24 de abril de 1968
Año 1929, en el tiempo de la Ley Seca. No parece un lugar muy indicado para desarrollar una historia de horror, pero el Monje Loco se las ingenia para demostrarnos lo contrario.
Salvatore, un gangster en ascenso, es traicionado por sus colaboradores y encerrado en la cárcel, donde posteriormente es ajusticiado en la silla eléctrica. Poco antes de morir recibe una visita inesperada y la posibilidad de vengarse después de la muerte de quienes lo traicionaron. En su desesperación acepta el trato sin medir las consecuencias que ello conlleva. Esto podría definirse como un caso que legitimiza la premisa de que "el fin justifica los medios".
Hay tumbas olvidadas muy lejos del lugar de la capilla donde una vez a la semana, por la noche, tenemos cita con un personaje fantástico... Tumbas de asesinos que han caído en el olvido, pero cuyas historias alguien lleva grabadas en su desequilibrada mente... ¿Quién es ese misterioso personaje de las tinieblas?... Es... ¡el Monje Loco! ¡Nadie sabe!... ¡Nadie supo! La verdad en el terrible, en el espantoso caso de... "UN CEREBRO CRIMINAL".