Según criterios diagnósticos, se diferenciaba del autismo
infantil temprano que describió Leo Kanner y de otras formas menos específicas
en que el trastorno de Asperger no requería como condición el retraso en el
desarrollo del lenguaje, ni una perturbación clínicamente significativa en su
adquisición, ya que, en muchos casos no se observa retardo, por ejemplo, en la
edad en que aparecen las primeras palabras y frases, aunque puede haber
particularidades cualitativas (por ejemplo, gramaticales) que llamen la
atención, así como una preservación generalizada de la inteligencia, entre
otras cosas.34 Esta diferencia, sin embargo, no quedaba clara, ya que muchos
niños diagnosticados de trastorno autista posteriormente eran diagnosticados
con síndrome de Asperger, y viceversa,5 por lo que finalmente se ha concluido
que forman parte de un mismo espectro.6 Por tanto, aunque está estrechamente
relacionada con el trastorno autista, antes del año 1992 el síndrome era
definido como autismo de altas capacidades, estando ubicado dentro del espectro
autista, pero con un cociente intelectual superior a la media.
Aunque la edad de aparición y detección más frecuente se sitúa en la infancia temprana, muchas de las características del trastorno se hacen notorias en fases más tardías del desarrollo, cuando las habilidades de contacto social comienzan a desempeñar un papel más central en la vida de la persona.
Los sujetos con Síndrome de Asperger tienen problemas con
las destrezas sociales, emocionales y de comunicación y además, muestran
conductas e intereses inusuales. Algunos rasgos que podrían observarse son:
Problemas para comprender los sentimientos de otras personas
o para expresar sus propios sentimientos.
Dificultades para entender el lenguaje corporal.
Evitan el contacto visual.
Desean estar solos o quieren interactuar pero no saben cómo
hacerlo.
Tienen intereses muy específicos, a veces obsesivos.
Hablan sólo acerca de ellos mismos y de sus intereses.
Hablan de forma poco usual o con un tono de voz extraño.
Dificultad para hacer amigos.
Nerviosismo cuando están en grupos sociales grandes.
Torpes o descuido.
Presencia de rituales que se niegan a cambiar, como una
rutina muy rígida para irse a dormir.
Realizan movimientos repetitivos o extraños.
Muestran reacciones sensoriales poco comunes.
¿COMO SE TRATA A ALGUIEN CON ASPERGER?
Si usted le dice algo de manera indirecta, o da por hecho
que con decirle solo una parte de la información de lo que usted piensa, la
persona con Asperger deducirá el resto, tal vez no se esté comunicando de la
manera más efectiva. Trate de poner sus deseos y pensamientos en palabras
directas.
Por ejemplo: Si usted estuviera pasando un mal momento y
quisiera su compañía, con describirle la situación la persona con Asperger tal
vez no comprenda que usted espera que lo acompañe, inclusive en situaciones que
puedan resultarle obvias. Olvídese que existen las obviedades, lo que para
usted es obvio, para él tal vez sea tan dificultoso como deducir solo con su
pensamiento qué número saldrá a la quiniela el domingo. Simplemente, es una
información que su cerebro tal vez no capte, y nada tiene que ver con la
atención que le intente prestar, o la consideración que le tenga.
Si quiere comunicar algo y ve que no fue captado, recurra
siempre a palabras directas y claras. A veces la comunicación escrita pueda
resultarles más fácil, ya que no se construye en base a gestos y supuestos.
2) Percepción sensorial diferente: Tal vez la persona con
Asperger tenga algunas diferencias en su forma de percepción, por ejemplo,
puede llegar a ser más o menos sensible a los sonidos, al tacto, a los olores
que otras personas, y por ese motivo a veces pueden llegar a evitar esos
estímulos, o necesitarlos de manera limitada.
3) Pueden llegar a valorar mucho la soledad: Necesitan sus
momentos de soledad y de hundirse en sus pensamientos, como si fuera una
válvula de escape. Y cuando hay alguna situación que les genere ansiedad, más
aún necesitan de esos momentos de conversación interna.
¿Qué es el Síndrome de Asperger?
El término “síndrome de Asperger” sirve hoy en día para
definir al grupo de trastornos que se caracterizan clínicamente por
dificultades en el inicio y mantenimiento de relaciones interpersonales, y por
una serie de síntomas variados cuyo común denominador es la rigidez, la
necesidad de invariancia, y la repetición; todo ello en personas que no muestran
una significativa discapacidad intelectual asociada, y con presentación
sintomática ya desde los primeros años del neurodesarrollo.
Hans AspergerHans Asperger describió el cuadro clínico que
después llevaría su nombre en plena 2ª guerra mundial, en una Austria tomada
por los nazis, por lo que sus acertadas observaciones cayeron en un relativo
olvido. Cuando fueron recuperadas y traducidas al inglés en los años 80 del
pasado siglo XX, era evidente su similitud respecto a las descripciones que
también en los años 1940 había hecho Leo Kanner en Estados Unidos, lo que dio
inicio a la discusión de si el síndrome de Asperger es o no es cualitativamente
diferente al “autismo de Kanner”, manteniéndose ambos conceptos de forma
paralela a lo largo de los siguientes años. A partir de 2013, con la aparición
del DSM5, y la creación de una única entidad que agrupa a todos los “trastornos
del espectro autista” (TEA), se ha dejado aparcada la discusión hasta que
dispongamos de más datos que justifiquen posibles subdivisiones futuras.
