La carátula es gentileza de nuestro amigo Marcelo
El efecto de la muerte de su esposa fue devastador para Teófilo Groves. Su amigo Emilio Hankey, conociendo la devoción que tiene éste por el arte, decide hacerle una visita para tratar de sacarlo de su estado y le invita a la casa de Lord Reinaldo Bloor, quien asegura tener una pintura de Rafael Sanzio, en apariencia descatalogada. Ambos amigos llegan a la casa del mencionado aristocrático y se asombran ante el descubrimiento de tan bella obra.
Groves sufre una tremenda impresión al observar que la mujer que adorna la pintura es como una copia fiel de su esposa fallecida, y en un impulso incontrolable miente y descalifica la autenticidad de la misma y desestima el valor artístico que posee. Bloor, decepcionado, cree en sus palabras pero igual decide conservarla.
La obsesión hace presa en el joven y días después, en un acto incontrolable por obtenerla, decide robar la pintura. Es descubierto en el intento y llega al homicidio para lograr su propósito. Lord Bloor está muerto y él tiene sus manos manchadas de sangre. Aterrado, huye con el objeto de su crimen y se refugia en su domicilio, no sin antes ubicar la pintura en un lugar seguro donde solo él podrá disfrutarla. Desde allí en adelante la locura hará presa de él.