La Viejecita

 

Zarzuela cómica en un acto y dos cuadros

Estrenada el 29 de Abril de 1897 en el Teatro de la Zarzuela de Madrid

Música: Manuel Fernández Caballero

Letra: Miguel de Echegaray

 

 


 

Personajes Principales

CARLOS

Soprano o Mezo

* Lucrecia Arana

LUISA

Soprano

* Conchita Segura

SIR JORGE

Barítono

* Julián Romea

FERNANDO

Barítono o Tenor

* José Moncayo

MARQUES DE AGUILAR

Bajo o Barítono

* José Sigler

DON MANUEL

Barítono o Tenor

* Emilio Orejón

 

* Interpretes que participaron en el estreno de la obra

 

 

ARGUMENTO

 

En el cuarto de banderas del cuartel, tres oficiales, Fernando, Federico y Carlos, se divierten bebiendo unas botellas de vino. Fernando ha recibido una carta de América con la noticia de que su rica tía, doña Teresa de Argelez y Vargas, regresa a España.

 

En un momento en que Fernando y Carlos se quedan solos, el segundo confiesa al amigo que se ha enamorado de Luisa, la hija de Marqués de Aguilar, quien no tiene el mejor concepto de él por su vida irresponsable.

 

Esa noche hay una fiesta en casa del Marqués y Carlos pretende introducirse en ella para así entrevistarse con la muchacha. A la hora del reparto de las invitaciones para dicha fiesta, Carlos se encuentra excluido, lo cual provoca las burlas de los compañeros. Molesto por ello, Carlos apuesta con ellos a que entrará en la fiesta, abrazará varias veces a Luisa y se batirá en duelo con su prometido que es Federico.

 

Fernando y sir Jorge, capitán de ejército inglés aliado, son los únicos que se ponen de parte de Carlos. Con un apretón de manos se sella la apuesta y se citan todos para esa noche en casa del Marqués de Aguilar.

 

Ya de noche y dentro de un gran salón en la casa del Marqués, este comenta el buen humor que siempre tiene su hermano don Manuel, cuando llega Luisa. Don Manuel sabe que su sobrina no ama a Federico sino a Carlos, poniéndose de su parte y abogando a su favor, algo de lo que no quiere ni oír hablar el Marqués.

 

Luisa defiende la conducta del muchacho a quien ama, achacando esas locuras de juventud  a su soledad e inexperiencia. Es  tan convincente la defensa que el Marqués está dispuesto a ceder, a condición de que Carlos no haga otra locura más.

 

En esto se anuncia la llegada de doña Teresa de Argelez, que en realidad no es otro que  Carlos disfrazado. La Viejecita es recibida con todos los honores, ante la perplejidad de Fernando que no reconoce en ella a su tía. La Viejecita y Fernando bailan. El soldado intenta descubrir su identidad, sin lograrlo, pues continuamente son interrumpidos por algún invitado.

 

Llega el momento del minué y la Viejecita baila con don Manuel, cometiendo un montón de torpezas que ponen en una situación embarazosa a su pareja, llegando a interrumpir la danza. A continuación, la Viejecita se acerca a Luisa y, elogiando su belleza, la abraza repetidamente, mientras sir Jorge cuenta los abrazos.

 

En un momento en que se quedan solos, Carlos descubre a los compañeros su identidad y Federico, al verlo, lo reta a duelo, pero sir Jorge detiene la contienda. Cuando regresa don Manuel, atraído por el alboroto, encuentra a la Viejecita con el sable en la mano, pero Carlos sabe, a tiempo, salvar la situación. A solas con Luisa, Carlos se descubre, lo cual provoca el asombro, seguido de un ligero desmayo de la muchacha.

 

Dado que la Viejecita comienza a despertar sospechas, Fernando propone a Carlos que se marche de la casa, dado que la apuesta ya ha sido ganada. Queda nada más el duelo con Federico.

 

En el instante en que el Marqués le comenta a Fernando las peculiaridades de una tía tan extraña como la suya, reaparece la Viejecita. Carlos en el duelo ha vencido a Federico. La Viejecita se acerca al Marqués, orientando la charla con tal habilidad que logra hacerle confesar que está dispuesto a perdonar a Carlos si éste da pruebas de arrepentimiento y de que ha sentado la cabeza. Carlos, entonces, se horroriza de que pueda descubrirle tras el disfraz. Decide recuperara su apariencia, sin llamar la atención, pero es descubierto por don Manuel que lo persigue por toda la habitación.

 

Poco después, el Marqués pregunta a su hija el porqué de su tristeza. Ella le responde que es debida a que Carlos no está presente en la reunión. En ese momento anuncian la entrada del citado galán. Vestido con su uniforme de húsar, se dirige al Marqués pidiéndole perdón por todos los errores cometidos, disculpas que son aceptadas. Todos los oficiales se despiden, ya que al amanecer vuelven al frente. Carlos promete a Luisa que regresará con vida para casarse con ella. 

 
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