen con la carcajada del Monje Loco. ¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo! La verdad en el caso de... "EL ATAÚD ABIERTO". Es una historia llena de horror que les ayudará a conciliar el dulce sueño de esta noche.

Esta historia magníficamente desarrollada por el Monje Loco tiene cierta semejanza con el cuento “La Casa de Usher” de Edgar Allan Poe y se adentra en la idea del enterramiento prematuro, pero las variantes introducidas hacen de ésta una narración originalmente eficaz y espeluznante. Carlos Right viaja de urgencia al pueblo de Libster, Escocia. Ha recibido una nota del padre de su novia, Zacarías Noble, en la cual se le explica que un extraño e invasivo mal se ha apoderado de ella. El profundo cariño que el hombre siente por la joven Alma hace que su mente divague tratando de encontrar los motivos que causaron dicha enfermedad. Sabe que su salud siempre ha sido excelente y que no hay razones para que su estado haya variado tan radicalmente. El trayecto se le hace interminable. Al cruzar un viejo cementerio se topa casi de frente con la casa de los Noble. Estaciona el vehículo a un costado y nerviosamente llama a la puerta. Es recibido con angustia infinita por Zacarías, quien lo pone al tanto de la situación. El Dr. Juan Word, Médico de cabecera, explica que el mal parece ser indefinible. No hay lesión física, pero una depresión severa parece haberse apoderado de su espíritu, la que ha ido en aumento al pasar de los días. La presencia de Carlos parece haber influido favorablemente en el ánimo de Alma, pero pasada esa primera impresión su estado vuelve a decaer. Right observa que la pieza en que descansa la joven tiene vista directa a un mausoleo que, se entera, pertenece a la familia Noble, lo que a su juicio puede influir en su estado. Lo conversa, pero ella se niega a abandonar el sitio. Lamentablemente, y de forma incomprensible, días después Alma fallece. El golpe fue devastador. El joven enamorado cree enloquecer de dolor y se pierde en una fiebre demencial que lo sume en una semiinconsciencia, impedido de poder razonar y desplazarse. La joven es depositada en el mausoleo y Carlos, en un momento de lucidez, solicita ocupar durante su estadía la pieza que ella ocupaba. Esa noche la furia de los elementos se desata y comienza una lluvia persistente, acompañada de rayos y truenos. De pronto un apagado grito se hace sentir. Al parecer viene directamente del pequeño edificio mortuorio, lo que significaría que se ha tratado de un funeral apresurado…

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