28 de agosto de 1968
Suenan solemnes, imponentes, las campanadas de las doce de la noche. Recordando la frase egipcia, diremos: "Yace la tierra en silencio, y reposa el creador en el horizonte". De pronto... surge la espantosa carcajada del Monje Loco. ¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo! La verdad en el terrible caso de... "PÁNICO A BORDO".

En un pueblo de pescadores, ubicado en un apartado lugar de la costa española, sucede un hecho que causa gran conmoción entre sus habitantes. Un barco expedicionario surge a la deriva y vara en la playa silenciosamente. Los lugareños, atónitos y desconfiados, sienten temor, pero vencido éste abordan la nave y encuentran en el sótano los cadáveres de ocho personas, siete hombres y una mujer. No hay testigos vivos, no hay pruebas. El misterio nunca se logró dilucidar.

En el repertorio del Monje Loco esta narración resulta atípica por la temática y desarrollo, pero es altamente eficaz en su evolución. Conociendo lo ocurrido, nuestro querido personaje nos pone al tanto de cómo sucedieron los hechos.

El Arqueólogo alemán Hugo Wate, más su hija, el prometido de ésta, un médico y varios accionistas realizan una excursión a las Ruinas de Sakara. El objetivo es hallar unas momias para exhibirlas en un museo, lo cual les reportará ganancias que servirán para costear los gastos del viaje en cuestión. Efectivamente, la tarea se cumple a cabalidad. Hallan tres momias, entre ella la de un Faraón, y saneada la parte legal regresan con tan preciada carga. Sin embargo, hay situaciones que empiezan a oscurecer el temprano triunfo. El matrimonio Monti, accionistas del mencionado grupo expedicionario, teme una maldición que recaerá en quienes profanen el descanso de un faraón, y esta superstición alcanza a la tripulación, gente sencilla y temerosa de las tradiciones. Gromiko, un ruso, activo participante, cae presa de una fiebre atroz y en forma delirante detalla que ha sido tocado por una de las momias. Sistemáticamente, otros van cayendo y la muerte llega. Es coincidente que cada una de las víctimas, antes de fallecer, asegura que la maldición egipcia se ha adueñado de la embarcación. Parece cuestión de tiempo que el deceso de todos y cada uno de los participantes se haga efectivo. Por otra parte Kalter y su novia Janet están seguros de que tras estos mortales sucesos hay una conspiración.

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