7 de agosto de 1968
¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo! La verdad en el horrible, en el espantoso caso de... "UN HAMBRIENTO EN LA MORGUE". ¡La hora macabra! Las doce de la noche... En la vieja capilla se escucha la voz cavernosa del Monje Loco. Su desequilibrado cerebro se llena de macabras figuras que él convierte en una nueva historia.
(Adaptación de un cuento de Alfredo Cardona Peña).

Necrofagia se define como 𨯗nsia por devorar carne humana�. De este infame deleite se vale nuestro Monje Loco para hacernos sentir un morboso estremecimiento basándose en un cuento de Alfredo Cardona Peña.

Filiberto, un enfermo víctima de un grave tumor cerebral que le aqueja, est� a punto de ser operado por dos cirujanos de gran capacidad y experiencia. Por motivos desconocidos algo falla en la intervención y, pese a los desesperados esfuerzos de los médicos por estabilizarlo, su corazón deja de latir y sobreviene la muerte. Lo que no saben los facultativos es que el hombre sufre de catalepsia y Filiberto se halla prisionero de una no-muerte que ni siquiera él mismo ha advertido. Se ve trasladado de la sala de operaciones a otra dependencia que deduce posteriormente como la morgue. Dos enfermeros trasladan el cuerpo en una camilla, incapaces de escuchar los gritos silenciosos del infeliz. Comprendiendo a medias su situación opta por guardar silencio y esperar, enterándose por boca de los auxiliares que efectivamente ser� depositado en la sala mortuoria del edificio en compañía de otros cadáveres donde quizás se le vaya a efectuar una autopsia. Su terror se transforma en espanto al notar que el mandato de su cerebro no es obedecido por los miembros de su cuerpo y que su inmovilidad es total. Como corolario se entera de que un ente perverso infrahumano se ha colado varias veces en el lugar en que se halla y se le responsabiliza de extraer o devorar los ojos de los cadáveres que llegan en tránsito al lugar. Idos los enfermeros, el hombre queda solo en compañía de los muertos. La locura quiere hacer presa de su cerebro de solo pensar en su destino, y una vez más calmado advierte que la habitación cobra una horrible vida personificada en una respiración alejada de toda humanidad y semejante a la de un animal hambriento.

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