Chamaco era una revista mexicana de historietas de Publicaciones Herrerías, que apareció entre 1936 y 1956. Durante casi toda su existencia le disputó a la revista Pepín el predominio en el mercado y ambas disputan el mérito de ser las revistas de mayor influencia social y cultural en México. En 1937 se convirtió en el primer diario de historietas del mundo.
Chamaco era originalmente un suplemento del semanario Novedades Taurino, de Publicaciones Herrerías, propiedad del periodista deportivo Ignacio "El Chamaco" Herrerías. El apodo del propietario fue por lo tanto el origen del nombre de la revista, que apareció como semanario en setiembre de 1936. Se convirtió en la cuarta revista de historietas con producción industrial en México. Previamente habían aparecido Paquín, Paquito y Pepín, todas con gran éxito.
La publicación de historietas mexicanas desde el inicio y la contratación de historietistas que cobraban fama llevó a la publicación a gozar de una inmensa popularidad. Chamaco publicó, entre otras, la exitosa historieta Los Supersabios, de Germán Butze, EL MONJE LOCO y las creaciones de Sealtiel Alatriste, Rafael Araiza, Gaspar Bolaños, Arturo Casillas, Cervantes Basoco, Manuel Moro Cid, Sixto Valencia (creador de Memín Pinguín), Leopoldo Zea Salas, Cristóbal Velazco, Alfonso Tirado, J. E. Ortega Flores, Ángel Mora (creador de Chanoc), Adolfo Mariño Ruiz, Salvador Lavalle, Rubén Lara (Fantomas), Francisco Flores Montes y Gabriel Vargas (creador de La Familia Burrón).


Rubén Lara - Manuel Moro
En 1937 apareció la revista Chamaco Chico, la primera en formato de bolsillo en el mercado, modelo que fue imitado por la competencia: poco después apareció Pepín Chico y Paquín Chico. Al mismo tiempo la demanda hizo que la periodicidad se acortara y ambas revistas se convirtieron en diarios en 1937, los primeros de historietas en el mundo. Pepín también se hizo diario, y desde entonces sería la principal competencia de Chamaco. Ambas editoriales se disputaban el trabajo de los historietistas y, según señalaron algunos de ellos, con amenazas se intentaba evitar el éxodo hacia la competencia.
Chamaco y Chamaco Chico alcanzaron cifras récord de ventas, al llegar a publicar, cada una, hasta 750.000 ejemplares diarios. Al igual que Pepín, se vendía también en Centro y Sudamérica.
El 3 de abril de 1944 fue asesinado Ignacio Herrerías. Con la muerte de su dueño comienza la decadencia de Chamaco y la salida de los dibujantes. Aunque Chamaco desapareció, Chamaco Chico continuó publicándose hasta 1956, ya sin el éxito de antes, con material de melodramas. Ese mismo año es reemplazado por El Libro Semanal, que rescataría algunas historias y las trasladaría a versión novelizada, que finalizaban en el mismo tomo.

 


 


 


 

El Monje Loco en Chamaco Chico

Se trata de la adaptación a la historieta de uno de los personajes más populares de México, que empezó a trasmitir la XEW en el año 1937, con Salvador Carrasco en el papel del monje y con guiones redactados por Carlos Riveroll del Prado, quien hizo también la adaptación para la historieta que aparecía en Chamaco. La frase con la que daba inicio al capítulo: "Nadie sabe..., nadie supo... la verdad en el horrible, en el espantoso caso de..." se hizo legendaria. Riveroll del Prado adaptó para Chamaco las historias que contaba en la radio en media hora, introduciendo así el relato corto en el cómic mexicano, que en esa época producía series interminables. El personaje que da origen al título es un monje encapuchado. Dado que las carcajadas del actor Salvador Carrasco y las resonancias catedralicias del órgano eran características del personaje, Juan Reyes Beiker las plasma en forma gráfica con recursos plásticos, como la deformación y el alargamiento de figuras y onomatopeyas, consiguiendo de esa forma efectos expresionistas. Otros dibujantes que colaboraron con Beiker fueron Carmona, Antonio Cortess, José Cárdenas y Carmen Estrada. La enorme cantidad de horrores que narra El Monje Loco comienza con su propia desgracia, acaecida durante la Colonia, en el siglo XVI, cuando el prelado provoca la muerte de su amada Rebeca Jiménez y recibe la maldición de un crucifijo que lo condena a la suerte de Caín: Vivir por siempre y ser testigo del pecado y de la maldición, por los siglos de los siglos. Es condenado a presenciar el dolor humano eternamente, en diferentes épocas y lugares históricos.

 

 

Hosted by www.Geocities.ws

1