A partir de los años 90 del siglo pasado comienza a
reconocerse que los TEA, especialmente en personas con síndrome de Asperger,
son mucho más frecuentes de lo que se pensaba, hasta alcanzar las cifras que se
manejan hoy, de entorno al 1% de la población dependiendo de los estricto que
se sea en la inclusión de los síntomas como pertenecientes o no al cuadro
sindrómico. Por otra parte, no se sabe aún con certeza si este aumento en la
prevalencia de los TEA es únicamente debido a su mejor reconocimiento, o si
realmente hay más casos ahora que en el pasado.
La mayor concienciación en los últimos años de que las
personas que padecen síndrome de Asperger lo hacen a lo largo de toda la vida,
aunque su expresividad clínica pueda modularse con el paso de los años, he
centrado la atención, y el esfuerzo terapéutico, en la mejora de la calidad de
vida de estas personas en relación a múltiples circunstancias asociadas a la
vida adulta y que pueden convertirse en un auténtico desafío para ellos: el
establecimiento de relaciones de pareja y su mantenimiento de forma saludable a
lo largo del tiempo; las relaciones sexuales;
la vida laboral, tan importante para disfrutar de una estima personal
adecuada, y que se hace tan difícil en muchos casos de personas con Asperger;
la capacidad para vivir independientemente, lo que suele ser la principal
preocupación de los progenitores de estas personas; por citar sólo algunos de
los más importantes.
El carácter de síndrome de los TEA, secundario a las
múltiples causas que lo pueden motivar, diversifica enormemente el resultado
clínico observable, y es a la vez un reflejo de que las personas que padecen
síndrome de Asperger lo “llevan consigo” en prácticamente todas las
circunstancias de su vida consciente (comer, vestirse, hablar, comprar, pensar,
etc…).
Tradicionalmente, las familias han jugado un papel fundamental en la lucha a favor de las personas con autismo, a lo que en los últimos años en España, con retraso respecto a otros países de nuestro entorno, se han añadido diversos grupos de ayuda, como Friends, que juegan un papel fundamental en el soporte a la integración de las personas con Asperger en la sociedad, y en la mejora de su vida diaria. Vaya desde esta nota, como frase de despedida, nuestro reconocimiento y admiración a Friends en el día internacional del síndrome de Asperger.
¿Conoce los tipos o grados de autismo que hay?
En primer lugar el autismo es un trastorno de tipo
neurológico que dura toda la vida por lo general. Son varios los tipos o grados
de autismo que hay, clasificándose en un espectro, también conocidos como
trastornos generalizados del desarrollo, que conforman un grupo de alteraciones
que empiezan a edad temprana, caracterizados por dificultades para expresarse
socialmente.
De esta manera, es necesario señalar que son muchas las
clasificaciones que hay sobre el autismo infantil, pero la que más se conoce
hasta el momento es la de Angel Riviere que sustento en estudios de Lorna Wing,
basándose en las áreas del desarrollo identificando los tipos de autismo, según
su intensidad y síntomas.
Trastorno autista o de grado 1
También es conocido como autismo severo, y constituye el
grado más profundo del espectro autista, siendo este el más reconocido. Leo
Kanner en 1941 fue quien lo llamo Autismo Infantil Precoz, siendo este el
primer trastorno en englobar características de niños con alguno de los tipos o
grados de autismo que hay, sin distinguir la gravedad.
Además, manifiestan movimientos estereotipados que pueden
resultar extraños, sin objetivo alguno, así como también la carencia de
expresión de emociones y de intereses o actividades de manera reducida.
Autismo regresivo o de grado 2
Este tipo de autismo, también se conoce como trastorno
desintegrativo infantil, y es una alteración que a diferencia de los otros
tipos o grados de autismo que hay, tarda un poco más en aparecer, debido a que
en los primeros años el niño se desarrolla normalmente, pero en cierto punto
comienza a perder paulatinamente las habilidades que ha adquirido.
Por lo general, el autismo regresivo se presenta antes de
los 10 años de edad y es a partir de esta regresión, que van apareciendo lo
mismos síntomas del autismo severo pero con menos intensidad. De esta manera,
el niño va perdiendo sus habilidades de lenguaje, capacidad para comunicarse e
interactuar con niños y adultos de su propio entorno.
No dejes de revisar un apartado dedicado a ¿Qué se le puede
regalar a un niño con autismo?
¿Tienes una discapacidad? Duplicamos tus oportunidades
laborales
Autismo de alto funcionamiento
Entre los tipos o grados de autismo que hay, este es el más
leve porque sus síntomas no son agudos o profundos, al menos en sus inicios. A
diferencia de los otros tipos o grados de autismo que hay, en este caso el
desarrollo del lenguaje en el niño es normal, al igual que sus procesos
cognitivos, manteniéndose dentro de los parámetros, además si cuenta con la
atención acorde puede integrarse escolarmente sin problema.